Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ojos sin Color por paunina12

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nada que decir, pasen a leer:3 

-¿¡QUÉ, QUÉ QUIERES DECIR!? ¡SE VALIENTE SEBASTIAN MICHAELIS!- gritó furioso.

Nunca pensé que reaccionaría de esa manera, quede pensativo un momento. Lo he decidido, vas a caer por mí de la misma forma que yo caí por ti. No importa lo que deba hacer, soy un demonio, no existen límites para mí. Lo único que debo hacer es terminar el contrato, aunque sea por 24 horas.

-Si te calmas y haces que por un día completo no deba obedecer tus órdenes, te lo diré.- dije secamente.

-Acepto, Demonio- Respondió sonriendo. Sus cambios de humor seguían siendo casi impredecibles para mí, hace un segundo quería sacarme la verdad a golpes y ahora sonreía triunfante. No tiene idea de lo que va a ocurrir.

-Correcto, mañana a las 3 de la madrugada, seguiré tus órdenes otra vez. Por ahora olvídate del contrato.

Estrechamos nuestras manos y al instante cayó al suelo. Mientras se mordía los labios para no gritar se tapaba el ojo derecho con una mano y arrancaba el pasto con la otra, sudaba de un momento a otro y su respiración era agitada. Le dolía muchísimo, pero no podía hacer nada, el dolor era parte de la “restauración” de su alma atada, se podía decir de alguna forma que le estaba devolviendo una parte de su vida gratis.

-Cálmate, ya pasaste por un dolor más grande antes.- Dije involuntariamente, aunque lo quisiera no podía ablandarme. Ya pasó el tiempo de sentir y hacer tonterías. Es ahora o nunca.

-¡Cállate!- Gritó con fuerza.- ¡Vete, pero antes dame la carta!- estaba empezando a recobrar la postura, ya no temblaba tanto ni arrancaba el pasto, solo estaba sobre él tapando su ojo y extendiendo su mano hacia mí.

Sonreí. Había sido una idea realmente astuta de su parte. Decidió dejar un problema y enfrentar otro al mismo tiempo. <”Dale la carta cuando te la pida, cuando supere mi muerte o se enfrente a algo mayor te la pedirá. Estoy segura”> eso había dicho Doll.

Saqué la carta de mi chaleco y se la entregué.- Con su permiso, me retiro.- Lo observé nuevamente, ya estaba bien y no cubría su ojo. Usaba un pijama muy distinto al que solía tener, en vez de ser un camisón hasta las rodillas era un pijama de dos piezas color crema, la parte de  arriba era abrochada por botones de color rojo vino, que en ese momento estaban algo desabrochados.- Será mejor que entre si no quiere resfriarse.-Fue lo último que dije antes de entrar.

Ciel POV

Abrí la carta con cuidado, <” Pídesela a Sebastian cuando creas que estés listo, cuando escuchar de mí ya no te haga daño y cuando pienses enfrentar algo…o a alguien”> sus palabras fueron demasiado exactas para ser una casualidad. Debía leer esa carta lo antes posible y eso es lo que haré en este momento.

“Querido Ciel:

            Te escribo esta carta porque sé que el momento de mi muerte se aproxima y me gustaría partir en paz, recordando solamente los momentos dichosos de mi vida y de los años que hemos pasado juntos. Lamento de todo corazón nunca haberte dicho estas cosas, fui cobarde y quise evitar todo lo que me podía alejar de ti, no quería cederle mi lugar a nadie y por ello ahora lo que me ata a este mundo son las mentiras, las cosas no resueltas y las injusticias que he causado.

