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Cupula de sombras por La maquina de hacer pajaros

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Notas del capitulo:

Primer capitulo! espero que les guste

La maquina de hacer pajaros

Se encontraba sentado frente a la barra delante a una bebida que los humanos habían denominado Martini, el sabor amargo bajo por su garganta quemándola, el alcohol nunca causaba un gran efecto en él tan solo lo dejaba en un débil estado de euforia, y eso le gustaba.

 

Vio a la mujer acercarse lento a él, repulsiva pensó, mientras la muchacha, que a los ojos de todo el mundo sería uno de los máximos ejemplares de belleza femenina, se encontraba cada vez más cerca.

 

No era él y eso le quitaba muchos puntos. No, no solo le quitaba muchos puntos. La anulaba. Si no era él no era ninguna, ni ninguno, ni nadie. Solo el. Siempre. Porque así estaba destinado.

 

Y era una verdadera tortura.

 

La mujer estaba ahora hablando con él, refregando su pierna contra la suya propia. La parte que más odiaba era justamente esa, los juegos previos.

 

Era repulsiva, sí, pero necesaria. La mujer, y los juegos previos.

 

Le acaricio la pierna subiendo sus gigantescas manos por la tela de las medias veladas, rasguñando de manera muy leve por entre sus fibras. Llego a la falda, una tan corta que rosaba lo obsceno, acerco la cara de la mujer a la suya propia para capturarle los labios.

 

Bajo las bragas para juguetear con el sexo femenino al desnudo, apenas cubierto ante los ojos de los demás. Comenzó a dar vueltas al clítoris, mientras la muchacha soltaba su boca y exponía su cuello, lambio con lentitud parsimoniosa la vena carótida, mordisqueando su camino hasta la barbilla, sin dejar marcas.

 

Cuando la escucho gemir paro. Ella estaba lista.

 

Le bajo la falda arreglándosela y se paro haciéndole señas de que le siguiera. Conocía el lugar. La guio hacia una habitación, jalándola del brazo la acostó.

 

La comenzó a desnudar, con habilidades ganadas tras años de práctica, rápido. Desnuda y abierta ante él. Hermosa ante los ojos de cualquiera.

 

Bloqueo la imagen. Los largos mechones rubios por el armonioso corte negro bajo. Los grandes ojos ámbar fueron intercambiados por sus atigrados ojos negros con las constantes y harmoniosas ojeras. Toda la imagen de la mujer transmutada en su mente por el cuerpo que tantas veces había recorrido.

 

Se interno en la carne de la fémina. Se imagino las piernas delgadas, el leve bronceado de su tersa piel. Que las manos que en ese momento le sujetaban su cuello no eran las pequeñas y delicadas manos de una mujer, si no las grandes, delgadas y callosas manos de un hombre de casi su misma estatura.

 

Comenzó a empujar a un ritmo constante, sujeto la pierna y lo escucho gemir. Se concentro en encontrar ese punto, en darle placer. Cuando logro encontrarlo oyó el leve grito, se destino a empujar fuerte ahí, sintiendo como las contracciones aprisionaban su propio sexo.

 

-          Tao, Tao

 

Como siempre él se acercaba y lo besaba. Lo abrazaba. El pecho firme contra el suyo propio, los pezones erectos rasguñándolo, sus cortas uñas anclándose en su piel. Los suaves gemidos resonaban armoniosos. Entonces se corrió gimiendo su nombre.

 

Escucho el cuerpo caer rendido  debajo suyo. La fantasía se había roto.

 

Se vistió tapando por decencia la mujer que dormitaba en la cama de aquel bar.

 

La calle era fría, era otoño, cerca del invierno. Las hojas se amontonaban en el suelo. Camino entre los andenes de marchitos rojos y amarillos. Crujiendo a su paso. Lento. Como un humano cualquiera, recordándolo cogiendo su mano, alegando su rápida manera de andar.

 

Doblo la esquina, llegando a una calle mucho más poblada, con una luminosidad escandalosa. Entonces lo sintió.

 

Entre la multitud el suave olor que ya había olvidado. Aguzo la vista y se movió apurado. Buscándolo con furia entre la gente que hablaba, que reía, que se movía obstruyéndolo, distorsionando su figura. Justo cuando creyó ver la arrogante postura, el cabello negro. Cuando lo sintió más cerca que nunca luego de 400 años. El olor desapareció.

 

Y otra vez se sintió perdido. Solo. Como lo había sentido desde el día en se fue.

Tao.

 

Sintió la gota fluir atormentada por su mejilla, la dejo correr. Se quedo parado allí, en medio de la gente, siendo empujado, removido. Metió sus manos dentro de los bolsillos traseros del jean negro, encorvándose hacia el frente sacando el pecho. Suspiro, inspiro y volvió a suspirar, dejando su aliento un halo de blanco espesor intangible.

 

Sonrío, como hace mucho no lo hacía. Porque él estaba cerca, vivo, real. Porque ya no era más una fantasía. Lo encontraría, seria suyo de nuevo, como debía ser. Porque ninguno estaba completo sin el otro y no iba a dejar que se lo arrebataran de nuevo, ni que el tiempo les robara un solo segundo más.

 

Las campanas de una iglesia cercana resonaron impasibles, las ondas se deslizaron retumbando en el ambiente. Para unos era el aviso de la medianoche. Para Kris fue el profundo y atronador sonido de un nuevo inicio. 

Notas finales:

Dejen reviews, aunque no lo crean es increiblemente importante para la persona que escribe saber sus opiniones... buenas o malas, asi que... por favor

Si no hay mas de 4 reviews no hay actu... buajajaja :3

Saranghae!

La maquina de hacer pajaros


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