Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Life Time por ChanRoaar

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este es el primer Fanfic que subo, la verdad, así que espero que le den una oportunidad y que consideren en dejar algún comentario bonito.


Muchas gracias por su atención.

Tus manos están heladas, la soledad esta a tu lado, solo el ruido de la televisión irrumpe en tu impugne silencio junto a tu, innecesariamente, agitada respiración. Te sientes ir mientras miras un punto fijo del suelo sin mirarlo realmente, juegas inconsciente con tus manos buscando inútilmente calentarlas. Te sabes solo, sabes que estás perdiendo lo único que te mantiene cuerdo y estable, pero aun así no haces nada para remediarlo, te has auto convencido de que si se separan será mejor, ya no puedes aguantar más el dolor de cabeza que inquiere estar siempre al lado de JongIn, siendo su apoyó inmutable mientras él se sigue martirizando por la muerte de su primer y, según él, último amor, pero mientras eso sucede, te va hiriendo, te fue llevando a la realidad de que nadie te ama, ni siquiera aquel que hace meses te había dicho que se fijo en ti hace años y que había prometido quererte sin importar qué. Te sabes solo, nuevamente.


La ilusión acabo hace mucho y te sabes desierto por dentro, tú, que diste tanto de ti por ese que aun llora la falta irremediable de alguien que ya no está. Se quedo con todo de ti, tus sentimientos, tu inocencia, tus ilusiones, tu alma y tu cariño hacia otros, se llevo todo, dejándote como un cascarón, desierto por dentro.


Te mueves lentamente para adoptar una posición más cómoda en la cama, meditando, mientras esperas que el ataque de ansiedad, que sabes, intente apoderarse de ti, se vaya normalizando tortuosamente despacio.


Amas a JongIn, lo sabes desde hace tiempo, lo amas desde que empezó a demostrarte afecto, uno que luego se esfumo, con todos los encantos que eso conllevaba, claro está. Sabes que aun no das por concluida la relación porque para ti representa un reto hacer que alguien como él madure y se dé cuenta de que desperdicia su tiempo mortificándose por la muerte de alguien por causas naturales, lo sabes, porque ya lo has vivido en carne propia con anterioridad. Pero bien dicen que cada quien hace de una espina un rosal si así lo desea.


Pero aun así, no creías, y sabías, que él no tenía el derecho de amargar y entristecer tu existencia, una que hace poco habías empezado a recuperar y ahora veías perdida casi por completo de nuevo, por culpa de lo que te gustaba denominar como “un desgraciado inmaduro”.


Frotas tus sienes con cansancio, tu cabeza palpita según tu punto de vista y tienes casi por seguro que esta por estallar, pero no haces nada para remediarlo, tienes bien merecido el castigo por estarte martirizando por algo que no deberías ni pensar más de una vez al mes, y lo tienes claro, pero aun así el tema te afecta y no puedes evitar abordarlo siempre en tus pensamientos.


Suspiras, con resignación y te giras de nuevo en la cama, cerrando los ojos. Te odias a ti mismo por dejar que esto llegase tan lejos, pero estás enamorado de él, aunque sabes muy bien que él no te ama y solo te está utilizando como un soporte para no hacer algo estúpido y ya te has cansado de ello, tú no eres alguien que se deje someter para beneficios de los demás según tu punto de vista, pero allí estas, dejándote moldear por las heridas emociones de ese que una vez correspondió tus dulces te amo y te beso cariñosamente antes de volver a lo suyo, y lo detestas.


Sin embargo, no te odias, porque no tendría sentido odiarte por dejarte llevar por tus emociones y estás convencido que en cuanto consigas nuevos amigos al inicio del semestre de la universidad, dejaras la lastimera relación que hoy llevas en tus espaldas, estorbándote más que ayudándote; por el bien de la paz, por el bien de tu propia saludad mental.


