Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sobre el amor de la vida por suki

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola gente hermosa, 

En esta ocasión vengo a dejar por aquí este one shot que escribí con todo mi cariño y que está participando para el concurso de one shots de la página Amamos el SasuNaru y NaruSasu 2 en Facebook. 

Vengo a hacerle promoción por aquí, así que les dejo el link para que, si tienen un tiempito, me apoyen con sus likes porfavor :)

La votación por este one shot termina aproximadamente a las 9 de la noche hora México o 12 de la noche hora Chile (Lamento no saber el horario de otros países)

https://www.facebook.com/amamossasunaruynarusasu?ref=bookmarks Amamos el SasuNaru y NaruSasu 2

Notas del capitulo:

Hoy vengo por aquí con este nuevo one shot, lo escribí con todo mi cariño y espero de todo corazón que les guste.

Muchísimas gracias por leerme. :)

 

Disclaimer:Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. Contiene algunos spoilers del final del manga

Sobre el amor de la vida

Como todas las noches, el puesto de ramen Ichiraku se encontraba rebosante de gente que iba a terminar sus atareados días acompañados de un humeante y delicioso tazón de alguno de los veinte estilos de ramen que vendía el local.

En una de las mesas del fondo, el séptimo Hokage disfrutaba de la compañía de tres de los amigos que había conocido desde sus días de juventud. Con sus familias hechas y las responsabilidades que inevitablemente se les vinieron encima con la adultez, días como aquel, en que podían fingir por unas horas que no tenían una sola preocupación en el mundo, eran algo extremadamente raro y extremadamente preciado, sobre todo después de que el rubio Uzumaki hubiera tomado el título de Hokage, ya que sus tareas como líder de la aldea solían absorber todo su tiempo y compartir con su familia y amigos se había vuelto para el rubio algo prácticamente imposible, a excepción claro que se tratara de Sasuke Uchiha, pues cuando el poseedor del sharingan ponía pie en Konoha, el rubio Hokage se escabullía de sus deberes para pasar todo su tiempo al lado de su mejor amigo hasta que éste se iba nuevamente de la aldea. Después de tantos años que le había costado traer a Sasuke de vuelta, era lógico que el rubio no iba a permitir que los años los separaran.

Aquel día sin embargo, se habían hecho un espacio para verse por unas horas en el restaurante favorito del rubio. En ese preciso momento el admirado héroe de la cuarta gran guerra se encontraba enfrascado en una infantil competencia contra Kiba por quién comería más tazones de ramen. A veces era justo y necesario volver a comportarse como mocosos irresponsables, sobre todo cuando aquella pequeña competencia era la única oportunidad del Inuzuka para patearle el trasero al Hokage. 

A su lado, Shikamaru, mano derecha del rubio y quien solía ponerle los pies en la tierra, bostezaba entre bocado y bocado mientras murmuraba lo mucho que necesitaban actuar la edad que en realidad tenían porque ahora eran un ejemplo para las generaciones más jóvenes. De sobra está decir que estaba siendo ignorado por los supuestos adultos que iban parejos sobre su décimo tazón de miso ramen.

Justo frente a Shikamaru, Sai, quien en un día normal estaría a estas alturas levantando apuestas entre los comensales del lugar sobre la competencia entre sus dos amigos más hiperactivos, se encontraba inusualmente absortó en sus pensamientos, sin haber probado bocado de su tazón de ramen de puerco.

No fue hasta que Naruto se proclamó vencedor al haber terminado trece tazones contra los once y medio que comió Kiba antes de que tuviera que levantarse como alma que lleva el diablo hacia los sanitarios y devolver todo lo que había comido, que el rubio se dio cuenta que su amigo estaba sumido en un silencio demasiado extraño para el ex anbu de raíz.

