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Quiero tener un bebé [En edición] por mikuuchan

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Notas del capitulo:

Hola gente bonita, siento no haber actualizado el día que les dije, pero ya se me acabaron las vacaciones de la u así que me he demorado un poco, ya no sigo y les dejo leer este capítulo.

Las miradas curiosas recayeron en la flamante "pareja de supuestos enamorados" para el criterio de muchos y la envidia de algunos otros, asumiendo de antemano lo que creían ver. Sin embargo, para los espectadores de aquel sitio, contemplar al encantador doncel y apuesto varón, respectivamente, les parecía una escena conmovedora, percibiendo el nerviosismo del duplo una vez ingresaron con paso cauteloso a la reconocida Clínica de Fertilidad de Tokio.

Tanto para el rubio de ojos azules como el moreno de tez nívea, la inmaculada pulcritud y el murmullo lejano de aquellas voces estridentes les perturbaba en demasía, calando su preocupación a niveles impensables.

El incesante chirrido de puertas abriéndose y cerrándose en cada cubículo, resonaba en sus propios oídos, añadiendo la búsqueda de constante oxígeno y transformando ese respirar en un tortuoso y errático ritmo en combinación con el latir acelerado de sus ansiosos corazones.

El temor infundido por culpa de sus inseguridades y cavilaciones pesimistas, se debía a la responsabilidad que trae la llegada de un bebé. Para el blondo, ese hecho es una realidad verídica, una fase que no tiene trasfondo y mucho menos se podría considerar un desvarió de sus ya conocidas excentricidades. Naruto lo sabía, después de someterse al procedimiento, no podría gozar de todo el desenfreno licencioso que una vez disfrutó en su escaso tiempo libre, ya no tendría a su disposición las típicas salidas nocturnas en compañía de sus amistades, donde olvidaba escuetamente su profesión de abogado y se dejaba arrastrar por los brazos indecorosos de la perdición noctívaga de las discotecas y bares, deleitándose con algún licor sobrevalorado del más alto renombre, tomando como carta de presentación, ser procedente de una de las familias acaudaladas de Japón.

Naruto se daba el lujo de despilfarrar una generosa cantidad de dinero en algún vino carísimo o bebidas alcohólicas importadas de otros países, sin ser consciente del dispendio innecesario de ellas, era anuente de cada uno de sus fallas, descuidos y tropiezos rememorándolas con desdén, juzgándose a sí mismo y viéndose expuesto a tal grado de inmadurez.

Muchas son las interrogantes que rondan por la escabrosa mente del doncel y toda génesis radica en su pasado y parte del presente, por más que quisiera borrar sus bochornosos excesos y situaciones promiscuas, era un imposible irrefutable con el que Naruto tendría que vivir por el resto de su existencia.

El rubio recordaba con pesar el innombrable error de su juventud en sus recientes veinte años cumplidos y el inicio de lo que llamaba libertad, aquella vez salió a celebrar con sus compañeros y amigos de la facultad a un reconocido establecimiento de diversión, donde la lozanía y la falta de preocupaciones no existían. Las luces, el derroche, la música estrepitosa, la marea de alcohol, el desinhibido prohibido y el consumismo de drogas rondaban el ambiente, atrayéndolo a él, Uzumaki Naruto a las fauces del descarrío y la inmoralidad, para culminar en la cama de dos desconocidos, carente de ropa e ignorando por completo el cómo había terminado a parar en un barato cuarto de hotel, desorientado, confundido y sobre todo avergonzando por la estupidez que había cometido. Lloró como nunca pudo haber imaginado, maldiciéndose innumerables veces por dejarse engatusar de la forma más fácil, cayendo en el abismal remordimiento y guardándose recelosamente el deshonroso episodio de su nubilidad.