 Lo primero que quiero que sepas es que sé lo que pasó en la mansión del Barón Kelvin, la mansión de “Padre”, no puedo creer que me sea imposible no sentir nostalgia recuerdo a Peter y a Wendy, a Beast y al doctor, a Dagger, pero sobre todo recuerdo a Joker. Yo los amaba, no, los amo, ellos fueron mi única familia, mis compañeros y amigos. Sé que acabaste con ellos siguiendo órdenes de la reina, sé sobre tu pasado y las razones que tenías para hacerlo. ¿Recuerdas aquella vez que lloré durante mucho tiempo y no dejé que estuvieras a mi lado? Pensé que me habías traicionado y traté de matarte. Unas semanas después de nuestra boda me decidí, tomé un cuchillo mientras dormías y lo alcé frente a tu pecho, me detuve antes de perforarlo; caí al suelo y lloré mientras me abrazaba a mí misma. Te amaba tanto que no fui capaz de hacerlo, no fui capaz de matarte. En ese momento yo te perdoné, te perdoné porque, aunque tú mataste a mi familia, no lo hiciste conmigo, me ayudaste y me diste todo lo que necesitaba, incluso más allá de eso, me diste el amor que nunca había sentido y hasta me hiciste tu esposa.

Por eso y más yo te perdono, no importa lo que hiciste antes, sé que te arrepientes y que por eso Snake está en la mansión. Lo mal que me sentí ya fue olvidado, al contrario de lo que sentirás tú cuando termines de leer esta carta...”

Sentí una punzada en mi pecho, su letra no era temblorosa, ella lo escribió con todas sus fuerzas. Ella lo sabía, mi amada esposa sabía lo que había hecho con su familia, un amargo sentimiento de culpa aflora de nuevo, ahora entiendo ese cambio de actitud tan raro y aquella mirada de pena. “… tomé un cuchillo mientras dormías y lo alcé frente a tu pecho, me detuve antes de perforarlo; caí al suelo y lloré mientras me abrazaba a mí misma. Te amaba tanto que no fui capaz de hacerlo, en ese momento yo te perdoné…” leí esas líneas una y otra vez y me sentí estúpido, cuando tuvo la oportunidad de matarme me perdonó, cuando pudo haber estado en mi funeral se casó conmigo. Y yo, sigo persiguiendo la venganza aunque sé que no lograré conseguir ni remediar nada al conseguirla, excepto transformarme en comida para un demonio insatisfecho.

“…No pretendo hacerte creer que doy una santa, traté de alejar a todos de ti para que nadie robase mi puesto, al igual que yo lo había hecho.

Una noche, cuando Sebastian entró a mi cuarto verifiqué lo que más temía. Él, de una u otra forma me dejó claro que te amaba; incluso desde antes de que nosotros nos conociéramos. Yo ya lo sabía, lo sabía desde hace tanto, pero no tuve el valor de decírtelo. Dejé que se pelearan una y otra vez porque pensaba que así podría alejarlos, lo lamento, pero de verdad que cada vez que se miraban de reojo sentía esa tensión entre ustedes, desde la frustración que sentías al mirar sus ojos sin color a la melancolía de Sebastian por un amor no correspondido.

Temí durante mucho tiempo haberme convertido en su reemplazo, pero finalmente me di cuenta de que lo habías rechazado a él para unirte a mí.

Por eso hace muchos años atrás, cuando los vi en el jardín de rosas blancas quedé en shock, ambos son hombres, y él era un demonio pero aun así te amaba. No podía creerlo, cuando él estuvo a punto de besarte y lo rechazaste de esa forma supe que era mi oportunidad, esa noche me aproveché de la situación, de la enorme confusión que había en tu mente pare situarme en ella como la única para ti.

Lo siento, lo siento, lo siento por haber causado esa infelicidad. Puede que hayamos sido muy felices, pero lo fuimos a costa de otros. Traté de disculparme con el alimentándolo con fragmentos de mi vida hasta que llegué a este estado, donde a pesar de mis órdenes él se negó a seguir con el trato que le había ofrecido. Fue amable conmigo a pesar de todo y nunca me culpó de nada.

Por eso ahora que ya no hay nada más que hacer y se ha dicho todo lo que me queda por hacer es salir del camino. Mi último deseo es que seas feliz, que reconozcas esos sentimientos que siempre has tenido ocultos y alcances la felicidad con quien te ha amado desde hace tanto.

 

 PD: ¡Olvida la venganza! