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Failing Heart por ValkyriaVirt

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Notas del fanfic:

Hablo enserio con lo del pañuelo chicas :c

Notas del capitulo:

Suerte a los que se aventuraron a leer esto, espero les guste ;u;

Failing Heart
Por: ValkyriaVirt
Attack On Titan

Sabía que llorar no ayudaría en nada, pero no podía evitarlo.

Mientras observaba los resultados que el médico le había entregado, se preguntaba por qué tenía que pasarle a él. ¿Qué había hecho para merecerlo?

Desde niño, todos hablaban de él como si lo hicieran de un santo. Jamás había hecho nada malo en toda su vida.

Pero lo peor siempre le pasa a las mejores personas.

El doctor era un viejo amigo de su padrastro, el se acercó y colocó la mano en su hombro.

-El tratamiento para eso existe Marco… es algo caro pero tu padre podría pa-

-No, está bien

El pelinegro se limpio las lágrimas y respiro profundo antes de hablar.

-No quiero el tratamiento, eso solo me ayudaría a que ¿vivir un par de años más tal vez? Además… mi padrastro tal vez acceda a pagarlo los primeros meses, creo que mientras más rápido muera sería mejor para él.

El doctor desvió la mirada, estaba consciente de que lo dicho por el más joven era cierto.

-¿Cuánto duraré sin el tratamiento?

-Un mes, tal vez menos, sin el tratamiento podría ocurrir en cualquier momento… lo siento

-No es culpa tuya, no tienes porque disculparte… además… 2 meses es suficiente tiempo…

El más joven se levanto, salió del hospital ante la mirada triste del doctor, que le conocía desde muy pequeño y le había tomado cariño, era como un tío para Marco.

 

 

Mientras esperaba el camión, Marco sacó su celular del bolsillo y escribió un mensaje rápido.

“¿Nos vemos en la cafetería de siempre?

 

 

Marco esperaba sentado en una de las mesas de la cafetería Rose, cada viernes iba a ese lugar con Jean.  Aunque al pelinegro le gustaría llamar aquellas salidas “citas”, la triste realidad es que solo acudían ahí a causa de Mikasa.

Ella era el amor de preparatoria que Jean nunca pudo conseguir ni olvidar, y trabajaba de medio turno como mesera en aquel lugar.

No podía culparlo, ya que ella en verdad era muy bonita, pero tampoco podía evitar que doliera. Cada vez que iban ahí la mirada del  castaño se dedicaba a seguirla por todo el establecimiento con la intención de que en algún momento la chica lo notara, pero lo más cerca que había estado de ella era pedirle lo que iba a tomar.

Aun recordaba el día en que Jean descubrió que Mikasa trabajaba ahí. Se precipitó hacía ella y como siempre fue directo al punto, inclinándose frente a ella diciendo “He estado enamorado de ti desde la preparatoria”. Pero como Marco había pensado, ella ni siquiera se acordaba de Jean.

Desde eso iban cada viernes con la excusa de tomar un café y hablar de lo ocurrido durante la semana (cosa tonta ya que se veían todos los días en la universidad).

Aunque ese día no veía a la joven en ninguna parte.

Estuvo perdido en sus pensamientos por un rato hasta que la campañilla de la puerta tintineó; al levantar la mirada pudo ver a Jean entrar.

Tras no ver a Mikasa por ningún lado el castaño tomó asiento en la misma mesa que Marco.

.-Parece que se tomó el día – mencionó

.-Me doy cuenta

Jean respondió de manera algo seca, y pudo comprobar que estaba molesto cuando comenzó a dar pequeños golpes a la mesa con los dedos. Dudó que fuera por la ausencia de la muchacha así que preguntó.

.- ¿Pasó algo hoy?

.-El imbécil de Jaeger, eso paso

Marco sabía lo que venía, Jean comenzó a quejarse de Eren sobre una y mil cosas que había hecho ese día y que habían terminado por cabrear al castaño.

Jean estaba estudiando medicina y para su desgracia, Eren también.

La relación entre ellos dos nunca fue buena. Podría jurar que se odiaban entre ellos desde antes de pre-escolar.

El pelinegro suspiró, en realidad siempre era así. Jean hablaba como cotorra que comió lengua mientras que Marco se limitaba a escuchar y hacer uno que otro comentario. Pero no le molestaba, a sus ojos ese era uno de los muchos encantos de Kirschstein, podría escucharlo por horas y no se aburriría porque a él agradaba escucharle. O más bien, le agradaba todo de él.

