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Sweet Masquerade por Sabaku No Ferchis

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Notas del fanfic:

¡Hola! n.n/

Esto se me acaba de ocurrir apenas ayer en la noche xD Y antes que nada quiero dejar las aclaraciones:

¡NO PROMETO SASUNARU! Perdón, pero ya dejé las parejas justificadas en el resumen. Como ya sabrán, Gaara es mi personaje favorito :3 Y no pienso dejarlo solito poniendo a Sasuke con Naruto, gomen :c Jaja, así que tendré qué elegir entre SasuGaa (mi actual obseción) o GaaNaru (que también amo como loca) xDD

Una vez dicho esto, por favor, si no les gustan las parejas planteadas, no lean u.u

 

Notas del capitulo:

Bueno, hola de nuevo xD

Como decía, la idea me vino ayuer por la noche. La trama puede sonar muy cliché, pero no pude evitar escribirlo xD

Al parecer, no será un fic tan largo xD Pero aún así espero que les guste :D

 

 

[CAPÍTULO 1]

 

Del calibre de Sasuke

 

. . .


Caras había muchas, pero la suya era perfecta. Lo curioso, es que él no parecía darse cuenta. Me pescó mirándolo embelesado, y en lugar de sentirse halagado, pensó que yo tenía retraso mental.

. . .



—Déjame ver si entendí—anunció Deidara al cruzar las puertas de un Starbucks Coffe al igual que una estrella de teatro llegando tarde a su obra. Un agradable olor a café le golpeó la cara y él aspiró con una sonrisa antes de darse media vuelta para mirar a su hermano—. En síntesis, el Uchiha te dejó porque ya no soporta tu... singular personalidad, hum.

El tono sarcástico del rubio y las comillas que hizo con ambas manos le ganaron una mirada fulminante de Naruto, que frunció el ceño y se le afilaron los grandes ojos azules.

—No le veo lo gracioso—dijo el menor pasando muy digno a lado de Deidara, con la barbilla en alto y los hombros bien erguidos.

El de cabello largo puso los ojos en blanco y fue detrás de él. La sonrisa únicamente se le borró a Deidara cuando echó un vistazo al menú del fondo mientras caminaba. Su rostro parecía el de un niño frente a la vitrina de una tienda de golosinas. A él le gustaba mucho el café tipo frapé, pero si había algo que amaba casi con la misma intensidad que el arte efímero, definitivamente era el pastel.

Ambos rubios se unieron a la fila frente al mostrador y Deidara enfocó su atención en la vitrina donde se exhibían los diferentes tipos de pasteles. Estaba por hacerle una sugerencia a su hermano cuando notó que el otro no había mencionado nada sobre los postres. Algo muy extraño, considerando lo mucho que le gustaban a Naruto las cosas dulces.

— ¿Qué te parece..—empezó y luego se quedó callado. Naruto estaba cruzado de brazos con la cara hecha un mohín. Deidara no pudo evitar arquear una ceja, grabándose esa expresión en la memoria y jurando que nunca antes lo había visto así—. Oye, oye—lo agitó suavemente por los hombros.

El menor lo miró.

— ¿Qué?—contestó desdeñoso.

—No te amargues la vida por eso, hum—le dio su mejor sonrisa—. Su relación nunca me pareció de las que fueran a durar. Dio lo que tenía que dar y...

— ¡Deidara!—interrumpió Naruto en voz alta. Ambos rubios se sintieron incómodos ante las miradas que las demás personas les dirigieron, pero Naruto estaba demasiado molesto como para tomarle importancia—. Yo siempre fui el que dio todo lo que tenía que dar, ¡ese Teme es un desconsiderado!—añadió nivelando el tono de su voz.

La fila avanzó un lugar.

—Pudiste haberlo imaginado—sugirió Deidara pasándose ambos brazos por detrás de la cabeza y mirando hacia arriba, como si allá en el techo fuera capaz de encontrar la mejor solución a los problemas del menor—. A veces eres muy histérico, hum.

Naruto se cruzó de brazos y miró a otro lado al tiempo que soltaba un bufido ofendido. Su hermano lo miró de reojo.

—Yo sé lo que vi—dijo, aun con la mirada fuera del alcance del otro. Allá a unas mesas de distancia, vio una pareja sentada en uno de los sillones, tomados de la mano mientras compartían el mismo café. A Sasuke nunca le gustó hacer eso. Decía que era muy cursi—. Él estaba coqueteando con esa...—se mordió el labio del coraje y encaró a su hermano—. ¡Esa perra!

Deidara se encogió de hombros.

—Eso no puedes saberlo—declaró—. Quizá sólo estaba enseñándola cómo ser sexy con su novio. O simplemente ella resbaló y fue a parar a sus brazos y él la tomó de la cintura para equilibrarla. Puede haber muchas teorías, hum.

