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Viento Fugaz por Kuromiyano

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Notas del fanfic:

Bueno este es el fanfic que tenia planeado publicar, espero que les guste y para los que no conocen mis fanfic pues les digo que tengo otro llamado melodie por si les interesa mas que este.

La historia es puramente mia, eso quede claro.

Pues bueno no se como empezar, realmente espero que les guste y le den una oportunidad a la historia para que se vaya desenvolviendo me servirian mucho si me dejan comentarios sobre que les parece, soy abierto a cualquier tipo de opiniones porque eso me puede ayudar a mejorar, y pues sin mas les dejo leer.

Notas del capitulo:

Primer capitulo, vamos entrando.

Una ligera llovizna se apoderaba del sur de la capital de España, arropaba todo a su paso gentilmente acariciando con sus frías gotas el lugar en que caía. El viento acompañaba a la lluvia en una suave danza moviendo las hojas de los árboles en su dirección haciéndolos sonar en un relajante canto, viajando fluidamente por la corriente que este mismo crea, llegando al patio de una universidad donde un joven de cabello tan negro como el azabache y ojos tan claros y dorados como el oro recibía con total reconforte las caricias que tanto la lluvia como el viento le daban, sin importar que sus prendas se mojaran.

Con sus penetrantes ojos dorados miraba el cielo cubierto de nubes blancas con gris, mirando las gotas de lluvia caer desde arriba con gran anhelo, con sus oídos se deleitaba por el silbido de los arboles al moverse por el viento, que parecía acariciar al joven, moviendo su medianamente larga cabellera negra apartándolo de su cara donde suele estar para ocultar esos bellos ojos. El joven sonrió tranquilamente al sentir con todos sus sentidos las caricias de la naturaleza.

Lían Neón, un estudiante universitario de 16 años de edad perteneciente a la facultad de arte, adoraba poder disfrutar de la lluvia cuando caía y del viento cuando pasaba, le daba una sensación  de libertad que adoraba tener, le hacían tener una sensación de unidad con lo que rodeaba, una paz que solamente el podía obtener en esas circunstancias.

 –Lían, se que te gusta la lluvia pero faltan 15 minutos para la próxima clase. –dijo Andrea, una mujer de hermoso cabello rubio rizado corto, alta y amiga de Lían desde la inauguración de principio de año para los recién ingresados. Estaba parada atrás de el sosteniendo un pequeño paraguas para no mojar su ropa.

Lían suspiro y voltio a ver a Andrea con su usual e imperturbable tranquila mirada, acomodo su cabello de manera en que le tapara toda su cara ocultando así sus bellos ojos y le dijo después de suspirar nuevamente.

 –Vamos, pues. –se acerco a Andrea agarro el paraguas y como todo caballero los protegió a ambos de la lluvia.

 –Perdón, realmente se que no te gusta que te interrumpan cuando estas así pero también se que no te agrada la idea de perder clases. –dijo Andrea hablando firmemente, un poco apenada por haber interrumpido ya que sabia a la perfección el raro encanto que Lían tenia al observar la lluvia.

 –No te preocupes, te lo agradezco. –respondió Lían sonriendo leve pero amablemente, a Andrea quien le correspondió la sonrisa, y rio por la imagen de Lían.

 –Que pasa?. –pregunto al ver la risa de Andrea.

 –Es que, cuando te cubres la cara de esa manera, tienes una apariencia te pareces tanto…a un Coton de tulear. –respondió riendo mas evidentemente. Lían rio por lo bajo.

–Coton de Tulear?...Mmmm son una raza de perro muy lindos. –dijo lían riendo divertido por la perfecta comparación de su amiga.

. –¿Cuando te cortaras el pelo? O mejor dicho cuando te cambiaras esa manera de acomodar tu pelo… si quieres te puedo ayudar, no tengo ningún inconveniente. –

 –¿Cuando?...Mmmm talvez cuando termine la universidad?. –dijo con un deje de duda puesto que, sabia que si acomodaba o cortaba el cabello llamaría la atención y eso a el no le gustaba, Lían era un joven muy tranquilo, y no le gustaba nada que pudiera perturbarla.

 –¿Enserio?...-Andrea no pudo evitar dejar salir un suspiro. –Realmente…sabes nada mas queremos que la gente deje de mirarte como un vago prodigio del arte, sabias que ese es tu apodo en todo el campus?. –la voz de Andrea sonaba de cierta manera cansada, Lían simplemente sonrió.

 –No es como si la opinión de la gente ajena a mi me importara…además no veo que mi peinado cause problemas o incomodidades. – dijo inocentemente Lían ante una Andrea con cara de “En serio” alzando una de sus perfectas cejas rubias.

Ambos iban caminando tranquilamente por los pasillos para llegar a la clase de diseño, platicaban animadamente comentando por parte de Andrea de la insuficiencia de algunos profesores, y lo fáciles de algunas cursos, además de comentar su desaprobación por la apariencia de Lían. Este escuchaba pacientemente hasta que llegaron a la clase de diseño, y una bomba de talco le callo a Andrea en la cara.

 –Y KABOOOOMM…Bueno señores y hermosas doncellas e ahí mi perfecta demostración de puntería. –dijo un joven de cabello castaño y ojos negros con una sonrisa autosuficiente en la cara, sacando de atrás suyo una bolsa a la que un montón de personas iban metiendo dinero con irritación.

