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Sangre del pasado por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV


Había salido de la Universidad con prisa y es que me habían llamado a mí desde el instituto de mi hermano al no haber podido localizar a mi padre ni a mi madre y era algo normal… mi padre hoy tenía tribunal y tendría el móvil apagado y mi madre… mi madre nunca había estado con nosotros, no cogería esas llamadas, estaría ocupada con sus amigas de compras o en a saber dónde… ya me daba igual hasta saber dónde andaba, ni siquiera la consideraba como mi madre, era una extraña que a veces… sólo a veces… venía por casa a dormir.


Cogí el coche lo más rápido que pude y me dirigí al instituto de mi hermano, no sé por qué tenían tanta urgencia pero debía ser algo grave porque mi hermano no solía meterse en líos… si que es cierto que alguna vez y sólo alguna vez, solía tener algunos problemas con los profesores pero por una sencilla razón y eso era culpa de las enseñanzas de mi padre, es que los profesores a veces los trataban como a algo insignificante y mi padre siempre le dijo a Sasuke que él ante todo era una persona y debía ser tratado con respeto, eso mismo exigía a sus profesores, si alguno no le había tratado bien, Sasuke podía ser muy borde y pedía respeto.


Cuando llegué al instituto, todos estaban en clase y en los pasillos no había nadie, ni siquiera vi profesores aunque sí me encontré con Hidan, ese tan borde que trataba tan mal a Deidara y me sacó de las casillas sólo verle. No sé que hacía limpiando en el instituto pero imaginé que sería algún castigo, más teniendo en cuenta con los amigos que yo le había visto juntarse, porque no tenían muy buen aspecto que digamos. Una de las peores cosas que me sentaba de su relación con Deidara aparte de que le tratase mal o intentara forzarle a cosas que él no quería… era que pudiera meterle en líos, porque creo que Deidara era un chico listo que podría llegar lejos si se lo planteaba y él no era nada, un criminal que le destrozaría la vida.


-  Vaya… ¿Qué haces tú por aquí? – me preguntó algo borde.


- No es asunto tuyo – le respondí.


- Deidara está en clase – me dijo cargando su cuerpo sobre el palo de la fregona con una sonrisilla que no me gustó.


- ¿Y? – le pregunté - ¿No sales tú con él? – le pregunté y se sorprendió.


- Sí – me dijo – por eso no quiero que te acerques a él.


- Yo me acercaré a quien quiera – le amenacé – pero para que te quedes tranquilo… no vengo a buscar a Deidara, no tengo nada que hablar con él, vengo por un tema de mi hermano, por si no lo recuerdas… también estudia aquí.


No dijo nada más y yo continué por el pasillo. De verdad que odiaba a este tío, no entendía como Deidara podía estar con alguien como él pero ayer mismo él me había dado la respuesta… era el único que le quería ¿Cómo era posible? Deidara era un chico listo, guapo y alegre, nunca le había visto triste y me encantaba su personalidad ¿Tan ciegos estaban en este instituto como para no darse cuenta de lo hermoso que era ese chico? Tenía un corazón inmenso y una belleza sin igual, hasta yo me había dado cuenta de ello y lo único malo que le veía, era que tenía a esa garrapata de Hidan siempre pegado a él absorbiendo todo lo que era Deidara, porque valía muchísimo más que Hidan.


Entré en el despacho del director tras tocar a la puerta y después de que la recepcionista avisase de mi presencia. Cuando entré… allí estaba el entrenador del equipo y sé que era él porque le había oído berrear y gritar como un loco justamente ayer por la tarde en el partido. No me había caído nada bien de por si, pero tampoco es que a mí me hubiera hecho nada… sólo que no sé… había algo en él que no me gustaba, algo sospechoso.


Me comentaron algo sobre que Sasuke había amenazado al entrenador y eso si que me sorprendía mucho porque mi hermano solía exigir respeto pero no era de los que pegaban o amenazaban a los profesores, era un chico de buen comportamiento y muy educado, algo solitario y orgulloso, pero nada más. Les dije que hablaría con mi hermano y lo llamaron sacándolo de clase para que pudiera hablar con él. Me lo llevé de allí al ver como miraba con rabia al entrenador y nos sentamos fuera en uno de los bancos.


- Me explicas qué ocurre – le pregunté.


- No puedo explicártelo – me respondió


- ¿Por qué?


- Porque no es algo mío – me dijo – es sobre un amigo y no puedo decir nada, pero yo no he amenazado al entrenador más de lo que se merecía, es un cabrón.


- Sasuke… no puedo ayudarte si no me cuentas qué ocurre.


- Está bien… pero no puedes decir nada de esto ¿Me lo prometes?


- Claro.


- Le vi abusando de un chico del equipo – me explicó.


- Eso es una acusación muy grave, podría ir a la cárcel por abusar de un menor.


- Lo sé, pero es lo que vi, tienes que creerme, lo estaba manoseando allí frente a mí y me amenazó con hacerme a mí lo mismo, así que no tuve más remedio que amenazarle para poder sacar al chico del problema.


- De acuerdo, yo confío en lo que dices… pero vamos a necesitar pruebas de esto Sasuke, no podemos acusarle así sin más a menos que ese chico quiera denunciar.


- Pues va a ser complicado, porque me está evitando, le ha dado vergüenza o algo y no quiere verme ahora. Ha dejado también el equipo.


- Tienes que acercarte a él como sea Sasuke, ayudarle y convencerle de que denuncie. ¿Su familia lo sabe?


- Imagino que no, no lo sé, no he querido decir nada hasta que no pueda hablar con él, pero trataré de convencerle, te lo prometo.