Naruto jamás pensó comentarles tal imprudencia a Sasuke, ni a Gaara y mucho menos a sus amados padres, fue un horroroso capítulo que deseaba no recapitular y que le dejó un gran desasosiego que pudo haber traído consecuencias imborrables... manchar su reputación a pocos meses para recibirse de abogado o en el extremo de los casos, haber terminado con un embarazo no planificado. Por fortuna, aquel desliz no le perjudicó en lo absoluto, optando ser parte del anonimato para mantener un bajo perfil impuesto por él y respetar su estatus como hijo de unos de los más importantes penalistas de Japón.

Sin duda, el rubio no se enorgullecía de su caótico yo del ayer y el de hoy, realmente se cuestionaba si lograría convertirse en un doncel responsable para su hijo, ese miedo le causaba un sinnúmero de malestares con solo analizar en cómo sería él y su bebé cuando estuviese en sus brazos. Si podría cambiar de estilo de vida, si conseguiría que el retoño creciera en un entorno familiar estable y lo más importante, si él obtendría aquella felicidad que tanto anhelaba junto a su pequeño.

—¿Qué sucede, Naruto? Nos están esperando —el pelinegro miraba preocupado al rubio doncel, quien observaba sin pestañar el piso de mosaico blanco en actitud estoica hace más de un par de minutos, concentrado únicamente en sus divagaciones. Naruto se sobresaltó al percibir el frío apretón por parte de Sasuke, reaccionando al instante, viéndolo anonadado.

—Lo siento, estoy bien. Solo me perdí en mis pensamientos.

—Naruto, yo también estoy igual de nervioso, pero si tú lo estás no me ayudas en lo absoluto. La joven de la recepción me comentó que debemos dirigirnos al segundo piso, puerta número tres donde la doctora nos espera —el blondo fijó sus orbes azules en la atractiva asistente de la clínica, quien no apartaba la vista de ellos, principalmente del azabache. Frunció el entrecejo, soltándose del agarre previo de su amigo para encaminarse hacia las puertas del ascensor.

—¿Ahora qué pasa, Naruto? —cuestionó sorprendido el Uchiha.

—Nada, solo me incómoda las miradas de ciertos individuos —Sasuke le miró curioso, observó a su alrededor tratando de encontrar a la persona que hacía énfasis el rubio y dio finalmente con la mujer de la recepción, quien le sonreía con coquetería, rio ladino apresurándose en seguirle los pasos al doncel, tomándole de la mano para esperar juntos el elevador.

—Ya sé lo que estás pensando, Naruto y no siempre me lio con medio mundo —el blondo rio sonoramente, dándole el paso al grupo de personas que desalojaban el ascensor para ingresar junto al moreno, presionó los botones del mismo y aguardó a que ascendiera a la dirección indicada.

—Sabes que de todas las mentiras que te he escuchado decir alguna vez en la vida, ésta ha sido la más patética, Sasuke.

—¡Oh vamos, Naruto! Yo también tengo un patrón de gustos. No me agradan las mujeres pelirrojas y mucho menos que éstas utilicen anteojos como la chica de la recepción.

—La mujer es muy guapa, Sasuke. Te recuerdo que ya te has involucrado con un bermejo. Dónde queda Gaara, ¿eh? Para ti todo lo que tenga un agujero de por medio y cumpla con la especifica función de apretarte exquisitamente el miembro, te fascina.

—Me haces ver como si fuera un maldito degenerado y tampoco llego a esos límites, solo es sexo ocasional y siempre he sido precavido con quien meterme, Naruto. Si bien es cierto, he tenido algún encuentro con taheños, pero te informo que Gaara es diferente, él es un doncel hermoso con exquisitas curvas y esta mujer es poco llamativa para mí. Además, mi historia con Sabaku no, permanece en el pasado, ahora mantenemos una agradable amistad que prefiero cuidar.

—Inteligentes palabras, Uchiha. Solo espero que permanezcas lo suficientemente alejado de mi Gaa-chan ahora que él está más guapo que nunca. Le llueven los pretendientes por doquier y sé que puedes estar ahí revoloteándole para cometer tus fechorías y volverlo agregar a tu historial amoroso.