 –PERO QUE RAYOS TE PASA POR LA CABEZA ALEJANDRO, COMO SE TE OCURRE LANZARME UNA BOMBA DE TALCO A MIII. –grito con todas sus fuerzas como el rígido de un león Andrea, con la cara totalmente blanca por el talco mostrando sus furiosos ojos azules con unas ansias asombrosas de degollar a su compañero.

 –Guau, te vez radiante de esa manera… Andrea querida, haz cambiando tu look?, porque estas llena de talco. –dijo Alejandro acercándose alegremente hacia Andrea como si nada hubiese pasado. Lían acostumbrado paso de ellos y se fue a sentar con su amigo Rodolfo quien movía la mano para indicarle que se sentara al lado suyo.

 –Otra apuesta?. –pregunto sentándose y sacando su libreta.

 –Sip, aunque se supone que el blanco era el profesor no ella. –respondió Rodolfo dibujando un modelo de ropa.

 –VEN AQUÍ ESTUPIDO IDIOTA. –gritaba Andrea persiguiendo a Alejandro por toda la clase.

 –No, no, no querida tienes cara de querer hacerme algo que hace auch así que no creo que dejar de correr sea lo mas prudente. –respondía juguetonamente Alejandro corriendo velozmente por toda la clase, muchos veían la escena con diversión en sus ojos, otros los ignoraban pensado que se comportaba como niños de primaria.

 –Agrrr, maldito, estúpido, engendro del mal, sin sentido, descerebrado. –mascullaba Andrea limpiándose la cara ya dejando de perseguir a Alejandro puesto que este se había caído de las escalera haciéndola reír, segundos después Andrea le había tirado la mochila de este encima para que le doliera aun mas.

 –Eres tan fácil. –murmuro Rodolfo, refiriéndose a la facilidad para hacerla enojar.

 –Has dicho algo. –respondió amenazadoramente Andrea quien le miraba ferozmente.

–Nop. – Lían le dio un poco de agua a Andrea para que se limpiara mejor todo el talco de la cara, minutos después entro el profesor y regaño a Alejandro por estar acostado en el suelo, este se levanto con dificultad y fue a sentarse a su asiento, de esa manera la clase trascurrió con normalidad. Cuando acabo, el peculiar grupo conformado por Lían, Andrea, Rodolfo y Alejandro, salió a encontrarse con sus demás amigos a la cafetería.

Al entrar buscaron con la mirada a caras familiares encontrándose con otro grupo de personas reunidas en una mesa. Un hombre calvo alzaba la mano de un lado para otro indicándoles la mesa de afuera al aire libre.

 –En serio? El cielo todo gris y con señales de una tormenta y quiere que nos vayamos a sentar ahí? No lo puedo creer. –dijo incrédula Andrea, haciendo reír a carcajadas a Alejandro.

 –Porque no. A mi me parece bien. –dijo Lían, dirigiendo sus pasos hacia allí, Andrea rodo los ojos y resignada se dirigió hacia la mesa junto con los demás.

Al estar cerca lían se fijo que el hombre de nula cabellera que conocía como Francisco, hablaba con otros tres amigos suyos, uno con barba de chivo y mirada ruda ese era Octavio, una mujer de larga cabellera negra de coqueta mirada y eterna sonrisa maligna nadie mas que Mariana, y por ultimo una mujer de aspecto serio cabello largo castaño atado a una media cola con unos lentes, Gracia.

 –Ey Andrea tu cara esta mas blanca de lo normal que te hiciste. –menciono Francisco, riendo por lo bajo para que ella no lo notara.

 –No preguntes. –fue toda respuesta que obtuvo.

 –De seguro fue otra broma de Alejandro, que manía la tuya de preguntar lo obvio. –dijo Mariana sacando un pañuelo y ofreciéndoselo a Andrea que con gusto lo tomo.

Lían se sentó al lado de Gracia y observo el hermoso paisaje del campus perdiéndose en este. Su grupo de amigos era muy peculiar no solo por el tipo de personalidades o por el hecho de que todos tenían un encanto y atractivo único o por ser los mejores en sus áreas, sino porque estaba conformado por personas de diferentes facultades, muy alejadas de la otra por lo tanto era muy raro que fueran amigos, pero aun así el destino los unió.

 –Lían que te ha dicho tu hermano sobre “ella”. –pregunto Gracia en voz baja mientras que los demás platicaban alegremente. Lían la miro y suspiro.

 –Celebraron su cumpleaños hace dos días…cumplió dos 2 años Gracias. –lo ultimo lo dijo con tono de voz ligeramente ahogado y lastimero.

 –Ya veras que la podrás ver Lían, solo tienes que esperar y volverte fuerte. –trato de reconfortarle con palabras de animo, Lían lo agradeció profundamente. Lían era considerado un prodigio del arte a pesar de su corta edad, con nada mas 16 años fue mandado completamente solo a España para avanzar sus estudios, o al menos esa era la historia que conocían la mayoría, la verdad es que por ciertos problemas familiares los hermanos de Lían lo mandaron a España, para alejarlo de todo conflicto innecesario para el, sabiendo de sobra lo autosuficiente que este era.

 -8 años. –murmuro inaudiblemente para si mismo, se recostó en la mesa y cerro los ojos.

