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Un amor, una amistad y algo mas por SholeSuperKawaii

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Notas del fanfic:

Hola buenas! ^^ pues queridos lectotes :DD aqui les traigo la continuacion del fic SouMako que publique el año pasado y termine la primera semana de diciembre *¬* aksdjksdj

Unas aclaraciones; si bien el resumen da a entender que la historia sera hetero o shoujo, es solo una parte de este, ya que basicamente se tratara de como Sousuke, Makoto, Rin y Haru tendran que lidiar con la idea de ser padres y como sus hijos, Kai y Natsu, viviran distintas experiencias en la hermosa etapa que es la juventud :DD obviamente el yaoi no quedara de lado *3* tendra un poco de todo :33

 

Bien! espero que se pasen a leer y que les guste este nuevo *y arriesgado D:* proyecto n.n

 

Saludos!

Atte: SholeSuperKawaii

Notas del capitulo:

Buenas tardes! pues qui les traigo el prologo *el cual tambien subi como capitulo en el fic SouMako "Volver a Caer"* asi que a las personas que ya lo leyeron, subire en seguida el capitulo uno n.n

 

Como siempre las actualizaciones seran todos los jueves :33 sin falta *3*

 

Bueno, sin nada mas que decir...

 

Que disfruten~! <3

Prólogo.

Ha pasado un año, un año exactamente desde que mi segundo hijo Kai nació. La verdad es que toda esta experiencia ha sido completamente nueva para Sousuke y para mí, a pesar de no ser el primero, pero tomando en cuenta las circunstancias que tuvimos que pasar con Ran, y que básicamente no participamos en conjunto con su educación, no vivimos sus primeras veces de todo,  juntos, estos momentos han sido verdaderamente especiales para nosotros, aprendiendo y tomándole el peso a lo que es verdaderamente ser padres.

Hoy es diecinueve de enero. Hoy nuestro pequeño retoño cumple su primer año de edad.

  • ¡Kai, feliz cumpleaños! – exclama completamente sonriente Ran, luego de ver como llegaba con el pequeño pelinegro entre mis brazos, para poder desayunar. La niña se levantó de su asiento en la mesa y fue hasta mí, sin borrar aquella hermosa sonrisa de su rostro.

  • Aún está medio dormido Ran, anoche no durmió muy bien – le digo para que bajara la voz, lo último que quiero es que mi niño este de mal humor en este día.

  • ¿Qué le pasó? – preguntó la niña cambiando su rostro del alegre que mostraba en esos momentos, a uno completamente preocupado por su hermano menor.

  • No lo sé, anoche hice de todo para que pudiera dormir, pero nada de eso sirvió – solté un pequeño suspiro preocupado – espero que no sea nada.

  • No te preocupes – me dijo Sousuke saliendo  de la cocina con una taza  de leche con chocolate en una mano y un biberón en la otra – solo debió haber sido una mala noche.

  • Sí, eso espero – acepté, tomando el biberón que me entregaba mi novio para alimentar al pequeño que estaba entre mis brazos.

  • Bien, será hora de que me vaya a preparar para ir a trabajar – dijo el pelinegro viendo el reloj que se encontraba colgado en la muralla.

  • ¿No es un poco temprano? – le comenté al ver que eran las siete y su turno en la comisaria comenzaba a las diez de la mañana.

  • Lo sé, pero hoy pedí salir temprano, así que con Rin saldremos a las cuatro y media. Pedimos el mismo turno.

  • Está bien. Yo hoy no iré a trabajar, tengo el día libre, por lo que me quedaré hoy con Ran arreglando la casa para la tarde, ¿bien?

  • Me parece perfecto – aceptó sonriendo de medio lado – pues bien, me voy a arreglar antes de que se me haga tarde – dio un último sorbo a su taza, la dejó en la mesa y se encamino al baño de nuestra habitación.