—Me agrada como suena lo último, así que haré mi mejor esfuerzo por tratar de permanecer al margen con Gaara. De todas formas, mis gustos ahora solo se centran en mujeres y donceles castaños, morenos o rubios de ojos azules con piel peligrosamente suave y acanelada que, dada la casualidad, me he topado con uno de esas características —el rubiales se zafó del asir de Sasuke y salió presuroso del elevador, dejando a un moreno con una sonrisa arrogante en sus belfos.

—¡Ni creas que esas insinuaciones coquetas funcionan conmigo, Sasuke! ¡Eres un bastardo! —Naruto arrugó el ceño molesto por tener que soportar los juegos de su amigo.

El blondo suspiró cansado, observando los dos amplios pasillos que conforman el piso. Notó inmediatamente el centenar de puertas con los nombres de los distintos doctores. No obstante, Naruto caminó abstraído, examinando cada pórtico de madera de color blanco como la obviedad lúgubre de una clínica. Le encrespaba los nervios detallar una sola tonalidad en cada rincón: marcos de ventanas, puertas, baldosas, cielo raso con el mismo matiz y para añadir más acto siniestro en el lugar, se complementaba con el sonido de un par de televisiones LED, sintonizando las noticias. Bufó hastiado de ver tanta apatía en el lugar, esperó a que el moreno le alcanzara y le dijera dónde se encontraba el consultorio de la especialista.

—Siempre me he preguntado por qué reaccionas de esa manera tan peculiar cuando menciono algún comentario meramente inocente.

—¿Inocente? Permíteme reírme, pero cada connotación que empleas debe tener algún tramo sexual de antemano y a mí no me vas a timar estúpidamente, Uchiha.

—Yo creo fervientemente que si me lo propongo puedo tenerte a mi merced, así que no tientes tu suerte provocando lo que está quieto, Uzumaki Naruto.

—Ya deseo ver con ansias tu fallido intento de conquista para conmigo, idiota —el rubio aceleró el paso evitando por todos los medios posibles tener la cercanía del azabache.

Naruto prefería escabullirse de alguna jugarreta libidinosa del moreno a verse expuesto a una situación comprometedora. Sin embargo, no se esperó a que el menor de los Uchiha tomara en serio sus palabras y lo atrapara por la cintura, arrastrándolo a la pared conjunta del final del corredor. El de cabellos color ébano lo miraba con sus orbes negros penetrantes demasiado cerca, mucho más próximo que el rubio le hubiese permitido a cualquier otra persona. En cambio, Sasuke mantenía una sonrisa ladina, viendo con detalle las facciones delicadas del doncel, deseando verlo enfurruñado, pero no podía eludir lo adorable que se veía al notarlo levemente sonrojado por la confinidad de sus cuerpos.

—Ahora que lo pienso bien, en todo el tiempo que llevo de conocerte jamás llegué a besarte, Naruto —el azabache inquirió con fingida ingenuidad, alterándole los nervios al blondo de ojos zafiros.

Naruto se siente acorralado por los firmes brazos de su amigo, está irritado por la acción estúpida que el Uchiha intenta llevar a cabo. No puede imaginarse siendo besado por Sasuke, aunque analizándolo con mayor detenimiento, el moreno es capaz de todo para mofarse de él. Cerró sus orbes con fuerza, resignándose a que sucediera lo que su mente clamaba, los latidos de su corazón estremece con fuerza su caja torácica y él no comprende por qué está ocurriendo ese hecho.

El rubio doncel quiere creer que, sus nervios solo son producto del actuar irreverente del varón. Sin embargo, percibió los labios cálidos del pelinegro sobre su mejilla y entreabrió sus orbes zafiros, encontrándose con la mirada oscura del azabache. Además, de aquella sonrisa burlona, mostrándole sus blanquecinos dientes.

—¡¿Qué carajos pretendes, hermano incestuoso?! ¿Pensabas besarme, imbécil? Quiero que te alejes inmediatamente de mí, invades mi espacio personal, ¡Uchiha bastado! —Naruto trataba de soltarse del agarre del moreno, consiguiendo que éste le apresara más a él, sonriéndole de forma cínica y mirándole fijo a los ojos. El rubio detestaba ver el orgullo de Sasuke elevándose por los cielos. Frunció el ceño y se prometió que en cuanto tuviese la mínima oportunidad se las cobraría.

