Las lágrimas resbalan por sus mejillas y la luna hacía que brillaran como ninguna otra.
Se hizo el silencio en una fiesta repleta de ruido y algarabía.
¿Qué había sido todo eso? Haruka sabía a la perfección que Makoto era muchas cosas menos un egoísta, y que lo que le había dicho lo era, pero ¿por qué? ¿a qué se debía el extraño e inusual comportamiento de Makoto?
El príncipe llevaba ya varios minutos perdido en su mente sin poder encontrar respuesta a sus preguntas.
— ¿Ya leíste éste fanfic Haru-chan?—preguntaba el rubio muy interesado en su lectura —aquí dice que Freed no puede confesar sus sentimientos por Laxus pues no puede ser egoísta y causarle problemas al dragón slayer.
Ese tema parecía sacado de la mente del ojiazul como por arte de magia por parte del de ojos amatistas, por lo que Haru fue tomado por sorpresa.
— ¿Y tu qué opinas al respecto? —se animó a preguntar el de sangre real.
— Es raro, viniendo de ti, pero te contestaré de todas formas. Yo creo que si el sentimiento es lo suficientemente fuerte ser egoísta es lo menos que importa.
— Pero, ¿no se supone que debes anteponer a esa persona por encima de todo?
— Estás muy parlanchín—se burlaba—pero no Haru, es cierto que esa persona llega a ser mucho más importante que tu mismo y es precisamente en ese momento en el que te das cuenta de que si no le dices lo que sientes; cómo es que todo tu cuerpo ansía su presencia y cómo su presencia se queda gravada en todos y cada uno de tus recuerdos...te arrepentirás por el resto de tus días, o por lo menos eso es lo que opino Haru-chan.—dijo terminando de escribir un review que decía más o menos lo mismo que le acababa de confesar a su amigo.
— Ya veo. —sentenció y no dijo nada más.
Nagisa tampoco continúo con la conversación pues en esos momentos le era más importante seguir leyendo aquella historia que lo traía a pan y agua.
Dos semanas pasaron desde aquél baile en el que Makoto había dejado sus sentimientos al descubierto y Haru todavía no sabía qué hacer o qué decir. En ese momento sólo permaneció callado mientras veía al ojiverde llorar en silencio después de haberse disculpado. Si se arrepentía ¿por qué lo hizo?
Fue entonces que las palabras de Nagisa volvieron a su mente como respuestas a sus preguntas.
“Así que de eso se trataba…”
Haru comprendió que Makoto no quería significar un obstáculo en su vida como príncipe pero tampoco quería que le fuera indiferente a sus sentimientos, y que esos sentimientos tenían que ser lo suficientemente grandes como para provocar que Makoto actuara de esa forma, ¿realmente aquello fue egoísta?
Él sabía que al confesarse volvería loco al príncipe y aún así lo hizo. Estaba por demás decir que el que pasó por la peor parte en ese momento no fue Haru sino Makoto, quien en un acto premeditado confesó su amor por el príncipe aún sabiendo que eso podría costarle la ruptura o pérdida de una amistad de años, quizá la más importante de su vida; guardando esas ganas de consolar a besos a su querido cuando éste perdió a su madre, cuando más necesitaba sentirse amado el castaño tuvo que permanecer al margen y limitarse a dirigirle palabras de aliento y una compañía sincera.
¿Por cuánto tiempo llevaba sintiéndose de esa manera? ¿Por qué Haru no fue capaz de corresponder a sus sentimientos si sentía lo mismo, si para él no había nadie más importante en su corazón que el castaño? Acaso él ¿ya había renunciado a su amor por Makoto? La presión ejercida por su reacio padre y el tratar de cumplir con las expectativas que todos tenían de él ¿lo habían convencido de que su amor era imposible? ¿habían logrado terminar con algo que ni siquiera tuvo la oportunidad de comenzar?
“¿Qué me sucede? ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Querías que abandonara todo y te diera mi apropiación? ¿Y después qué? Si te decía que si y aceptaba tus sentimientos, como tantas y tantas veces lo había soñado en secreto ¿todos me perdonarían? ¿aceptarían que me dejara llevar por mis sentimientos dejando de lado mis obligaciones y a mi reino? Makoto...desearía que hubieses nacido como príncipe y así, sin dudarlo, aceptaría gustoso tu propuesta, sin importar si tu reino beneficia a Fiore o no...encontraríamos la manera de cambiar eso...pero..."
— No todo es tan fácil como parece...—suspiró.
— ¿Qué no es tan fácil Haru-chan?—preguntó su acompañante mientras llegaban a un nuevo reino.
— ...
Nagisa no hizo más intentos por conseguir una respuesta pues se encontraban frente al príncipe de Lamia Scale.
— Es un honor tenerlo aquí príncipe Nanase.—hizo una leve reverencia.
— El placer es todo mío.
Continuaron con los saludos normales, y todo siguió de acuerdo al protocolo real. Así pasaron otros tres días más entre viaje y viaje.
— Haru-chan...¿ya te has decidido?—preguntó.
— No Nagisa. Creo que al final sólo tomaré en cuenta al reino más próspero.
— ¿Estás seguro?
Nuevamente el silencio selló los labios de Haru y Nagisa respetó aquel gesto, pues de alguna manera intuía que era lo que había sucedido en aquel baile junto a Makoto y que precisamente eso tenía al ojiazul con el alma en un hilo.
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— ¡Rin! ¡¡¿Dónde está mi hermano?!!—preguntaba cierta chica pelirroja caminando por el corredor principal del palacio.
— No lo hemos visto desde la mañana señorita.—contestaron dos muchachas en traje de sirvienta.
— Ese Rin...
Varios días pasaron desde que Gou había regresado de la fiesta de mayoría de edad del príncipe de Fiore y de lo único que hablaba era de lo suertudo que era su hermano por ser capaz de desposar a tan hermoso caballero.
No obstante, ese tema se había convertido en una pesadilla andante para el príncipe de Samezuka, quien era perseguido incanzablemente por su hermana con el mismo tópico: Haruka Nanase.
¿En verdad ese tal Haruka era tan genial como lo describía su hermana? De ser así todas las pocas intensiones que tenía de conocerlo se esfumarían como polvo; pues una persona con una apariencia tan hermosa que anda de reino en reino buscando marido debía de ser la persona más arrogante, prepotente y egocéntrica del mundo entero. Rin no tenía ni el más mínimo interés de conocer a alguien así.
— ¡¡Príncipe!!—se escuchaba a lo lejos.
— Seguramente es Gou buscándote de nuevo Rin.—concluyó un chico de cabello azabache.
— Pues que se canse de buscar.—dijo aventándose a la alberca.
— ¿Y por qué no vas con ella?
— Porque no voy a ir con ella...iré a que me siga hablando de ese tal Haruka.—sentenció saliendo del agua meneando su cabellera para eliminar el exceso de liquido.
— ¿Tanto te molesta?—siguió al príncipe en su nadar.
— Ella no me molesta y tu lo sabes, la quiero mucho. Pero en estos últimos días ha estado insoportable y no tengo tiempo para lidiar con ello.
—¿Seguro?—algo en la mente del azabache le decía que Rin no estaba siendo del todo sincero.
— Si. Y no preguntes más.
— Eso es un rotundo no a mi pregunta.—comenzó a reírse mientras recargaba sus brazos en una de las orillas de la alberca.
— Sousuke...no hablemas más de eso ¿quieres?
— Cómo ordene.—continuó su burla.
Ambos chicos dieron por concluído el tema y continuaron con sus actividades bajo el agua sin inmutarse mucho por el escándalo que traían los pobres empleados del palacio en su incansable búsqueda del príncipe.
— Rin has estado estúpendo en ese último arranque.—elogiaba el mayor.