Algunas estarán preguntándose en estos momentos; “¿no se supone que Sousuke había dejado a Makoto antes porque se iba a convertir en nadador profesional? ¿Cómo es que ahora es policía?” pues bien, al poco tiempo de que comenzamos a vivir juntos, le pregunté cómo es que había podido volver, y ahí me contó que gracias al sobreesfuerzo que colocaba a la hora de entrenar en el estilo mariposa, se lesionó el hombro y finalmente no pudo seguir nadando. Es por eso que mando todo al carajo y adelanto sus planes, ya que su idea era que después de cumplir su sueño, volvería a por mí, así que como no logró su meta, volvió antes de lo que esperaba.

Me senté en la mesa frente a mi hija y me di la tarea de alimentar a Kai, quien poco a poco fue abriendo sus verdosos ojos, para posarlos sobre los míos. Le sonreí tiernamente.

  • ¿Puedo tomarlo en brazos? – pidió Ran acercándose hasta mí.

  • ¿Ya terminaste de tomarte tu desayuno?

  • Ehh… sí, sí – me dijo un poco titubeante.

  • ¿Segura? – le insistí.

Ran solo pudo apartar la mirada al ver que no le creía.

  • ¿Te tomaste la leche?

  • ¡Sí!

  • ¿Comiste tu pan?

  • Ehh… sí.

  • Ran – le llamé.

  • ¡Es que se le quema mucho el pan a mi papá! ¡y a mí no me gusta quemado, me gusta crujiente! – me dijo moviendo sus manos rápidamente, demostrando así su desesperación.

  • Pero sabes que a tu padre le gusta el pan bien tostado – le dije sonriendo, mientras seguía alimentando a Kai.

  • Sí lo sé, pero no me gusta – terminó haciendo un puchero.

  • Bien, bien. Tenme un poquito a Kai para ir a tostarte otro pan.

  • ¡Bueno!

  • Pero ten cuidado, ¿okey? – me puse de pie, Ran se sentó en la silla en la que me encontraba, para luego colocar al niño entre sus brazos, acomodarlo bien y partir a la cocina, para hacerme una taza de té y poder preparar las tostadas de Ran.

 

Luego de que Sousuke se fuera a cumplir su turno en el trabajo, se despidiera y nos dejara a Ran y a mí tomando desayuno, Kai volvió a dormir, por lo que lo fui a dejar acostado en la cama matrimonial que compartía con el pelinegro. Luego de cerciorarme de que nada podría pasarle y que no se caería de la cama, me devolví al comedor con mi hija mayor.

  • ¿Vamos a ir a comprar las cosas para la fiesta de Kai?

  • Claro que sí – le dije, pero primero hay que ordenar la casa para ir después de almuerzo, además de que Kai está durmiendo.  Hay que dejarlo descansar por mientras.

  • ¡Okey! – aceptó, comiéndose el último trozo de tostada.

  • Ahora jovencita, debe ir a bañarse y sacarse el pijama. No porque esté en vacaciones la dejaré es que este por la casa paseándose en paños menores – le llamé la atención, pero sin ser tan severo.

  • Está bien.

Vi cómo se colocaba de pie y salía en dirección a su pieza. Terminé de tomar mi desayuno y me puse a ordenar el comedor, para luego lavar los platos e ir a cambiarme de ropa, ya que al igual que Ran, me encontraba solamente con unos pantalones de buzo holgados y una polera manga corta, que uso para dormir. Al llegar a mi habitación, vi como Kai aun dormía plácidamente al medio de mi cama, con un puño apretado y mordiéndolo levemente con su boca. Veía como su pecho subía y bajaba pausadamente, por su tranquila respiración.

Sonreí enternecido.

Me acerqué hasta su lado, sentándome tratando de no hacer mucho movimiento y despertar al pequeño que se encontraba descansando. Posé mi mano en su mejilla y le regalé una leve caricia, palpando su tibia y suave piel. Sentí como un calor comenzaba a crecer en mi pecho.