- ¿Qué ocurre, Sai? Creí que ya habrías conseguido dinero para pagar la cuenta-ttebayo

Sai levantó la mirada instintivamente, pero al ser llamado por primera vez en toda la noche, tardó varios segundos en comprender lo que se le decía.

- He estado pensando todo el día, pero aún no puedo entender

- ¿Entender qué?

Kiba interrumpió la conversación con su pregunta a pesar de no saber de qué hablaban, tomando asiento nuevamente y limpiándose la boca con el dorso de su mano. Sai se llevó la mano al bolsillo de su holgado pantalón para sacar un pequeño libro que, a juzgar por la portada, parecía ser alguna novela cursi y empalagosa que tanto le gustaba leer a la esposa del pelinegro. Abrió el libro en una página que ya parecía haber memorizado y, señalando una línea que había sido subrayada con marcatexto azul extendió el libro hacia sus tres amigos.

Fue cuando él entendió que, pasara lo que pasara, ella siempre estaría en su corazón, ella era el amor de su vida.

- No entiendo a qué se refiere con “el amor de su vida”

Kiba se recargó en su asiento hasta quedar más recostado que sentado y, con los brazos cruzados y una mueca pensativa, buscó encontrar las palabras adecuadas para explicar a su amigo, pero qué iba a saber él si era el único soltero del grupo, bueno, también estaba Shino, pero Kiba al menos lo era por decisión propia. Rindiéndose al final, terminó por explicarlo de la manera más sencilla que pudo encontrar. 

- Supongo que es la persona con la que te casas y formas una familia.

Sai miró su tazón de ramen, absorbiendo las palabras e intentando comprender su significado. Un par de segundos después se giró hacia Naruto, quien estaba sorprendentemente callado desde el inicio de aquella bizarra conversación.

- ¿Hinata es el amor de tu vida?

El repentino sobresalto del rubio Hokage tomó a Sai por sorpresa, y tampoco comprendió por qué de pronto pareció como si se ahogara con su propia saliva.

- Eh… sí, sí, claro que sí

No podría apostar sobre ello, pero Sai sintió que Naruto estaba diciendo una mentira.

El rubio, por su parte, no había esperado para nada aquella pregunta y hacía un esfuerzo sobre humano para no demostrar lo mucho que en realidad le había afectado, pero era complicado fingir tranquilidad cuando Shikamaru parecía escudriñarlo con la mirada.

- No tienes que entender nada Sai, solo lo sabes y ya… 

Shikamaru negó con la cabeza ligeramente antes de retirar su mirada del rubio y se levantó de su silla con un ruido que distrajo a sus tres acompañantes, dio un largo bostezo y estiró los brazos con cansancio antes de complementar.

- Es hora de irnos, le prometí a Shikadai una partida de shogi antes de dormir.

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

Al día siguiente, Sai parecía haber olvidado completamente el asunto, pero el rubio Hokage no tuvo tanta suerte y desde que había abierto los ojos aquella mañana no había podido sacar de su cabeza la conversación en el Ichiraku, a pesar de que parecía ser insignificante. Francamente no estaba prestando la más mínima atención a los asuntos de su aldea ni a la pila de papeles que Shikamaru había depositado en su escritorio esa mañana, sino que se la había pasado reflexionando, mucho más de lo que debería un hombre de su edad, sobre el amor de la vida.

¿Había amado a Hinata? La quería, por algo la había elegido como esposa después de todo, le había dado dos hijos hermosos que adoraba y solo Dios sabía el inmenso amor que Hinata le profesaba, pero no. A pesar de que lo intentó y de que hizo un muy buen trabajo engañándose a sí mismo creyendo por un par de años que estaba enamorado de su esposa, Naruto nunca la había amado.

¿Cómo podía hacerlo?

Fue cerca del medio día, cuando una súbita y bien conocida sensación lo invadió por completo, que Naruto salió finalmente de sus pensamientos y regresó al mundo real. Se puso en pie de un salto, olvidando por completo el trabajo y los pensamientos que lo habían atormentado toda la mañana y, con todo su cuerpo temblando de expectación, a penas y pudo pronunciar unas palabras antes de salir estrepitosamente de la oficina como el adolescente rebelde que una vez fue.

