Mentiras.
Lee Sungyeol estaba llenando su vida de demasiadas mentiras.
Se pasó la mitad del día llamándolo al móvil pero siempre terminaban enviándolo al buzón de voz. Después de 7 insistentes horas por fin se había dignado en contestarle, solo para escuchar: “Ahora no, Myungsoo, estoy ocupado” desde el otro lado de la línea. Cuando estaba a punto de preguntar la razón por la que no le había atendido a las miles de llamadas que hizo, escuchó de fondo: “Amor, te espero en la ducha”. Esa sin duda no era la voz de Sungyeol.
-¿Dónde estás, Sungyeol? – Su ser iba siendo invadido por la furia, “No te atrevas a mentirme otra vez”.
-En el trabajo, sabes cuán ocupado estoy durante el día - Los boletos de avión que el pelinegro había adquirido en forma de sorpresa para su “pareja” resbalaron de sus manos, cayendo al suelo.
-¿Sabes? Dentro de 2 días íbamos a cumplir 6 meses de relación – Enfatizó lo más que puedo la última palabra.- Y yo, estúpidamente había planeado llevarte de viaje, pero dado que acabo de escuchar la voz de otro de tus jodidos amantes a través del móvil, creo que mis planes se fueron al demonio.
-Espera Myung, no es lo que pare…
-¿No es lo que parece?- Interrumpió con la voz cargada de molestia.- ¿Te atreves a decirme que “No es lo que parece”?. Puede que tú creas que soy idiota, Sungyeol, pero ve enterándote, ¡No lo soy! Se terminó.
El móvil por el que hasta unos segundos atrás se encontraba gritando, fue a estrellarse contra la pared. Observó los boletos de avión en el suelo y se acercó a recogerlos solo para hacerlos añicos en menos de un 2x3. Con la mente llena de pensamientos oscuros y miserables se fue a recostar en su cama, este sin duda era un pésimo dia.
Kim Myungsoo era el hijo del dueño de una de las más grandes empresas en su país, tanto a nivel nacional como internacional. Conoció a Lee Sungyeol por medio de su mejor amigo, Howon. Ambos hermanos no se llevaban muy bien, Howon era absolutamente todo lo contrario de Sungyeol. Lo que llamó la atención del muchacho alto y esbelto, era sin duda alguna su apariencia física, Sungyeol era muy apuesto, y desde siempre tuvo esa actitud liberal, nunca se comprometía realmente, Howon se lo había advertido un millón de veces.
Haciendo memoria, esta sería la tercera vez que Sungyeol le era infiel en casi menos de 6 meses, no podía (Ni quería) seguir siendo el estúpido del cuento, todo se le volvió insostenible; Myungsoo quería que acabara.
Su vida podría llamarse perfecta si no fuera por su situación sentimental, no se decía plenamente enamorado del chico alto, pero tampoco podía negar que había desarrollado una especie de gran cariño por él, después de todo 6 meses son 6 meses.
Con el cuerpo pesado, se levantó de la cama y empezó a alistar una maleta llenándola de sus pertenecías, quería que la tranquilidad volviera a su vida y dejar de sentirse tan frustrado, quedándose en su departamento no lo iba a lograr. Recordó que su padre siempre decía que nuevos aires ayudan a despejar la mente, o algo así, y le pensaba tomar la palabra, tomar un viaje repentino no le hace mal a nadie.
Luego de media hora navegando en internet, buscando un lugar a donde “escapar”, encontró una pequeña ciudad a tres horas en automóvil, era conocida por ser tranquila, así que era su destino perfecto. Echó un vistazo a todas sus pertenencias necesarias, tomo sus llaves y se dirigió al estacionamiento. Era hora de encontrar su lugar tranquilo.
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El sonido de unos platos rompiéndose lo alarmaron y rápidamente corrió hacia la cocina, encontrándose a su hermana tendida en el suelo.
-¿YunHee? - Se aproximó a ella, arrimándola con cuidado a su regazo.- ¿YunHee? – Su tono de voz era muy bajo, asustado, pertinente con el hecho de ver como su hermana menor se presionaba con fuerza el pecho, “Su corazón”.
- J-jongie… - Su mirada reflejaba el dolor, Sungjong no necesitó de mas segundos o palabras, reunió todas sus fuerzas y tomó en brazos a la chica, llevándola a tropezones hasta un sillón cercano en la sala de su pequeño departamento rentado, maldiciéndose internamente en el camino por ser tan delgado y débil. No era precisamente su culpa, no se alimentaba bien.
-Resiste un poco más Yunnie, solo un poco mas – Salió corriendo de su departamento, en la primera planta del edificio había un teléfono público. Al llegar a este marcó de forma desesperada el número de emergencias, solicitando una ambulancia.
Una hora después, se encontraba en la sala de espera del hospital, jugueteando nerviosamente con sus manos mientras caminaba de un lado a otro como león enjaulado, la imagen de su hermana desmayada cuando volvió al departamento no dejaba de repetirse en su mente, atormentándolo.
-¿Familiares de la Srta. Lee YunHee? – La voz del médico que atendió a su hermana lo saco de sus pensamientos haciéndole volver a la realidad.
-Aquí, soy su hermano.
-La señorita Lee se encuentra estable, la razón de su dolencia en el pecho es exactamente su corazón, su hermana presenta severas arritmias cardiacas, debe someterse a un tratamiento de pastillas de inmediato, si fuera posible una operación.
Sungjong se había quedado en silencio, escuchando atentamente las indicaciones del médico. La atención de su hermana en el hospital ya había abarcado una tercera parte de su sueldo mensual. El médico había mostrado mucha pena al entregarle el recetario de pastillas pues sabía lo que cada una de ellas costaba, y por la apariencia del muchacho podía deducir que era de una familia humilde.
Sungjong y YunHee no tenían padres. En los vagos recuerdos de su niñez recordaba a una joven mujer (Su madre) dejándolos a él y su hermana en la puerta del orfanatorio, el lugar donde crecieron y fueron criados hasta que cumplieron mayoría de edad. Ahora Sungjong trabajaba en una cafetería por las mañanas, su sueldo podía cubrir la cantidad necesaria para vivir tranquilamente junto a YunHee; por las tardes asistía a un instituto técnico, no tenia oportunidad de poder asistir a una universidad debido a sus escasos recursos económicos, y no quería quedarse como un ignorante tampoco, así que hacia lo que podía.
Cuando su hermana fue dada de alta del hospital, ambos se habían aproximado a la farmacia para adquirir los medicamentos que ella necesitaba, los últimos dos tercios de su dinero se habían invertido en estos. Sungjong necesitaba de otro trabajo. Sungjong necesitaba dinero.
*PARADISE*