Marco se preguntaba si sería capaz de decirle lo que había planeado desde que hubo salido del hospital, y entre sus pensamientos y el parloteo de Jean se fue haciendo tarde y el café cerró.

 

 

 

Kirschstein subió al camión, se despidió de Marco con la mano y el pelinegro hizo lo mismo. Ambos tomaban rutas diferentes dado que en lugares que estaban en direcciones opuestas.

Él lo sabía.

Sabía que había sido egoísta al decírselo… y no le importó. Prefirió arriesgarse a decírselo y recibir su desprecio a callarlo por lo poco que le quedaba de vida y arrepentirse. Antes de que el camión llegara, habló con Jean sobre lo que el doctor le había dicho y aunque en principio él creyó que era una mala broma pero terminó por entender que era la realidad.

Pero no era eso por eso lo importante.

Tras decirle aquello, Marco le había pedido que fuera su pareja. Por lo que le quedaba de vida, le había pedido que saliera con él siendo algo más que solo amigos, ir a otro lugar que no fuera esa cafetería. Ser novios.

Aunque después le odiara con su alma, que más le daba el después de cualquier manera.

Se sintió un cobarde al habérselo pedido en ese momento, ya que no le dio tiempo a Jean de procesar ni confrontarlo  por lo que había dicho,  pues el camión llegó unos pocos segundos después.

Al final no esperó a que pasara un camión y se dirigió caminando a su casa, un departamento que su padrastro pagaba solo para no tener que verlo.

Tenía mucho que pensar… y mucho de qué preocuparse, pues aún esperaba una respuesta.

 

 

 

Jean miraba el techo de su habitación.

Durante todo el camino había tratado de entender lo que paso y seguía sin comprender.

Conocía a Marco desde que estaban  en primaria y habían sido amigos desde ese entonces, pero él en ningún momento pensó que le viera como algo más que un amigo.

.-¡Maldición!

Lanzó una almohada con todas sus fuerzas contra la pared.

Estaba confundido.

“No será más de un mes probablemente… igual eres libre de negarte”

Pensó en ello antes de tomar su teléfono y contestarle. Era su mejor amigo después de todo…

 

“Está bien”

 

Al día siguiente, Jean no sacó el tema a plática, simplemente se limitaba a tomar a Marco de la mano y caminar juntos cuando tenían el tiempo libre.

Dejaron de ir a la cafetería Rose, salían al cine, a comer o simplemente se sentaban en algún parque a charlar. No se dio cuenta en que momento dejó de forzar sus sonrisas, ni cuando tomarse de la mano se volvió una costumbre tal que lo hacía sin darse cuenta, y notó no le molestaba… pero había algo que no pudo hacer. Un beso.

Fue en algún momento de la segunda semana que Marco trató de darle un beso, y él lo esquivó fingiendo que no se había dado cuenta. A sabiendas de que el pelinegro no replicaría nada.

Desde eso estar con Marco le hacía sentirse extraño, no de una mala forma pero si de una que no podía explicar.

Ahora Jean estaba en castigo.

Así es, castigado en la universidad. El y Eren habían tratado de matarse con los desfibriladores que usarían para la práctica de ese día y tenían que quedarse y limpiar toda el aula.

.-Eh, cara de caballo, he notado que al fin estas saliendo con Marco. ¿Te diste cuenta solo o te lo tuvo que decir él?

Dijo Eren mientras ordenaba unas cosas en la estantería. No usó un tono de burla, lo mencionó más para sacar plática porque estaba aburrido.

Pero Jean no se lo tomó así. Tal vez de otra persona le habría pasado sin importancia, pero por ser Eren le había molestado.

.-¡Jódete Eren!

Le gritó desde donde estaba y Eren en cierta forma se sorprendió.

.-Oye cálmate, solo quería saber…nenita.

No lo dijo por el hecho que saliera con Marco, sino por la manera en que había reaccionado, pero de nuevo esto fue malinterpretado; nadie había hecho mención hasta ese momento de lo que había entre Marco y él, tal vez era por eso que no había tenido problema alguno durante el tiempo que había pasado. Si Jaeger creía eso, ¿qué creerían los demas?

