Luego de unas horas haciendo el “recorrido”, más bien él cobró su recompensa. No mentiré diciendo que no me gusto, aunque casi me resbalo mientras lo hacíamos en el baño, su bañera es muy grande. Me gustaría usarla otra vez, pero esta vez sí para bañarme. La cocina fue algo incomoda, sobre todo por la mesita que deseaba fuera más grande. El sofá del living habría que limpiarlo. Y su cama, de verdad era muy cómoda, me encanto.
Ahora recostados en su cama desnudos bajo aquellas suaves sábanas blancas que nos tapaban de la cintura hacia abajo, estaba recostado en su pecho, sintiendo el latir de su corazón y su respirar tranquilo.
-Daniel –me llamo haciendo que moviera mi cabeza y dirigiera mi mirada a su rostro que miraba al techo mientras tenía una extraña sonrisa-
-¿Hm?
-Móntame.
Mis ojos se abrieron tan grandes como pudieron mientras me levantaba para tratar de encontrar algún rastro de broma en su rostro.
-¡¿Qué?!
Se rio mientras encontraba su mirada con la mía, aunque se reía no veía rastro de broma en su rostro. Paso su lengua por sus labios y me acerco lo suficiente para morderme la oreja suavemente a lo que solo solté un gemido, aún estaba algo excitado por las rondas de sexo por todo su departamento.
-Móntame Daniel.
-P-pero yo...
Estaba avergonzado por su petición, pero aquello se estaba esfumando de a poco con los besos en mi cuello y sus manos acariciando mi cuerpo, pronto me vi encima de él y su miembro listo para volver a entrar en mí, unió nuestros labios en otro beso mientras yo bajaba lentamente, sintiendo aquella larga y dura intrusión en mi de nuevo.
-Me encantas Daniel… ahora muévete.
Aun un poco temeroso comencé a moverme, arriba y abajo, al principio lento, sintiéndolo por completo, temblaba cada vez que bajaba. Sus manos se posaron en mis caderas, ayudando a hacer del movimiento más rápido, más intenso, podía escuchar sus suspiros, gruñidos, sus palabras que iban de “eres tan estrecho”, “delicioso”, “Hazlo lento” y más. Lo bese mientras aún seguía moviéndome, nuestras respiraciones pesadas y rápidas, su boca tratando de probar la mía por completo. Luego de sentir por quinta vez el orgasmo, caí encima de él, temblando levemente al sentir como su esencia salía de mí y se escurría entre mis piernas, estaba caliente.
-Sabes Daniel –me llamo corriendo los mechones pegados a mi rostro por el sudor, yo solo gruñí suave a modo de respuesta- Eres muy bueno en el sexo.
Me sorprendí ante lo que había dicho y trate de recostarme a su lado, pero me envolvió con sus brazos impidiéndomelo.
-No, aun no, quiero estar dentro de ti un poco más.
No podía pronunciar palabras, solo quejidos era lo que salía de mi garganta, sus palabras siempre me hacían sentir avergonzado cuando lo hacíamos.
Después de esa extenuante sesión de sexo durante casi todo el día, en la noche nos quedamos viendo diferentes películas que daban en la televisión.
-¿Qué harás en las vacaciones?
-No lo sé aun. ¿Quizás viajar?
-Quiero llevarte a un lugar.
Lo mire sorprendido por su oferta, y el solo sonrió.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Donde?
-Es un lugar muy especial, será una sorpresa ¿aceptas?
Me voltee a pensar, mientras trataba de ocultar la estúpida sonrisa de mi rostro. Claro que quería ir, más si era un lugar especial. Aunque ya tenía la decisión tomada, aún seguía fingiendo pensar.
-Si no puedes no te preocupes.
-No, claro que no, es decir… sí, quiero ir.
-Entonces preparare todo para aquel día.
Me abrazo tiernamente, recostándome en la cama, estuvimos así hasta quedarnos dormidos.
Al día siguiente despertamos tarde y con pocas ganas de levantarnos.
-¿Tomemos una ducha? –me invito, mientras me abrazaba por detrás-
-Está bien.
Lo vi levantarse, solo llevaba los boxers puestos, al principio me seguía dando vergüenza el verlo así, pero… no era una mala vista. Trate de levantarme, pero al querer hacerlo sentí la molestia trasera que antes había tenido, pero ahora era un poco más intensa, claro, si nos la pasamos como conejos el día anterior. Buscaba la mejor y menos incómoda manera de levantarme de la cama, hasta que Jonghyun se dio cuenta de mi dolor.