Gracias a Kai he podido vivir experiencias que lamentablemente con Ran no pude pasar, a pesar de haber estado a su lado desde el principio, aun así no lo vivía en carne propia. El día en el que mi niño nació hace un año atrás, y pude ver sus facciones, me di cuenta de lo mucho que se parecía a Sousuke, el ver su piel y su motita de pelo negro en la cabeza, lo relacioné mucho con mi pareja. Al igual que Ran, habían salido igual que su padre. Pero al momento en el que me lo entregaron, al momento en estuvo entre mis brazos, vestido con ese trajecito amarillo que me había regalado mis padres cuando tenía ocho meses de embarazo, en ese momento y al verle abrir sus ojos, vi que había sacado el mismo color que los míos. Kai, era una mezcla entre nosotros dos, había sacado un poco de ambos.

Saliendo de mis cavilaciones, y dándome cuenta de que ya iban a ser las diez de la mañana, me encaminé hasta mi armario para sacar ropa limpia y me fui hasta el baño, no sin antes darle una última mirada a mi hijo, quien seguía durmiendo.

 

Cuando salí del baño, ya vestido y con una toalla en mis hombros  para que las gotas que caían de mi pelo semi húmedo no mojaran mi polera, vi que Ran estaba recostada en mi cama junto a su hermano menor, admirando como este dormía tranquilamente. La mirada que esta le entregaba, cargada de amor y ternura hizo que en mi pecho sintiera un agradable calor.

  • ¿Ran, qué haces? – le pregunté al ver que aún no despegaba su mirada del niño.

  • Nada, solo estoy viendo como duerme mi hermanito – se limitó a responder, desviando levemente la mirada hacia mí, quien aún me encontraba en la entrada del baño, secándome el pelo con la punta de la toalla que esta sobre mis hombros.

  • Ya veo – fue lo único que dije, caminando hasta el otro extremo de la cama de donde estaba la pequeña, para ir a sentarme y ver la hora en el reloj de mesa que estaba junto a la cabecera – ¿ya ordenó su habitación? – le pregunté.

  • Sí, solo me falta abrir las ventanas, pero ya ordené mi cama.

  • Bien, vamos. Hay que ir a limpiar el living, para que luego vaya a hacer el almuerzo y podamos salir a comprar las cosas para la fiesta de cumpleaños de Kai.

  • ¡Bien!

Seguido de eso, la aludida se acercó al pelinegro, le dio un beso en la frente, para luego colocarse de pie y abandonar la habitación. Yo hice exactamente lo mismo, para ir hasta el living, sacudir los muebles y ordenar los juguetes que deja Kai siempre en la alfombra frente al televisor. Cuando ya estuvo todo listo, me fui hasta la cocina para comenzar a preparar la comida, ya iba a ser el medio día y si quería volver para adornar todo antes de que los invitados llegaran, debía darme prisa.

Cuando estuve en la cocina, fui hasta la despensa para ver que podía hacer, algo rápido y que Ran quiera comer.

  • ¡Fideos! – exclamé cuando encontré unos paquetes junto a unas bolsas de arroz – fideos con… ¿huevos o salsa de carne? – me fui hasta el refrigerador y encontré huevos, espinaca, cebolla y zanahoria – bien, haré fideos con huevos.

Saqué las verduras correspondientes para poder preparar la comida y me encaminé hasta el lavamanos para poder limpiar aquellas. Tomé un bol, le eché agua y fui dejando ahí los vegetales. Luego de eso, tome una cuchilla para comenzar a picar la espinaca, mientras ponía agua al hervidor para poder cocer los fideos.

Mientras estaba completamente absorto en cumplir con mi cometido, comencé a sentir unos pasos provenientes del pasillo, cerca de la puerta de entrada hacia la cocina. Sin dejar de rallar la zanahoria hablé.

  • Ran, ¿qué sucede? – pregunté al aire dándole la espalda a la puerta, esperando una respuesta. Al no escuchar ninguna contestación, me di media vuelta para poder ver que sucedía, pero en ese momento pude ver que quien venía entrando no era mi hija mayor – ¡Kai, ya despertaste! – exclamé dejando los utensilios que estaba ocupando sobre la barra de la cocina para ir hasta mi pequeño pelinegro, que venía apoyándose en las murallas para no perder el equilibrio y caminando lentamente, dando un paso tras otro paso.