El menor volvió a desviar la mirada de su hermano y la bajó, clavándola en un punto en la nada mientras removía sus brazos cruzados. Su rostro, normalmente alegre y con esa sonrisa de oreja a oreja que también había sacado Deidara, ahora estaba convertido en un puchero colérico, como el de un niño haciendo berrinche porque no le compran el juguete que quiere.

Deidara dejó caer los brazos a los costados y suspiró con un matiz de cansancio.

—Y en caso de que tengas razón, no debiste reclamarle en público—Naruto lo miró con los ojos bien abiertos. Eran azul zafiro, como diamantes—. Creo que a eso viene lo de tu singular personalidad— esta vez se cuidó de no ser sarcástico con el adjetivo—. Eres muy... espontáneo. No piensas antes de actuar, hum.

— ¡No me podía esperar a que estuviéramos solos!—La fila avanzó y ellos dieron un paso adelante. Deidara miraba de soslayo la vitrina de los pasteles. No sabía si pedir de chocolate o de queso con frambuesa—. Estaba muy enojado. Además, él sabía de antemano cómo era yo, antes de que empezáramos a salir.

Deidara bajó la cabeza hasta que el mentón se le pegó al cuello. Los dorados cabellos le cubrieron el rostro, pero Naruto pudo prever su expresión cansada.

—Bien...—suspiró el mayor. Levantó la cabeza y la dejó caer para atrás. Miró de reojo al más chico—. Al parecer tú no podrás olvidar a Sasuke, aunque ya haya pasado una semana de aquello—soltó una risa disimulada—. Las cosas de las que me pierdo por estar de viaje, ¿huh?—dijo para sí mismo. Se giró hasta quedar frente a frente con Naruto y volvió a cruzarse de brazos—. ¿Por qué no intentas darle celos con alguien más?

Naruto miró a Deidara como si lo que le estaba sugiriendo fuera una reverenda estupidez.

— ¿Qué?—inquirió con una mueca entre incredibilidad y consternación—. ¿Dónde voy a encontrar, en primer lugar, a alguien del calibre de Sasuke para poder darle celos?

Ambos avanzaron un lugar en la fila.

—Oh, por favor—dijo Deidara—. El Uchiha ese no es la octava maravilla ni una máquina de orgasmos andante, hum.

Naruto se pasó la lengua por los labios antes de hablar.

—Pues no—aceptó en voz baja, más diciéndoselo a sí mismo que a Deidara. Miró a su hermano—. Pero para poder darle celos se necesita a alguien que lo deje con la boca cerrada. No sé..., que pueda competir con él.

— ¿Ah?—Deidara arqueó ambas cejas.

—Si elijo a cualquiera se burlará de mí—continuó—. Ya sabes lo que dicen en las redes sociales: "Esta es mi cara cuando me cambias por alguien peor que yo." Y aparecen carcajeándose de lo lindo.

Deidara soltó una risita.

—No tienes dinero para contratar modelos, hermano.

Naruto no dijo nada y continuó con su malhumor. Sabía que de seguir el consejo de Deidara, Sasuke se reiría en sus narices. Porque nadie, NADIE, que conociera era capaz de hacerle sentir celos a Sasuke. Si se lo pedía a Shikamaru, el Uchiha diría que es un holgazán; si se lo pedía a Kiba, diría que le encanta andar entre pulgas; y si se lo pedía a Hinata, le desearía suerte con los trabalenguas. No quería darle armas al moreno para que se la pasara burlándose de él por el resto de su vida. Ya no había nada qué hacer...

—El siguiente.

O por lo menos, eso pensó hasta que lo vio.

Parpadeó repetidas veces, sus ojos azules abriéndose como platos ante el chico que estaba detrás del mostrador. Él no les regalaba la sonrisa que deberían tener los empleados de una cafetería. Su rostro era inexpresivo, expectante y... Perfecto. Tenía ojos verde agua, enmarcados por unas ojeras negras que, en cualquier otra persona darían el aspecto de un mapache, pero en él era algo atractivo, como misterioso. Una melena corta color rojo sangre caía con picos delgados y suaves sobre su frente, cubriendo sólo un poco del tatuaje que tenía justo arriba de su ojo izquierdo. El pelirrojo, al ver que uno de los rubios lo veía como idiota y el otro miraba al primero con rostro inquisitivo, carraspeó un poco.

— ¿Qué van a pedir?—preguntó, déspota.

Deidara curvó una sonrisa y apoyó un brazo en el mostrador.

—Un novio por un día, ¿te apuntas, hum?



Notas finales:

Justo mañana empezaré con el siguiente capi :D ¡Gracias por leer!


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