Tu teléfono suena y cuando lo tomas, muy a tu pesar, notas que es JongIn el que te ha escrito, y te exige verse el día de mañana porque necesitan hablar, tocas repetidas veces la pantalla con tus dedos y preguntas qué necesitan hablar, la respuesta llega unos minutos más tarde y esta no te dice nada realmente, así que frunces el ceño y vuelvas a palpar la pantalla del móvil escribiendo en respuesta que mañana tienes cosas que hacer, que lo sientes, así que JongIn, sin tardar demasiado te dice que se verán el jueves entonces. Algo te pone nervioso, porque él nunca te llama por tu nombre y esta vez lo ha hecho, te sabes en problemas, pero no sabes si realmente será un problema que JongIn pretenda terminar contigo, siendo que tal vez debería ser tomado como una oportunidad para escapar de la tortuosa rutina a la que te has acostumbrado a llevar los últimos meses. Todo acabara por fin y serás libre de ocuparte de ti mismo de nuevo.


Sin embargo, te parece una tortura esperar un día más para que todo termine, bien sería mucho menos doloroso si cortasen por teléfono y sabes que no te importaría que así fuese, porque así pudieses llorar tranquilo, sin vergüenza, ni reparos, serías capaz de desahogar en privado toda la frustración que esos 7 meses juntos han conllevado.


Porque 7 meses juntos no es la gran cosa, pero te hicieron sentir mucho, porque fueron suficientes para amar, ser amado y luego rechazado. Te sientes tonto por haberte entregado tan pronto a JongIn, pero sabes, muy dentro de ti, que si no lo hubieses hecho seguirías rememoran desagradablemente aquellos recuerdos que tanto habías querido borrar y que habías podido tapar con la placentera y torpe experiencia que JongIn te había brindado, una experiencia llena de primeras veces para ti y de muchas veces sin importancia para él, pues tu no eras aquella persona por la que JongIn hoy llora y nunca lo has sido, y por eso sabes que JongIn nunca ha llegado a pensar que alguna vez te hizo el amor, sino que solo era sexo casual con una persona que se dedicaba a, simplemente, hacer sus días más llevaderos.


Tardas en darte cuenta, pero de pronto ya han pasado los días y estas de pie frente a la puerta del apartamento de JongIn, tocando el timbre, con el corazón en un puño. Sientes el vértigo invadirte, sabes que eres fuerte y que podrás sobrellevarlo, pero también sabes que en una primera instancia las lagrimas rodaran libres por tus mejillas, pues estas frente a la persona que amas y nunca te amo.


JongIn no tarda en llegar al punto y pronto, como en un recuerdo borroso, ya estas tomando el bus de regreso a tu casa, con un corazón destrozado y limpiando las lagrimas que se te han logrado escapar al salir de la casa de aquel que a partir de ahora, será como un desconocido más cuando vayas pasando imperceptible por las calles, te duele, pero dejas que el dolor fluya, pues sabes que esto es una lección que has debido aprender, para dejar de ser tan iluso con el mundo, pero al menos puedes sonreír con nostalgia al llegar a casa y ver tu cama, deshecha, donde algunas veces se sentaban JongIn y tu a ver la televisión o a hablar cosas sin el mayor sentido antes de que él debiera irse a casa.


Todo empieza a fluir con un aura grisácea a tu alrededor, pero no te permites estar triste, sabes que eres mejor que eso, después de todo, ahora podrás empezar a buscarte entre las sombras nuevamente y esperas descubrir una mejor versión de ti mismo a estas alturas. Los meses restantes para el inicio de la universidad se hacen paulatinamente más cortos, cambias el color de tu cabello, decides que sería bueno reinventar tú habitación y cambias todo de lugar junto a la pintura de un color mucho más vivo y entusiasta que el anterior. Ya nada se parece a cuando estabas con JongIn y eso te alegra, porque ya no encuentras recuerdos en esas paredes que se proclaman como tuyas. Hace meses nadie te toca, no tienes contacto con casi nadie pues todos tus ex compañeros están ocupados realizando su propia vida, y tú empleas tu vida en aprender cosas nuevas. Hace unas semanas has dejado de preguntarte por su estado, pues sabes que él no se ha de preocupar por el tuyo, duro mucho más de lo que pensabas lograr que JongIn no ocupara tu mente siempre que te distraías.


Tu primer día no es nada fuera de lo común, no hablas con nadie, te sientes cohibido y cerca de un ataque de pánico por el nuevo ambiente junto a las aproximadamente 30 nuevas personas a tu alrededor. Te sientes juzgado, no encajas entre aquellas personas y lo sabes, ellos son demasiado normales para ti y tú eres lo que ellos pronto consideraran como un bichejo raro en todo su esplendor.