  • Pa… papá – dijo dificultosamente, posando sus hermosos ojos verdes sobre los míos. Al verle así, tan frágil, caminando lentamente ayudado por los muros, y el escuchar su dulce vocecita intentando llamarme, sus ojos con un hermoso brillo lleno de inocencia y sus mejillas teñidas levemente de un rosado color, al verle así, mi corazón se derritió completamente.

Sin pensármelo dos veces, me acerqué hasta él, lo tomé de la cintura y lo dejé apoyado en mis brazos, para luego darle un tierno beso en la mejilla, a la vez que escuchaba su tierna risa.

  • ¿Ya descansaste bien? – le pregunté, sabiendo obviamente que aún no hablaba claramente, ni mucho menos me contestaría, pero mi pequeño niño solo se limitó a sonreír – tomaré eso como un “sí” – le dije acercando mi cara hacia la suya y moviendo mi nariz sobre la de él.

Di unos pasos hasta la mesa que se encontraba en el lugar, junto con unas seis sillas y una para Kai, aquellas especiales para los bebés, que tienen barrotes para evitar que se caiga. Tomé aquella y la llevé hasta el lugar donde había estado yo al principio. La aseguré bien junto a la pared, le senté y me fui a seguir cocinando.

A los pocos minutos después apareció Ran por la cocina, corriendo como alma que se la lleva el diablo.

  • ¡Papá! ¡Kai! ¡Kai no está en tu habitación! ¡Él…! – y en ese momento silenció, al ver que el niño se encontraba junto a mí, mordiendo un juguete de hule, en forma de patito.

  • ¿Decías? – le dije sonriendo a la pequeña de ojos verde agua.

  • No es nada – me limitó a responder, a la vez que se acercaba al pequeño – ¿por qué le gusta morder tanto ese pato de hule?

  • Le debe estar picando la encía, sus primeros dientes le deben estar por salir – le expliqué.

  • ¿No será por eso que anoche no durmió muy bien?

  • Puede ser una posibilidad – acepté – Oh, Ran ¿puedes poner la mesa? El almuerzo ya está listo.

  • Bueno – se acercó hasta donde dejo los utensilios y abrió el cajón – coloco solo tenedores ¿verdad?

  • Y una cuchara para Kai. Él tiene que comer el colado que le preparé.

  • Pobre de él, tener que comer sopas todos los días – dijo de una manera un tanto burlesca, caminando hasta la mesa para colocar los vasos, servilletas y los utensilios, luego de eso, se devolvió hasta mí y preparó un jarro de jugo de naranja.

  • Ya, ya. Será mejor que nos apresuremos para que estemos aquí antes de las tres de la tarde.

  • ¡Okey!

 

Luego de que almorzamos, saqué el coche, coloqué a Kai allí, tomé mi billetera y salimos juntos los tres hacia el centro comercial, para comprar las cosas para la fiesta de primer cumpleaños de Kai, así como serpentina, globos, cosas para picar, bebidas y cosas así. Gracias a que estaba todo tan expedito, a las tres y media de la tarde ya estábamos en nuestro hogar, por lo que Ran se dio el trabajo de comenzar a inflar los globos, mientras yo colocaba la serpentina en las murallas y techo.

  • ¡Uno, dos, tres! – exclamaba Ran, para luego aspirar todo el aire que sus pulmones le permitían y soltarlo dentro del globo, inflándolo poco a poco – ay, ay, ay, Dios – murmuraba después casi sin aire. Esperaba unos segundos para recuperar el oxígeno y volvía a repetir el mismo procedimiento. Yo solo me limitaba a mirarle divertido.

  • Tienes que aguantar. Hay que inflar todos los globos de las dos bolsas – le dije esperando a su reacción.

  • ¡¿Qué?! ¿Para qué tantos? Al final igual se van a reventar – exclamó botando todo el aire que acababa de tomar para seguir inflando el globo que estaba entre sus manos.

  • Pero aun así hay que adornar la entrada y la sala.

  • Llamaré a papá – me dijo decidida.

