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Quiero tener un bebé [En edición] por mikuuchan

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Notas del capitulo:

¡Gente, lamento mucho la demora! pero en estos momentos no tengo internet en mi casa, cosa que me es imposible actualizar, el capítulo lo tenía escrito hace ya varios dias atrás, pero al no tener como subirlo tuve que atrasarme. 

Solo les pido un poco de paciencia hasta que vuelva a tener internet, por el momento estoy utilizando el wifi de mi cell, pero se me cae la conexión a cada rato.

Para el azabache pronunciar las palabras de una posible separación le costaron más de lo que creyó a imaginar. Sasuke quería al blondo de forma desmedida, sabiendo que ese cariño que le profesaba a Naruto no se basaba únicamente al lazo de amistad que habían forjado a través de los años, sino del nuevo sentimiento que albergaba su ser y que era compartido de forma recíproca por el propio doncel.

Tanto Naruto como el azabache percibían ese fuerte sentimiento que les unía, no necesitaban indagar más sobre el tema cuando sus emociones les delataban de forma irónica, en una situación que pudiese considerarse de utópica e irrealista, quizás el sorpresivo giro que había dado su relación con una inesperada noticia que ninguno de los dos consideró en su momento y que ahora estaba llevando al pelinegro a una encrucijada de malas decisiones que de alguna manera no solo le afectaba a él, sino también al rubio en mayor parte.

—Necesito analizar con mayor calma lo que está pasando. Jamás pensé que sería estéril. No puedo simplemente hacer como si nada estuviese sucediendo cuando sabemos que no es de esa manera, Naruto. —El moreno observó con detenimiento el rostro acongojado del rubio, notando el esfuerzo que éste hacía por contener las lágrimas que deseaban correr libres por su fino rostro.

Sasuke se sentía impotente por ser el causante del dolor del doncel, pero él no deseaba convertirse en el principal impedimento de los anhelantes sueños de Naruto. Él conoce de antemano la ilusión del blondo en tener un bebé y siendo incapaz de darle aquella posibilidad, la mejor decisión que podía considerar en ese preciso instante, era alejarse del rubio.

—¿Por qué te cierras de esa manera, Sasuke? Existen alternativas que nos garantizan un tratamiento seguro para tener un bebé, Tsunade me lo hizo saber y creo en su palabra como profesional. No debemos descartar propuestas, sino estar juntos en esta situación que nos compete a ambos, si deseamos iniciar una relación estable como pareja. —el rubio musitó de forma desesperada, intentando convencer al azabache de razonar con lógica. Sin embargo, el moreno se mostraba recio en escuchar alguna otra objeción por parte del blondo.

—¡Nunca podré darte hijos, Naruto! No quiero escuchar otras opciones que solo se resumen en falsas esperanzas para mi condición de hombre estéril ¿No lo puedes entender? —Sasuke bramó colérico sin medir el tono brusco de voz que utilizó para con el rubio, no deseaba gritarle, pero la desesperación estaba ganándole con creces. El blondo por su parte, miró de soslayo al pelinegro, comprendiendo su incomodidad. Sentía que él era el único responsable de generarle al azabache la inseguridad de tener un bebé, quizás si no hubiese insistido en su momento, su amigo no reaccionaría de forma irracional, negándose a considerar nuevas posibilidades.

—Quiero que comprendas que no estás solo en esto, Sasuke. Puedo figurarme el pesar que en estos momentos estas sintiendo, pero debes saber que también me afecta a mí como no tienes idea, quizás esta situación sea una prueba más que debamos afrontar juntos para conocer verdaderamente nuestros sentimientos. —Naruto habló con voz queda, mostrándose débil delante del varón de cabellos negros, al saberse de las intenciones del pelinegro en querer alejarse de su persona. Le descolocaba de tal manera que, sentía palpable el dolor en su pecho. No lograba entender por qué Sasuke no entraba en razón, pensando en tomar decisiones precipitadas.