— Ah...Ah...como era de esperarse.
— Has mejorado bastante.—dijo sin tomar mucho en cuenta el auto proclamo que Rin había hecho.
— Nada de eso lo hubiera logrado sin ti Sousuke.
— No todo el mérito es mio.
Y ahí estaban de nuevo: primero discutiendo y burlándose uno de otro para después elogiarse. Para ellos ese era el ingrediente principal de su longeva amistad, o por lo menos eso pensaban.
— Rin...—el tono de voz de Sousuke cambió totalmente a uno más serio—¿piensas conocer al príncipe Haruka?— preguntó sin siquiera mirar al pelirrojo.
Rin comenzó a reirse como tratando de suavizar la situación, pero el esfuerzo fue en vano pues sus ojos se encontraron por casualidad. La mirada del azabache era una muy diferente a la habitual, había rastros de tristeza en ella.
— Sousuke...—una extraña sensación que hasta ese momento conocía como miedo comenzó a invadir los pensamientos del príncipe—¿estaría mal si dijera que no?
Sousuke respiró profundamente intentando buscar el verdadero significado en las palabras de Rin, por una parte comprendía que el tiburón no tenía ninguna presión para casarse o tener un heredero rápidamente, pues sus padres le consentían muchas cosas; pero por otra sabía que un matrimonio por conveniencia con el reino de Fiore beneficiaría al por mayor a Samezuka.
— No, no está mal. Es tu decisión después de todo; sólo te pido que no vayas a ser grosero y desates algún conflicto entre reinos.
Sousuke sabía que debía dejar todo aquello a desición del príncipe, pues no planeaba ser alguien que le ejerciera presión o influenciara su desición; confiaba plenamente en su capacidad de razonar para resolver ese tipo de adversidades.
— Calma,— sonrió al pensar que eso podría ser posible—entiendo muy bien cual es mi papel en todo éste teatro.—se aventó nuevamente al agua,
— Si lo entiendes, entonces por mi bien—sentenció—salpicaste demasiado; eso te valdrá algunos puntos.— dijo cruzando los brazos.
— ¡Jaja!—gritó al salir a la superficie—la comida a que te gano.— apostó.
— Que sea pasta italiana.
— No lo será.
Ambos jovenes comenzaron con otra más de sus apuestas y competencias sin fin. Para Rin, Sousuke era todo lo que necesitaba; no tenía que pensar en matrimonios arreglados para sacar adelante a su reino, ya encontraría la forma de llevarlo a la prosperidad sin tener que ligar su vida a un completo extraño y poder seguir con esa amistad que tanto apreciaba por el resto de su vida.
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— ¡Haru-chan! ¡Hemos llegado!—anunciaba un pícaro rubio abriendo la puerta del carruaje.
— Gracias por el aviso Nagisa.
— ¡¡El reino de Samezuka te encantará Haru!!
— Si.
— ¡¡Esa es la actitud Haru-chan!!—dijo con sarcasmo— Adivina por qué éste reino es tan especial y por qué fue que lo dejé para el final.
— ¿Comida?—respondió en un esfuerzo mínimo por adivinar, sus energías se había ido hace días y no planeaba recuperarlas fuera cual fuera la supuesta respuesta de Nagisa.
— Samezuka es reconocido por su caballa y sus enormes espacios abiertos para nadar, pero como te veo con tan poooocas ganas de hacer algo, iremos directamente al castillo a saludar...—pausó a propósito esperando a ver la reacción de su amigo.
Dicha reacción no se hizo esperar; en Haru todo pareció recuperarse, los cristales azules que tenía por ojos se iluminaron; en ese lugar tenían su comida favorita y además podía nadar.
¿Hace cuánto que no nadaba? No lo recordaba; los espacios para nadar en su reino estaban prohibidos y el deporte no era prioridad para Fiore...no desde que su madre desapareció.
— Na...Nadar...— mencionó en apenas un intento de susurro.
