Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Qué tan especial soy para tí? Sid x Diego por Ned Flanders

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, este es un fict de Sid x Diego de la era del hielo, por lo cuál se advierten las siguientes cosas antes de leerlo.

1) Lemon

2) Yaoi (Chico x Chico)

3) Zoofilia

 

Si no estan de acuerdo a los tres puntos anteriores entonces no lea la historia.

Disfrútenla!

 

 

 

 

Simplemente no lo vi venir, lo de Shira y Diego fue tan rápido que me tomó por sorpresa. De un momento  a otro, la conocimos en el barco pirata, luego… luego ya formaba parte de la manada.

Muchas cosas pasan por mi mente, perdí a Diego para siempre… aunque aún no son nada, es obvio que en unos días más lo serán.

 

Supongo que fue mi culpa, debí habérselo dicho, debí haberle dicho a Diego que estaba enamorado de él desde hace años… pero el miedo de ser rechazado supongo que me venció. Tenía un ochenta por ciento de posibilidades de ser rechazado. Así que durante años me conformé con ser su amigo. Jamás “salir del closet”.

Odio a Shira, la odio y envidio, hizo en una semana lo que yo no pude hacer en años…

 

Mientras todos reían con sus respectivas parejas, decidí que odio a Diego y a Shira. Los odio. Odio a Shira por quitarme mi “sueño perfecto” y  Diego por dejarse quitar.

Se acabó el “Sid bueno”, ahora nadie me interesa, no volveré a hablarles, no volveré a reírme, no volveré a ser amable con nadie ni permitiré que se rían de mí.

Lo notaron después de dos días de mi decisión, habíamos preparado una fogata cuando surgió el desastre.

 

Con la mirada perdida, intentando no pensar en nada, me senté junto a Manny, mirando al fuego, sin sonreír, recuerdo que Crash y Eddie me dijeron algo pero no los escuché, estaba perdido en mí mismo.

-¿Qué tienes, Sid? ¡Anímate!- dijo Manny golpeándome con su trompa.

 

-No veo el por qué- dije sin mirarlo ni quejarme.

 

-¡Yo sé por qué está así!- rió Shira –Sid, algún día encontrarás a alguien, probablemente en unos años más… pero todos tenemos un alma gemela. Quizás, la tuya tarde en llegar, pero encontrarás a una chica… que esté sola… que… que no tenga más opciones, que no sea muy bonita…pero encontrarás a alguien-

 

Apreté los puños, estallé. ¿Desde cuándo que Shira tiene el derecho de hablarme o siquiera la confianza para reírse de mí? Los demás rieron, pero yo no.

-¡Debí haberte empujado del pedazo de hielo cuando te salvamos, PERRA!- le grité, todos me miraron asombrados, jamás en mi vida había dicho una mala palabra, pero me sentí aliviado en cierto modo -¡Estoy harto de ustedes! ¡Me voy!-

Muerto de ira me alejé del campamento. Ya no la soporto, me quitó todo lo que tenía.

-¡Sid, Shira bromeaba!- dijo Manny intentando convencerme, pero nadie se me acercó, supongo que di miedo.

 

-¡Sid!- llamó Diego, entonces volteé.

 

-¡No! ¡Ya tomaste tu decisión!- le grité y seguí con mi camino.

 

 

Creo que dejé muy claro lo que me pasaba. Logré alejarme mucho en el bosque hasta llegar a un lugar que parecía agradable, o por lo menos; seguro. Aunque ya me importaba poco si algún depredador me comía mientras duermo. No puedo pretender vivir para siempre. Todos vamos a morir algún día.

Cuando estaba arreglando una improvisada cama de hojas, Diego apareció de entre las sombras.

-¿Vas a dormir aquí? Si fuera tú, lo haría arriba de un árbol. Es más seguro- dijo, me asusté al oírlo y volteé.

Me sentí alegre y nervioso, alegre porque haya venido a buscarme, nervioso porque quizás, venía a “aclararme las cosas”.

-No seas tonto- continuó –Ven con nosotros. Shira no está enojada por lo que le dijiste-

 

-¿Te mandaron a hablar conmigo e intentar convencerme?- le dije fingiendo indiferencia –No volveré-

 

-De hecho, no le dije a nadie que vendría. Esperé a que se durmieran para venir a buscarte- dijo arqueando una ceja, estaba serio –Sid, tú no eres así, has estado raro desde que Shira se unió a la manada. Y no me digas que es impresión mía porque por como la llamaste, y por lo que me dijiste al irte, me dejaste más que claro lo que está ocurriendo-

Diego captó la indirecta. Me pregunto si alguien más lo habrá notado.

 

-Yo… perdóname, no sé qué pasa conmigo y…- intenté excusar, pero Diego me empujó hacia la cama que había improvisado, caí sentado, Diego me acorraló.

