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Quiero tener un bebé [En edición] por mikuuchan

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Notas del capitulo:

Antes que nada quiero agradecerles enormemente cada uno de sus reviews y visitas, no saben lo feliz que me hicieron, jamás me imagine que recibiría mas de 20 comentarios  con el primer capítulo estoy que no me la creo, cabe señalar que ya respondí todos sus comentarios y por esa razón como modo de agradecerles decidí regalarles un capítulo, realmente pensaba subirlo despues de año nuevo, pero ustedes se lo ganaron a pulso.

Quiero aclarar que en este capítulo conoceremos un poco sobre la historia del Teme, que más adelante pienso centrearme. ahora si ya pueden leer!!!

Los días para Sasuke se resumían en extraños e irascibles, desde que tuvo la peculiar conversación con el altanero rubio, no había podido pensar con sensatez y mucho menos gozaba de dormir solemnemente como es debido, algo le perturbaba de sobremanera y por más que analizará en el "qué" no llegaba a una respuesta definitiva.

Su perfecta vida de "cero preocupaciones" posiblemente trastabillaba, a pesar del empeño que pusiese en mantenerla al margen. Sin embargo, desde aquel sábado al mediodía, Naruto se convirtió en el centro de sus desgracias. No le atribuía toda la culpa al blondo, porque él, Uchiha Sasuke, era el principal responsable de todo, se lo reprochaba una y otra vez, día, hora o minuto que pasara. Se maldecía por no haber sido lo suficientemente hombre para hacerle recapacitar con severidad al doncel el significado de ser padres.

Si en sus manos tuviera la capacidad de retroceder el tiempo, no se hubiese dejado embaucar con la labia tan convincente del prepotente doncel a quien tenía por amigo, aun seguiría de farra sin pesadumbre y por qué no, agregarle sus acostumbras conductas licenciosas al ras de la noche.

—Un hijo... —bisbiseaba a la nada, mirando la negrura envolvente de su ordenada habitación, hacia dé cuenta en imaginarse a ese niño, cómo sería, si se parecería a él o inclusive, si se convertiría en la réplica exacta de Naruto.

Para el de cabellos negros, formar una familia no entraba en sus planes de momento, no descartaba en casarse y tener hijos, quizás dentro de unos siete o diez años más adelante, pero no ahora a sus veintiocho años, tenía pensado en cumplir cada uno de los sueños que aún le faltaba y dentro de ellos no figuraba en aceptar una paternidad precipitada.

Y ahí, se presentaba la discordante de sus inseguridades, no se mostraba totalmente recio en haber admitido la proposición del rubio. Sasuke había dado su palabra sin titubear, pero ahora no mostraba esa clara convicción de días atrás, puede ser que en el trasfondo de la negación a él le llenara de cierta ilusión observar a un niño, niña o doncel revoloteando de un lugar a otro con sus juguetes y que le llamara papá, también cabía la posibilidad de que tuviese miedo a encariñarse con el pequeño y luego tendría que alejarse porque no entraba en el "concepto de familia" como lo tenía estipulado Naruto, "solo él y el bebé" no había terceros y él de forma automática se convertiría en el tercero de la discordia.

—No debí haber aceptado a la ligera... —suspiró con pesar al recordar cómo había sido su vida hasta el momento, cómo fue su vida años atrás, donde él aun podía considerar tener una familia y cómo fue que se convirtió en la oveja negra de ella. Claro, el moreno lo recordaba a la perfección, sus padres nunca pudieron aprobar que él deseara construir su propio camino a través de las "bellas artes" lo repudiaron inmediatamente en cuanto se negó a continuar con el negocio familiar. Los señores Uchiha le dieron la espalda y lo echaron de casa sin ningún yen, para ellos solo les quedaba su hijo mayor, el ejemplo de hijo perfecto. Sasuke solo era el segundo, el rebelde, el idealista, el soñador, el hijo prodigo y la vergüenza de la familia.