— ¿Qué? ¿Haru-chan? ¿Dijiste algo? No alcancé a escuchar.— mintió, pues había escuchado a la perfección.
— ¿Podemos desviarnos para que pued-podamos nadar?— preguntó con los ojos mirando al suelo y un tanto sonrojado pues sabía que podía considerarse incorrecto el pedir un tiempo para actividades “extracurriculares”.
— ¡¡Haru-chan!! ¡¡Serás rey y ¿todavía me pides permiso?!!— comenzó con un drama— ¡¡¿A dónde llevarás a Fiore?!!
— Nagisa, yo...
— Nada de “Nagisa”, sólo bromeaba Haru-chan— cerró los ojos desbordando su energía en una tenue sonrisa— ¡¡Andando!!
Haru no sabía qué pensar de Nagisa, había momentos en los que deseaba tener siempre a su amigo cerca pero había otros tantos en los que deseaba le comiera la lengua el gato.
Ambos comenzaron su recorrido por el reino, pero claro que no iban solos, llevaban consigo a la persona conocida como la mejor guía de todo Samezuka, nadie se le comparaba, nadie era mejor anfitrión que: Matsuoka Gou.
No tardaron mucho tiempo en quedar maravillados con tantas cosas que ofrecía el reino, desde su extraordinaria gastronomía hasta su espectacular programa curricular para estudiar fuera del país mediante la obtención de una beca deportiva que permitía al beneficiario practicar su deporte bajo la dirección de los mejores entrenadores.
Calle tras calle, el avance tecnológico y cultural del reino florecía en cada rincón. Sin duda alguna, Samezuka era un reino próspero y su gente era amable y gentil con el turista.
— ¡Gou-chan, esto es increíble! Quiero entrar a una.
— Está de más que me lo pidas, estaba a punto de invitarlos. Si el príncipe está de acuerdo, por supuesto.
— Está bien.
La pelirroja y el rubio gritaron emocionados, para Nagisa esa sería la primera vez que entraría a un planetario para disfrutar de una función. Ésta vez se trataba del los mitos relacionados con las 88 constelaciones descubiertas hasta entonces. Una oportunidad única en la vida de ambos.
Haruka, por otra parte, sentía emoción al pensar en cómo se vería todo aquello, pero cierto "lugar" lo estaba llamando desde que llegaron al lugar.
— Como era de esperarse de Haru-chan, no puede vivir sin sus albercas, ¿verdad? Y menos sabiendo que hay varias cerca — mencionó Nagisa, tratando de que la única persona que escuchara todo eso fuera el peliazul, pero no contaba con que Gou tenía un oído muy agudo.
"Así que Haruka también es un obsesionado con las albercas...Gou, eres un genio."
— Les prometí que visitaríamos la alberca olímpica, ¿cierto?
— Si, así es...
— Lo siento, eso no se va a poder. Y antes de que piensen en otra cosa, no todo está perdido, pues los llevaré a un lugar mucho mejor en el que también se puede nadar.
— ¡¡Gracias Gou-chan!!
"Rin...te me casas o me dejo de llamar Gou..."
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— ¡¡Rin!! Me tengo que ir, debo ayudar a mi padre en el negocio. ¿Te quedarás otro rato?
— Si, todavía me siento con ganas de seguir bajo el agua.
— Entonces me despido, no te sobrepases y cierras bien antes de irte.
Un adiós fue lo último que se escuchó en aquel pequeño lugar, a pesar de ser una alberca muy bonita el espacio para nadar era muy reducido. Sin embargo la belleza natural que rodeaba aquel lugar compensaba la falta de espacio.
Rin permaneció bajo el agua por varios minutos más, hasta que un repentino chapuzón lo trajo de vuelta a la realidad.
"Escucho como se mueve en el agua, su nado es sutil. Sus brazadas son perfectas y la coordinación de todo su cuerpo parece profesional. No tiene el cabello recogido y no parece estar haciendo mariposa o algún otro estilo...es free..."
Continuará...