—Precisamente porque estoy seguro de mis sentimientos hacia ti, debo ser consiente en tu bienestar, Naruto. Tu mayor anhelo es tener un hijo, no quiero privarte de ese sueño que tanto deseas por mi padecimiento, sería egoísta de mi parte iniciar una relación priorizando mi condición sin pensar en lo que sucedería después si no llegásemos a concebir ese niño. —El azabache observó el gesto de desilusión marcado en el rostro del rubio, mientras que el blondo intentaba mantenerse sereno.

—No tenemos que pensar en el futuro de momento, Sasuke. Lo que suceda después no debe ser una excusa para darse por vencido. Entiendo hasta cierto punto tu objeción, pero me es poco creíble tu razonar. No tienes el menor empeño en luchar por lo nuestro, haciéndome ver que para ti no significo nada, simplemente fui un juego. —el rubio habló indignado, desviando su azulina mirada de los ojos contrarios que le observaban sin reparo alguno. El azabache por su parte trató de mantener una actitud estoica para refrenar cualquier imprudencia que pudiese decir producto de su ofuscamiento.

—Son panoramas totalmente distintos, Naruto. No confundas una situación con otra porque no es de la manera que crees suponer. Me importas más de lo que puedas llegar a imaginar, pero también debes comprender mi punto de vista, no es fácil para un hombre saberse que es estéril, quizás en determinado momento de mi vida no me hubiese interesado conocer tal diagnóstico. Sin embargo, al pensar tener una relación seria contigo, desee en un futuro próximo formar nuestra propia familia, pero ahora sé que no soy capaz de darte un hijo.

—¿Te estas escuchando? Me cuesta reconocer al Sasuke que ha sido mi mejor amigo de toda la vida, él no se comportaría de ese modo, haría frente a los problemas que se le presente sin importar consecuencias, pero en este momento no razonas como ha de ser, solo te estas dejando llevar por la mezcla de sentimientos encontrados que no hacen más que afectarte arrastrándome a mí en el proceso. —el rubio limpió con rapidez una traicionera lágrima que se deslizó sin su consentimiento por su rostro, sintiéndose vulnerable ante la decisión precipitada del azabache.

—Naruto… —el rubio no le permitió al pelinegro pronunciar palabra alguna, interrumpiéndolo en el acto. No deseaba seguir escuchando a Sasuke, quien solo mencionaba frases egoístas e hirientes a su parecer.

—No continuaré hablando de un tema que te niegas a entender, es tu decisión y como te mencioné anteriormente sea cual sea tu última palabra la respetaré, Sasuke. Solo te dejaré en claro que no pretendo buscarte, siempre soy yo el que da su brazo a torcer para disculparse cuando el que comente la mayoría de los errores eres tú. No te lo estoy reprochando a estas alturas, pero quiero que lo tengas en cuenta por que no cambiaré de parecer. —el blondo suspiró con cierta melancólica, observando el rostro serio del azabache. Naruto deseaba que el pelinegro comprendiera que a pesar de su condición, no todo estaba perdido. Sin embargo, el moreno se aferraba a la absurda idea de alejarse sin analizar otras opciones que le beneficiarían al tratar de forma profesional su esterilidad.

—Es lo mejor para ambos, Naruto. No quiero que renuncies a tu sueño solo por mí. No me sentiría cómodo si no llegásemos a concebir mediante los costosos tratamientos que solo prolongan el desconcierto e incertidumbre en los pacientes, trayendo consigo problemas que nos afectaría como pareja tarde o temprano. Para mí esta decisión es la correcta porque pienso en tu felicidad, me preocupo por ti, quizás ahora no lo entiendas, pero es la única alternativa que está a nuestro alcance.

—Es la decisión más cobarde y estúpida que has considerado, Sasuke. Dices que no quieres ser egoísta, pero lo estás siendo. Nada te impide consultar a otros especialistas expertos en la materia que pueden garantizarnos alternativas viables para tu condición. La esterilidad ya no es un padecimiento trágico, existen tratamientos efectivos. Si bien es cierto que son costos como mencionas. Sin embargo, se obtiene resultados favorables, solo es cuestión de intentarlo. —el azabache cerró con fuerza sus oscuros ojos, llevando una de sus manos al cuello, masajeándolo con frustración. Él conocía a Naruto lo suficiente para saber que el rubio no dejaría de insistir hasta lograr su cometido.