–¡Hey niño! no te duermas en la mesa y come. –dijo Octavio señalándole una bandeja de comida que el le había traído, Lían levanto la cara y observo la bandeja de comida como pensando si comer o no, finalmente agarro el sándwich en sus manos y llevo a su boca terminándose en tan solo tres bocados.

 –Gracias Octavio. –agradeció amablemente el otro chasqueo la lengua y tomo su te. En todo ese grupo Lían era el único menor los demás tenían entre 19 a 21 años, cualquiera pensaría que era raro para un niño estar entre ese montón de jóvenes adultos, pero Lían no aparentaba sus años, a pesar de su edad el era muy alto de la misma altura que Octavio un metro ochenta, sus músculos estaban bien desarrollados por el ejercicio diario y su cara a pesar de siempre andarla ocultando era muy atractiva y encantadora, muchas veces le habían preguntado si quería unirse a una agencia de modelos y el varias veces había declinado. No le agradaba llamar la atención.

 –Lían ¿sigues trabajando en las noches en ese Bar?. –pregunto Francisco, en un tono de voz levemente preocupado, Lían asintió con la cabeza.

 –Sabes hay otro tipo de trabajos, por la tarde que no implica estar en un Bar hasta altas horas de la noche, no es seguro. –expuso sus preocupaciones, los demás prestaron atención a las palabras de Francisco y esperaron la respuesta de Lían.

 –Ya tengo un trabajo por la tarde…no te preocupes se cuidarme solo. –dijo Lían tratando de menguar las preocupaciones del mayor.

 –Lían,…independientemente de lo que digas, aun eres menor de edad no puedes andar por las noches tan despreocupadamente por las calles. –Lían suspiro cansadamente, Francisco era el que mas se preocupaba por el, el era un estudiante de derechos y sabia que algunas cosas sobre su situación no eran correctas, si no fuera por la insistencia de Lían, Francisco ya hubiera tomado cartas en el asunto.

Se escuchó el vaso de Octavio golpear fuertemente la mesa, Francisco se sobresaltó y le dirigió la mirada.

 –Ya déjale…si el dice que esta bien entonces esta bien… tu maldita desconfianza es la que crea problemas. Lían se puede defender completamente, yo estoy seguro de eso, Yo lo he comprobado en carne propia, así que deja esas insignificantes preocupaciones. –soltó Octavio frunciendo el ceño, este estaba en la facultad de medicina a pesar de que su agresiva personalidad y apariencia no lo aparentase.

 –Y crees que yo no lo se… -dijo en tono de voz molesto, después de unos segundos en silencio suspiro. –Esta bien… perdón solo me preocupo como el adulto que soy. –

 –No te preocupes entiendo. –dijo Lían desviando la mirada a Alejandro que se mordía el brazo evitando las evidentes ganas de explotar a carcajadas.

 –Tienes algo que decir, Alejandro?. –pregunto mariana con una ceja alzada.

 –No..pff jeje…. –trataba de contenerse mordiéndose aun mas fuerte el brazo.

 –Suéltalo. –dijo sin aparente interés Rodolfo.

 –Es…pff…JAJAJAJAJAJA….ESQJAJAJA….es que parecen una pareja de esposos cuidando a su bebe…JAJAjajaj. –las carcajadas de Alejandro fueron desde sonar de lo mas alto hasta caer en una risa ahogada, ocultando su roja cara en entre sus brazos recostado en la mesa.

 –Jamás voy a entender tu lógica. –dijo estresada Andrea, ignorando a Alejandro.

 –Estoy completamente de acuerdo contigo. –concordó Octavio mirando asesinamente al nombrado.

 –Eres único Alejandro. –dijo Lían con una ligera risa.

Después de la hora del almuerzo, los que tenían clases de la tarde se dirigieron hasta sus edificios los demás se iban a sus casas o sustituían al catedrático dando ellos la clase, como petición del profesor.

Lían, caminaba hacía su trabajo en la tarde tenia que dirigirse a un edificio en construcción a cumplir con su jornada de trabajo, el ayudaba con el trabajo pesado de la construcción. Al llegar entro a un contenedor en donde se alistaban los trabajadores para trabajar, se quito su camisa roja y jeans azul oscuro, saco del locker un pantalón suelto azul gastado y una camisa sin mangas verde, agarro su cabello negro y se lo amarro a una coleta, agarro los grandes googles y se los coloco alrededor del cuello.

Al salir del contenedor se dirigio hacia su jefe un hombre de edad avanzada que dirigía la construcción, además de ser dueño de la misma.

 –Ahh Lían, muchacho que bueno que llegaste, necesito que ayudes a subir esas barras de hierro, y los ensambles George te ayudara. –indico el señor con una agradable sonrisa, Lían asintió y se dirigio a donde estaban las barras, junto con el otro trabajador amarraron la barra para elevarla. Lían subió al septimo piso del edificio y con  los googles puesto empezó a subir la barra junto con otros mas, al subirla dio indicaciones de que la sostuvieran y el hábilmente se movió entre las barras de construcción para ensamblar. El mismo procedimiento se repitió una 10 veces mas hasta que todas las piezas quedaron ensambladas, después de eso se dedico a atornillar la base de 3 piso, y a mover unos materiales pesados hacia su lugar de uso.

