Capítulo 1.
Sus manos temblaban, movía un pie intranquilo y las palabras simplemente no salían de su boca, sentía como si su lengua se enredara con ella misma y el palpitar de su alcelerado corazón.
Se estaba arrepintiendo. Quería correr de ahí y que esos ojos celestes, casi grises que le hacían estremecer desapareciesen de su vida, que nunca se hubieran cruzado con él. Pero eso probablemente sería peor. No sabría qué sería de su vida si nunca se hubiese fijado en él, que le parecía perfecto ante todo ¡diablos! Odiaba tener pensamientos contradictorios, eso siempre le causaba problemas y ahora no era la excepción.
Daniel, que estaba frente de él lo miraba impaciente, gruño y dijo:
-¿qué querías decirme?
Estaba molesto, su tono de voz lo decía todo.
Lo miro a los ojos y se sintió desfallecer. Esos ojos celestes, claros que parecían hielo, lograban muchas cosas en él con una simple mirada.
-b-bueno… yo, solo quería-dijo balbuceando-lo siento, estoy muy nervioso y yo…
-si lo note-dijo Daniel con sarcasmo.
Cameron soltó una risa nerviosa y bajo mira hasta sus pies.
Tratando de armarse con valor suspiro y lo miro a los ojos y esta vez trataría de no apartar la mirada.
-yo…-estaba nervioso-tú… Hm…
-¿sabes? No tengo todo el día para escuchar tus balbuceos e idioteces que probablemente dirás, me largo-dijo Daniel ya fastidiado de la actitud de Cameron.
-¡no!-exclamo mientras tomaba a Daniel del brazo para evitar que se fuera-no, por favor no te vayas, no ahora, déjame decir lo que necesito decir y luego te podrás ir, por favor.
Miro de a Daniel de una forma suplicante y este suspiro.
-bien, pero apresúrate, me quiero ir.
-bueno.
Cameron soltó a Daniel y suspiro.
-tú… m-me gustas-murmuró para luego, practicamente paralizarse.
Bajo la mirada y apretó los ojos esperando algo como un golpe o insultos, incluso que lo tratara de la peor manera posible. Al menos ya sentía más aliviado luego de confesarse, de alguna forma era como quitarse un enorme peso de encima, pero aun debía esperar que le diría el pelinegro.
El chico de ojos claros soltó una risa irónica haciendo que Camero levantara su mirada sorprendido, Daniel tenía una expresión burlesca en su rostro con una sonrisa ladeada y la ceja izquierda levantada, sus ojos demostraban una mirada fría que le paralizó.
-¿yo te gusto?-dijo soltando una carcajada.
Cameron no esperaba para nada una reacción como esa y no entendía para nada que estaba pasando.
-si-dijo un poco más decidido.
-yo te gusto… pero al menos yo, ni siquiera te conozco, dime al menos tu nombre ¿no?-dijo con burla- si te gusto, por algo debe ser ¿verdad? Y no me vengas con esas cosas de amor a primera vista porque es la excusa más estúpida que podrías usar.
Estaba totalmente sorprendido ante las palabras de Daniel, pensaba que estaba burlandose de él. Pero no se daría por vencido.
-no soy un psicópata como saber cosas tuyas y tampoco es algo como “amor a primera vista”-dijo enojado-y me gustas, me gustas mucho, a decir verdad ni siquiera sé cómo paso, ni yo me esperaba y… yo simplemente…
-bien…-le interrumpió- solo dime ¿por qué te gusto? Que tengo de especial que causo que yo te gustara.
Camero apartó su mirada y se sonrojó, Daniel alzó la ceja izquierda ante esa reacción.
-yo… una vez, tú-se pasó la mano por el cabello de una manera nerviosa- fue el año pasado, supongo que no lo recuerdas, yo iba en el pasillo y tú chocaste con una chica y se te cayeron algunas cosas, ella te insulto y yo te fui a ayudar, te ofrecí mi ayuda pero tú te negaste, entonces solo me resigne a ver como levantabas tu cosas enojado.
-ya… ¿y?
-no me interrumpas, aun no termino.
-está bien…
-bueno, esa fue la primera vez que me fije en ti, aunque apenas te tome en cuenta... luego fueron semanas después que te volví a ver en el comedor, estabas solo y un tipo te tiró una bebida encima, te iba a ir ayudar pero saliste corriendo y no pude hacer nada, bueno, golpeé al tipo que lo hizo y le advertí que no te volviera a molestar.
-oh… ya recuerdo… creo que eso explica mucho…
-eh, si, tal vez. Luego vinieron las vacaciones y por algún motivo, que es un poco obvio, tenía miedo a no verte más, ya que de alguna u otra forma siempre me encargaba de que estuvieras bien. Pero un día te vi en un parque con un perro y esa fue la primera vez que te vi sonreír, después iba a ese parque todos los días a ver si estabas y en efecto tú igual estabas ahí todos los días, con el perro y te veías tan feliz y yo en lo único que podí pensar era que te quería ver siempre así, con una sonrisa...
-detente-dijo Daniel sin expresión alguna, Cameron lo miro sorprendido-dices que ibas a verme todo el día al parque y también dices que no eres un psicópata… te contradices un poco…
-¿eh? Bueno... eh… yo creo que tienes razón pero…-sacudió la cabeza sonrojandose- bueno, la cosas es que simplemente me gustas, cuando lees libros, por ejemplo, y haces expresiones… es la cosa más tierna que he visto en mi vida o cuando juegas en tu celular y…
-sí, sí, ya entendí, en efecto eres un psicópata-dijo interrumpiendo.
Miro a Daniel a la cara y noto que estaba sonrojado.
-no… yo solo, era coincidencia, siempre que pasaba… simplemente estabas ahí y no podía evitar quedarme viendote por un rato, incluso podría pasar horas mirándote. Tienes algo que no sé, me atrae, hoy por fin tuve el valor de hablarte y decirte lo que siento por ti.
Había ilusión en ojos de Cameron, algo asi como un brillo especial después de decirle a Daniel sus sentimientos, que era un gran alivio, aunque un todavía no sabía la respuesta de pelinegro.
-ya… ¿y que se supone que sigue después de que digieras todo eso?
-¿cómo?-dijo Daniel confundido.
-me refiero a que, que quieres que pase luego de tu confesión. Además obviamente no puedo corresponder tus sentimientos, no te conozco.
-ah… a decir verdad no lo he pensado… yo solo estaba muy nervioso como para pensar eso y realmente esperaba una mala reacción tuya.
-bueno, supongo que esperas que salgamos a algo así… pero aun no me dices tu nombre.
-eh… tiene razón, lo siento, me llamo Cameron Dixon-y le ofreció su mano derecha en forma de saludo.
Daniel lo miro y soltó una carcajada, pero en ningún momento acepto el apretón de manos que le ofrecía el otro chico.
-ya, eso es todo por hoy, eres realmente muy divertido, pero me tengo que ir, ya se me hizo un poco tarde-dijo ofreciendole una sonrisa cínica, Cameron lo miro a Daniel confundido-nos vemos, adiós.
El pelinegro se dio media vuelta y se marchó mientras que el chico de ojos miel se quedó parado con una gran duda en su cabeza: “¿qué paso con su respuesta?”.
-¡mierda!-exclamó con la manos temblorosas-creo que no logre nada-lloriqueo-maldita sea, aún estoy nervioso.