- Voy a tomarme el día

Shikamaru, desde su propio escritorio, suspiró con resignación cuando sintió la ráfaga de aire que dejó el rubio y no pudo hacer más que contemplar el perfil de su Hokage mientras éste saltaba por la ventana con una impaciencia infantil y una estúpida sonrisa deslumbrante en el rostro.

Al parecer Sasuke Uchiha acababa de regresar a la aldea.

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

- ¡Sasuke! ¡Bienvenido-ttebayo!

Sasuke no había ni terminado de escribir su nombre en las bitácoras de entradas y salidas de la aldea cuando el rubio ojiazul ya estaba frente a él con sus ojos cubiertos de emoción como un niño pequeño. La súbita presencia del rubio lo habría sorprendido si no fuera porque el Hokage siempre hacía exactamente lo mismo. No lo dejaba ni entrar propiamente a la aldea cuando ya lo estaba arrastrando de un lado para otro.

- No tenías que venir, iba a pasar a tu oficina de todos modos

Pero Sasuke no lo decía enserio, pues no había nada que le gustara más que ser recibido por el rubio y esa estúpida sonrisa radiante que inevitablemente lo hacía sonreír a él también. Eran tantas sus ganas de ver a Naruto cada vez que regresaba que los últimos kilómetros hacia la aldea siempre aumentaba la velocidad hasta sus límites y cuando estaba a solo unos metros de la entrada, aumentaba deliberadamente la cantidad de chakra para que el rubio se diera cuenta de que había llegado. Sinceramente, el poder detectar tan fácilmente la presencia del otro era la mejor consecuencia de que ambos compartieran el chakra del sabio de los seis caminos, que se jodiera el rinnegan.

Naruto asintió, pero no respondió nada. Hubo una vez, hace un par de años, que una reunión con los cinco Kages le impidió a Naruto ir a recibir a Sasuke y el moreno se había indignado tanto que de la semana que se quedó en la aldea, no le dirigió la palabra por cuatro días. Naruto, con rasen shurinken en mano y el chakra del Kyuubi envolviendo su cuerpo, había amenazado a Shikamaru y a los demás Kages si alguna vez volvía a ocurrírseles detenerlo en su camino de recibir a Sasuke.

Nadie nunca volvió a hacerlo. 

- Acompáñame a ver a Sarada

Naruto volvió a asentir sin decir palabra y solo siguió al moreno por las calles de la aldea. Estaba tan emocionado de ver a Sasuke que no confiaba en lo que pudiera decir si abría la boca. Sentía sus manos hormiguear por el deseo de abrazar al Uchiha, pero apretó fuertemente los puños para no hacerlo pues de tocar a Sasuke, Naruto no estaba seguro de que podría mantener el abrazo en límites amistosos.

Minutos después estaban frente a la casa que compartían Sakura, su hija y Sasuke cuando estaba en la aldea. Cuando se encontraron con Sakura en la sala, leyendo sobre algunos viejos ninjutsus médicos, la conocida interacción con los primeros dos amigos que tuvo y a quienes llevaba eternamente en su corazón por haber sido parte del legendario equipo 7, hizo que Naruto sintiera que tenía doce años otra vez. A veces, solo a veces, Naruto deseaba con todas su fuerzas no haber crecido nunca.

Sarada, la hija de Sasuke y Sakura, interrumpió la evocación de sus recuerdos cuando apareció en la sala con un ligero sonrojo al ver a su padre. Era obvio que la niña quería saltar y abrazarlo, pero siempre se abstenía de hacerlo hasta que era Sasuke quien se acercaba a ella. Con una sonrisa, que solo estaba destinada a su hija y que a veces hacía a Naruto sentirse como un estúpido niño celoso, Sasuke se acercó a la niña y, después de un pequeño pero significativo abrazo, comenzó a contarle sobre sus viajes, a escuchar sobre la vida de Sarada y a darle todas las cosas que le había traído como regalo, mientras Naruto platicaba alegremente con Sakura. 