Todos los obreros se impresionaban por la agilidad y fuerza de Lían, la camisa verde era delgada y le marcaba muy bien los músculos de sus abdominales, al igual que los bíceps, Lían tenia un excelente cuerpo producto de obviamente practica de artes marciales y continua practica.

Después de vaciar un contenedor de madera de roble, fue hacia el contenedor que utilizaban como vestidor y se cambio. Estaba sudado y sabia que para su próximo trabajo tenia que bañarse, así que se dirigio hacia su casa que quedaba demasiado lejos por lo que tuvo que tomar el metro. Muchas personas le veian raro por su apariencia a pesar de que el no lo notara.

 –Mami ese hombre tiene pelo de tarzan. –dijo una niña inocentemente señalando a Lían.

 –Shh no le hagas caso amor, no le mires tanto. –dijo su madre alejando la niña de ahí por si acaso. Lían que había escuchado a la niña la volteo a ver, se acerco a ella haciendo que la madre se pusiera a la defensiva, pero Lían no le hiso caso a las acciones de la mujer se agacho en frente de la niña y para poder observarla mejor se levanto la parte izquierda de su cabello dejando al descubierto sus hermosos ojos dorados y su atractiva y encantadora cara. La mujer al verlo quedo embelesada e hipnotizada por el resplandor de esos ojos.

 –¿Te gusta tarzan?. –pregunto con una calida sonrisa a lo que la niña asintió enérgicamente moviendo la cabeza de arriba abajo. Lían bajo su bolsón que tenia en su hombro derecho y la hurgo buscando algo, al encontrarlo lo saco y le extendió a la niña una paleta de uno de los monos que salían en la película, la niña la agarro.

 –WAAA MIRA MAMI ES EL HERMANO DE TARZAN. –dijo animada la niña sacando a su madre de su ensoñación, esta miro a su hija y luego a Lían quien le sonreía amable a la pequeña.

 –Querida y como se dice. –

 –Gracias Señor. –dijo la niña imitando la manera de hablar de un militar Lían rio por lo bajo.

 –De Nada. –cerro la mochila y se la volvió a poner en el hombro.

En eso el altavoz de la parada sonó y las puertas del metro se abrieron Lían le dedico una última sonrisa a la niña y después salió del vagón. Se fijó como el  Cielo empezaba a ponerse de un tono anaranjado y apresuro sus pasos hacia su apartamento, se adentro por un camino poco fiable como atajo llegando a un callejón sin salida entre dos edificios, salto sobre un tubo de basura y tomando impulso salto hacia los barrotes de un balcón que había, repitió la misma acción pero esta vez saltando al del edificio contrario, subiendo por una escalera que estaba pegada a la pared, cuando ya no había mas camino por la escalera salto hacia el lado derecho sosteniéndose entre dos tubos delgados, y como si estuviese subiendo por una cuerda se abrió paso hasta que salto a la ultima cerca de barrotes, se paro en el borde de la cerca y salto hacia la pared de arriba apoyando un pie con el que se impulso casi inmediatamente para subir al techo del edificio.

Al estar en el techo del edificio busco con la mirada el camino hacia su apartamento localizándolo al ver una bandera azul a lo lejos, Lían fue saltando de lugar en lugar haciendo parkour, una de las cosas que a el mas le gustaban, sobre todo por sentir a su cuerpo tan ligero y por sentir al viento acompañándolo en cada vuelta y salto. Las personas que lo podían ver se sorprendían y le admiraban.

Al estar cerca de su apartamento bajo con la misma agilidad con la que subió, hacia la cerca mas cercana sin importarle en lo mas mínimo la gente. Llego a un edificio de ladrillos entro por la puerta doble mostrando una modesta recepción en la que una señora lo recibió con una sonrisa.

 –Buenas Noches Señora Claus. –saluda educadamente a la mujer de cabellos ya blanco por la edad.

 –Buenas Noches querido. –respondió esta, Lían sonrió y se dirigió hacia el ascensor marcando al ultimo piso, cuando el ascensor abrió sus rejas Lían se acercó a una puerta de madera y la abrió adentrándose ya dentro de su hogar. El living era amplio, tenia un par de muebles viejos puestos alrededor de una mesa redonda de madera, el piso era de roble oscuro el lugar estaba un tanto vacío pero era acogedor, al menos para Lían. Al lado se podía ver la cocina apartada por nada mas una barra en forma de L que hacia de comedor, en una esquina estaba la puerta de la habitación de Lían en donde el entro, su habitación tenia grandes ventanas que tomaban toda la extensión del ancho de la pared de vidrio hacia de ventana pero también era una puerta corrediza hacia el balcón conectado con el de la sala, las cortinas que estaban a los lados era de un blanco que desentonaba un poco con el rojo de los ladrillos pero en el cuarto se veía bien, en el cuarto solo estaba una cama matrimonial con una camera azul, un escritorio de trabajo y un armario en la parte derecha se encontraba la puerta al baño lugar a donde se dirigía Lían.

Al entrar Lían se baño rápidamente saliendo de la ducha se dirigió hacia su cuarto con nada mas una toalla alrededor de su cadera, se agacho y abrió una de las gavetas abajo del armario sacando su ropa interior, se levando y abrió las puertas de su armario sacando su traje, se quito la toalla y se empezó a vestir, se puso su ropa interior, después un pantalón de mezclilla negro, seguido de una camisa blanca manga larga a botones acompañada de una corbata negra, poniéndose encima un chaleco negro sin mangas a botones, saco unos zapatos negros de abajo del armario y se los puso, se dirigió al baño y se paro enfrente del espejo. Suspiro.