Jamás olvidaría las palabras de su padre, las rememoraba como una especie de mantra... "Lárgate de ésta casa si aún piensas en absurdas ridiculeces de maricón, para nosotros estas muerto, Sasuke". Con dignidad obedeció sin responder a los insultos de los miembros de su adinerada familia, los observó por última vez y se prometió que sería el mejor en su campo sin importar cuantos años le tomara, lo conseguiría y se los demostraría.

Su proceder de lujos y despilfarro gracias a la cómoda vida que tuvo hasta cumplir con la mayoría de edad, fue un problema, el moreno era un parásito, solo servía para pedir y nada más. Con la cruda realidad cayéndole de golpe, aprendió a la mala ser un hombre de bien.

A sus dieciocho años, Sasuke tuvo que dormir en las banquetas de algunos parques y ser precavido con las rondas policiales. No tenía un lugar en dónde pasar la noche, los supuestos amigos que una vez tuvo, se encargaron de darle la espalda en el momento que él los necesitaba. Su padre se dedicó en cuerpo y alma en difamarlo y hacer hasta lo imposible para hacerle desistir de sus aspiraciones como pintor. Movió sus influencias y con ello arrastró al de cabellos oscuros en la desesperación, pero el pelinegro no se rindió. Conoció a un amable señor de avanzada edad en unas de las tantas propuestas de trabajo que asistió con tal de obtener tan siquiera para comer. Logró ocupar el puesto como asistente de cocina, su jefe y dueño del restaurante, le ofrecía hospedaje, comida y un sueldo pequeño, lo necesario para poder subsistir.

Al año, había ahorrado una módica cantidad para pagar los primeros semestres en una universidad estatal. Consiguió otro trabajo de medio tiempo y ganó un poco más de dinero para adquirir su propio departamento, no era el más elegante y tampoco el más seguro de Japón, pero sentía que finalmente tenía su propio lugar y con eso le bastaba.

Para Sasuke gozar de su amada libertad lo convertía en un hombre independiente y con un porvenir en progreso. En una de sus típicas salidas nocturnas se encontró con Naruto, su mejor amigo, había regresado de su viaje de años para finalmente continuar con sus estudios y desarrollarse en la rama de las leyes al igual que su progenitor. Volvieron a ser tan unidos como una vez lo fueron en su niñez y parte de la adolescencia. Contó con el apoyo incondicional del padre del doncel y de él mismo rubio menor, afianzándose una vez más el lazo que los unía. Dejó la universidad estatal, para ingresar a la prestigiosa Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio.

Le juró al señor Namikaze que, aceptaría su ofrecimiento de costearle los estudios con la condición de graduarse con honores y una vez culminada su carrera, le pagaría hasta la última moneda al padre de Naruto, promesa que cumplió en un lapso relativamente corto, una vez obtuvo el reconocido título en pintura. Sin embargo, esa grandiosa generosidad a la que se vio beneficiado, tuvo consecuencias. Los Uchiha no toleraron que la familia Namikaze-Uzumaki brindaran apoyo a Sasuke y se hicieran partícipes en los absurdos sueños del pelinegro. Rompieron relaciones, y los negocios que alguna vez tuvieron en conjunto ambas familias, terminaron en la nulidad.

Se declararon la guerra, esperando el mínimo error para atacar. En ese instante Sasuke comprendió que la maldad en el ser humano era inevitable sin importar ser familia, amigos o seres cercanos, cuando el odio reinaba así se manifestaba y más si aquel sentimiento era por parte de la familia Uchiha.

Sasuke sentía culpa por deberle tanto a Naruto, por más que hiciera hasta lo imposible en ayudarle en cualquiera de las estupideces que el rubio se le ocurriese, no era suficiente para afirmar que su deuda haya sido saldada. Qué clase de amigo sería, si no le extendiera la mano a su querido blondo. No deseaba ver el rostro de decepción y tristeza al decirle que él no puede ser el padre del bebé que tanto anhela. No podría romper el vínculo y tampoco deseaba lastimarlo, antes de que eso sucediese, prefería aceptar la propuesta más descabellada sin importar consecuencias de por medio.