  • ¿Para qué?

  • Para que me traiga un galón de oxígeno – dijo bromeando pero a la vez con un tono cansado por el sobreesfuerzo. Yo solté una ligera risa.

  • Vamos, vamos. Hay que terminar esto luego – le dije para seguir con nuestra tarea.

  • Oh a todo esto. Papi, no compramos el pastel – me comentó.

  • El pastel lo traerá Haru cuando venga del trabajo.

  • ¿En serio? – un brillo extraño adornó sus orbes – ¡me encantan sus pasteles! ¡son exquisitos!

  • Tienes razón. No por nada le está yendo excelente en su nueva cafetería.

  • ¡Sí!

En ese momento, siento que el timbre de la puerta era tocado, por lo que dejé lo que estaba haciendo  y me encaminé hasta allí, no sin antes decirle a Ran que vea que a Kai no le pasara nada. Ella asintió, siguió inflando globos y yo fui a abrir. Al abrir la puerta me encontré con Haru, quien venía aun con su delantal blanco, mandil y pañoleta azul en el cuello, mientras que por su cuerpo atravesaba la correa de su bolso y en su mano derecha traía una gran bolsa en forma cuadrada.

  • Hola Makoto – se limitó a saludarme.

  • Hola Haru – le respondí sonriendo – ¿cómo has estado? – le pregunté mientras me hacía a un lado para hacerle pasar dentro.

  • Bien – hizo una pausa entrando – ¿tú cómo has estado?

  • Bien también, gracias – le sonreí.

Luego de eso, nos encaminamos juntos hasta el living, donde Haru saludó a Ran y al momento de ver a Kai, algo extraño pasó con él; se quedó completamente en silencio, solo admirando sus acciones, algo que en verdad nunca había pasado, él siempre llegaba y los saludaba cálidamente a ambos. Al cabo de unos minutos salió de su trance, se acercó hasta el niño que jugaba en la alfombra con unos juguetes y le acarició los sus cabellos negros, para luego decirme que iría a la cocina a montar el pastel. Como si fuera un incentivo, Ran se apresuró lo más que pudo para terminar de inflar los globos y salió hasta donde estaba Haru en la barra de la cocina, colocándole crema pastelera al bizcocho preparado que había traído, luego de eso, fue haciendo formas por las orillas con la manga pastelera, demorándose casi la nada misma, y para terminar, adornar todo con frutillas cortadas al ajo y hacer hilos de chocolate derretido. En verdad a simple vista se veía un pastel delicioso.

Luego de que Haru terminara con eso, me ayudó a colgar los globos y a hacer rosones. A las cuatro en punto, ya habíamos terminado todo.

 

Al momento en que el reloj marcaba las cinco y diez minutos de la tarde, la mayoría de los invitados, quienes no eran muchos, ya habían llegado y se encontraban en la sala, hablando armoniosamente entre ellos y compartiendo con mi pequeño hijo. Solo faltaban que llegaran dos personas, y una de ellas es sumamente importante en todo esto.

  • Haru, ¿has hablado con Rin? – le pregunté a  mi amigo, quien se encontraba junto a mí, viendo como Kai jugaba con Ran.

  • La verdad es que no – me respondió – deja que le llamo – sacó su teléfono móvil de su mandil y marcó el número de su novio. A los pocos minutos cuando cortó se dirigió hacia mí, diciéndome que se habían demorado junto a Sousuke, buscando un regalo para Kai, pero que ya venían de camino a casa. Eso me alivió completamente.

  • Bueno, será mejor que no me siga preocupando y disfrute junto a mi niño.

  • Tienes razón.

 

El tiempo siguió pasando, en realidad a los quince minutos después de que Haru habló con Rin, este junto a mi novio aparecieron por la entrada de la sala, los dos vistiendo el uniforme de oficiales y cada uno con un obsequio en la mano. En ese momento Kai dejó de jugar y salió apoyándose en la muralla hasta Sousuke, para luego soltarse y dar paso tras paso hasta el pelinegro, quien al verle, se agachó hasta su altura y le abrió los brazos, para luego tomarle y besarle la mejilla.