 –Ahora. –dijo cansinamente levantándose el pelo húmedo y peinándoselo para atrás, se lo amarro a una pequeña cola que apenas llegaba abajo del cuello, en su cara solamente quedo una hebra lisa de cabello en la parte izquierda de su frente, bajando todo el camino hasta la barbilla, Lían se veía muy atractivo y elegante aunque pese a todo arruinaba su imagen con unos lentes opacos ocultando sus ojos y discretamente la cara, nadie podría imaginar que detrás de esos lentes se ocultaba una hermosa y perfilada cara.

Se dirigió hacia el tocador y se puso un reloj sencillo nada ostentoso ni caro pero que cuadraba con el atuendo. Salio del baño agarro una pequeña mochila y salio de su apartamento subiendo al ascensor y esperando un poco impaciente a que bajara. Al bajar se despidió de la señora Claus y marcho camino a su trabajo, quedaba cerca de su casa una de las razones por las cuales lo tomo.

Llego a un gran edificio, elegante e imponente, mostro su pase de empleado y lo dejaron pasar sin problemas, se adentro a una gran recepción, la alfombra roja, las paredes doradas y los muebles y de mas de primera calidad, se dirigió hacia una puerta en la que había escaleras y subió por estas hasta llegar al decimo piso del edificio sin ningún problema, al caminar por un pasillo vacío se adentró en una puerta donde decía “solo a empleados” y ahí vio a un mesero que se estaba alistando.

 -¡AH!..Lían me diste un gran susto almenos toca antes de entrar. –dijo su compañero Mario despues de haber dado un brinco.

 –Perdón, Mario... –seguidamente dejo su mochila dentro de un locker y reviso su horario de trabajo, esa noche le tocaba quedarse hasta la madrugada. Se acomodo la corbata y salio por una puerta dando hacia la cocina donde muchos ya estaban haciendo su labor siguió caminando saludando a algunos y abrió otra puerta esta le dirigía discretamente hacia la barra lugar en donde el hacia de barman.

El bar era elegante, refinado pero en un ambiente acogedor y relajado. Inspecciono con la mirada todo el ostentoso lugar observando que no habían llegado muchas personas, aun no. Saco de debajo de la barra un trapo y la limpio en toda su extensión acomodo una que otra botella y verifico su estado, después se dedico a limpiar algunas copas.

Por lo general su trabajo en el bar era muy tranquilo, solo tenia que dar uno que otro pequeño espectáculo mientras hacia las bebidas a petición de algún cliente, o de su jefe lo demás era simplemente servir tragos, limpiar copas, limpiar la barra y de vez en cuando compartir uno que otro comentario con algún cliente impresionado por sus técnicas, también ayudaba en la cocina de vez en cuando cuando Mario el Jefe de cocina le requería, además de algunos contratiempos su trabajo era muy gratificante y tranquilo. No era raro encontrar a uno que otro magnate empresario, algunas actrices famosas así como, modelos o cantantes, todos y cada uno de ellos con elegantes trajes, ostentosa joyería y sonrisas por todos lados, el bar se fue llenando de a poco, pero la tranquilidad no se iba.

Realmente no había muchas cosas que le llamaran la atención a Lían, y mucho menos los murmullos de sus clientes, pero los constantes murmullos de prácticamente la mitad de la clientela le obligo a levantar la vista de su trabajo encontrándose con una escena bastante peculiar. Un hombre medianamente alto y fornido con cara de mafioso, gruesas cejas, con una boca que se torcía en una mueca de seriedad, con un traje en su totalidad negro iba entrando a paso firme y autoritario como león que aclama respeto, acompañado de una mujer muy alta, con rasgos finos y perfilados, caminando a paso elegante, y atrayente, en un largo vestido rojo vino, su largo cabello cobrizo ligeramente ondulados una parte de su cabello reposaba sobre su hombro derecho, la hacia lucir majestuosa, increíblemente seductora, una reina dominante, sus labios rojos contrastaban con su piel blanquecina al igual que su vestido, todo hombre que fijo sus ojos en ella quedo completamente embelesado, e incluso las mujeres quedaban impresionadas por tanta belleza.

Lían observo con mucho detalle a ambos personajes , y sobre todo a la mujer dándose cuenta que esa mujer era realmente un “hombre”, a pesar de que uno no podría notarlo ni a la primera ni a la segunda, Lían tenia un gran ojo observador y se fijaba en pequeños detalles que le delataban, además de que esa altura en una “mujer” era algo poco probable era mucho mas alta que el, aunque se podría decir que Lían estuvo mas interesado en saber en donde había conseguido el hombre esos senos tan reales, y sobre todo que la ropa de mujer le quedaba muy bien. Le dio curiosidad pero así como Lían era muy observador, también era muy prudente y precavido, así que opto por seguir con su trabajo.

Le impresionaba la belleza del hombre travesti, pero no exageraba por eso y tampoco tomaba gran parte de su interés, para el la belleza humana venia del interior, lo de afuera podía ser una muy bonita mascara.

La peculiar pareja fue caminando hasta llegar a una esquina mas privada y oculta de ojos y oídos pretensiosos.