—Con esa reacción de enojo me haces pensar que realmente esperabas que te besara, pero lamento comunicarte que te he dado una probadita de lo que yo puedo generar en cualquiera, incluso en ti, Naruto —Sasuke libró del asir al rubio y caminó de forma serena al pasillo próximo, dejando al blondo soltando maldiciones habidas y por haber, tenía que reconocer que se divirtió hacerlo enfadar y que sus nervios por los exámenes previos habían mermado.

El moreno varón admitía que tener al rubio entre sus brazos le agradó enormemente y mucho mejor fue la experiencia de sentir la respiración de Naruto tan cerca suyo, a poco de probar los finos labios del doncel. Sasuke se reía por la intrepidez y atrevimiento que tuvo con el blondo y sabía que, si en algún momento se llegase a presentar otra situación similar, no se iba a controlar y lo besaría como hubiese querido hacer.

—Te lo juro, Sasuke, me las cobraré en el momento que menos te lo esperes, y si alardeas de conocerme tan bien, sabrás que cumplo con cada una de mis amenazas —el doncel fulminó con la mirada al varón de ojos ennegrecidos, deteniéndose abruptamente al observar la puerta con el número tres en color dorado, haciendo énfasis en las letras del nombre, Senju Tsunade.

—¡Es aquí, Naruto! —Sasuke tocó la puerta de madera y esperó a escuchar el tono de voz amable de la mujer que le indicara que pudiese pasar. Tomó la pequeña mano del rubio y se adentraron al consultorio de la doctora encargada, ambos se sentaron en los asientos sugeridos por la rubia galena, notando la minuciosidad de los rasgos y elementos descriptivos del lugar.

La doctora se presentó cordial dándoles una sintetizada explicación de los análisis a los que se verían expuestos. Además, de recopilar datos de ambos, enfocándose enteramente en el rubio doncel que, permanecía al tanto del esclarecimiento de sus dudas.

—Las primeras pruebas que realizaremos en este momento, es la ecografía para corroborar que la matriz y los ovarios están en condiciones para preludiar el tratamiento de inseminación. En un doncel el procedimiento es mucho más complejo por la delicadeza del mismo, al poseer internamente el aparato reproductor femenino, también cuentan con los órganos masculinos que les imposibilita embarazar a una joven u a otro doncel. La cantidad de espermatozoides que producen es mínima en comparación al número de espermas que gesta un varón. Por ello, su miembro en mucho más pequeño y los niveles de testosterona son relativamente bajos, por no decir escasos. Sin embargo, aquel desajuste hormonal en el doncel, es la razón por la que su período menstrual es efímera e irregular, de uno a dos días como momento culminante, siendo esta teoría la más razonable en semejanza a las incontables suposiciones que abarca al doncel como especie andrógina, debido a la sutileza de su fisionomía —Naruto y Sasuke observan los folletos con el mismo interés, escuchando cada palabra que manifiesta la doctora.

—Luego de realizar la ecografía. ¿Qué procede?

—Continuaremos con la histerosalpingografía, el cual es un examen de rayos x no invasivo que nos permite diagnosticar el estado de las trompas de Falopio para detectar si algunas de ellas son completamente funcionales y llevar a cabo el método de inseminación. Luego, seguiremos con la analítica hormonal, donde comprobaremos si existe un desajunte que nos anuncie una anomalía de infertilidad a la hora de concebir. Una vez que culminemos con tus análisis, checaremos el control de semen de Sasuke y confirmaremos si sus espermas son adecuados para fecundar los ovocitos que se encuentran en las trompas. Si en el caso tal, Sasuke no es apto para la fecundación, podemos plantear otra alternativa por medio del banco de semen.

—¿Se necesita algún requisito previo para realizarse el análisis básico de semen? —dubitativo por el procedimiento, el moreno cuestionó a la galena.