Pero su furia no se desataría en Eren, o claro que no.

En ese momento se abrió la puerta y Marco se acercó a Jean sin estar enterado del pequeño cruce de palabras que había ocurrido… entró en el ojo del huracán.

En el fondo sabía que lo que haría estaba mal, pero no podía contenerse. Era como si todos los colores se borrasen y ahora solo viera en rojo; en ese momento frente a él no tenía a su mejor amigo, tenía al culpable de que la gente pudiera pensar mal de él.

.-debí haber dicho que no…

.-¿dijiste algo?

.-¡DIJE QUE DEBÍ HABER DICHO QUE NO!

Ambos, Eren y Marco dieron un salto del susto.

.-maldita sea ¡Sabía que esto iba a traerme problemas! ¡Mejor hubiera sido solamente alejarme de ti!

.-¡Oye idiota no le hables a-!

.-¡TU CÁLLATE JAEGER!

.-Esta bien… y-yo entiendo, si soy una molestia yo-

Tartamudeó Marco.

.-¡Claro que lo eres!

Cada palabra era un cuchillo, y cada cuchillo iba dirigido a su corazón. Sabía desde el principio que algo así podía pasar, sin embargo ahora luchaba por contener el llanto.

.-¡Se acabó no voy a seguir con esta farsa! ¡Ni siquiera pienses en acercarte a mí de nuevo! TE ODIO

Jean ahora respiraba como un toro que tratara de contener su furia, pasó a un lado del más alto y se propuso a salir del aula para irse.

Y en medio de la tormenta se origina el desastre.

Marco se llevó la mano al pecho, y comenzó a respirar con dificultad. Jean volteó, a punto de gritarle de nuevo y decirle que no fingiera para hacerle sentir mal.

Pero a quien quería gritarle ya no estaba de pie,  estaba tirado en el suelo con una expresión de dolor en el rostro. Y de pronto el rojo se fue y se llevó su enojo, recordándole porque estaba haciendo lo que hacía.

Las cosas pasaron tan rápido frente a sus ojos que lo siguiente que sabía era que Eren estaba usando el desfibrilador de las prácticas en Marco y que le gritaba para que llamara a una ambulancia.

Pronto se escucharon las sirenas y con ellas llegó la culpa.

 

 

 

El castaño estaba sentado en el pasillo fuera de la sala de urgencias, con los codos apoyados en las rodillas y cubriéndose la cara con las manos.

Hacía unos minutos el doctor había salido a decir que, si Marco aún respiraba, era gracias a que habían usado el desfibrilador a tiempo. Eso hizo que se sintiera aún peor, ya que fue Eren el que reaccionó y salvó al chico; él solo se quedó parado ahí sin hacer nada.

.-Mi hermana vendrá a recogerme ¿Te llevamos a tu casa?

Ni siquiera habló, solo negó con la cabeza. Eren se sentó a un lado.

.-No te eches la culpa

.-¿Cómo no voy a hacerlo? Sabía sobre su enfermedad y aun así fui yo el que casi lo mata

Ninguno dijo nada más hasta que la hermana de Eren llegara a buscarlo, y cuán sería su sorpresa al darse cuenta de que era la misma Mikasa por la que hubiera dado todo solo por una pequeña cita con ella. Un momento… ¿hubiera?

La joven pasó a un lado de Eren, llendo directamente hacia Jean y propinándole la bofetada más dolorosa que este había recibido en su vida.

.-Eres el idiota más grande que he conocido en mi vida.

Jean la miró confundida, y solo entendió que Eren le había contado lo sucedido cuando notó que este se negaba a mirar.

.-No, eso es un insulto. Los idiotas saben apreciar a sus amigos, idiota fue él por enamorarse de ti.

Mencionó Mikasa refiriéndose a Marco. Tomó a Jean del cuello de la camisa obligándole a levantarse, tenía una expresión aterradora.

.-Ese idiota que está ahí siempre llegaba primero a la cafetería ¿sabes por qué? Porque casi se hincaba frente a mí para que atendiera su mesa ¡TU mesa!

.-“no…”

Pensó y no pudo hablar.

.-Y es tan idiota que aguanto que su corazón se rompiera en pedazos cada vez que iban ahí porque te ama tanto que prefería sufrir solo por verte feliz pero eres tan ciego que nunca te diste cuenta.