Un par de horas después abandonaron la casa con la promesa de que esa noche ambas familias, la de él y la de Sasuke, compartirían la cena. 

- ¿Qué hacemos ahora, Sasuke?

- Ir a tu casa

- ¿A mi casa? Si Sakura-chan dijo que ella avisaría a Hinata sobre la cena.

- Tengo un manual de técnicas ninja para que Bolt te de más problemas y una muñeca para Himawari

- ¿Ehh? ¿Le das a Sarada los mejores artefactos ninja que conseguiste pero a Hima-chan le das una muñeca? ¡Y ya tengo suficientes problemas con Bolt así como está!

- No creo que Himawari quiera ser ninja

Naruto asintió, él tampoco lo creía. Su hija se parecía demasiado a su madre.

- Bueno, pero puedes dárselos en la noche, ahora vamos al campo de entrenamiento Sasukeee. ¡Me estoy muriendo aquí!

- Será rápido y luego vamos a entrenar

Naruto no continuó avanzando, pero Sasuke no se detuvo y le dio la oportunidad al rubio de observarlo brevemente por la espalda. Aunque nunca se lo hubiera dicho, Naruto sabía que Sasuke se sentía culpable con la familia de Naruto y la única forma de redimir esa culpa era haciendo cosas como esas.

Sasuke se había ablandado con los años.

Pero en ese momento, Naruto no necesitaba ni su propia culpa, ni la culpa de Sasuke. 

- ¡Dije que en la noche se los das!

Sasuke no puso resistencia alguna cuando Naruto lo empujó por los techos de la aldea hasta el campo de entrenamiento privado del Hokage.

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

No tardaron mucho tiempo en llegar al mencionado campo de entrenamiento que solo podía ser utilizado por el Hokage y que Naruto había elegido especialmente por estar completamente rodeado de un frondoso bosque que permitía alejar los ojos curiosos de la gente. Cuando estuvieron seguros que no había nadie alrededor, ambos hombres bajaron la guardia y sin préambulo de ningún tipo, Naruto se abalanzó directamente sobre el cuello del Uchiha, encerrándolo en un fuerte e íntimo abrazo que buscaba explicar por sí solo toda la necesidad que sentía de estar cerca suyo. Pocos segundos después y a penas por puro instinto sus bocas se unieron en un beso desesperado y avasallador, el primero en muchos meses. Naruto tomó el rostro de Sasuke con fuerza para profundizar el anhelado contacto y Sasuke enterró sus manos en los suaves y rubios cabellos de Naruto. Sus movimientos eran vivos, apasionados y llenos de lujuría, pero cualquiera que presenciara la escena podría descubrir fácilmente todo el amor que encerraba aquel beso. Largos minutos estuvieron compartiendo aquella intimidad, rompiendo el contacto para tomar a bocanadas un poco del aire que había abandonado sus pulmones, y volviendo inmediatamente a cerrar la distancia entre ellos hasta que se sintieran completamente saciados del otro.

¿Cómo habían empezado aquello? ¿Desde cuándo habían comenzado a engañar a sus respectivas esposas? ¿Cuándo había sido la última vez que Naruto en verdad se había sentido culpable por ello?

Había sido el día en que Sasuke se enteró que iba a ser padre. Ese día, Naruto no había necesitado más que conectar su mirada con la del moreno para darse cuenta que Sasuke tenía demasiado miedo de convertirse en un mal padre. Después de toda la soledad que vivió de niño, de todas las mentiras que le dijeron, de tomar todas las decisiones equivocadas, de todos los errores que cometió, de decepcionar a sus amigos, de abandonar su vida por una sombra de poder, después de perder dos veces a su hermano mayor y de arrastrar el peso de su apellido como si fuera una condena, Sasuke estaba aterrado que las consecuencias repercutieran en ese hijo que estaba por tener.