 

-Respóndeme algo…- su voz y su expresión cambiaron, ahora parecía sonreírme con picardía -¿A quién he besado? ¿A Shira o a ti?-

 

-No me consta si la has besado a ella. Como sea, a mí me besaste por accidente- dije tragando saliva. Su cercanía me ponía nervioso.

 

-Nadie besa por accidente- murmuró y me tomó del mentón para besarme, la lengua de Diego era perfecta, jamás pensé que Diego sería capaz de besar a un hombre -¿Ya fue “especial” para ti?-

 

-Un beso es un beso- dije encogiéndome de hombros, la verdad es que por dentro estallaba de emociones, pero quiero más.

 

-Entonces hagámoslo más especial para ti…- dijo Diego acorralándome, quedé debajo de él, atacó directamente a mi boca mientras sin demora se posicionaba entre mis piernas, ni siquiera me dio tiempo de pensarlo, ¿enserio iba a…? Simplemente no lo puedo creer.

Frotó su miembro suavemente sobre mi trasero, no estoy seguro, pero me pareció que mientras me frotaba se estaba masturbando justo en mi entrada. Ni siquiera pude mirar, Diego me besaba con ansias, luego detuvo sus besos… sentí un líquido en mi entrada, comprendí que el tigre había lubricado con su pre-semen. Ni siquiera me dio tiempo para rehusarme. No estoy listo.

-Diego… - dije intentando apartarlo amablemente, pero él era mucho más fuerte y agarró mis manos y las puso por sobre mi cabeza, de manera que no me opusiera, besó mi cuello.

 

-No lo pienses, Sid… solo entrégate. Si lo piensas mucho no lo harás… deja que tu instinto te guíe y déjate llevar- susurró. Sus palabras me sorprendían, ¿desde cuándo Diego hacía las cosas sin pensar? Ni siquiera sabía que podía sentir inclinaciones por un hombre.

 

-Tengo miedo…- admití con un hilo de voz, su boca en mi cuello me hacía vibrar, sus manos apretando las mías para que no pudiera escapar…  el roce de su piel hacía que toda mi piel se pusiera alerta e hipersensible.

 

-Sé que eres virgen, tendré cuidado contigo, Sid… no va a dolerte nada- susurró, mi miembro estaba erecto, Diego bajó su mano hasta tocarlo y me miró sonriendo, jadeante… -Estás en tu punto, no solo erecto sino más dilatado que nunca…-

Susurró. Gemí ante su tacto, cerré mis ojos, él vigilaba mis reacciones con una sonrisa en el rostro.

Lentamente entró en mí, gimió entrecortadamente… disfrutaba esto tanto como yo. Mi piel se contraía a su alrededor, mi ano estaba muy estrecho pero perfectamente lubricado.

Gemí, nunca había sentido algo como esto. Toda su longitud estaba adentro de mí.

-Tu aroma me vuelve loco…- pronunció para inhalar de mi cuello.

 

-¿No decías que… te desagradaba mi aroma?- tartamudeé, Sabía que Diego estaba haciendo tiempo para que nuestros cuerpos se acostumbraran uno al otro antes de comenzar a moverse.

 

-Mentí, evitaba olerte porque ese aroma de niño bueno que tienes me hace querer devorarte- mordió suavemente mi cuello, me embistió… soltó mis manos para abrazarme y aferrarse a mí. Sonreía, como si ya no se preocupara por nada más que disfrutar.

Penetraba de un modo lento y profundo, no me esperaba que Diego fuera así de cuidadoso. Espero que esté sintiendo el mismo calor que estoy sintiendo yo.

 

-Puedes ir más rápido si quieres- advertí, el ritmo que íbamos estaba excelente, pero supuse que a Diego le gustaría ser más brusco.

 

-Quiero disfrutarte a concho, Sid…mientras más tardemos en acabar más mío te sentiré- jadeó, regresó a mi boca.

Fue todo tan rápido que no me dio tiempo para analizar nada. ¿Por qué Diego estaba haciendo esto? ¿Por lástima? ¿Para que regresara? ¿Por impulso o porque realmente quería hacerlo?

<<Más mío te sentiré>> no lo entiendo. Sé a lo que se refiere pero… no lo entiendo.

 

-¿Por qué ahora?- pregunté con los ojos cerrados, sintiendo su enorme miembro rozarme la próstata deliciosamente, hundiéndose en mí…

 

-Por tentación, porque te deseaba hace mucho, por curiosidad, porque cuando mostraste interés en mí me diste absoluto permiso de entrar en tu piel….- enumeró en mi oído, su voz me hacía vibrar –Eres mi fantasía sexual, Sid… al fin puedo saciarme de tu inocencia… ya no hay vuelta atrás, eres mío-

 

-Yo no soy de nadie…- susurré. Sabe que bromeo.

