Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sangre del pasado por Fullbuster

[Reviews - 1143]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Deidara Namikaze POV


Me desperté aquella mañana como siempre, con Naruto en mi cama agarrado a mí, porque él siempre acababa en mi cama abrazándome y es que habíamos estado juntos toda la vida, siempre durmiendo en la misma habitación y ahora que nos separaban, muchas veces a mitad noche, se venía a mi dormitorio a dormir conmigo. Supongo que me echaba de menos tanto como yo le echaba en falta a él, pero según mi padre, ya estábamos creciendo y debíamos distanciarnos un poco, algo muy complicado para nosotros, que nos resistíamos a separarnos. Mucha gente llegó a decir que le encantaba la relación de hermanos, porque era fantástica, sus hijos siempre se peleaban pero Naruto y yo no, de pequeños sí, pero ahora ya no, nos queríamos demasiado como para pelearnos.


Miré a Naruto allí tumbado con sus mejillas sonrojadas apoyadas sobre mi pecho y abrazado a mí con fuerza y es que muchas veces, era como un niño pequeño aunque realmente… eso era lo que más dulce me parecía de él, que siempre parecía ser tan inocente. Yo en cambio… creo que había perdido mi dulzura hace demasiado tiempo, fingía tenerla, yo siempre fingía, sonreía cuando todo iba mal para demostrar que todo estaba bien cuando no era así.


Naruto se enfadaba conmigo muchas veces porque pensaba que mis compañeros de clase abusaban de mi y era cierto, yo no tenía amigos y lo sabía, fingía y me hacía el tonto para no tener que soportar este gran dolor y vacio que sentía en mi corazón, porque yo estaba y siempre estaría solo, nadie querría ser mi amigo en cambio… todos querían ser amigos de Naruto. Eso me daba un poco de envidia, pero también sabía los problemas que tenía mi hermano, él rehusaba tener amigos y no sé si era por mi culpa que se había vuelto tan cerrado, en parte es posible, desde que los demás se metían conmigo, Naruto empezó a meterse en problemas para defenderme, creo que dejó de ir con sus antiguos amigos por mi culpa y me sentía mal, eso me dolía, no quería ver a mi hermanito solo, él necesitaba amigos, no tenerlos era un problema mío que no hacía falta que él sostuviera sobre su espalda.


Fingía muchas veces por él, le intentaba hacer entender que tenía todo lo que quería, que tenía amigos para que él pudiera rehacer su vida, pudiese alejarse de mí un poco y tener sus propios amigos, pero nunca lo hacía, creo que él sabía que fingía y por eso, por no dejarme solo seguía estando conmigo siempre. Aún así, sabía que le ocurría algo y aunque jamás me quiso contar nada, su actitud había cambiado tanto, que sé que le había pasado algo, algo grave que no se atrevía a contarme y que yo trataba de averiguar.


Últimamente lo único que me decía es que quería dejar el equipo de Lacrosse y no entendía por qué quería dejar algo que a él se le daba genial, yo jamás podría hacer lo que él hacía, el deporte no estaba hecho para mí, si iba a correr… seguramente acabaría tropezando con mis propios pies y me iría al suelo, ya me había pasado otras veces en clase de gimnasia y todos se reían de mí. Tenía siempre heridas por todo el cuerpo y era de mis estúpidas caídas en la clase de gimnasia y cuanto más torpe era, más se reían y más intentaban mis compañeros hacer que me cayese, pero Naruto era diferente, era un genio en los deportes, el mejor, nadie se metería con él nunca.


Mi hermano Naruto nunca había tenido novio y era muy protector con esas cosas, yo creía que el amor existía, él no, ni siquiera pensaba en esas cosas, no quería saber nada de chicos así que yo ocultaba algunas cosas para que no se pusiera en plan demasiado protector. La verdad es que yo ya me fijaba en chicos desde hacía algún tiempo pero no quise decírselo, no quería que se enfadase conmigo y supongo… que esperaba el momento oportuno para decírselo.


- Dei – susurró Naruto aún medio dormido.


- Buenos días Naruto – le dije con una gran sonrisa y él al abrir los ojos y verme, sonrió como un niño pequeño - ¿Bajamos a desayunar?