Alguien llama tu atención, ha sido algo parecido a un flechazo y te niegas a admitirlo.


Es de unos semestres superiores, con cabello rizado y notablemente decolorado a tonos castaños casi rubios, de una risa estruendosa, un potente metro ochenta y cinco, presumes, y una sonrisa de bobo que simplemente ha capturado toda tu atención.


Es diferente a los demás, es simplemente más singular que cualquier otra persona que hayas conocido antes, y lo sabes, tímidamente te acercas a él con una valentía interna de la que no te creías poseedor y preguntas por algunas indicaciones que sabes de memoria, pero como sabes tu cara lleva un letrero donde reza la palabra “nuevo”, preguntas de todos modos.


Muy cortésmente te indica la dirección a donde debes ir una vez que el castaño ha fijado su completa atención en ti, con una completa y sincera sonrisa que te deja aun más encantado que antes, una sonrisa que hace vibrar tu corazón. Agradeces al amable muchacho y vas donde se te ha indicado para luego de unos minutos salir y volver a tu verdadero camino, le miras de reojo mientras vas caminando y muerdes con nerviosismo tu carnoso labio inferior, preguntándote si aquel alegre muchacho estará ya ocupado, si es gay y lo más importante, que impresión habrás causado en él.


Inconscientemente empiezas a arreglarte un poco cada día bajo la esperanza de toparte a aquel alto muchacho por los pasillos, todos en la facultad lo conocen por su aspecto y risa singular, así que no tardas en dar con su nombre, se llama Chanyeol y está en el 5to semestre de la carrera. Sueñas con momentos clichés de películas americanas, donde sin querer tropiezan, los libros caen y empieza una romántica e inigualable historia de amor, o incluso donde llueve y tu no traes tu sombrilla, así que él te ofrece llevarte bajo la suya hasta el subterráneo para que no te mojes en el trayecto, aunque la gran mayoría de los pasillos de la universidad estuviesen techados.


Te encuentras a ti mismo suspirando bobamente en tu habitación por alguien con quien no has cruzado palabras y miradas más que una efímera vez, pero eso te basto para preguntarte como sería sentirse protegido por esos brazos ligeramente musculosos y ese pecho que fácilmente ha de cubrirte por completo, siendo que aquel muchacho te saca al menos una cabeza de alto, como mínimo, claro está.


Aun así tu rostro sigue impasible en los pasillos con tu tono indiferente y tus ropas holgadas muy bien escogidas para que luciesen a la moda. Las chicas dicen que eres un cabeza dura y que te quedarás solo sino cambias tu actitud indiferente para con los demás, pero es que nadie aun se ha ganado lo suficiente tu confianza para dejarlo escuchar tu risa por completo y verte haciendo esas caras feas que solías hacer cuando reías abiertamente, a diferencia de Chanyeol, que siempre reía con todos.


Eran dos polos marcadamente opuestos a tu parecer, el era alegría, tu tranquilidad.


Pero una tarde, sin embargo, ver a Chanyeol leyendo tranquilamente en un banco a las afueras de la facultad, tomando el almuerzo completamente solo, hizo que te acercases a él y tomases asiento en el lado libre de la banca, cruzando tus piernas sobre esta, comenzando a tomar un poco de tu almuerzo mientras abrías distraídamente uno de tus libros para repasar la última lección que habías visto en clases.


No reparaste cuando el chico a tu lado dejo de comer y alzo la mirada de su libro para verte atentamente, tampoco reparaste cuando seguiste leyendo distraídamente llevando bocado tras bocado de tu sándwich a la boca mientras el de cabellos rizados, bastante desorganizados, sonreía cálidamente, pero más que todo te sobresaltaste cuando una de esas manos con las que habías soñado entrelazar tus dedos, se coloco sobre tu cabeza y revolvió suavemente tu cabello, llevándote a mirar, sin comprender, al muchacho que te sonreía abiertamente.