—Necesito tiempo para asimilar la situación en sí y tomar una decisión referente a nosotros, Naruto. Sinceramente jamás pasó por mi cabeza ser estéril, ha sido una desagradable noticia que no vi venir y ahora me tiene desconcertado sin saber qué hacer. —el rubio se acercó al azabache tomando una de sus manos, mostrándole su apoyo.

—Lo sé, Sasuke. Yo tampoco me esperé tal diagnóstico, me tomó por sorpresa totalmente, pero me tienes a mí para lo que necesites y no quiero que te alejes de mi lado por inseguridades que no debes suponer. —El azabache apretó con sutileza la fina mano del rubio que se entrelazaba con la suya, mientras escuchaba con atención cada palabra dicha por el doncel. —Tu condición no tiene por qué ser un impedimento para que nuestra relación se dé, está en nosotros hacer que funcione.

—No quiero que estés junto a mí por obligación, siento que de alguna manera va existir un obstáculo entre nosotros al no poder concebir un hijo. —el moreno suavizó el gesto marcado en su rostro, observando los expresivos ojos del rubio, perdiéndose en la azulina mirada de Naruto. —Por tu felicidad soy capaz de hacer lo inimaginable y sé que permitiéndote partir lograras conseguir tus sueños en el cual yo no podré estar.

—¡Tú formas parte de mi felicidad, Sasuke! Has estado para mí cuando te he necesitado, me has brindado tu apoyo de forma incondicional pese a mis descabelladas ideas en su momento. No puedo permitir que te alejes de mi lado por pensamientos infundados sin razón aparente, solo déjame estar junto a ti, estoy seguro que juntos encontraremos la solución adecuada. —el blondo acarició el rostro del azabache con su mano libre, haciéndole ver al moreno que sus palabras eran ciertas, que deseaba estar con él sin importar su condición. Sin embargo, el pelinegro se rehusaba a entender el parecer de Naruto.

—Es entendible que aún no comprendas mi decisión, pero no veo otras alternativas posibles para encontrar una pronta solución a este problema. Pensar en que te arrebataría la posibilidad de tener hijos por permitirte que estés junto a mí, me lo reprocharía todo el tiempo y no sería justo para ninguno de los dos vivir en un constante dilema, Naruto.

El rubio soltó la mano de Sasuke de forma repentina, tomando sus pertenencias de la banca cercana del parque, endureciendo su fino rostro con rastro de lágrimas.  

—En este momento ambos debemos pensar racionalmente, tu no lo estás haciendo, Sasuke. Por ende, no continuaré atosigándote con lo mismo, solo espero que tus decisiones sean las correctas por el bien de los dos. —el blondo se alejó del azabache sin mirar atrás. No había nada más que decir, solo sus sentimientos destrozados con la actitud del pelinegro.

—Perdóname Naruto… —el pelinegro susurró a la nada, mientras su ojos se enfocaban en la figura menuda que se alejaba de su persona.

 

 

Shikamaru bebía con tranquilidad su café en uno de los consultorios de la clínica con la satisfacción de haber logrado su cometido, consiguió sin mayor esfuerzo sembrar la incertidumbre en Sasuke, provocando que éste tomara decisiones precipitadas sin pensar verdaderamente en posibles alternativas que le ayudasen a esclarecer su condición.

—Ha sido un golpe de suerte separar a Sasuke de Naruto… —el castaño musitó con cinismo, mientras de su labios se formaba una descarada sonrisa de felicidad.

El blondo por su parte caminó en dirección al consultorio del castaño anuente de su malestar por lo sucedido con el pelinegro, necesitaba hablar con el galeno en busca de respuestas que le brindaran conforte. Tocó la puerta con delicadeza, escuchando la voz cordial de Shikamaru, indicándole que se adentrara a la modesta oficina.

—Shikamaru lamento ser inoportuno… —el castaño se levantó con rapidez de su asiento, acercándose hacia el rubio para ayudarle con las pertenecías que cargaba en sus brazos.

—No lo eres Naruto, sabes que puedes contar conmigo cuando lo necesites, de hecho esperaba por ti. —el doncel sonrió con melancolía, sentándose en una de las sillas que adornaban la oficina del galeno.