 – Lo ves?. –pregunto el hombre de mujer imitando a la perfección el tono de una mujer por si acaso alguien llegaba.

 –No. –respondió el otro observando su reloj. –según nuestro informante llegara aquí como en una hora mas o menos. –agrego con gruesa y profunda voz.

 –Mmmm, esperaremos a que llegue…después nos presentaremos como nuevos inversionistas, afortunadamente talvez tu cara nos ayude en nuestro cometido. –menciono el travesti, haciendo que el otro hiciese una ligera mueca, después de unos ligeros segundos suspiro.

 –Jefe y que supone que haremos por una hora. –pregunto suplicante el hombre fornido, el recién nombrado “jefe” frunció ligeramente el ceño, cruzo sus elegantes y largas piernas, mirándole con ojos frios y sonrisa altanera.

 –Que te dije sobre llamarme jefe en una misión Tulio?...recuerda ahora soy Angelina, no cometas ese error estúpido nuevamente. –espeto autoritario el travesti, aun sonando como una mujer su voz tenia un suave y oculto hilio que estremecía a la gente de temor, sin importar que tan feroces fuesen.

 –Discúlpeme…Angelina. –disculpo el hombre de manera sumisa con un leve temblor en su voz, “Angelina” sonrió satisfecha.

 –Si tanto te preocupa, que hacer durante una hora ve y pide la cena…recuerda que aquí hoy tu eres el caballero “querido”. –comento con gatuna sonrisa, apoyando tu mentón en los nudillos de sus finas y largas manos.

El fornido hombre sintió un leve escalofrió por todo su cuerpo y como si fuese impulsado por algún tipo de magia inmediatamente se levantó para llamar al mesero, al acercarse al joven mesero este ante la imponente altura temblo dejando caer por accidente una bebida que traía en una bandeja, Tulio no dijo nada el joven abochornado insistió al hombre para que le siguiera y pudiese almenos secar sus prendas, este sin opción le siguió, toda la escena vista desde los afilados ojos del travesti.

“estúpido hubiese bastado con que le llamaras con la mano” pensó con una ladina sonrisa ciertamente divertida por la desafortunada situación de Tulio.

Lían quien también había visto la situación, fue llamado por el mesero mayor.

 –Lían hijo, podrías hacerte cargo de atender a los clientes por un rato por favor. –pidió el amable hombre de cabellos blancos y con bigote, Lían contesto afirmativamente y se colocó el delantal masculino negro que usaban los meseros, le daba un toque elegante al atuendo. Ya listo salió con la libreta y con una bandeja en  que sostenía por la presión de su brazo hacia su costado, llego a la cocina y puso las bebidas en la bandeja para disponerse a salir y repartir a los clientes que aun estaban esperando.

Con gran equilibrio Lían llevaba la bandeja con las bebidas sostenidas por sus tres primeros dedos, fue de mesa en mesa hasta que vio que en una esquina una delgada y estilizada mano se alzaba reclamando que le atendiesen Lían se dirigió hacia la mano encontrándose para su sorpresa con el hombre travestido, sin dejar de darle importancia agarro una copa y se la puso en la mesa. El otro simplemente le miraba sin interés.

 –Aquí tiene “señor”. –soltó Lían como de costumbre sin percatarse de la manera en la que se había dirigido al cliente, y alejándose tranquilamente como si nada hubiese pasado. El otro no estaba para nada en modo tranquilo, estaba aburrido viendo el traje del mesero mientras este le servía su copa cuando el joven le dijo“señor”, inmediatamente se preocupo de que su disfraz no haya sido lo suficientemente bueno, pero como llego la idea se fue, puesto que eso era imposible, manteniéndose serio pero notablemente interesado volvió a llamar al joven que anteriormente le hubo servido.

 –Pasa algo?. –pregunto inocentemente, sin percatarse de nada, “Angelina” lo escudriñaba con la mirada buscando algún indicio sospechoso en el joven…nada…un joven normal y muy simple suspiro.

 –Tráeme algo que comer, no conozco las especialidades de este sitio así que lo dejare a tu cargo, se rápido. –dijo con tono un poco arrogante, y pose dominante, aun imitando la voz de una mujer. Lían se sorprendió por la perfecta interpretación del Travesti, y lo alabo en su mente.

 –A sus ordenes “señor”. –volvio a decir Lían, esta vez estaba mas que seguro que no había escuchado mal antes de que se fuera lo detuvo.

 –Espera. –Lían le miro. –¿Como me llamaste?. –pregunto. Lían se extraño por la pregunta y como si nada dijo.

 –Le he llamado señor, le molesta de alguna manera. –dijo, por el tono en el que hablaba se notaba que Lían no encontraba nada de malo decirle señor después de todo eso era lo que era. El hombre travestido sonrió, y le miro, estaba vez ya no con sospecha sino con auténtica diversión reflejado en sus ojos verde grisáceo, el chico era muy perspicaz.

 –Como te llamas chico?. –pregunto coqueto. Lían se sintió un poco intimidado por esa sonrisa y mirada, pero igualmente respondió.

 –Lían. –dijo en voz baja, casi en un susurro que tuvo cierto efecto en el otro, puesto que aunque sin querer le había sonado sensual la manera en que lo dijo.

. –Ya veo….asi que…Lían. –ciertamente el chico le parecía muy interesante, lo veía como si hubiera encontrado un nuevo espécimen, de haber sido por el hecho de que estaba trabajando hubiera profundizado esa charla pero su estúpido pupilo ya había salido del baño.

