Te extraño…Mi príncipe.
Las nubes opacaban aquel día de verano, al parecer iba a llover pronto pero, ya nada le importaba a KyungSoo.
Los segundos, los minutos y las horas transcurrían mientras que el solo estaba ahí. Parado en el césped, con un grande y hermoso ramo de rosas color blanco. Las favoritas de JongIn.
En esos momentos KyungSoo recordó algunos momentos que había pasado junto con él. Cuando fueron al parque de diversiones, cuando jugaban al baloncesto o algún otro deporte, cuando jugaban video juegos o simplemente cuando ellos dos estaban cerca. Ellos disfrutaban la presencia del otro pero, algo andaba mal ahí.
La madre de JongIn era homofóbica.
“La homosexualidad no es algo natural” Le repetía demasiadas veces a su hijo cuando este era pequeño, y aun así siendo adolescente también se lo volvía a repetir. Tal y como un disco rayado.
Pero a aquellos dos chicos no les importaba nada. JongIn tenía una “Novia” La cual era la hermana lesbiana de KyungSoo quien se había prestado para ser su novia ya que creía que JongIn era una buena persona para su hermano y quería que este fuese feliz. Aunque, al cabo de algunos meses la madre de JongIn sospechaba a cerca de la relación de su hijo con la hermana de KyungSoo pues, casi no lo veía con ella en cambio, todo el tiempo que tenia libre lo ocupaba con el chico.
Y como todos saben la felicidad tiene momentos prolongados.
Al cabo de unas semanas la madre de JongIn descubrió que este salía con KyungSoo y no con su hermana, así que decidió dejarle encerrado en su amplia habitación. Sin Colegio, Sin Internet, Sin Celular, Sin Ordenador, Sin Nada, en esos tiempos KyungSoo esperaba pacientemente en la puerta de su casa pero el solo recibía amenazas e insultos de su madre. Pero este solo sonreía y decía que volvería mañana. Y así lo hizo, por dos largos años KyungSoo tocaba la puerta de aquella casa donde estaba encerrado su amado, pero siempre con la misma respuesta de su madre. “Es mejor que te largues de aquí, no veras mas a mi hijo”
Al fin y al cabo la esperanza tiene sus frutos.
Era el tercer año que KyungSoo tocaba la puerta de aquella casa, con la pintura desgastada y manchas que opacaban la pintura viva pero también alegre y, ese timbre, el timbre que ya había sido tocado muchas veces por el mismo dedo.
“JongIn” A KyungSoo le brillaron los ojos al saber quien abrió la puerta. Su amado al fin había atendido después de años de espera. JongIn solo estaba vestido de una manera normal mientras cargaba maletas con una amplia sonrisa. Al fin se había librado de aquella bruja que tenia de madre.
La felicidad se acumulaba, pero un día JongIn trato con indiferencia a KyungSoo, casi no le hablaba ni le visitaba, eso era raro de el ya que el siempre había sido alguien cariñoso pero… esa vez no fue así, cada vez que KyungSoo le buscaba este le evitaba hasta que un dia apareció frente a una iglesia con un traje de novio… Se iba a casar con JongIn. Este le evitaba para no arruinar la sorpresa…
La boda se había efectuado, pero al final de ella un ladrón intervino dándole un disparo de muerte instantánea a JongIn.
“Hoy es veinticuatro de Octubre…”
KyungSoo deposito las rosas blancas en aquella tumba que tenía en frente.
“Hoy es nuestro aniversario y tu aniversario de fallecimiento, Kim JongIn...”
KyungSoo derramo una lagrima, ya había pasado algún tiempo y aun recordaba aquel día como si hubiese sido ayer…
“Te extraño… Mi príncipe…”