Yoo Youngjae era un niño de unos ocho años apróximadamente,vivía con su amada familia en un barrio el cual era bastante bueno por no decir que incluso el más prestigioso de la zona incluso por allí no había nadie que no los conociera,era la típica familia de la cual no se puede encontrar ningún trapo sucio puesto que ni los tenían al decir verdad.Pero por aquella zona en realidad era difícil econtrar a alguien así,el resto de los vecinos eran iguales,todo siempre estaba tranquilo por allí los niños permanecían la cantidad de tiempo justa fuera de sus hogares por lo que nunca pasaban cosas nada fuera de lo común.
-¡Youngjae,vámonos ya,el sol se está poniendo! -Gritó una joven que por su apariencia parecía una adolescente pero en realidad era la madre de aquel niño pequeño,el cual le hacía elevar la voz para que así escuchara a la perfección aquella frase que le costó decir ya que fue a casi todo pulmón debido a que el muchacho de cabellos rubios estaba en la zona de los columpios,que era una de las que se encontraban prácticamente a la otra punta del gran recinto donde apenas quedaban otros cuatros niños jugando con él.
Pasaron unos pocos segundos y el niño como un rayo ya estaba instalado tras su madre,agarrándole de la tela de aquella falda que le llegaba por debajo de las rodillas,era tan elegante y suave(para el tacto del pequeño) el cual no quería soltarse ni separarse de ella ni siquiera un mílimetro por lo que a la mujer no le quedó más remedio que darse la vuelta para así poder ver al rostro a su hijo,tardando bien poco en cogerlo entre sus brazos ,como solía hacer para que así no tuviera que reprocharle el que se separó de él.
-Mami,mis amigos aún se van a quedar un rato más.- Anunció el muchacho con voz infantil,la que poseía en esos momentos,cerca del oído de su madre ya que había apoyado el mentón sobre uno de sus hombros,viendo hacía el parque ,aquel sitio tan preciado que se iba alejando y haciendo más pequeño a medida que la mujer taconeaba.
-Sabes que aún tengo que hacer la cena amor.- Le contestó la mujer con una voz que sonó bastante amable y dulce para que así el niño entendiera que si por ella fuera se quedaba un poco más,pero el hogar la necesitaba ya que el padre no vendría de trabajar hasta más tarde por lo que Youngjae no añadió nada más a su petición,entendiendo perfectamente que no podía jugar más por ese día.
A los pocos minutos ambos ya estaban en su casa,la cual era lo suficientemente grande incluso para meter a tres personas más,era bastante buena para que los niños jugaran pero al tener sólo a uno en casa no era que al muchacho le apeteciera mucho hacerlo pero aún así sus padres le compraban de todo para que se animara a ello.Apesar de eso el niño nada más llegar se fue a una sala en la cual había juguetes pero como siempre el muchacho optó por ir en dirección a la pequeña estantería que sus progenitores le habían hecho allí también,era su lugar favorito,el lugar que le hacía perderse en mundos increíbles de fantasía.
En un visto y no visto para Youngjae su padre había hecho presencia en la casa,aunque no se levantara para saber que él había algo que le delataba a saberlo,aquella forma en que llegaba tan tranquila,no sabía explicarlo pero sus pasos eran inconfundibles por lo que no tardó en dejar el libro que estaba leeyendo para ir corriendo,con cuidado aún así de no resbalarse con el suelo de madera hacía el señor Yoo el cual con una enorme sonrisa cargó al pequeño.
-¡Appa,ya estás aquí,que pronto llegaste hoy! - Le comentó el niño tras haberle besuqueado una de las mejillas,a pesar de que picase un poco por la poca barba que el hombre traía el no se rehusaría a dejar de hacerlo.
-¿Con eso me tomo que me extrañaste o no? -El señor Yoo colocó una cara de frustración fingida ante las palabras de su hijo,queriendo tan sólo jugar un poco con él.
-¡Ah! no quería decir eso... -Formó un pequeño puchero en los labios el cual hizo que su padre tuviera que perder aquella batalla tan tonta que tenían por haber cambiado el significado de la conversación.
-Si es que...¿cómo no quererte? -Pronto el señor rodeó a su hijo con más fuerza llamando la atención de la mujer que al ver aquello se enterneció un poco pero aún así le dio a su marido con la espátula en la cabeza de forma bastante suave,un simple toque,para que hiciera caso.
-¡Dejense de cuentos y pongan la mesa! -Comentó la mujer con expresión de enfado a pesar de que pronto se le escapó una sonrisa,en aquella casa ella sin duda mandaba,por lo que pronto obedecieron,daba miedo si no lo hacía.
[...]
-Levantaos,hay que ir a la escuela. -Gritó con euforia un pequeño Yoo que no paraba de mover las sábanas de la cama de sus padres.
-Recuerdame el por qué dejamos la puerta abierta,porque cada mañana me arrepiento de hacerlo. -Protestó con cierta gracia el señor más mayor de la familia ante la insistencia de su hijo.
La mujer ante lo que su marido dijo le propinó un pequeño golpe en el hombro aunque fue acompañado de unas risas,en cierta forma entendía la queja,su pequeño se levantaba incluso más temprano de la hora adecuada.
-Jae hijo,ven aquí. -Comentó su madre,llamándole la atención que rápido captó.-¿Tienes que tener siempre tanta energía? -Le preguntó con cierta gracia a su muchacho el cual le dedicó una sonrisa que le ablandó un poco el corazón,era tan lindo e inocente...
Pronto todos en aquella casa ya estaban levantados y preparados para el día que les esperaba aunque claro ¿cómo no estarlo? si el niño les pegaba la energía en un visto y no visto,por no decir que les obligaba a que se les pegara sí o sí.
-¡Vamos,vamos,llegaré tarde a la escuela! -Gritó como de costumbre tan euforicamente el de cabellos rubio ya calzado en la entrada del hogar.
Ante aquel pequeño grito sus padres no tuvieron más remedio que apresurarse,se habían entretenido viendo un poco la televisón en el salón mientras el pequeño preparaba las cosas del colegio,pero aún así fue el primero en estar fuera y subido en el auto esperando por ellos.