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Can you smile? por vickytoya

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Notas del fanfic:

Primer YeolJong que escribo.

Estoy loca así que no he leído como quedó, por lo tanto tendrá exceso de "qué" e "y", pido una disculpa de antemano por el uso repetitivo de tales palabras.

 

coffquiénlascuentetendráunficcoff

 

Disfruten mi primer fic del año(?)

Notas del capitulo:

Tú -ya sabes quién-, esto va por ti.

Gracias por todo~.

Can you smile?

Todo había ido demasiado rápido, tanto que a su pesar se había dado cuenta de la situación muy tarde, si tal vez hubiese caído en la cuenta con anterioridad en esos momentos no estaría llorando en los brazos de aquella persona que parecía pasar por su misma situación.

No, no sabía a qué se debía, pero lo habían diagnosticado entre todos e incluso había ido con aquel médico regordete que se había dedicado a asentir y sonreír antes de decirle que le mandaría con el psicólogo.

Pero él no quería ir con el psicólogo, así que se había guardado sus lágrimas y desesperación detrás de una sonrisa que llegaba a quebrarse solamente en su soledad. El problema es que en aquella ocasión no estaba solo, suponía que se habían cansado de verle tan triste y por lo tanto acordado no dejarle solo, ese era el problema de vivir con tanta gente, todos se daban cuenta de todo porque era más fácil que una de seis personas se diera cuenta de lo mal que estaba la situación.

De cierto modo lo agradecía pues haber estado solo por tanto tiempo, llorando por los rincones para que nadie más se enterara le había dejado un regusto amargo y más soledad; así que había dejado las lágrimas salir mientras se aferraba al suéter de punto del mayor, escuchando con atención los suaves murmullos    llenos de calma dedicados por el otro, dejándose llevar por estos, encontrando un poco de paz.

El problema era que ahora no quería soltarlo.

Se había ido acostumbrando a la presencia contraria poco a poco, sabía que podía contar con él, que lo escucharía si tenía algo que decir –pues era de los pocos que lo escuchaban realmente –y que definitivamente volvería a él junto con las lágrimas, para darle un pedacito de aquella paz que tanto necesitaba.

—Sungyeol hyung—murmura el menor despegándose unos cuantos centímetros del cálido cuerpo contrario, solamente para darse cuenta de que éste también estaba llorando. Finas lágrimas le escurrían por las mejillas mientras sus grandes ojos se fijaban sin vida en un punto específico… Un punto específico en el que no había nada—. Hyung—vuelve a llamarlo, intentando detener sus propias lágrimas pero fallando en el intento, pues éstas se había vuelto más intensas, salían furiosamente de aquel pequeño bordo que formaba su ojo. Eran lágrimas de desesperación, pues el mayor parecía no poder –o querer, en todo caso –salir de su trance.

¿Cuándo les había pasado eso?

A pesar de aquel pensamiento uno más súbito inundo el del menor, era su respuesta, siempre había estado frente a sus ojos pero se había negado a verla.

A él le había pasado cuando había sentido toda la presión caer sobre su cuerpo, los problemas del grupo, los propios, tener demasiado tiempo para pensar y poco tiempo para él, todo eso se había ido instalando de golpe en su vida, cambiando aquel estilo y dejándolo sin nada a qué aferrarse realmente.

¿Y a Sungyeol?

Eso era más sencillo todavía.

El mayor había respondido a su propia presión, no a los cambios, más bien al verlo a él caer tan lentamente en un abismo del que nadie podía salvarlo… O eso era lo que pensaban todos, que nadie podía salvarlo, que viviría en la desdicha hasta que se decidiera a salir de ese pozo profundo cavado especialmente para él. Por otro lado, el hecho de que estuviese ahí, asegurándolo entre sus brazos era prueba suficiente de que él creía en su persona, creía que alguien podía salvarlo y había estado dispuesto a demostrarlo, dándole un pedacito de algo que al final había resultado todo.