Las pocas veces que tuvo la oportunidad de ver a Naruto llorar, se le desgarraba el alma y él no quería ser el causante de ello, quizás si lo hablara y le explicara sus razones de desistir, sería lo más indicado, pero él le conocía y sabía que cuando al rubio doncel se le alojaba una idea por muy estrafalaria que fuese, lo cumplía sin interesarle miramientos y condiciones.

Naruto era diferente y eso era lo interesante en él, su carácter, su independencia, su afán, y él por muy contrariado que esté, no rompería con las ilusiones del blondo a pesar de sus propias dudas.

 

...

 

—¿Cuál es el motivo de tu jovial actitud? —preguntó con sarcasmo el pelirrojo. Recostado bajo el umbral de la puerta observaba a su interlocutor. Intuía que el rubio no pasaba por un buen momento, lo notaba por su decaimiento y la falta de interés en el trabajo.

—Solo estoy algo preocupado por el Uchiha, no me contesta las llamadas, me evita irremediablemente —comentó abatido el rubio doncel. 

—¿Cuándo Sasuke ha actuado normal una vez en su vida, Naruto? Seguramente, atraviesa por ese período de falta de inspiración por la que pasan todos los pintores.

—No, no es eso Gaara, creo saber que le tiene de ese modo —Naruto, inclinó su cabeza en la parte superior de la silla giratoria de su oficina, tratando de buscar las palabras adecuadas y decirlas a su compañero de trabajo, amigo, casi hermano y sobretodo colega con el mayor tacto posible. Se imaginaba el alboroto que ocasionaría al decirle al joven, Sabaku no Gaara, un doncel alto, de tez clara y cabellos bermejos la sorpresiva noticia.

—¡A ver... sorpréndeme!

—Bien, te lo diré de la manera más simple, pero trata de asumirlo con seriedad y cabeza fría, de la misma forma cuando asumes un caso por muy estúpido que sea.

—Te escucho...

—Solo le dije que quería su esperma para inseminarme y tener un hijo, no s... —el rubio no pudo continuar hablando cuando el pelirrojo se levantó como un resorte del asiento, apoyando sus manos en el escritorio y mirándolo con sus expresivos ojos color turquesa. El grito del taheño se pudo haber escuchado por todo el pasillo del edificio, provocando que el blondo buscara refugio en su propia silla, realmente ese doncel de metro setenta era de temer cuando algo no le agradaba. Naruto ya se podría imaginar la charla abismal a que se vería expuesto por el sencillo hecho de someterse a un procedimiento poco ortodoxo como lo consideraba Gaara, incluso el de cabellos rojos era capaz de hablarle con lujo y detalles sobre el alumbramiento de un bebé con la única intención de hacerlo retractarse de su ideal.

—Gaa-chan... te dije que...

—¡Y un carajo, Naruto! ¡Perdiste la razón! ¿Cómo se te ocurre pensar en tener un bebé?

—Gaa-chan, pero déjame explicarte...

—¡Joder! Cuando te dije que me sorprendieras, jamás llegué a imaginar que tanto era la sorpresa.

—Gaara, escúchame ¡Maldita sea! Ahora siéntate y presta atención —el taheño a regañadientes obedeció murmurando palabras ininteligibles para el rubio.

—Quiero tener un hijo porque ya es tiempo en que piense en tener mi propia familia, sea mediante una relación estable o no. Hace poco vi un programa de tele... —Gaara volvió a levantarse de la silla y con ceño fruncido miró al rubio con cara de pocos amigos.

—¿Tú me estás diciendo que el instinto maternal te nació por que viste esos estúpidos programas pagados de Discovery Home & Healt que hablan maravillas de embarazos y bebés?