—Conversé con Sasuke y no hay forma de que él entienda de razones, se niega a la posibilidad de buscar soluciones con respecto a su condición.

—Es comprensible su reacción, Naruto. Para un hombre saberse que es estéril es un duro golpe, se sienten impotentes en no poder cumplir con el rol de varón que plantea la sociedad, suena absurdo, pero aun en pleno siglo XXI se ve el machismo. Un doncel o una mujer sabrían afrontar de mejor manera una situación similar.

—Lo sé Shikamaru. Sin embargo, me afecta la forma en que Sasuke está llevando este problema, él y yo decidimos darnos la oportunidad de iniciar una relación, pero ahora simplemente se rehúsa a luchar por lo nuestro sin pensar en que podríamos ver otras opciones. —el castaño frunció el ceño molesto al escuchar las palabras del doncel, disimuló bajar la mirada intentando mostrarse sereno.

—Debes darle tiempo, Naruto. En estos momentos ambos se encuentran afectados y es normal su actuar, pero si te soy sincero, no me parece correcta la forma en que Sasuke quiere afrontar la situación. Una persona que prefiere encerrarse en sí misma sin ver una posible alternativa, no puede brindar apoyo y mucho menos estabilidad en una relación. En el menor problema buscará la forma de huir de los inconvenientes que se deben enfrentar como pareja. —el blondo asimiló las palabras de Shikamaru, dándole la razón al galeno. No podía rebatir la lógica del castaño cuando él era anuente de la realidad.

—Quizás tengas razón, Shikamaru, posiblemente mi relación con Sasuke no hubiese tenido futuro. —el castaño se aproximó al rubio, tomando sus manos entre las suyas, mirándolo con detenimiento.

—No quise lastimarte con mis palabras, pero debo hacerte ver la realidad. —Shikamaru acarició una de las mejillas del doncel, descendiendo hacia sus delgados labios con su pulgar. —Me importas más de lo que puedas imaginar, Naruto…

 

 

Los papeles dispersos sobre el lustroso escritorio importado de una de las  oficinas del consorcio Uchiha en Tokio, captaban la atención de Fugaku, el varón de cabellos castaños observaba con detenimiento cada línea expresa sobre aquellos importantes documentos que garantizarían su poderío en el campo empresarial. Prontamente obtendría lo que tanto anhelaba, convirtiéndose en el dueño absoluto de las sucursales restantes de la familia en el país.

Fugaku mostraba autosuficiencia y orgullo con su porte de hombre de negocios, el aura fría que desprendía su presencia es uno de los distintivos de aquel varón soberbio que no temía verse involucrado en inversiones fraudulentas para obtener un propósito que ganase estatus a las empresas Uchiha, arrastrando a la desgracia a su propia familia si fuese necesario.

—Quien diría que uno de mis hijos sería el heredero mayoritario de mi padre… jamás pensé en una jugada brillante por parte de ese maldito viejo decrepito. Sin embargo, ahora debo de encargarme personalmente del resto para tener bajo mi control cada una de las empresas Uchiha en Japón. —la sonrisa petulante del castaño adornó su rostro, mientras su manos se aferraban a la serie de documentos que yacían sobre la mesa de trabajo.

Uchiha Fugaku se caracterizaba por ser un hombre ambicioso y sin escrúpulos. No le interesaba utilizar a sus allegados para conseguir un fin común, tal era el caso de sus hijos y su esposa en especial. Si debía olvidarse de su humanidad, lo hacía sin reproche, todo por obtener dinero a manos llenas. Desplazaba a la competencia con métodos pocos ortodoxos para lograr su cometido, sin pensar en las consecuencias de sus acciones.

—Sakura, avísale a mi hijo que lo espero en la sala de juntas. —Fugaku le informó a su joven asistente al salir de la lujosa oficina, dirigiéndose a paso cauteloso hacia el despacho. La fémina acató la orden de su superior, comunicándose inmediatamente con Uchiha Itachi, hijo mayor del castaño.