-¿Es lo de la otra vez?
-Mmhp.
-Lo siento, creo que debí ser más cuidadoso.
-No… supongo que es inevitable.
Me miro de manera extraña de nuevo, y se acercó peligrosamente a mí.
-Te ayudaré.
No pude preguntar nada, ya que antes de que articulará palabra me tenía cargado entre sus brazos a modo de princesa.
-¿Qué haces? ¡Bájame Jonghyun!
-Te estoy ayudando, no te quejes.
-¿Cómo no podría no quejarme?
-¿No te parece romántico?
Mis mejillas enrojecieron al pensarlo, y solo gruñí suave en respuesta.
Después del baño, que por cierto fue de mil maravillas, almorzábamos hablando de cosas triviales, las horas se pasaron rápidamente sin saber cómo, hasta que dio la hora en que tenía que volver a casa.
-¿Te gusto mi departamento?
-Es bonito, bueno si tuviera quizás más no sé… ¿colores?
-Yah, esas son cosas sin importancia.
-Claro que son importantes, al menos deberías de pintar las paredes.
-Si me ayudas lo haré. –sonrió mientras me abrazaba por detrás-
-Entonces te ayudaré, será una excusa para venir el próximo fin de semana.
-¿Por qué no vives conmigo?
-¡¿Qué?! –Me sobresalte un poco soltándome de su agarre-
-¿Qué tiene de malo? –Me miro dudoso, como si no notará lo importante de sus palabras-
-Cómo que ¿Qué tiene de malo? Aun soy menor de edad y… y no dejaría sola a mi madre.
-Mmm… entiendo –miro hacia otro lado pensando, lo que sabía no era muy bueno-
-Mejor me voy, si no llegaré tarde y me regañarán.
-Te acompañare. –Dijo para seguirme hasta la puerta-
Antes de salir el sonido de un móvil sonó, era el de Jonghyun, me volteé a mirarlo, con el ceño fruncido miraba la pantalla.
-¿Quién es? –Pregunte sin gran interés-
-Mi padre –me entraron los nervios, aquel hombre jefe de una mafia, no quería recordar aquello, e hipe por el sobresalto, tapándome la boca con la mano de inmediato, esperando pasara desapercibido, pero no lo hice-
-No te preocupes, espérame un momento afuera, será rápido. –lo mire algo nervioso, y asentí levemente para salir con mi mochila del departamento. Espere unos minutos afuera, mientras me daba el viento en la cara, solo esperando que no fuera nada malo, es que ¿podría ser algo bueno que el jefe de una mafia te llamase?, bueno teniendo en cuenta que es su hijo, podría ser que no fuera nada.
Al salir lo vi aun con el ceño fruncido, al parecer no fue muy buena aquella llamada. Me miro esperando le preguntara algo, pero estaba muy nervioso como para poder preguntar.
-Lo siento – dijo soltando un suspiro pesado- tengo que ir a ver a mi padre ahora, no poder acompañarte a tu casa.
-No te preocupes –estaba mucho más preocupado por la conversación con su padre que en cómo me iría a casa- ¿No fue nada malo?
-No, bueno… -se quedó pensativo un momento mirando al suelo-
-¿Jonghyun? –Me le acerque hasta quedar frente a él, tome una de sus manos, esperando eso lo pudiera tranquilizar de alguna manera-
-No te preocupes, no es nada malo, solo que es extraño.
-¿Extraño?
-Sí, él nunca me había llamado, nunca, y ahora…
-Aun así no es nada malo ¿cierto? –Trate de destensarlo- solo ve, no te preocupes que yo regreso solo.
-Cuida que no te roben, he. –mis mejillas se enrojecieron un tanto por lo que dijo, y otro tanto por cómo me había abrazado de la cintura tan posesivamente – que tú eres solo mío.
-Hmm –a veces podía decir cosas tan cursis- no te preocupes.
Se despidió de mí con un beso y nos separamos en la calle. Mientras caminaba solo esperaba que aquella llamada no significara nada, que tan solo fuera alguna cosa sin importancia, pero no podía sacarme de la cabeza que no lo era.
…
-¿Estás seguro que es el lugar correcto?
-Sí, lo he visto entrar con mis propios ojos ya varias veces.
-Bien, dame la dirección exacta y los horarios de salida y entrada que tiene.
-Ok.
Una llamada había sido cortada, una sonrisa se formaba en el rostro de aquella persona que guardaba su móvil después de escuchar aquella información.
-¿Pensabas que te dejaría huir tan fácilmente? Prepárate Changjo.