—Bueno, ese solo fue el medio que me empujó a tomar una decisión, hace meses que lo venía pensando, pero debido a mi mala suerte en el amor, me veo en la necesidad de inseminarme artificialmente. Gaa-chan, me siento solo, quiero tener compañía. Por tal razón deseo tener un hermoso bebé.

—¡Y por qué demonios no te consigues un hámster, un gato o un hurón si estamos hablando de que quieres compañía!

—¡Por Dios, Gaara! Contigo es imposible —el rubio doncel suspiró resignado, miró a su insoportable amigo y volvió su vista al techo de su oficina—. Sasuke aceptó ser el donante de semen.

—¡¿Qué?! —otro grito de el pelirrojo resonó en todo el lugar, logrando que unos cuantos empleados del bufete cuchichearan por curiosidad.

En cambio, Naruto levantó una de sus manos para revolver de forma desesperada su cabellera rubia, esperaba otra reprimenda acompañada de insultos por parte de Gaara. No sabía cómo tomar aquella atemorizante voz gutural del bermejo que permanecía al frente suyo, quería creer que su molestia es por haber decidido tener un bebé o en el extremo de los casos, por involucrar a Sasuke que, en su momento se relacionaron de manera meramente sexual con una duración de una semana de "supuesto noviazgo", aun se mofaba de ellos por la diferencia de caracteres. El azabache era doblegado por la actitud imponente del doncel pelirrojo. Recordaba la incomodidad de el de ojos brunos cada vez que salían por sentirse "controlado" por el joven Sabaku no.

—¡Qué escandaloso! No sé por qué te pones así. ¿Es por Sasuke?

—¿Qué insinúas? —el pelirrojo escudriñó con la mirada a su compañero de trabajo, intuyendo a dónde iba el tema central de conversación—. Ya sé a qué punto quieres llegar y ¡Por supuesto que no!

—Yo solo preguntaba...

—Eso ocurrió hace mucho tiempo, Naruto, ya ni recuerdo cuándo fue exactamente, quizás hace tres o cuatro años atrás.

—De hecho, fueron siete años atrás cuando tuvieron esa larga relación... —Naruto sonrió con picardía, logrando que el taheño le fulminara con la mirada y terminara por soltar un bufido de fastidio.

—Ves, ni siquiera lo rememoraba. Sasuke no me importa de la forma que insinúas, lo nuestro inició y murió esa misma semana sin ataduras y rencores. Sin embargo, a mí lo que me preocupa es tu irracional afán de ser "madre". No le hallo el más carente sentido.

—Gaara, ya soy un doncel de casi treinta años y aún no he encontrado al hombre ideal. A estas alturas de mi vida no creo poder hallarlo. Quiero tener un hijo para darle todo mi amor y cuidado que merece. Y ya se lo que dirás, que me consiga una mascota, pero no, ese no es mi aspiración, en realidad deseo ser "madre" y punto.

—Naruto, un niño es una responsabilidad de por vida, tú y yo no somos precisamente unos santos y sabes a lo que me refiero. Hemos tenido una desenfrenada vida llena de excesos a lo largo de los años, y perdona mi sinceridad, pero no creo que cambies de la noche a la mañana con un bebé en brazos.

—No me das ni un voto de confianza. ¡¿Qué clase de amigo eres?!

—Por la misma razón de que soy tu amigo debo hacerte recapacitar de la decisión tan importante que piensas tomar. Un niño no es un muñeco al que quieres tener y después lo desechas, claro que no, es un ser humano que depende de su madre y su padre hasta que se convierta en hombre, mujer o doncel de bien, es más que un capricho inverosímil, Naruto. Puedo suponer porqué Sasuke está distante, y no lo culpo. Si fuera él, estaría en la misma incertidumbre. Con años de conocerle, no hay que figurar el dilema que enfrenta, ambos sabemos de antemano que el Uchiha no es la persona más inocente de este mundo, el ama llevar una vida de libertinaje desinhibido y por muy inseminación artificial que sea el método, el bebé también será suyo.