Nunca imaginaste que esa acción te llevaría a tener un mejor amigo, ni a tener un círculo de amigos, bastante peculiar, cabe resaltar.  No imaginaste que ese gesto te haría volver a reír innumerables veces por bromas tontas y acciones aun más tontas, tu mundo se volvió alegrías a tu parecer y más te valía disfrutarlo antes de que acabase la felicidad nuevamente y fuese reemplazada por otra etapa de silencio y auto crecimiento, porque no era que las detestases, pero simplemente esta fase de alegrías y bromas te agradaba mucho más.


Esporádicamente todos se estresaban antes de que volviese la calma por culpa de los exámenes, pero tú nunca sucumbías a ella y tratabas de aprobar todo siendo siempre el mejor de tu clase, cosa que era bien recibida por los demás, en especial por tu gigante amigo que te envolvía efusivamente en sus brazos y te felicitaba por tus siempre grandes éxitos, y eso era más que suficiente para ti, porque no querías arruinar la amistad por un sentimiento de amor que sabías no era reciproco.


El castaño era el alma de la fiesta siempre y era muy raro encontrarlo pasado de copas, aun te sorprendía cuando eso sucedía y te veías obligado a llevar a un borracho Chanyeol al auto de alguno de sus amigos que hubiese decidido que ya era suficiente fiesta por un día y que debían ir a descansar, siempre dejándote primero en la puerta de tu casa, donde los despedías amablemente.


Solo una vez tuviste el valor de confesar a alguien lo que sentías por el alto muchacho y tu interlocutor rió, espetando que ya lo sabía, ese era JongDae, siempre perspicaz, siempre un paso delante de todos. Confesar aquello a ciencia cierta luego lo viste como un error, pero el pelinegro de tu amigo lo aprovecho para empezar a dejarlos a solas con más frecuencia, haciendo que el castaño y tú pasasen mucho más tiempo en la compañía del otro que antes.


Una de las mayores sorpresas de tu vida fue encontrar a Chanyeol esperando por ti en la puerta de tu clase, una de las últimas semanas del semestre, el castaño se veía como siempre, muy animado y alegre, pero le notaste nervioso y te sorprendió el saber porqué. Dejándote en claro que había ido por ti, te dejo visualizar un ramo de flores, y no cualquieras, sino tus flores favoritas, para ofrecértelas apenado, rascando con su mano libre la parte de atrás de su cabello castaño. No sabías que pensar, tu mirada se paseaba del ramo a  Chanyeol y de Chanyeol al ramo, al final, decidiste cogerlo dubitativo, sonriéndole apenado al muchacho alto frente a ti, sin duda estaban haciendo un espectáculo en el pasillo, sobre todo porque Chanyeol era alguien popular en la facultad y porque a este nunca le habían conseguido novia o incluso a alguien que le gustase y por ello era uno de los solteros más cotizados del pabellón.


  “¿A qué… se deben?” Preguntaste al final, luego de unos minutos, mirando con un leve rubor en tus mejillas al chico castaño que te veía con una mezcla de felicidad y nerviosismo en su semblante.


La respuesta, te agarro fuera de base, puesto a que abriste sorpresivamente tus ojos y sentiste aquel leve rubor convertirse en un rojo intenso. “Yo… vine a confesarte que me gustas” El castaño desvió la mirada, haciendo una mueca parecida a una sonrisa con sus labios, antes de mirarte de reojo avergonzado, él no sabía que todo el mundo vería aquello como el mejor notición del año, ni que todos se quedarían en su lugar para ver el espectáculo que acontecería cuando Chanyeol se apareció por la facultad con el modesto y hermoso ramo.


Tu expresión de shock provoco que el muchacho mayor se sintiera algo incomodo, así que te apresuraste a negar y a sonreír en la misma sucesión de movimientos, confundiendo al castaño. Sin embargo, te apresuraste a dejarle en claro a todos que el sentimiento era reciproco cuando te lanzaste a sus brazos y colocándote de puntillas, lo besaste sin previo aviso.


Risas y victoreos se escucharon a continuación por los pasillos junto algunos suspiros de resignación al ya no tener más a aquel soltero codiciado a su disposición. Los brazos fuertes de Chanyeol rodearon tu cintura como tantas veces antes, agachándose un poco para que no tuvieras que seguir esforzándote en mantenerte a su altura en lo que el beso durase, tu corazón revoloteando y una sonrisa plasmada en tus labios que seguían unidos a los del otro fueron señal suficiente para condenar a tu corazón nuevamente en un enamoramiento que creías por siempre unilateral, pero por una vez, la vida te había jugado una buena carta, poniéndote a aquel  simpático muchacho en tu camino.