 

-Lo lamento, ya te hice mío… y no me detendré hasta obtener tu alma en un orgasmo…- susurró. La lentitud con la que me penetra me está matando de placer, él me lame el cuello, me muerde con suavidad, me acaricia con cuidado.

 

-No entiendo tu juego…- murmuré, por primera vez pareció serio ante mis palabras. Me penetró hasta el fondo, lo más profundo que se podía.

 

-Te lo explicaré cuando acabe…- murmuró y acarició mi mejilla sonriendo –Ánimo, Sid… no falta mucho para que eso suceda-

 

Aguanté lo más que pude, creo que Diego fue tan despacio por lo mismo; para que el momento durara más. No pensé que Diego sería tan dulce. Él sabe que mi cuerpo resiste a sus más voraces ansias, pero lo hizo despacio.

-Gime para mí, Sid… tus gemidos son música para mis oídos- murmuró, no puedo negarme a su petición, sus caricias electrifican mi ser, en un momento se puso un poco más salvaje, cuando estábamos llegando al éxtasis gruñó y aceleró considerablemente el ritmo y la fuerza de sus estocadas, para que no pudiera hacer nada para impedírselo, volvió a sujetar mis manos, esta vez enterrando sus garras en mis muñecas -¡Oh… Sid! ¡No sabes cuánto he esperado por esto!- entró con violencia, grité, grité de placer, eso le gustaba, lo excitaba más, gruñó -¡Grita, Sid! ¡Grita…!- no podía hacer más que gruñir, por más que suplicara porque se detuviera no parecía oírme, ya ninguno podía hablar, solo gritar.

 

Sentí cuando, segundos antes que yo, el tigre acabó en mi interior, sentí su semen caliente meterse en mí… Diego me miró directamente cuando acabé, su expresión se suavizó. Cerré mis ojos sudando, me excitaba el modo en el que Diego me devoraba con la vista… viéndome gemir exhausto y agitado, como mi miembro desbordaba semen. Quizás, quería memorizar el momento.

Soltó mis manos y me besó con ternura, sus besos eran como un bálsamo que calmaba ese fuego en nuestras intimidades.

Su semen terminó de salir, desbordaba de mí.

 

-Ahora, el gran final…- lo incité mostrándole mi cuello, tengo entendido que los dientes de sable marcan a sus parejas después del sexo mordiéndoles el cuello hasta hacerlos sangrar.

Sonrió y se acercó a mi cuello, arrastró su lengua sobre mi piel para luego enterrar sus dientes sobre mi cuello, no me dolía, Diego cumplió su palabra… no me dolió nada.

Lo hizo con suavidad, las gotas de sangre salieron… Diego las lamió para limpiarme.

Salió de mi interior, se recostó a mi lado jadeando, ambos miramos al cielo.

 

-¿Y ahora qué?- pregunté.

 

-No me preguntes a mí, es la única vez en mi vida que me permito actuar netamente por instinto- dijo, me rodeó con su brazo, apegándome a él –Ven acá, Sid… estuvo maravilloso-

 

-No sabía que los amigos podían hacer esto- comenté.

 

-Soy de mente abierta, de hecho si alguna vez quieres hacer un trío, llamamos a Manny y listo…- bromeó y soltó una risa, su sentido del humor era extraño, siempre supe que Diego tenía humor negro -¿Y? ¿Fue lo suficientemente especial, “don celoso”?-

 

-No hasta que no me respondas, Diego… ¿Te gusta Shira?- pregunté.

 

-Sí, pero me gustas más tú- dijo con la vista clavada en las múltiples estrellas.

 

-Échala- dije, él rió –Estoy hablando en serio, quiero que se vaya, tu eres mío por derecho, yo te vi primero-

 

-Sí pero no hablaste, si me lo hubieras dicho hubiéramos tenido sexo mucho antes- comentó y corrigió –Aunque… no creo que haya sido sexo-

 

-¿Y qué fue entonces?- pregunté con curiosidad.

 

-Te hice el amor, Sid… ahora eres mío- murmuró –esa marca lo prueba-

 

-No, tú eres mío- mis ojos se humedecieron –Mírame cuando te hablo, quiero que Shira se vaya, que todo vuelva a ser como antes… pienso que solo jugaste conmigo-

 

-Cálmate- me ordenó dedicándome su penetrante mirada–Mañana, si vuelves a la manada, ella verá esa marca en tu cuello y lo sabrá. Cuando sepa que hicimos el amor se irá. No arruines el momento, por una vez en tu vida solo cierra tu boquita y confía en mí-

Suspiré. Creo que solo me queda creerle.

-Te amo, Sid…- susurró –Eres un tonto, pero te amo.-

 

-También te amo, Diego- susurré y subí hasta su boca para besarlo.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).