Querido Claude:
Te dejo esta carta explicándote el por qué de la existencia de esta. En primer lugar te digo que me voy y Hanna viene conmigo por lo tanto tu y los trillizos se quedarán en la mansión hasta que yo regrese mientras tanto puedes descansar de mi; se que no te importa lo que yo haga pero quiero decirte que después de esto ya no te molestare con mis absurdos sentimientos, espero que con este viaje pueda sacar todo este cariño que siento por ti y que tú desafortunadamente no puedes corresponder y espero que cuando regrese podamos seguir con el contrato como al principio. Te prometo que mientras estoy de viaje pueda encontrar a la persona que me ame como yo amo y también quiero que tú puedas encontrar a esa persona especial que pueda entrar a tu corazón porque yo se que tienes uno y que es muy bondadoso pero por azares del destino se volvió frío. Sé que aunque te diga que te amo como no puedes imaginar nada cambiará, no estoy escribiendo esto esperando a que tú me puedas corresponder, sólo lo hago porque quiero que sepas lo que siento, del porque me vestía con esa ropa tan desagradable, el por qué de mi actitud, creía que obligándote a que hiciéramos el amor no lo hacíamos lo único que hacíamos era sexo sólo eso, sexo vacío sin amor ni cariño, pero tenía esa vaga esperanza que tu al verme una mañana tu sintieras ese inmenso amor que yo siento por ti, pero ya podrás darte cuenta que no fue así. Bueno creo que ya no tengo nada más que decirte, sólo que te amo demasiado y que por eso me alejó para poder recuperarme y amarme a mi mismo. Realmente no tienes idea de cuánto te amo, no te diré que moría por ti porque entonces mi amor moría y no sería tan grande como lo siento, pero de lo que estoy seguro es que nadie más te amara de la forma en que lo hago. Sin más te digo que te cuides y que en cualquier cosa que yo te pueda ayudar lo haré.
Hasta pronto, Alois
El demonio terminó de leer la carta que momentos antes le había sido entregada por los trillizos a primera hora y aún se encontraba en su habitación , se sentía molesto al ser obligado a quedarse en la mansión.
Pov. Claude
Cuando me entregaron la carta creí que sería algo importante por la mirada de los tres pero al darme cuenta que sólo era una carta de de ese chiquillo insolente diciéndome lo mucho que me amaba me daban nauseas. Además que piensa que con la carta iría corriendo a buscarlo? Pues no, no sería así.
Él es que no puede vivir sin mí, estaba seguro que en menos de tres días regresaba rogándome que hiciéramos el amor y yo sería el vencedor. Tire la estúpida carta al piso cayendo debajo de la cama, después las tiraría o quemaría de eso me ocuparía después, mientras tanto tenía que ponerme a hacer algo para matar el aburrimiento. Sonreí para mis adentros.
Pov. Alois
<<<<<<<<<<En otro lugar >>>>>>>>>>
París como soñaba con ir algún día y se me cumplió, pero no por la razón que había soñado pero creo que es para algo bueno, para un comienzo mejor. Extraño tanto a Claude que iría corriendo para estar con él, pero no, tenía que ser fuerte. Su quería empezar de nuevo tenía que hacer sacrificios.
~Pero ya has hecho demasiados sacrificios~ pensé.
Realmente no me acordaba como es que llegamos, sólo recuerdo que Hanna me despertó para bajar de un carruaje y cuando lo hice ya estábamos aquí, parís se veía magnífico de noche. Cuando baje al instante me sentí diferente, sentí como ahora todo podría salir bien.
Ahora sólo caminábamos por las calles y me maravillaban, todo era muy bonito; sin darme cuenta seguí caminando hasta un parque que estaba muy bien iluminado, había parejas caminando y se veían muy felices, podía sentir un nudo en las garganta. Porque yo no podía ser feliz?
-Danna- Sama? -dijo Hanna sacándome de mis pensamientos- podría quedarse sentado aquí- dijo señalando una banca vacía- mientras llevo las maletas a lo que será su nuevo hogar?
-Claro ve, sólo no tardes- dije y vi como se alejaba. Al sentarme me di cuenta que me sentía muy agotado y que maravillosamente no había llorado, eso para mi ya era un gran avance.
-Lo estás haciendo bien Alois- susurre.
-Que estás haciendo bien, Alois? -dijo una voz varonil pero seductora, de esas voces que te derriten por dentro. Cuando voltee para ver de dónde provenía esa voz no te que había un joven de quizá unos 18 años, cabello castaño algo largo que le llegaba a los hombros, sus ojos eran de hermoso color miel, sus facciones eran casi perfectas, su sonrisa me mataba- Hola- dijo sacándome de mí ensoñación.
-Ho hola- dije y sentí mi cara arder, podría jurar que está más rojo que un tomate. -Y dime Alois, que hiciste bien? - volvió a preguntar con esa sonrisa.
-Quien eres? -Me llamo Marshall, Robert Marshall y tu eres?
-Mi nombre es Alois Trancy- dije con dificultad.
-Bien Alois, te puedo llamar así verdad? -sólo asentí.
- bien y que te trae por París? Bueno si se puede saber.
-Sólo conocer
-oh, pues que bien acabas de encontrar a tu guía- dijo divertido.
-Amm gracias, pero estoy esperando a alguien
-Ah ya a tu novia cierto?
-No, estoy sólo por ahora
-Bueno quieres ir a tomar un café antes de que vengan por ti?
-Me encantaría, pero mejor después aún no me acostumbro a estar aquí. -Lo prometes?
-Sí
-Hay se me olvidaba, que bueno que no aceptaste mi invitación
-por qué? -Tengo un compromiso- dijo mirando hacia a delante y vi que Hanna se acercaba.
-Ah sí?
-Si, ahí viene- dijo preparándose, lo imite tratando de ver a alguien más pero sólo se acercaba Hanna.
-Hola Hanna- saludó él con una sonrisa enorme
-Oh Marshall- San ya conoció al conde Trancy- dijo respondiendo a la sonrisa.
-Si, me agrada -Danna- Sama Marshall- San nos dará hospedaje
Que? El? Viviendo juntos? Oh no, no puede ser