El pelinegro por su parte suspiró cansino al escuchar la petición de la asistente de su progenitor, solicitando su presencia en la sala de juntas, dejó momentáneamente su actividad laboral, encaminándose hacia el despacho de reuniones, mientras su mente divaga en diversas suposiciones que figuraba acerca de su padre.

—Finalmente los documentos que solicité días atrás han llegado antes de lo previsto, Itachi. —el pelinegro escuchó la voz fuerte de su padre, frunciendo el ceño al instante, sabía de los alcances de Fugaku en querer obtener el control absoluto del consorcio Uchiha, apartando lo que considerase un estorbo en su camino para lograr su propósito.

—Tu ambición no tiene límites, padre. —el castaño sonrió con sorna, fijando sus oscuros ojos en la presencia de su hijo.

—No es el momento para escuchar falacias de tu parte. Por ende, limítate a reservarte tus comentarios que poco me interesan. —el pelinegro guardó silencio, desviando su mirada a la alianza de matrimonio que yacía en su dedo anular, intentando refrenar la rabia que emergía al tener que lidiar con su soberbio padre. —Debes tener una ligera idea del asunto que quiero tratar contigo ¿No es así, Itachi? —el moreno tomó los documentos que Fugaku le entregaba, ojeándolos con rapidez.

—¡¿Qué demonios es esto?! —el azabache alzó la mirada, observando con detalle la sonrisa petulante de su progenitor, mientras su manos arrugaban las hojas con desdén.

—No entraré en detalles en cómo conseguí los documentos de la herencia del bastardo de tu abuelo porque no vale la pena hacer mención de ello. Sin embargo, lo verdaderamente interesante de este caso en particular es saber que el infeliz de mi padre dejó como heredero mayoritario a tu hermano con el sesenta por ciento de las acciones, convirtiéndolo en la cabeza de las empresas Uchiha en Japón.

—¿Qué tratas de decir? —el moreno interrogó dubitativo, formulando suposiciones al respecto. Itachi conocía lo suficiente a su padre para saber de antemano su forma de actuar.

—Eres inteligente, hijo. No creo que necesite darme la tarea de explicarte detalladamente lo que debes hacer.

—¡No pienso involucrar a Sasuke en tus planes! —Fugaku mantuvo su expresión fría sin mostrar ápice de impaciencia por lo que él consideraba una insolencia por parte de su joven vástago.

—El infeliz de tu abuelo pensó únicamente en el imbécil de tu hermano antes de irse al infierno. Me dejó sin nada y a ti un cuarenta por ciento de la acciones ¿Cómo crees que me he sentido por esa traición, Itachi? ¿Puedes tan siquiera imaginarlo? ¡Por supuesto que no!

—El abuelo sabía la clase de hijo que tenía, pero Sasuke y yo no tenemos la culpa de sus decisiones. He cumplido con tus peticiones sin reproche alguno, papá.  Lo único que te pedí encarecidamente es que dejaras a mi hermano fuera de todo asunto refrente al consorcio familiar, él no le interesa inmiscuirse en el área administrativa de las empresas, y por él he acatado con cada una de tus órdenes, inclusive me casé con quien quisiste por el ansia de poder.

—Deberías de agradecerme que busqué para ti un doncel refinado y con clase para que se convirtiese en tu esposo como tenía que ser, no con el rubio pintorcillo de cuarta con quien te viste involucrado hace algún tiempo. —Itachi llevó una de sus masculinas manos al rostro, haciendo el esfuerzo de contenerse. 

—Al final terminé cediendo a tus imposiciones. Me casé con Sasori y terminé por enamorarme de él, pero eso no significa que permitiré ver a mi hermano lastimado por tu absurda avaricia. —El castaño se levantó de su asiento de cuero, observando con desdén a su hijo mayor.

—Encuentra a Sasuke antes de que lo haga yo, Itachi. Si no lo haces, atente a las consecuencias. —la voz profunda del castaño alarmó al moreno, sintiéndose desesperado ante las amenazas de su padre…

Notas finales:

Bueno chicas/os les pido paciencia por que estos son cosas de fuerza mayor al estar sin internet.

Ya saben que los comentarios siempre son más que bienvenidos y nos estaremos leyendo muy prontamente!!!


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