Y viéndolo tan vulnerable, Naruto lo besó por primera vez.

Ese día entendió la verdadera magnitud de sus sentimientos hacia Sasuke, esos que siempre habían estado ahí pero que había sido demasiado lento para descubrirlos. Entendió, con ese simple beso, que la importancia que le daba a la existencia de Sasuke era aterradora, incontenible, maravillosa e inevitable, tanto como el destino que toda la vida se había empeñado en darles razones para estar juntos.

Ese día Naruto supo que besaría a Sasuke por el resto de su vida.

A Naruto le gustaba sonreír con ironía ante aquel recuerdo pues si bien era lo mejor que le había pasado, los años les comprobaron que los dos distaban mucho de ser los padres perfectos, justo como Sasuke se había temido. Él, que siendo Hokage, solía poner a todos antes que a sus hijos y Sasuke, que viajando por el mundo, tenía poco tiempo para compartir con su hija. Aún así, tenía que admitir que de los dos, Sasuke había resultado mejor padre pues aunque pasara poco tiempo en Konoha, siempre buscaba darle la mayor cantidad de tiempo a su hija cuando estaba en la aldea, en cambio él que estaba todo el tiempo, pasaba su poco tiempo libre con Sasuke o con sus viejos amigos en lugar de dedicarlo a sus hijos.

Era él quien se había convertido en un pésimo padre e iba a sonar demasiado egoísta, pero si tenía a Sasuke, estaba bien así.

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

- ¡Shikamaru! ¡Shikamaru!

El mencionado, que hace rato que había decidido dormirse sobre su escritorio pues no tenía nada que hacer si el rubio Hokage no estaba en la oficina, despertó de golpe cuando sintió como Sai lo movía violentamente una y ota vez para despertarlo.

- ¿Qué quieres, Sai?

- Naruto-kun... Sasuke-kun

Shikamaru lo empujó levemente para que dejarla de zarandearlo y le prestó toda su atención, pues la manera tan desesperada en que pronunció los nombres de sus ex-compañeros de la academia lo puso en alerta.

- ¿Qué pasa con ellos? ¿Están bien? ¿Están destruyendo la mitad de la aldea otra vez?

Cuando Sai supo que Sasuke estaba en la aldea no tardó mucho tiempo en decidir que lo invitaría a comer. El moreno Uchiha era tan importante para Naruto, Sakura y Kakashi que el ex-anbu todavía buscaba encontrar que era lo que había llevado a sus amigos a crear un lazo tan fuerte con alguien que un día los traicionó y por este motivo llevaba años intentando establecer una amistad con el Uchiha y comenzaba a notar un progreso, pues ahora Sasuke aceptaba sus invitaciones de vez en cuando.

No se necesitaba ser un genio para saber que para esas alturas del día estaría probablemente metido en los campos de entrenamiento del Hokage en una batalla contra su rubio mejor amigo. Después de tantos años aquellos dos chicos que crecieron como rivales todavía disfrutaban romperse la cara el uno al otro en una batalla amistosa. Sai había esperado encontrarse el chakra del kyuubi de Naruto contra el Susano de Sasuke, había esperado encontrárselos medio muertos en un enorme cráter hecho por el rasengan y el chidori o en plena batalla de taijutsu, pero jamás habría esperado encontrar a dos nijas de élite en la situación en la que lo hizo.

- Estaban besándose

Sai esperaba que la boca de Shikamaru llegara al piso de la sorpresa o que el consejero del Hokage se quedara mudo y alterado por la noticia, pero por segunda vez en el día el pintor se topó con la única situación que jamás habría esperado. Shikamaru no había perdido la compostura en absoluto, como si... como si ya lo hubiera sabido desde antes. 