Cuando aquel primer beso hubo finalizado Chanyeol junto sus frentes, sonriéndote con cariño, con su mirada solo puesta en ti, una mirada sincera, enamorada, donde solo podías ver amor reflejada, un amor como el que no habías visto hace mucho tiempo, sino es que nunca, porque esta vez se sentía distinta a las anteriores, porque ahora los labios te hormigueaban de emoción por el pequeño rose que tuvieron con los ajenos.


“Gracias por corresponderme, pequeño” El más alto susurró, dando un leve beso de mariposa sobre tus labios, a lo que reíste suavemente y bajaste tus brazos con cuidado del agarre en su cuello, tratando de no dañar las flores que el alto muchacho te había obsequiado. “¿Quieres ser mi novio, KyungSoo?” Chanyeol nunca dejo de sonreírte mientras te ofrecía su mano una vez hubo vuelto a enderezarse. Asentiste levemente y tomaste su mano, provocando un grito de euforia de un pequeño grupo que iba ingresando por las escaleras a la facultad, grupo que resulto ser su pequeño grupo de amigos, siempre alegres, siempre escandalosos.


Los días pasaron poco a poco, cada uno lleno de diversos rayitos de sol proporcionados por el chico ahora a tu lado, las vacaciones llegaron con un entusiasmo compartido por toda la universidad, ustedes procedieron a ir en un viaje a las montañas cercanas a la playa, donde acamparían y se relajarían, todos empacaron lo respectivo y alquilaron una mini van que iría conducida por Minseok al ser el mayor de todos.


Aquel viaje creó recuerdos inolvidables que nunca creíste ser capaz de obtener, pero ahora todo estaba lleno de claridad, de alegría y felicidad. Nostálgicamente una noche recordaste como te encontrabas hace un año por esas fechas, recordaste por primera vez en meses a JongIn y te sentiste culpable al imaginar que algo le hubiese sucedido durante ese tiempo en el que no han estado en contacto, recordaste también cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que siquiera tuviste contacto con esos ex compañeros que siempre luchaban por reunirse pero que nunca concretaban nada por los diversos horarios de todos, y por primera vez en meses, quisiste llorar por ese pasado que cada vez se hallaba más lejano, pero la vida da vueltas y si estabas allí justo ahora era porque así debía ser.


Unos brazos familiares te rodearon durante tu ensimismamiento, sacándote del mismo, Chanyeol te sonrió y pregunto si sucedía algo, pero tu negaste y simplemente contestaste que estabas nostálgico, razón por la cual recibiste un pequeño beso lleno de dulzura en tu hombro derecho junto a un reforzamiento de ese agarre protector. “Descuida, si hoy nos encontramos aquí es porque así debe ser, no podemos cambiar el pasado, pero podemos hacer algo por el futuro, así que si quieres volver a saber de alguien o revivir algo, encárgate de hacerlo y no dejar que solo suceda”. Aquellas palabras se quedaron grabadas como fuego en su mente.


Se encontraban solos sentados en la arena, los demás habían sucumbido al sueño en sus respectivas tiendas de acampar y Chanyeol se encontraba cubriéndote del frio de la noche con su propio cuerpo. Recuerdas aquella noche bien, porque fue la primera vez que, torpemente, consiguieron unir sus cuerpos y sus almas en algo que podía considerarse como el acto más viejo y hermoso del mundo. Recuerdas las suaves caricias, los besos efímeros y sensaciones placenteras recorrer tu cuerpo, los largos dedos de tu acompañante delinear tu silueta con delicadeza y las pequeñas risas apenadas de ambos al verse tan torpes y nerviosos. Una primera vez memorable con una persona altamente memorable, y la mejor hasta ahora en tu vida.


Todo parece lejano ahora, cuando te encuentras conversando con JongIn en el sofá de su casa, donde muchas veces se habían acostado a ver películas y a besarse desenfrenadamente por horas. Te alegra saber que se encuentra bien, estudiando lo que siempre quiso en la universidad, continua soltero y aun no supera aquel primer amor de un final triste y por eso te alegras de que aun no consiga pareja, pues sabes que quien sea, no tolerara tan bien como tu todo los desplantes que JongIn podía darle a una persona por aquel primer amor aun no olvidado.


