-Entonces una pastillita de esta y Minho será mío.- susurró Taemin caminando por los pasillo de la farmacia para ir a pagar ese medicamento.
…
-¡Ya llegué!- entró al departamento que compartía con Minho. –¿Estás en casa?- se quitó su mochila para dejarla a un lado de la puerta principal. –¿Minho?-
-En la habitación.- asentí para caminar hacía allá pero antes de llegar, me detuve en la cocina y tomé un paquete te galletas y la crema batida.
-¿Qué estás haciendo?- retomé mi camino mientras le ponía crema a la galleta, una linda y sensual galleta larga.
-Acomodando la cama.- me recargué en el marco de la puerta, Minho seguía poniendo las cobijas y los almohadones. –¿Cómo te fue?-
-No me quejo.- entré a la habitación y caminé hacia la cama, tomé la cintura de Minho para hacerlo caer sobre la misma y cuando estuvo ahí me subí a su pelvis para no dejar que se parara. –Pero te estuve extrañado.- incliné mi pecho para juntarlo con el suyo. –¿Tú me extrañaste?- susurré cerca de sus labios.
-Recuerda que tenemos una regla.- mordí su labio inferior para jalarlo. –Sólo en la noche.-
-Mmm…- comencé a mover mi pelvis en la suya. –Nu~ yo quiero ahora y más tarde.- deslicé mi mano por su pecho hasta que llegó a su entrepierna. –Yo sé que también lo quieres.- metí mi mano a su pantalón y bóxers para buscar su falo.
-Taemin~- canturreó.
-Dime que tú también extrañaste mi cuerpo.- besé sus labios, aceleré mi mano entorno a su miembro. –No sólo a mí. Sino mis pompis y mi boca también.-
-Taemin, si lo hacemos ahora no lo haremos más tarde.- metió su mano bajo su ropa pero en lugar de lo que yo quería, sólo sacó la mía.
-Minho~- me quejé. –Rompamos la regla.-
-Las reglas no se rompen.-
-Las reglas se hicieron para romperse.- me senté en su pelvis, tomé la lata de crema batida para poner un poco sobre la mejilla derecha, Minho se dejó porque también quiere, pero se está haciendo el digno. –¿No quieres estar en mi cuerpo?- lamí su mejilla para retírale la crema.
-Me voy a ir al infierno, pero no, no quiero.-
…
-Ya está lista la cena.- pero antes de que Minho llegue al comedor, dejé caer la pastilla dentro de ese café. Agité la cuchara para que la pastilla se disuelva. Según me había contado Kibum, era muy efectiva, ayudaba para tener un sueño profundo y rejuvenecedor.
Y si Minho estando consiente no quería intimar conmigo más de una vez, pues la solución sólo me costó 112 won.
-Estoy famélico.- susurró Minho, lo miré sentarse en el comedor.-¿Tú no? ¿Minnie?-
-Bastante.- contesté llevando su taza de café. -Provecho.- le sonreí.
-Provecho.- susurró, sonreí mientras se llevaba la taza a la boca y comenzaba a beberla.
…
-¿Minho?- susurré mirándolo, pero no se movía.–Minho, ya vamos a dormir.- moví su brazo para despertarlo, pero parecía un muñeco. Mi querido muñeco sexual.