Naruto sonriendo me dijo que sí con la cabeza y nos vestimos para bajar. En la cocina ya estaba nuestro padre y Hidan, el chico que había recogido de la calle nuestro padre que tenía muchos problemas y que ahora parecía estar arreglándolos, hasta parecía que estaba cambiando, antes no sabía cómo tratarnos y ahora ya casi nos sentía como de su familia. Eso me alegraba, porque yo le trataba casi como a otro hermano más, quería que se sintiera a gusto en la familia ya que Naruto era algo más serio en estos temas y desde luego… más desconfiado.


Hidan me puso un vaso de leche en la mesa y me sonrió guiñándome un ojo para que yo sonriese y lo hice, incluso me dio un pequeño escalofrío cuando rocé su mano al coger el vaso de leche. Mi padre hoy estaba preocupado por una importante reunión que tenía y es que conmigo había estado preparando toda la semana la defensa. Kushina, una antigua amiga que siempre había estado muy cerca de nosotros y nos cuidaba cuando éramos pequeños, había sido despedida de la empresa donde trabajaba por algo con su jefe, no recordaba muy bien todos los detalles, pero sé que llegó a contarme que esperaba un hijo de Obito, el jefazo de la empresa y ahora la despedían para no montar escándalos o algo así, mi padre había trabajado muy duro para su defensa, pues no tenían derecho al despido, así que estaba muy nervioso pensando en si algo podía salir mal.


Al terminar de desayunar nos fuimos hacia el instituto y Hidan nos acompañó como siempre y es que siempre venía con nosotros por culpa de ese castigo que le había puesto el juez por los robos que había hecho cuando era más joven. Yo quería creer que había cambiado su actitud, que se estaba reformando y me gustaba comprobar por el instituto que hacía las labores que le habían pedido sin rechistar.


Naruto entró antes a clase y me miraba extraño, seguramente porque suponía lo que tramaba Hidan conmigo y es que no podía evitar que mi hermano sospechase las cosas y eso que trataba de camuflarlo como podía.


Cuando se marchó y tocó el timbre, todos los alumnos se marcharon a clase y yo me quedé un poco más esperando a que se vaciase y tras asegurarme de que nadie podía verme, me acerqué hasta el rostro de Hidan besándole. Él no se hizo esperar y me besó con más fuerza metiendo su lengua dentro de la mía con desespero.


- Ven conmigo – me dijo de golpe cogiéndome de la mano y arrastrándome hacia los aseos.


No pude hacer nada más que seguirle porque prácticamente estaba tirando de mí y con todo esto, me haría llegar tarde a clase, aunque ya me daba un poco igual, en clase yo iba avanzado en materia y lo único que hacía era tener que aguantar las bromas pesadas de mis compañeros, así que tampoco era una gran pérdida.


Al llegar al aseo cerró la puerta tras de mí en cuanto entré y me empotró contra la misma puerta volviendo a besarme con fuerza. No pude hacer otra cosa que corresponderle… ¿Cuánto tiempo llevábamos así? Más de un mes seguro y aunque le quería, no había podido pasar de besos, cada vez que quería ir más allá me venían las palabras de mi padre a la mente sobre el peligro de ser doncel y me echaba atrás.


- ¿Cuánto más vamos a ocultar esto Dei? – me preguntó.


- No podemos decirlo y lo sabes.


- Sí, ya lo sé, eres menor de edad y luego está tu hermano, pero… es que me muero de ganas de besarte todo el tiempo, me cuesta mucho contenerme cuando te tengo cerca.


- Lo siento – le dije poniéndome algo triste por tener que hacerle estas cosas.


- Ey, no te entristezcas, me encantas y lo sabes – dijo metiendo su mano bajo mi camiseta y besándome mientras me acariciaba.


- Para – le dije cuando sentí que quería continuar, que sus manos empezaban a bajar a mi entrepierna pero él no paró – he dicho que pares – le repetí a punto de llorar y sentir que no paraba – joder que te pares de una vez – le grité esta vez pegándole un empujón para que me soltase y Hidan se quedó extrañado.


- ¿Pero qué narices te pasa?