 –Bueno Lían como me pareces…interesante, te diré mi nombre pero nunca lo menciones enfrente de alguien además de mi, entendido?. –el chico asintió la verdad es que no le interesaba y la mirada del travesti empezaba a incomodarle así como su sonrisa. –Mi nombre es Seferión no lo olvides… ahora si eres tan amable de traerme la cena, que sean dos platos por favor. –dijo Seferión dándole una de sus encantadoras sonrisas, Lían dio media vuelta y se fue a dar la orden, después de eso simplemente les fue a dejar el pedido a la mesa de Tulio y Seferión, siempre ante la interesada y juguetona mirada de este.

Tulio por su parte estaba mas que extrañado por el extraño buen humor de su jefe y no pudo resistirse a preguntar.

 –Paso algo en mi ausencia?. –pregunto con cierto temor de que lo mandaran al diablo, Seferión sonrió levemente y le dijo con toda la intención del mundo.

 –La verdad…Si, te hubieses quedado en el baño, hasta un mesero es mucho mas interesante que tu. –sonrió burlon, y es que a Seferión le agradaban mucho las personas interesantes puesto que el ver diferentes tipos de personalidades, descifrarlas, analizarlas y preverlas era parte de su trabajo y era una de las cosas que el mas disfrutaba. Tulio sintió que una parte de su orgullo se iba al carajo.

Lían volvía a la barra a hacer sus deberes anteriores sin ningún problema mientras pensaba en el travesti llamado Seferión, su mirada verde grisácea, su sonrisa juguetona y su tono de voz aunque fingida, te daban cierto sentido del temor, como si un sexto sentido tuyo te gritara con todas sus fueras “aléjate de el” y como el era muy fiel a sus sentidos planeaba hacerle completo caso, hay gente con la cual no es bueno enredarse y eso es algo que el sabia perfectamente.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando un grupo de hombres de traje  negro, escoltaban a un hombre de extravagante traje, no fue sino hasta ver un bulto negro por el rabillo del ojo que volteo en su dirección, y ciertamente estaba un hombre de traje completamente blanco con un gran y pesado abrigo de piel igual de blanco, caminaba hacia la mesa en donde se encontraba Seferión supuso que tal vez era alguna reunión de negocios.

 –Ahhh…veo que ya están aquí. –el hombre tenia un acento fuerte, se notaba su procedencia Rusa con nada mas oírlo. Seferión levanto la mirada y le sonrió encantadoramente al hombre quien le devolvió la sonrisa, Tulio se levanto y le extendió la mano, el trabajo empezaba.

 –Neirr…es un placer lograr conocerlo en persona. –Neirr tomo la mano de Tulio a modo de saludo inspeccionándolo con la mirada sus guardaespaldas hacían un semicírculo alrededor de ellos.

 –Lo mismo digo. –volteo a ver a Seferión. –Además veo que se a traído a una esplendida dama. –Neirr sonrió seductor a Seferión, este correspondió la sonrisa de la misma forma, Neirr era ciertamente encantador, era un poco mas alto que Tulio, delgado pero bien proporcionado, el pelo rubio corto le caía de lado acariciándole la mejilla izquierda además de tener dos ojos azules que capturaban a cualquier dama. Era un empresario Ruso que había venido a España a cerrar negocios con una de las empresas mas grandes del país.

 –Pues no podía quedar mal ante un hombre de su magnitud, además de que es una de mis socios mas fieles e inteligentes para los negocios. –Comento Tulio apegándose a su papel.

 –Pues dígame mi bella dama, me daría el honor de decirme su nombre?. –dijo tomándole de la mano delicadamente y darle un sutil beso en uno de los anillos que traía en la mano.

 –Me honra con sus halagos…mi nombre es Angelina, un placer. –respondió sin dejar de sonreír.

 –El placer es mio, no siempre se puede apreciar tanta belleza en una noche. –alago el ruso tomando asiento. “Angelina” rio discreto y le dijo.

 –Créame que me encantaría, escuchar sus halagos toda la velada pero creo que es hora de ir al punto, no le parece?. –dijo astuto y cansado de tanto halago innecesario.

 –Muy cierto querida. –dio razón Neirr, su rostro se torno serio de repente.

 –Entonces, ustedes dirán les informo queridos socios que si su propuesta no me satisface hasta aquí llego la negociación. –menciono entrelazando sus dedos sobre una de sus rodillas cruzadas, y agravando la voz haciendo que su fuerte acento resaltara mucho mas. Tulio tomo un portafolio y empezó a sacar papeles.

 –Bueno empecemos… nosotros sabemos que su empresa se dedica a la exportación e importación de mercado marítimo, tiene gran  influencia en el mediterráneo es mas la mayoría de tus ganancias se basan en los caminos de negociaciones que van por ese lado si no me equivoco. –especulo Tulio.

 –Así es, el mar mediterráneo es el territorio de mercado de mi familia, exactamente  a donde quieres llegar. –dijo mostrando ligeramente su impaciencia, esta vez fue “Angelina” la que empezó a hablar.

