Capitulo 1.
Un papel que cambiaría mi vida.
Los días de mi vida son bastante comunes, bastante rutinarios. Siempre he sido algo reservado en cuanto a hablar con las personas se refiere. Si ellos me llaman yo me acerco a ellos, si no, no me tomo la mínima molestia en hacerles saber que existo, y la verdad no me interesa. La mayoría de mi tiempo me la vivo dentro de mi cabeza, tal vez creas que suena exagerado, pero no lo es. Siempre tengo algo en lo que pensar, y cuando no, lo encuentro. Aún estoy estudiando, así sembrare mi futuro, como muchos dirían. No me desagrada la escuela, pero tampoco me agrada -Soy un poco raro, ¿no creen?-.
Dentro de la escuela hay dos tipos de personas a mí alrededor: a los que les agrado y por eso me buscan y los que necesitan algo. Al igual que las demás personas, siempre he sabido cómo distinguirlas, todos lo saben ¿no?
Todas esas "aventuras" que he experimentado dentro del colegio ya están en el pasado. Este es mi último año, ha sido bastante confuso debido a que ocurrió algo que yo nunca creí posible, me enamore.
En cualquier circunstancia la mayoría lo vería como algo bueno, pero yo... dejémoslo así. El problema es... que estoy enamorado de mi profesor. Así es, de mi profesor... y él ni siquiera sabe que yo existo, o eso creo. Las únicas veces que sabe que existo es cuando: no digo "presente" en voz alta y cuando se da cuenta de que estoy jugando con mi teléfono móvil -Que por cierto es rara la vez cuando sucede.-. Algunos se deprimirían por ello, pero yo no; solo lo veo un poco triste -Jamás he sido demasiado sentimental o comprensivo con las personas que lo son.-. De cualquier manera, por ahora solo es lo que todos conocen como "amor imposible".
No los aburriré más con mi "triste" vida, pasemos al punto principal.
Como ya les había comentado, mis días son bastante rutinarios -Prácticamente mi rutina es: asistir a la escuela, regresar a casa y hacer mis tareas. Esa es mi vida diaria, rara es la vez que me salgo de ella.-.
Ya había transcurrido la mayor parte de la mañana, era aproximadamente la 1 pm, es cuando da inició la última clase de mi día. No lo entendía bien, pero durante todo el día me sentí demasiado aburrido y con ganas de no hacer nada, solo quería volver a casa -Casi siempre es así, no se preocupen.-. El profesor entro al aula y todos detrás de él, siempre pasa. Colocó sus cosas en el escritorio que se encontraba frente a todas las bancas y comenzó a tomar asistencia. Una vez que término dio un ligero sorbo a su café -Algo temprano para café, ¿no creen?-, se levantó de su asiento y comenzó con la clase. Primero, pregunto qué fue lo último que habíamos visto, en que tema nos quedamos y todo eso. Después de averiguarlo, comenzó a hablar.
Todas sus clases son así, casi no les encuentro sentido. En lugar de clases son más bien pláticas. Comenzó a preguntar los conceptos que dejo investigar de tarea, lamentablemente lo olvidé -No me culpen, les ha pasado.- y no la hice. La mayoría de mis compañeros si la realizaron, los suficientes como para que toda la clase se fuera en esos 7 conceptos.
Mientras algunos de mis compañeros leían su investigación, el profesor se encontraba caminando de un lado a otro dentro del salón. Aproximadamente a mitad de la clase, regreso al escritorio, dio un sorbo más prolongado que el primero a su café. Cuando término, nuevamente comenzó a andar de un lado a otro, pero con una diferencia, se encontraba escribiendo algo dentro de lo que parecía ser un trozo de papel, o algo así. No me llamo demasiado la atención, yo me encontraba jugando con mi teléfono.
El resto de la clase transcurrió de la misma manera en la que comenzó. Por fin había terminado. Todos comenzaron a guardar sus cosas y a salir del aula, yo también hice lo mismo. Cuando estaba listo para partir del aula el profesor me detuvo. Me llamo, no tuve opción alguna más que acudir para ver qué es lo que quería -Aunque... realmente me emocione cuando me llamo.-.
-Últimamente has estado algo distraído en la clase, ¿sucede algo?- Esta es la primera vez que hablábamos -Claro, la primera vez que no era una amonestación o algo por el estilo.-.
-No, no es nada.- Tarde un poco en responder, los nervios me consumían.
-¿Estás seguro?- Pregunto, al parecer el profesor no me creyó.
-Si.- Respondí. Esta vez fue casi de manera inmediata, ese nerviosismo que me consumía iba desapareciendo.
-De acuerdo. Toma.- Extendió el trozo de papel en el cual se la paso escribiendo la mayoría de la clase -O eso creo, les dije que estaba jugando con mi teléfono.-.- Cualquier cosa, no dudes llamarme.-
Revise el trozo de papel, tenía algo escrito, para mi sorpresa descubrí que era un número telefónico. No cualquier número telefónico, era su número telefónico.
-De acuerdo, lamento la molestia.- De cierta manera creo que lo moleste, jamás me habla y ahora de repente lo ha hecho, debido a mi actitud en su clase.
-No es ninguna molestia.- Dijo de manera instantánea.- Si me disculpas me tengo que ir.- Sin más que decir se marchó.
El salón había quedado totalmente vacío, la única alma que quedaba era la mía. Este día de mi vida fue rutinario al principio, pero término como uno de los mejores. Tal vez suene un poco estúpido, pero para mí, el que me haya dado su número telefónico ha sido uno de los momentos más felices que la vida me ha regalado.