- Te he dicho que no estoy preparado para esto – le repetí como todas las otras veces.


- ¿Y cuándo vas a estarlo Dei? Venga ya, que no eres un niño, piénsalo un poco, no puedes estar calentándome así siempre y luego impedirme hacerlo.


- Pues lo siento, no puedo hacerlo – le dije a punto de llorar - ¿No puedes entenderlo? Tengo miedo, no estoy listo.


Iba a marcharme enfadado y aterrorizado cuando Hidan me dio la vuelta y me abrazó con suavidad tratando de calmarme, pidiéndome perdón por la presión que me estaba dando con este tema, pero es que yo no me sentía preparado para el sexo, necesitaba un poco más de tiempo, él era mi primer novio y un mes saliendo para mí no era suficiente, apenas estaba aprendiendo a besar y ya me estaba pidiendo sexo, no podía hacerlo, sentía que no podía.


- Lo siento ¿vale? No te presionaré tanto.


- ¿Lo prometes?


- Sí, te lo prometo, iré despacio contigo, lo siento ¿Me perdonas? – me preguntó.


- Sí – le dije – pero quiero irme a clase ahora.


- Vale – comentó dejándome salir del baño y salí muy rápido de allí por miedo.


Cuando cruzaba el pasillo me encontré con el director quien muy amablemente me indicó que fuera hacia mi clase, pero a mí me extrañó el chico con el que estaba, un joven moreno y muy guapo, de mi edad y que se me quedó mirando de forma muy rara, casi como si hubiera visto un fantasma, supuse que se habría cruzado con mi hermano y es que nuestro parecido era terrible, si no fuera por mi pelo largo o las marcas de las mejillas de mi hermano, nos confundirían a todas horas.


Pasé de ellos y continué caminando hasta mi clase. El profesor al escucharme entrar ni siquiera se dignó a decirme algo y es que ya sabían que daba igual si llegaba tarde, seguía siendo el mejor, así que pasaban bastante de mí, ojalá eso lo hicieran también mis compañeros de clase, porque en cuanto entré, ya había un par de ellos susurrando cosas a mis espaldas y riéndose, pero justo cuando fui a sentarme, me quitaron la silla cayéndome al suelo frente a todos.


La risa fue generalizada y aunque me levanté con dolor para recuperar mi silla y sentarme, las bromas continuaron toda la clase, mandando papelitos donde escribían cosas sobre mí y todos reían, tirándome papeles o trozos de goma, etc… siempre era igual, no sé cuánto tiempo lo soportaría pero aún así, yo seguía sonriendo, porque no quería preocupar a mi hermano con todo esto.


Almorcé junto a mi hermano en la cafetería y era realmente mi único momento libre de presiones, porque nadie se atrevía a hacerme algo mientras Naruto estuviera conmigo. Hoy estaba muy serio e incluso le pillé mirando un par de veces hacia el fondo donde estaba aquel chico moreno con el que me había cruzado en el pasillo esa misma mañana.


- ¿Pasa algo Naruto? – le pregunté mirando hacia el chico y él me entendió enseguida.


- No realmente – me dijo muy serio y yo sonreí de golpe.


- Es guapo – le dije sacándole una sonrisa a él también, no sé si por el comentario o porque al ver mi sonrisa se contagiaba él también.


Volví a clase y como siempre… en gimnasia fue fatal, no paré de caerme constantemente y acabé en la enfermería curándome las rodillas. Menos mal que llevaba pantalón largo y no se veía, porque si no Naruto la montaría, no le gustaba cuando me obligaban o los otros alumnos me ponían zancadillas para verme caer. Aquel día cuando acabamos, tuvimos que coger el autobús para volver, porque papá no podía venir a recogernos por la reunión. Hidan ya estaba en el autobús esperándonos cuando entramos y yo no paré de sonreír en todo el camino, fingir que todo estaba bien era mi especialidad, pero no lo estaba… me preocupaba Naruto y su estado de ánimo, me preocupaban mis compañeros y su comportamiento contra mí, me preocupaba no aprobar gimnasia, me preocupaba que Hidan siguiera insistiendo en el sexo… todo estaba mal, pero yo sólo sonreía y hacía sonreír así a mi hermano.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).