—No le obligué a nada, él sencillamente aceptó.

—Y no lo niego, seguramente te dio el sí, porque lo convenciste con alguna tetra de sentimentalismo dramático. ¿O me equivoco? —el rubio se sonrojó ligeramente y chasqueó la lengua por indignación, a veces odiaba que los seres cercanos a su persona le conociesen tan bien y Gaara para su desgracia era uno de ellos.

—Si lo que quieres oír es que desista a mi sueño de tener un bebé, lamento informarte que con Sasuke o sin él pienso embarazarme. No hay, ni habrá poder humano que me haga retractarme, y espero que te haya quedado más que claro —se levantó de su asiento encarando a su amigo con seguridad.

—¡Por Dios Naruto, date cuenta! —habló desesperado el bermejo. 

—Gaa-chan, tú mejor que nadie sabes que no pienso cambiar de opinión y lo haré a pesar de que el mundo se oponga.

—¿Y qué dicen tus padres de todo esto?

—Mis padres... no pienso decirles nada hasta que quede oficialmente embarazado —sonrió con fingida inocencia haciendo que su amigo entreabriera los ojos a mas no poder. Naruto podía darse una ligera idea del huracán de emociones que había provocado por tan simpática conversación, siendo reflejado en el imperturbable rostro de Gaara, a quien debió habérsele alterado los niveles de azúcar de manera desmesurada.

—¡¿Qué?! ¿Ahora enloqueciste?

—¡Oh vamos, Gaa-chan! ¡No te exaltes! En el hipotético caso de que tú hubieses sido un apuesto varón, sin duda fueras el primero a quien le pediría su semilla, pero dadas las circunstancias, ambos somos hermosos donceles y no es posible, así que para casos desesperados medidas extremas...

—¡Oh vaya me alagas, cariño! —el pelirrojo inquirió con un tono lleno de socarronería, buscando la manera de hacer reaccionar al rubio, acción que daba por perdida.

—Hablaré con Sasuke y le diré que no es necesario que sea el padre de mi bebé, de todas formas, si aún mantiene su palabra no tendré que recurrir a los bancos de semen que también es mi otra opción. Antes que nada, debo someterme a estudios pertinentes para ver que todo marche bien en mí, así que despreocúpate, aun no podré quedar encinta tan a la ligera —sonrió con prepotencia, para luego tomar sus cosas y depositar un beso en la mejilla de su estoico amigo, salió triunfante por la puerta y el ego creciéndole por los aires.

Definitivamente Gaara no podía contra ese demonio de cabellos rubios, si no podía convencerlo, solo quedaba apoyarlo en su locura. Rogaba a Dios, que a la larga no se arrepintiera y terminara por sentar cabeza.

Notas finales:

Espero haberles sacado una que otra sonrisa con este capítulo y que lo hayan disfrutado tanto como yo en escribirlo, quiero también aclararles que no pienso convertir a Naruto en el típico doncel sumiso y devoto de su varón por que el dobe no es así, el siempre hace su voluntad y ese cáracter fuerte de él no pienso quitárselo!!!

Haré el intento de informarme lo más que pueda en el proceso de inseminación, por ende este fic va llevar un proceso, realmente odio cuando leo historias donde él o la protagonista conoce a su amor y ya se enamoran y bla, ba, bla, yo voy de poco a poco, por que tengo que decirlo, en mi fic Sasuke y Naruto solo se ven como amigos, el Teme pueda que sienta cierta atracción por la belleza del rubio, pero de ahí al amor es otra cosa totalmente diferente, y Naruto no niega que su amigo sea guapo, pero él no conoce el amor, jamás se ha enamorado y ve al Teme como un hermano, por eso es que en este fic quiero detallar como es que ellos van a verse de otra forma.

Creo que sin querer he hecho un spoiler del fic ahahaha

Comentarios, dudas, sugerencias, exigencias, amenazas están más que bienvenidos y nos estaremos leyendo muy prontamente...


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