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7 Días por LuluRG

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Notas del fanfic:

Este es el primer fic que escribo de la pareja, bueno, practicamente el primero que escribo de alguna pareja de youtube, pero se entiende.

Lo empecé a subir en Tumblr y lo dejé por que jamás lo terminé...Ahora lo retomaré cuando pueda y tal.

Espero que les guste, y si veo que así es, lo seguiré n.n

Vive cada día como si fuera el último, nunca sabes cuando esta podría apuñalarte por la espalda y traicionarte.

Día 1.

Suspiré saliendo del consultorio, con un gran nudo en la garganta y es que, hace menos de cinco minutos, me informaron que tengo una enfermedad terminal.

                              

-Flashback-

 

-Señor… ¿Alejandro Bravo? –Dijo el doctor entrando al lugar. Asentí mientras me bajaba de la camilla y lo miraba con una gran sonrisa, iba a darme los resultados del control médico anual y, como siempre, seguro todo iba perfectamente.

-Lamento decirle…Lamento decirle que tiene una enfermedad terminal.-Dijo sin más.

Debía parecer un papel en ese instante, todos los colores abandonaron mi cuerpo y el mismo comenzó a fallarme, provocando que con una de mis manos me volviera a recargar sobre la camilla. Mi sonrisa, obviamente, desapareció y mi mente era un completo nudo de caras y situaciones de mi vida entera, estaba pasando todo demasiado rápido.

-¿Q-Qué?-Fue lo único que logré dejar salir de mi boca. Quería llorar, gritar y pedir justicia, porque, claro, eso era injusto. No podía estar pasando.

-Mire, lamento ser yo quien se lo informe, para un doctor son cosas difíciles, pero ambos sabemos que esto no tiene vuelta atrás.- Dijo mientras posaba una de sus manos en mi hombro izquierdo.- Si estuviera en su lugar, pasaría estos días con cada una de las personas que amo.

-¿Qué es? ¿Es contagioso?-Pregunté mirándolo, el sólo negó con la cabeza y se negó a darme muchos detalles, excusándose con que era mejor no saber mucho más de lo que ya sabía y, en parte, tiene razón, si supiera el nombre, lo investigaría día y noche, buscando algo que me sacara de aquella situación y ese no era el plan.

Me tendió la mano y la tomé, sacudiéndola en forma de despedida antes de salir de allí.

 

-Fin Flashback-

 

Al salir, me limité a solo ir a mi casa, donde encontré a mi madre cocinando algo que, por el olor, se notaba que era pasta.

-¡Hijo! ¿Cómo estás? ¿Qué te dijeron? –Preguntó con una gran sonrisa y la misma confianza que yo tenía hace rato.

-Excelente, el doctor dijo que nunca había visto mejores resultados.- Si, mentí, pero si alguien más hubiera estado en mi lugar hubiera hecho lo mismo. Nadie quiere ver a una madre destrozada y, además, consolando a su hijo por que se encuentra en las mismas condiciones, esto debía ser un secreto para todos, o al menos, para la mayoría.

Subí a mi habitación mientras en mi cabeza batallaba conmigo mismo, apenas cerré la puerta me dejé caer sobre la cama, tomando mi celular y mirándolo fijamente, como había hecho von mi madre, no planeaba contarle a mi amigos…excepto a uno.

Marqué su número y dos veces el tono antes de oír un grave “¿Hola?” del otro lado de la línea.

-¿Willy?- Dije para luego pasar saliva y cerrar los ojos, tratando de alejar todos los pensamientos que hace rato inundaban mi cabeza, y es que no sabía si era lo correcto.

-Alex, hombre, ¿Qué tal? –Contestó en un tono con el que era obvio y agradable imaginarse una gran sonrisa.

-Muy bien…bueno, no exactamente.- Me sinceré.- ¿Crees que puedas venir a mi casa? Tengo…Tengo algo que contarte.- Abrí los ojos de golpe luego de oír un “Ya voy” seguido del tono pausado, típico de cuando te cortan.

 

-Hijo, vino Guille a verte.- Escuché a mi madre y luego unos pasos que se acercaban apresurados a mi habitación. Pasó sin golpear, ya que era como su segunda casa y las educadas costumbres a veces no las practicaba allí, y se sentó en la cama, esperando a que hablara.

-Willy, yo…-Ni siquiera pude terminar de hablar antes de que él se me abalanzara y me abrazara con fuerza, haciendo que las lagrimas empiecen a correr por mis mejillas sin siquiera haber pedido permiso para salir.

Algo que amaba de él era que podía leerme como un libro abierto, admito que aquello a veces me aterraba pero, otras veces, me aliviaba de una manera inexplicable.

-Tengo una enfermedad terminal.-Dije sin más preámbulo entre sollozos.