- Vamos

- ¿A dónde?

- Al campo de entrenamiento de Naruto

La mejor forma de que Sai mantuviera la boca cerrada sobre lo que acababa de descubrir de Sasuke y Naruto era que entendiera el verdadero significado detrás de sus acciones.

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

- ¿Cuándo vuelves a irte?

- La semana entrante, quizá visite un tiempo a Gaara

- Sigo sin entender cómo demonios terminaste siendo tan buen amigo de Gaara.

Sasuke solo levantó sus hombros para restarle importancia al asunto y Naruto sonrió. Aunque a veces se sintiera celoso de su cercanía, le agradaba que Sasuke y Gaara, quienes tuvieron una infancia similiar llena de odio, hubieran podido comprenderse. 

- Me gustaría que te quedaras, sigo creyendo que serías un gran consejero, conoces demasiado bien el mal del mundo-ttebayo.

- Quizá algún día lo haga

Pero Naruto sabía que aquel quizá era en realidad una negativa rotunda, Sasuke nunca se quedaría y él sabía muy bien las razones detrás de esa decisión. 

Sí, Sasuke se sentía incómodo en un lugar que le trajo tanto sufrimiento y al que un día quiso reducir a cenizas, confiaba en pocas personas y pocas personas confiaban en él. Gran parte de la gente que vivió los tiempos previos a y durante la guerra todavía lo miraban con odio, con desconfianza y resentimiento, pero poco a poco, y aunque todavía faltara mucho para que fuera aceptado como en sus días de infancia, Sasuke se había ido ganando la admiración de los ninjas más jóvenes y que no estaban familiarizados con sus pasados crímenes. Después de todo, de cuando en cuando, ambos hacían despliegue de sus habilidades frente a toda la villa y no todos los días se veía a alguien que pudiera rivalizar con la fuerza de su Hokage. Además, Naruto no tenía reparo alguno en contar la verdadera importancia de Sasuke para la victoria sobre la guerra cuando los ninjas jóvenes querían escuchar las historias detrás de su título de héroe. Pero a pesar de todo esto, Sasuke no consideraba Konoha como su hogar, todavía no podía perdonarlos, ni se creía con derecho de estar ahí.

Sí, se había ido para encontrar, en sus viajes por el mundo, alguna respuesta a todas las interrogantes que todavía quedaron en el aire después de la guerra. Sobre Kaguya, sobre el nacimiento del chakra, sobre el sabio de los seis caminos, sobre Indra y Ashura, sobre Konoha, sobre las nueve bestias, y sobre su propio clan. Sasuke había recolectado información por años y Naruto tenía la impresión de que llegaría un día, algunas generaciones en el futuro, en que todo lo que había descubierto, todo lo que había aprendido en sus viajes, salvaría al mundo. 

Pero probablemente la razón más poderosa que lo llevaba a permanecer únicamente días en Konoha era su relación con Naruto porque ambos tenían muy presente que de estar en el mismo lugar por demasiado tiempo la verdadera relación que compartían no tardaría en salir a la luz, pues era demasiado obvia la profundidad de sus sentimientos por el otro y ya no eran niños para pretender que no habría consecuencias. Sasuke se iba porque no quería manchar de ningún modo la reputación de Naruto. 

Naruto tenía un deber con su aldea porque todavía le faltaban muchas promesas por cumplir, porque todavía había mucho camino entre él y el cambio en el mundo que tanto había soñado. Por Minato, por Kushina, por Itachi, por Jiraiya, por Neji, por Obito, por Pain, y por la promesa que le hizo a Sasuke el día en que se convirtió en Hokage, que nadie nunca tendría que volver a pasar por el dolor que ellos vivieron, que su hija iba a estar a salvo del odio que un día terminó por corromperlo.