 –hemos oído de muy buenas fuentes que te quieres abrir paso por el atlántico… y nosotros te podemos dar pase a esa área, nuestra empresa se enfoca en el turismo, llegando a grandes terrenos y haciéndonos específicamente con los caminos comerciales por esa área. –

 –Mmmm ya veo a donde quieren llegar y  e de suponer que a cambio de que me abran una nueva vía comercial, van a querer hacerse con nuestro transporte para su predisposición. –intuyo Neirr.

 –Supones bien, es un mutuo intercambio todos salimos ganando. –termino Angelina pasándole una carpeta con todo los detalles, el la agarro y se la paso a uno de sus guardaespaldas.

 –Bien tengo que admitir que fueron muy astutos, pero los detalles los revisare mas tarde, les confirmare mi respuesta ante esta tentadora propuesta en cuanto pueda. –

 –No se preocupe, no tenemos ningún tipo de prisa. –dijo Tulio, seguidamente el ruso recibió una llamada la cual contesto al instante. –SI?,…Aja…..Bien….Nos vemos donde siempre.. –guardo el celular. –Bueno mi bella dama… mesie… -con eso se despidió y se paro yendo hacia la salida. Tulio y Seferión se quedaron en silencio por unos segundos ahí sentados, hasta que se oyo un aliviado suspiro de Tulio.

 –No puedo creer que todo haya salido bien. –dijo sobándose la frente.

 –Las cosas apenas comienzan, recuerda que el objetivo es infiltrarnos para encontrar pruebas de tratado de blanca, esta es nuestra parte…apégate al plan. –espeto acomodando su cabellera y levantándose diciéndole un nos vamos al hombre de enfrente, cuando iban caminando para la mala suerte de Tulio un hombre Borracho se le había tirado encima, este trataba de quitárselo sin ser brusco pero las cosas no lograron salir de la manera que le quería porque sin querer le apretó mucho el brazo al hombre y este lo tomo como una amenaza y le golpeo en la cara con su puño.

 –Pero que te pasa imbécil. –alegaba Tulio abalanzándose para golpear al bendito borracho, Seferión veía todo con pura diversión.

Lían que en ese momento estaba haciendo un espectáculo mientras preparaba una bebida a petición del cliente se percato del ruido y volteo hacia el lado viendo como el hombre fornido que acompañaba a Seferión se estaba peleando con otro hombre, algunos meseros los trataban de detener pero el hombre fornido era un autentico salvaje, suspiro cansadamente se quito el delantal y salio de la barra dirigiéndose hacia el alboroto.

–MALDITO BORRACHO ESTUPIDO. –Tulio iba a propinarle otro golpe al hombre que apenas y se mantenía de pie cuanto le agarraron del brazo y se lo doblaron hacia la espalda sometiéndolo sin ninguna dificultad, cuando volteo a ver aun a pesar del dolor, figuro una delgada figura y a un hombre de cabello negro con lentes opacos.

 –Disculpe Señor, pero en este bar no se toleran las peleas. –hablo tranquilamente Lían poniendo mas fuerza al agarre del brazo haciendo que el otro  gimiera de dolor.

 –AHH, Maldición. –trataba de decir el hombre pero solamente le salían palabras ahogadas, realmente odiaba estar sometido de aquella forma, volteo a ver a su jefe y se encontró con que este veía con real interés al bastardo que lo tenia sometido. En un arranque de ira se levanto con todas sus fuerzas y golpeo los lentes de Lían rompiéndolos en el proceso, Lían estaba relativamente tranquilo después de eso agarro la cabeza del hombre con la otra mano y lo empujo hasta que esta chocara con el piso.

Los lentes se le caían de la cara dejándola descubierta en todo su esplendor, sobre todo porque la mirada de Lían en ese momento era de irritación, presiono más el brazo de Tulio tanto que este sentía que en cualquier momento se lo desmembraría y se acercó hasta llegar a su oído.

 –Disculpe Señor pero le pido que se retire antes de que llamemos a las autoridades…o yo le quiebre el brazo. –dicho esto Lían lo soltó de un solo, parándose y acomodándose algunos mechones de pelo hacia atrás.

Ante los ojos de Seferión, ver a Lían fue como ver a algún ser místico de cuentos de hadas, cuando los lentes se le cayeron y dejaron al descubierto una cara con una facciones tan armoniosas y atractivas, además de unos ojos tan dorados como el oro líquido Fundido, se quedó más que impresionado, el chico no aparentaba ser lo que era, era un raro espécimen ante sus ojos, un espécimen que ansiaba investigar y descubrir cada uno de sus factores. Estaba de más decir que no le importaba para nada su pupilo aun tirado en el suelo.

Todo estaba sumido en caos hasta que vino el administrador y puso todo en orden, Seferión antes de quedar involucrado en cualquier problema le dedico otra mirada a Lían y sonrió “Nos volveremos a ver…Lían” seguidamente de eso salió del bar haciendo una llamada para que vinieran a recoger al inútil de su pupilo.

Notas finales:

Pues espero que le haya gustado, y ansien el segundo capitulo que va en proceso, les pido de favor que dejen sus comentarios para saber que les parecio si mal, bien, muy bien, muy mal o fue un asco no se.

La verdad verdad espero que les haya gustado, y bueno si hay personas que leen mi otro fanfic melodie, les aviso que puede que me tarde un poco en publicar el proximo capitulo pero independientemente de cuanto me tarde siempre lo voy a publicar asi que no se preocupen que no lo dejare de lado.

Gracias por leer.


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