  • Feliz cumpleaños mi niño – le dijo revolviéndole los cabellos.

  • Pa… Papá – dijo el aludido tiernamente. En la sala solo se escuchó un “Aww” por parte de Nagisa, Gou, Ran y mi madre.

  • No sabía que ya estaba diciendo sus primeras palabras – le comentó Rin, mostrando su típica sonrisa.

  • Al principio solo balbuceaba, pero ahora está comenzando a modular las palabras.

  • Me alegro – el pelirrojo se acercó hasta Kai – feliz cumpleaños – Kai le miró durante unos segundos y comenzó a empujar su cuerpo hasta Rin, para que este le tomara en  brazos. El ojicarmín sin pensárselo lo quitó de los brazos de su amigo.

  • Me cambiaste – dijo en tono indignado Sousuke, dirigiéndose al niño. Este solo se limitó a reír, abrazar a Rin por el cuello y esconder su cabecita en aquel lugar. Todos soltaron risas.

  • A ti te ve todos los días, ya debe estar aburrido – bromeó el de dientes de tiburón – tiene que aprovechar que aparecen cosas nuevas – dijo haciendo referencia a él mismo. Volvió a reír y se acercó hasta Haru, quien estaba a mi lado. Le saludó, mientras le regalaba un corto beso, para luego  saludarme.

  • ¿Cómo va todo, Rin? – le pregunté para formar conversación, mientras sentía como Sousuke se paraba a mi lado luego de haber saludado a todos los presentes y a nuestra hija mayor, a la vez que me tomaba de la mano.

  • ¿Con el trabajo? – yo asentí – la verdad es que cansado – soltó un suspiro – nos ha tocado toda esta semana hacer recorrido por la ciudad, no hemos estado ningún día en la comisaria.

  • ¿En serio? – pregunté desviando mi mirada hacia Sousuke – ¿no será muy peligroso o algo así? – dije preocupado. Mi novio solo me miró, diciéndome en ella que no me preocupara, mientras me giñaba un ojo y sonreía de medio lado. Yo le devolví la sonrisa y desvié la mirada.

  • Papi, ¿queda bebida? – me preguntó Ran, quien venía hasta mí.

  • Claro mi niña, espera – le dije soltando la mano de Sousuke para salir hasta la cocina.

Al momento de llegar a la cocina, me puse a  buscar los refrescos y unos vasos que había en la despensa, para servirle a Ran, Sousuke y Rin. En ese momento, siento como unos cuantos pasos entran en el lugar, me di la media vuelta y en eso veo a Haru junto al pelirrojo entrando tomados de las manos.

  • Oh Dios, en una de las veces que estuvimos juntos en una cocina, no fue una experiencia muy buena – dije bromeando y a la vez recordando lo que había sucedido hace un par de años en la casa de Haru. La pareja solo rió al recordar también aquella vez.

  • Makoto, tenemos algo que contarte – comenzó Rin.

  • ¿Qué sucede? – me  preocupé un poco, por la seriedad con la que había dicho aquello el pelirrojo.

  • Préstame tu mano – me pidió el peliazul. Yo sin pensarlo dos veces, acerqué mi mano derecha hasta la de él, en eso la toma por la muñeca y la coloca en su vientre. Esperé unos segundos, preguntándome que era lo que pasaba hasta que por fin lo supe.

Había un pequeño bulto en su vientre.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa y estoy casi seguro que mi cara era un verdadero poema en esos momentos.

  • Haru, tu….

  • ¿Lo sientes verdad? – me preguntó.

  • Sí, sí, sí – contesté aun sin poder creérmelo – pero, ¿cuándo? ¿cómo? ¿dónde? – comencé a hacer unas preguntas estúpidas por la impresión.

  • ¿Cuándo? Se supone que hace tres meses. ¿Cómo? – Rin soltó una risa – no creo que no sepas cómo se hace luego de tener dos hijos – bromeó – ¿y dónde? No sé, no voy contando los lugares en los que lo voy haciendo con Haru – volvió a bromear.