En lugar de solamente soltarlo, lo empujó y dejó que callera al suelo.

-Me das asco, Jean Kirschstein

Vio como ella se iba y como Eren le dedicaba una mirada pidiendo disculpas. Se merecía esas palabras, todas y cada una de ellas. Pronto se encontró sorprendido de sí mismo. La persona que creía amar le había echado en cara todo aquello y sin embargo no sentía nada.

Todo aquello…

Se incorporó y comenzó a pensar en lo que dijo; todo lo que Marco había hecho por él sin que sospechara si quiera, que otras personas lo notaran y él hubiera sido el único estúpido que no. Pensar todo eso hizo que entendiera por qué no le dolieron las palabras de la chica, desde que empezara a “salir” con Marco no había pensado en ella ni una vez, siempre estaba pensando en qué harían, a donde saldrían e incluso lo que iba a usar.

A eso se refería Eren cuando dijo  “al fin estas saliendo con Marco”.  Porque incluso el siendo un tonto se daba cuenta.

 

 

 

 

A Marco lo trasladaron a una habitación aparte en el hospital, la primera vez que lo vio fue como recibir un cubetazo de agua fría… en invierno… en el polo norte.

 

El permanecía conectado a varias máquinas, entre ellas una que le permitía seguir respirando, sus ojos estaban entreabiertos pero habían perdido su brillo. Estaba respirando, pero no podía decir que estaba vivo.

Lloró como nunca lo hizo en su vida, deseando no haber actuado de forma tan inmadura,  que el mes que Marco dijo que podría seguir fuera una realidad, quería decirle que le quería y que si le daba el tiempo y la oportunidad, podría llegar a amarlo como él le amaba.

Jean estuvo junto a Marco dos semanas más. Cada día que pasaba veía como el pelinegro decaía más y más, pero no se fue. La mayor parte del tiempo solo sostuvo su mano mientras lo veía respirar débilmente y su única compañía era el sonido de la máquina que medía el ritmo cardíaco.

Eren iba algunas veces, le llevaba comida y ropa diciendo que eran de parte de su madre (la de Jean). Aunque en realidad comía un poco menos de la mitad de lo que llevaba y tiraba el resto. Por suerte el baño que había en el cuarto del hospital  tenía ducha y no tenía que ir a casa para ello. También pidió un permiso en la universidad para no tener que ir

Por las noches lloraba hasta que terminaba por dormirse y por las mañanas siempre tenía la esperanza de encontrar a Marco despierto, pero nunca pasó.

Comenzó a preguntarse si el dolor que sentía ahora era como el que había sentido el pelinegro, pero sabía que este lo había pasado aún peor.

Fue el día en que se cumplió el mes exacto en que despertó, y escuchó el pitido molesto de la máquina que medía el ritmo cardiaco. El sonido era seguido, Jean apenas y reunió las fuerzas para mirar hacia esa máquina; como estudiante de medicina sabía lo que significaba y temía a afrontarlo.

 

 

 

No había asistido al funeral, simplemente no podía verlo en un ataúd. Y tampoco se sentía en condiciones para recibir las miradas que le iban a dirigir si se llegara a haberlo hecho.

Tan pronto como acabó la universidad consiguió trabajo en la clínica de una ciudad vecina, cosa que le resultó más cómodo que seguir viviendo en la suya.

Sin embargo él regresaba una vez a la semana en viernes, su día libre. Visitaba a su madre y pasaba a una florería, comprando únicamente dos flores.

Su última parada era el cementerio, la razón principal de su visita.

El lugar en que estaba Marco no estaba muy lejos de la entrada. Le gustaba ir y sentarse frente a hablar sobre lo que había hecho durante la semana, como si pudiera escucharle, como si de nuevo estuvieran en esa cafetería platicando.

Y antes de irse dejaba sus flores, dos claveles.

Uno rojo y otro blanco.

Notas finales:

TIENEN TODO DERECHO A ODIARME. QUE LE HICE A MI OTP *cries*

OTP feels ;m;

Pequeñas aclaraciones:

>La enfermedad de Marco se llama coronaria, y es algo que se presenta con el pasar del tiempo y causa paros cardíacos

>Los claveles. El rojo simboliza amor, orgullo y admiración (Jean) y el blanco simboliza inocencia y amor puro (Marco)

 


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