Por todo eso todavía no podían estar juntos. Sasuke lo entendía, Sasuke lo apoyaba.

Horas después, cuando habían hecho mucho más que solo besarse, cuando habían reconocido sus cuerpos como tantas veces en el pasado y cuando descansaban sobre uno de los troncos de un frondoso árbol, ya completamente vestidos, y solo disfrutando de la compañía del otro, la traicionera mente de Naruto volvió a traer a su memoria la conversación con Sai, Kiba y Shikamaru sobre el amor de la vida.

Con el ceño fruncido, Naruto apartó el cabello que tapaba el ojo de Sasuke en el que el rinnegan brillaba eternamente. Sabía muy bien que el peinado del moreno buscaba esconder ese ojo por su propia seguridad, pero Naruto odiaba ese cabello y ansiaba, con un deseo casi infantil, que el moreno recuperara el peinado tan peculiar que lo acompañó en sus días de juventud.

Con la mano aún acariciando dulcemente el cabello negro, miró profundamente y por largo tiempo los ojos de Sasuke con un devoción que todavía lograba acelerar el corazón del Uchiha como si fuera un adolescente.

Solo hacía falta observar el brillo en los ojos azules de Naruto cuando estaba con Sasuke para saber que Hinata no sería jamás el amor de su vida.

La Hyuuga lo amaba desde lo más profundo de su alma, Naruto lo sabía y en un mundo perfecto habría correspondido sin dudar a un amor de tal magnitud, pero, por las razones que fueran, su mundo siempre había girado alrededor de Sasuke Uchiha.

¿Cómo pretendía el mundo que la amara si la mera existencia de Sasuke era lo que lo había llevado a ser quien era? ¿Cómo esperaban que Hinata fuera su persona más importante si el único ser humano que compartió y entendió su soledad había sido Sasuke, si se había hecho fuerte gracias al último Uchiha? ¿Cómo había pensado él que amaba a Hinata cuando por años la partida de Sasuke lo había sumergido en la más profunda tristeza, cuando se esforzó el triple para ser más fuerte y regresarlo al lugar que nunca debió abandonar, cuando estuvo dispuesto a abandonar su sueño para morir junto al moreno, cuando había sacrificado su brazo derecho para salvarlo de sí mismo? En verdad, ¿cómo podría Sai o cualquiera, pensar que Hinata era el amor de su vida cuando era Sasuke con quien se comunicaba sin palabras, cuando era Sasuke quien lo regresaba a ser un niño, cuando era Sasuke quien lo complementaba en todas las formas posibles?

No, todo lo que pasó con y por Sasuke era prueba suficiente. Intenso, profundo, poderoso e inentendible. 

Sasuke le quitaba y le devolvía la vida, así de sencillo.

En su corazón, Hinata nunca tendría oportunidad contra Sasuke y, ahora que lo pensaba mejor, en un mundo perfecto también lo habría amado a él.

Y probablemente fuera a amarlo toda su vida.

- ¿Sabes algo Sasuke?

- ¿hnn?

- Te amo más que a nada en este mundo

Sasuke abrió los ojos que ya estaba cerrando con las caricias del rubio en su cabello y lo miró fijamente. Ambos lo sabían, sabían lo poderoso que era su lazo, lo profundo de sus sentimientos, lo mucho que Sasuke amaba a Naruto y lo mucho que Naruto amaba a Sasuke, pero rara vez lo expresaban en voz alta.

- ¿Por qué tan cursi?

- Cállate y acéptalo

Para esconder la boba sonrisa que estaba por asomarse en su cara, Sasuke escondió su cabeza entre el cuello y el hombro del Hokage, aprovechando para besar suavemente esa zona. A veces se sentía culpable con Hinata, con los hijos de Naruto y con Sakura, aunque sospechaba que la pelirosa ya lo sabía, hace mucho que su mejor amiga ya no lo amaba, pero toda esa culpa desaparecía cuando estaba con Naruto, entonces entendía que no tenía porque sentirse culpable por quitarle el esposo a la Hyuuga si para empezar Naruto nunca había sido de ella.