Le dije a mi hermano que volviera a clase de momento porque no podíamos hacer mucho. Yo hablé con el entrenador y esta vez fui yo quien le amenacé cuando nos quedamos solos, porque si volvía a enterarme de algo así o qué intentaba tocar a mi hermano, no descansaría hasta hundirle en la miseria y yo no era un chico de dieciséis años. Ya me iba de allí cuando vi por la puerta abierta de la biblioteca a Deidara sentado con libros encima de la mesa y estudiando. Me acerqué un segundo aprovechando que estaba solo y es que me extrañaba que no estuviera en clase.


- ¿Puedo sentarme un rato? – le pregunté


- Sí – me dijo con una sonrisa y miré sus libros… este chico era realmente inteligente para leer todas estas cosas tan técnicas.


- ¿Por qué no estás en clase? – le pregunté y él pareció entristecerse unos segundos pero luego sonrió de golpe.


- Me encontraba algo mal – me dijo y no le creí.


- ¿Quieres que te acompañe a la enfermería? – le pregunté tocándole la frente y le vi sonrojarse.


- No hace falta, ya estoy mejor.


- Dei… por favor no me mientas, a mí no, me gustaría que confiases en mí y me contases qué ocurre. ¿Es por Hidan?


- En parte – me dijo calmándose un poco - ¿Cómo sabes cuándo estás preparado para tener relaciones? – me preguntó ruborizándose por la pregunta.


- El cuerpo y la mente te lo dirá Dei, no fuerces esas cosas, si no estás preparado no lo hagas, no te sientas obligado.


- Pero es que siempre me presiona mucho.


- Lo entiendo, pero es algo entre dos, es un vínculo de mucha confianza y si tú no estás preparado… la otra parte lo entenderá y te respetará. Si no lo hace… es que no es el chico adecuado para ti Dei.


- Itachi… - me llamó poniéndose rojo – gracias, eres un gran amigo.


- No hay de qué Deidara, siempre estaré aquí para lo que necesites. Para mí eres especial.


- ¿Enserio?


- Sí Dei, eres un chico increíble, me encanta estar contigo hablando.


- A mí también me gusta hablar contigo.


- Pero no me olvido Dei – le dije sonriendo - Aún me debes aquel desnudo por haberme visto a mí – le dije en forma de broma y él sonrió aún más contagiándome a mí y es que tenía una sonrisa preciosa.


Salí de allí con aquella sonrisa en mi cara y es que estar con Deidara me alegraba el día. Por la tarde fui con unos amigos a un centro comercial y estaba mirando ropa por allí cuando me encontré con el odioso de Hidan acompañado de unos amigos rarísimos y con malas pintas, los típicos con los que solía rondar y al verme, se acercó enseguida con prepotencia como hacía generalmente.


- ¿Tú otra vez por aquí? – me preguntó.


- Sí ¿Algún problema? – le pregunté.


- Sí, que me molesta verte siempre por todos los lados.


- Pues el barrio de dónde has salido seguro que queda muy lejos de aquí, ¿Por qué no te vuelves y nos dejas a todos tranquilos?


- ¿Te crees mejor que yo porque vayas a una universidad?


- ¿Te crees tú mejor que yo por ir con una panda de matones? Pues te diré una cosa y espero que la tengas muy en cuenta… espero que dejes a esos amigos tuyos con los que vas y no metas a tu chico en problemas, porque si lo haces… te las verás conmigo ¿Te queda claro?


- Eres tú el que debería dejar a Deidara en paz de una maldita vez.


- ¿Por qué? – le sonreí - ¿Tienes miedo de que pueda robártelo?


- Déjale en paz – me amenazó cogiéndome del cuello de la camiseta.


- No lo haré, ese chico me interesa y tú no lo tratas como se merece, ese chico llegará muy lejos, es muy listo y tú sólo eres un perdedor sin estudios que se rodea de mala gente, déjale tranquilo, no necesita que nadie le frene y menos alguien como tú.


La verdad es que me daba celos que fuera Hidan quien saliera con ese impresionante chico, pero no podía hacer nada excepto permanecer a la sombra de Deidara y tratar de protegerle por si le metía en algún lío y es que con la gente con la que iba Hidan, sabía que acabaría metiendo a su chico en algún problema y sería de los serios. No estaba dispuesto a permitirlo, Deidara era brillante, con una gran inteligencia y sería alguien importante en un futuro, llegaría lejos en su trabajo, no iba a permitir que le arruinase la vida un delincuente como él.


Hidan se marchó enfadado pero me di cuenta como camufladamente me metió una camiseta de la tienda en una de mis bolsas para que me cogieran al salir y me acusaran de ladrón, así que aproveché para cambiarle la camiseta y meterla sin que se diera cuenta en una de sus bolsas… si él jugaba sucio, yo también sabía jugar a estos juegos.


Cuando Hidan salió con la bolsa, empezó a sonar el detector y el guardia fue enseguida a requisarle. Sacaron de su bolsa la camiseta que yo le había cambiado y él me miró con odio mientras se lo llevaban para revisarle. Yo sonreí, porque si él creía que iba a meterme a mí en un lío… lo tenía claro, era yo quien me sabía todos sus trucos sucios y quien podía meterle en un lío mucho antes de que él se metiera conmigo y desde luego… no permitiría que le hiciera daño a Deidara, yo siempre estaría tras Deidara para ayudarle en lo que fuera. Me había enamorado de su novio, me había enamorado de ese chico de cabellos dorados como el oro y ojos tan azules como el mar. Me había enamorado… de ese chico dulce e inocente que me volvía loco, de ese chico de agradable sonrisa que era capaz de iluminar toda una sala, era estupendo y me había dispuesto… enamorarle. Deidara sería mío.


 


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