Tu vida regresa a lo que una vez fue, alegría constante, caricias sinceras y meses de tranquilidad entre libros de estudios con besos furtivos entre libros, que te hacen reír sin importar la ocasión. La tristeza ya no es algo que este en tu vida con frecuencia, al igual que la ansiedad y agradeces a aquel muchacho de ahora cabellos negros, lizos y mucho más cortos por ello, le llamas con cariños y Chanyeol levanta su vista de la columna de libros que tiene frente a sí, le indicas que se acerque y cuando le ves levantarse de la silla con un bostezo, te acercas a envolver cuanto puedes de su cuerpo con tus brazos.


El más alto sonríe y te abraza de igual forma, tomándote entre sus brazos para levantarte del suelo y llevarte al sillón con él, puesto que pasaras la noche allí, crees no poder ser más feliz, pero entonces salen de la boca del pelinegro aquellas tres palabras que nunca creyó volver a escuchar. “Te amo, KyungSoo” Te volteas a verlo y le sonríes con un sonrojo poco pronunciado en tu rostro, tomas entre tus manos el rostro ajeno y plantas un lánguido beso en aquellos labios que tanto te gustan desde la primera vez que los probaste, hace casi dos años ya. “Yo también te amo, Chanyeol” Respondes con lentitud antes de ser acunado en los brazos musculosos de tu pareja, con la que has decidido ser feliz sin importar que.


No sabes que te depara el futuro, nunca puedes saberlo pues cada decisión que tomamos infiere en ello, es incierta la cantidad de tiempo que aun nos queda por vivir, así como es incierto hasta donde nos puede alcanzar el amor, a veces el límite es tan incierto como el mañana, otras simplemente sabes que debe acabar. Una decisión dolorosa hoy puede llevarte a un mejor mañana, no vale la pena sufrir por una causa perdida ni resignarse a perder la vida entera en un dolor que puede nunca sane, pero sí que se pueda sobrellevar. No hay mal que por bien no venga como dice el dicho, a veces nos quejamos de muchas cosas cuando puede que haya personas que la estén pasando peor que tu, o la hayan pasado mucho peor que tu, pero el ser humano es egoísta y solo ve su propio dolor, cegado en que no hay nada más importante que ellos mismos.


A veces alegamos cosas inciertas y prometemos cosas que sabemos que no podemos cumplir por mantener una mínima esperanza en algo, pero la vida no depende de nosotros, ella sigue su curso sin importar qué o quién, muy pocas veces es bondadosa, pero siempre es astuta.


Hay que aprender ante cualquier cosa que no debemos apresurar al tiempo y a vivir en paz con uno mismo, a veces esperamos cosas muy deprisa y no obtenemos nada más que una decepción, pero cuando dejas que las cosas fluyan con calma, las cosas llegan incluso sin ser esperadas y llegan a ser una de las mejores cosas que nos ha pasado en algunas ocasiones, en otras la vida nos pone obstáculos que creemos insuperables, dolores que nos atormentan y nos mortificamos por ello, sin saber que tal vez la vida tenga mucho más cosas que ofrecernos más adelante, todo y con tal hayas podido aprender de aquel obstáculo que te puso antes, porque la vida se trata de aprender y ser feliz, porque sin importar qué o quién, no hay nada ni nadie que deba impedirte la felicidad que todos deseamos.


Las decisiones más pequeñas pueden generar los cambios más grandes. Si te sientes mal hoy porque estas triste, haz algo para cambiar eso. Si falleció un ser querido no llores más de lo que debas, levántate con la frente en alto y demuéstrale a esa persona que eres fuerte y que siempre le recordaras con la mejor de las sonrisas aunque sea difícil. Se optimista. Si algo te molesta dilo. Si quieres cambiar algo hazlo. Debido a nuestros propios temores e inseguridades solemos privarnos de nuestra propia felicidad, pero recuerda, que si no arriesgas, no ganas. Si no esperas, no obtienes nada. Todo a su debido tiempo y si aun no llega, es porque aun debemos aprender algo más antes de toparnos con eso que tanto queremos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).