Haru soltó mi mano, a la vez que Sousuke entraba a la cocina.

  • Por tu cara puedo adivinar que ya te contaron la noticia – habló el pelinegro.

  • ¿Tú ya lo sabías?

  • Sí – confirmó – lo supe hace unos días, cuando vi a Rin llegando al trabajo un día que nos tocó el mismo turno. Su cara era verdaderamente épica – rió.

  • No sé porque te creo – reí también – ¿y dónde está Kai?

  • Lo dejé junto a Gou. Ya sabes cómo es ella con nuestros hijos – comentó enternecido.

  • Tienes razón – confirmé – ¿y ya se lo dijeron a ella?

  • Aun no – me dijo Haru – estamos esperando una ocasión donde estemos los tres.

  • Me parece bien.

Luego de terminar la conversación, nos fuimos hasta el living nuevamente, donde vi a mis dos hijos jugar amenamente.

Sonreí feliz.

Miré al hombre que se encontraba a mi lado, por el brillo que se encontraba en sus ojos y la manera de mirar a nuestros hijos, me di cuenta que estaba pensando en lo mismo que yo. Desvió su mirada hacia mí y me sonrió, mientras tomaba mi mano y entrelazaba nuestros dedos, me acercaba un poco hasta él y me daba un ligero beso, para luego separarnos y quedarnos unos momentos mirándonos.

  • Kai, creo que pronto tendrás un hermano menor – dijo Rin riendo y matando el momento. Abrí mis ojos de la sorpresa al recordar el momento en el que estaba y los colores se me subieron a la cara. Sousuke rió y miró a su amigo de infancia.

  • ¿Qué? ¿estás celoso de que yo vaya por el tercero y tú recién por el primero? – le molestó, ignorando completamente el hecho de que cierta pelirroja estaba en el lugar.

  • ¡¿El primero?! – exclamó ella.

  • Oh mierda – murmuró Sousuke, al ver lo que había hecho.

  • Puta madre, Sousuke – se golpeó la frente Rin.

  • Yamazaki – habló también serio Haru.

  • ¿Vas a correr? – le dije a Sousuke.

  • Sí – confirmó a la vez que me soltaba y salía corriendo.

  • ¡Sousuke ven aquí! – exclamaba Rin corriendo tras de él.

  • ¡No me jodas!

  • ¡Sousuke, te pillo, te mató!

  • ¡No puedes dejar a mis hijos huérfanos y a Makoto viudo!

  • ¡No me importa!

Todo el lugar exclamó en risas al ver la escena que estaban montando el pelinegro y el pelirrojo, quienes parecían dos niños pequeños.

  • ¡Makoto, sálvame!

  • Makoto, no te importa quedar viudo ¿cierto?

  • No, mientras me deje la herencia a mí – bromeé.

  • ¡Ahí se ve el amor! – gritó Sousuke, saliendo del living para salir a quién-sabe-donde.

Todos volvieron a reír.

No ha pasado mucho tiempo, pero a pesar de eso mi vida ha cambiado bastante, comparándome con el Makoto de hace tan solo dos años atrás, se ve el cambio en mí; estoy junto a las personas que más amo, finalmente puedo ser lo que siempre desee de Ran, Sousuke volvió a mí y ahora estamos juntos, felices compartiendo como la familia que siempre debimos ser.

Hemos traspasado ya una etapa, una difícil etapa para entrar en otra; la crianza de nuestros hijos. Pero sé que todo saldrá bien, estamos juntos y tenemos un par de mejores amigos que están pasando por lo mismo. El apoyo siempre estará.

Todo será mejor.

Notas finales:

De verdad no se que miercales le pasa a esto :T lo copio y pego y al momento de verlo antes de publicarlo se ve mal D: ahi vere que es lo que esta pasando u.u *y si alguna sabe estoy abierta a sugerencias xDDD*

En fin!

Que les parecio? :3 ojala y les haya gustado tanto como a mi el escribirlo n.n

 

Esperare sus comentarios!

Besos y abrazos! .3. <3


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