A veces dolía tener que esconderse para amar, a veces era demasiado difícil, a veces querían simplemente renunciar a ese amor, a veces querían huir juntos y dejar todo atrás, a veces quería pedirle al rubio que renunciara a su aldea, a veces Naruto quería encerrarlo en su jaula de oro para que no se fuera, a veces se separaban, a veces se odiaban, pero eran almas gemelas.

Y tarde o temprano las almas gemelas siempre encuentran la manera de estar juntas. Si ni ellos mismos pudieron separase aunque lo intentaron, ¿qué podría hacer el resto del mundo?

+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+

Sai sintió un doloroso nudo formarse en su garganta al ver la dulzura con la que el rubio tocaba suavemente el cabello de Sasuke o la profundidad con la que Sasuke miraba al rubio. Estaban demasiado lejos para escuchar lo que decían, pero todo el ambiente en la escena que compartían el séptimo Hokage y el último poseedor del Rinnegan hablaba por si sola. La completa entrega en sus miradas, la intimidad y la complicidad que compartían era tan poderosa que de pronto Sai sintió ganas de llorar.

- ¿Por qué no están juntos?

Shikamaru se permitió pensarlo unos segundos, buscando una explicación que satisfaciera la curiosidad de Sai, pero que al mismo tiempo explicara en realidad la magnitud de las decisiones que habían tomado Naruto y Sasuke.

- Todos los hombres que han merecido el título de Hokage han tenido que sacrificarse. Minato Namikaze sacrificó a su esposa y el futuro de su hijo por su aldea. Itachi Uchiha sacrificó su honor, a toda su familia y el amor de su hermano pequeño por su aldea. Podría decirse que el no poder compartir libremente su vida con Sasuke fue el sacrificio de Naruto.

Pero Shikamaru sabía que tarde o temprano el peso de su sacrificio iba a ser demasiado para Naruto. Llegaría un día en que no soportaría seguir despertando junto a Hinata, en que no permitiría que el moreno volviera abandonar solo la villa, en que no podría seguir escondiendo que Sasuke era lo más preciado en su mundo.

Cuando llegara el momento de ceder su lugar al próximo Hokage, cuando sus hijos fueran lo suficientemente grandes para entender las decisiones de sus padres, Naruto se iría con Sasuke.

Y Shikamaru sabía que nunca más volverían a verlos.

En su interior, estaba esperando por la llegada de ese día porque no había nadie en ese mundo que mereciera más el tener un final feliz que Naruto Uzumaki.

Mientras Sai entendió algo que Shikamaru ya había entendio desde que no eran más que niños de doce años demasiado inmaduros y con muchas cosas que aprender; la razón por la que el rubio estuvo dispuesto a sacrificarlo todo, la razón por la que Sasuke pudo sobreponerse al odio, el verdadero inmenso poder del lazo que compartían Naruto y Sasuke. No necesitó más que ver la dolorosamente deslumbrante sonrisa de Naruto cuando Sasuke recargó su cabeza en su hombro.

- ¿Shikamaru?

- ¿Hnn?

- Sasuke es el amor de la vida de Naruto, ¿verdad?

- Lo es

- Y Naruto es el de Sasuke

Notas finales:

Sé que parezco anuncio barato, pero les dejo de nuevo el link para que si tienen un momentito se pasen por él y me apoyen con likes para este pedacito de mi mente. ¡Muchas gracias!

https://www.facebook.com/amamossasunaruynarusasu?ref=bookmarks Amamos el SasuNaru y NaruSasu 2

Sobre el primer post de la página momentáneamente :)

Y como siempre, y mucho más importante que el concurso, quiero agradecerles de todo corazón por leerme.

¡Besos para todos!

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).