—El único requerimiento para llevar acabo la obtención de semen, es que el involucrado haya permanecido en un período de abstinencia de tres días como mínimo o cinco máximos —Naruto inmediatamente cruzó miradas con el pelinegro, quien le observó avergonzado por no cumplir con la petición solicitada.

—Por desgracia, Sasuke no podrá hacerse el análisis el día de hoy, ya que mi querido amigo aquí presente, tuvo relaciones sexuales la noche anterior —el rubio remarcó las sílabas con rabia, escudriñando intimidantemente al azabache, quien chasqueó la lengua apenado.

—Si ese es el caso, entonces programaremos otra cita para Sasuke y nos enfocaremos principalmente en ti, Naruto.

Tsunade se encargó de realizar un exhaustivo interrogatorio al rubio, anotando datos personales, tiempo de duración de su período, serie de patrones referentes a la vida sexual activa del doncel, antecedentes familiares para descartar problemas hereditarios. Además, de llevar a cabo una exploración comprobatoria, determinando el tamaño y posición de los órganos reproductores internos de Naruto.

Naruto se sentía extraño, le costaba creer que estuviese experimentando una situación tan adversa y diferente a la misma vez. Le agradecía a Sasuke por permanecer junto a él, tomándole de la mano y reconfortándolo con su grata presencia. Además, de brindarle palabras de aliento, mientras se encontraba recostado en la camilla, donde yacía con piernas abiertas, luciendo la típica bata azul de hospital, dejándose revisar con cuidado por la rubia galena.

El chequeo continuó sin inconveniente alguno, trasladando al doncel de un lugar a otro para tomar las diversas muestras y anotar cada puntualización de las pruebas realizadas. Una vez culminaron con los análisis, Naruto volvió a vestir sus ropas finas, acercándose junto al pelinegro al consultorio de Tsunade, siguiendo sus debidas indicaciones.

—Por lo que he visto hasta el momento, todo parece indicar que eres un excelente para la inseminación artificial, Naruto. Sin embargo, esperaremos los resultados oficiales dentro del tiempo estimado y sabremos si mis afirmaciones son las correctas. Quiero que por el resto de la tarde y el día de mañana descanses y te alimentes con comidas bajas en grasas. ¿De acuerdo?

—¡Así será doctora Tsunade! —el blondo sonrió emocionado, se sentía agotado por el ajetreo del día, pero completamente aliviado de escuchar tales palabras provenientes de la galena.

—Nos estaremos viendo dentro de cinco días para realizarle los debidos estudios a Sasuke.

—Dentro de cinco días estaremos aquí y me encargaré personalmente de que Sasuke cumpla con el plazo de abstinencia —Naruto le sonrió con calidez a la rubia para dirigirle una mirada de advertencia al moreno.

—Otra mención que debo comentarles a ambos, es que una vez tengamos los resultados de los análisis y demos pie al procedimiento, el expediente médico será asignado al doctor Shikamaru Nara. Por desgracia, estaré fuera del país por compromisos previos de trabajo y no podré darle el seguimiento correspondiente al caso. Sin embargo, les puedo garantizar con total certeza que mi colega es un extraordinario especialista y conocedor en la materia.

—¡Esto no puede ser verdad! —Sasuke frunció el ceño molesto. No comprendía por qué sentía cierto pesar al escuchar el nombre de aquel sujeto, no le agradaba en lo absoluto el giro que daría los próximos sucesos y mucho menos le causaba gracia, ver la radiante sonrisa del rubio doncel.

Notas finales:

espero que les haya gustado el capítulo y pues no les digo cuando actualizo por que después quedo mal y las dejo esperando, ya conteste sus reviews y no saben lo feliz que me hacen al saber que les agrade el fic.

les doy un pequeño spoiler, ya Shikamaru aparece KYAAAA y el Teme no esta muy feliz que digamos ¿por qué será?...

ya saben, comentarios, sugerencias, amenazas, peticiones son más que bienvenidos!!!

Nos estamos leyendo!!!


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