En ese momento él me separó, preguntándome con la mirada si hablaba enserio o era una clase de broma de mal gusto, a lo que yo solo atiné a asentir con la cabeza. Iba a bajar la mirada por acto reflejo, pero al instante sentí los labios de Guille sobre los míos, cálidos, suaves, una sensación embriagadora que no quería abandonar. Sus manos se fueron directamente a mis mejillas y las mías a su camiseta.

Mi corazón latía rápidamente, parecía que quisiera salirse de mi pecho en cualquier segundo. Pronto su lengua se paseo por mi labio inferior, pidiendo permiso, a lo que entreabrí mi boca, dejándole paso libre para comenzar una batalla por ver cuál de los dos reinaba en aquel desesperado beso.

-Chicos, la cena ya está lista.- Dijo  mi madre desde el orto lado de la perta, provocando que no separáramos rápidamente.

-Y-Ya vamos.- Contesté luego de tomar una gran bocada de aire.- ¿Qué fue eso? –Le pregunté a Willy casi en un susurro al oír que los pasos de mi madre se alejaban.

-A-Alex…Me gustas, desde hace años…- Dijo él antes de taparse la cara con sus dos manos.

No podía creerlo, la persona que más quería, mi mejor amigo, la persona que me gustaba, se me estaba confesando. Sonreí ampliamente y me acerqué a él, lanzándome a sus brazos, abrazándolo fuertemente mientras volvía a besarlo, a lo que él correspondió tomándome de la cintura para acercarme más a su cuerpo.

-A mí también me gustas Willy…-Susurré sobre sus labios al separarnos.- ¿Te quedas esta noche conmigo? -Pregunté tímidamente. Él asintió y bajamos a cenar.

Apenas entramos a la cocina, pregunté a mis padres si mi “amigo” podía pasar la noche en casa, a lo que contestaron con un claro “si”. No era la primera vez que Willy se quedaba a pasar la noche, pero sin duda esta vez era muy distinta a las anteriores.

Willy se sentó a mi lado y cenamos tranquilamente, mis padres ya estaban acostumbrados a su presencia y él igual, por lo que actuaban con total naturalidad.

-Mañana tengo que viajar por negocios y tu madre me acompañará Alejandro.- Avisó mi padre, era típico de él avisar uno o dos días antes las cosas.- ¿Crees que puedas quedarte un par de días con él, Guillermo? –Preguntó con una sonrisa, confiado en que la respuesta de Willy sería un “Sí”.

-Claro, no habrá ningún problema, les avisaré a mis padres más tarde.-Contestó el.

Al finalizar la cena, Willy y yo nos fuimos a mi habitación de nuevo, Apenas subimos se formó un silencio incómodo, por lo que paseé mis ojos por toda la habitación, posándolos en la PS3. Gran idea.

-¿Quieres…?

-¿Quieres…?

Dijimos al mismo tiempo, provocando que el ambiente se hiciera más ligero con el  sonido de nuestras risas.

-Dilo.-Ordenó mirándome con una sonrisa.

-¿Quieres jugar a la PS3?-Pregunté, a lo que él solo se limitó a asentir.

Decidimos jugar al call of duty, viciándonos hasta las 3 am. Cosa de la cual no nos hubiéramos percatado de no ser por mi padre que golpeó la puerta de mi habitación pidiéndonos que nos vayamos a dormir. Reímos por lo bajo y luego nos tumbamos en la cama.

Nos quedamos un rato largo en silencio y volteamos a vernos al mismo tiempo.

-¿De veras te gusto?-Susurró mirándome fijamente a los ojos.

En ese momento mis mejillas se tiñeron de un suave color carmesí, el cual pasaba desapercibido para él gracias a la tenue luz que nos iluminaba.

El hecho de estar en la misma cama con él me ponía muy nervioso y tener que confirmarle mis sentimientos no ayudaba en nada, mi cuerpo solo atinó a asentir mientras me tapaba el rostro con mis dos manos.

Apenas pasaron unos segundos cuando sentí sus brazos rodearme y apretarme contra su cuerpo, haciendo que levantara la mirada y viera una sonrisa ladina en su  hermoso rostro.

-¿No vas a decirle a tus padres, verdad? –Preguntó juntando nuestras frentes, a lo que volví a asentir nuevamente.-Me lo imaginé.-Afirmo suspirando.- Ni a los chicos, soy el único que lo sabe…-Terminó de decir antes de  besar con ternura mi nariz.

-Exacto.-Susurré cerrando mis ojos.

No supe cuantos segundos o minutos estuvimos así, solo sé que nos quedamos dormidos, abrazados, podía sentirme a salvo allí, en sus brazos. No me importaba su debía morir o si el mundo acababa mientras estábamos así, yo me seguiría sintiendo protegido en esas extremidades largas y ese cuerpo que me dejaba acurrucado a mi gusto.

Notas finales:

Haganme saber si quieren que lo siga~


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