—Yeol hyung—lo llama nuevamente y ésta vez ambos pares de orbes se encuentran. Están llenos de vacío, pero no es el mismo vacío al que se han enfrentado antes, pues ahora un tímido brillo se asoma en ambos pares, parece un brillo de entendimiento o de reconocimiento—, todo estará bien—asegura Sungjong, provocando un ceño fruncido en la frente contraria.

—No puedes saberlo—murmura con tristeza el mayor, aferrándolo a su cuerpo con más fuerza, acomodando su cabeza en el hombro de Sungjong.

—Gracias—contraataca el menor, dispuesto a tomar una iniciativa que o bien puede salvarlos o hundirlos para siempre.

Aprovecha entonces que el otro muchacho alza la cabeza para tomarle de las mejillas con las manos, borrando cualquier rastro de lágrimas, intentando matar incluso las nacientes, fallando en el intento, pero ganándole una vez a la tristeza, atacándola con una suave sonrisa que es acompañada finalmente por la del mayor.

Así, mientras ambos sonríen, Sungjong va acercándose lentamente a Sungyeol, rozando su nariz con la contraria, dándole a entender que su siguiente paso será unir sus labios, preguntando por su aprobación con aquel gesto lleno de sutileza, caminando aquel sendero hasta sus labios cuando no encuentra nada que pueda oponerse.

Sus labios se habían rozado anteriormente, tal vez una o dos veces, lo había sentido entonces, pero lo había reprimido al saberse visto por millones de fans a las cuales había complacido; ésta vez era diferente, sus labios cosquilleaban tranquilamente, consciente de la suavidad de los ajenos, negándose a moverlos por miedo a que la realidad se les viniera encima. Fue Sungyeol el que concretó aquel alocado sueño de reconocerse más profundamente, comenzó a mover los labios al tiempo que el pensamiento había inundado la mente del menor, haciendo que éste se sintiera feliz y satisfecho.

Si hubiese sabido de qué iba la salvación, seguro lo habría besado antes, pero también sabía –muy dentro de él –que antes no hubiese funcionado, no cuando habían tenido que vencer el miedo del pasado antes de poder llegar hasta ahí.

Sungjong se separa lentamente, tomando aire con un suave suspiro, viéndole a los ojos nuevamente solo para robarle otro beso, ésta vez más pequeño que el anterior y finalmente separarse de él, despidiéndose de tan suave sensación.

—Te quiero—murmura Sungyeol abrazándolo con más fuerza—, Dios Sungjong, vuelve a sonreír, por favor… Odio verte triste, odio que te derrumbes ante mis ojos y yo no pueda hacer nada, eso me tiene hundido también… Por favor, sonríe.

La voz contraria es tan dulce que el menor se gira y le dedica una sonrisa –la más grande que puede darle –sabe que no es mucho, pues las comisuras de sus labios apenas se levantan, pero al menos ya no siguen dormidas, por lo menos está consciente de que puede sonreír.

Va a sonreír, no sabe si es por él o por el mayor, pero va a hacerlo, va a superar esa dolorosa adversidad y se va a levantar a su lado.

— Durmamos juntos—. La petición descoloca al mayor que empieza a reír y se levanta con el menor entre sus brazos, colocándolo en su cama antes de recostarse a su lado y envolverlo en sus brazos otra vez.

—Duerme pequeño, yo no tengo sueño.

Los ojos del menor se cierran y una pequeña sonrisa se forma en sus labios, va gracias al mayor y éste lo sabe, porque no es difícil entenderlo; después de haber tenido a ese niño en tinieblas se había dado cuenta de que no quería verle así, quería que volviera a sonreír con aquella inocencia que lo caracterizaba, aquella sonrisa perdida en algún lugar.

“Voy a recuperarla” piensa el muchacho de ojos grandes mientras acaricia el cabello del menor, observándole dormir, dándose cuenta de que hacía mucho que no le veía dormir tranquilo y eso le hacía sentir en paz.

 

Notas finales:

¿Les ha gustado?

Espero que sí, también espero que no les haya molestado tanto mi uso de que's ajajaja.

Hasta la próxima.

Victoria.


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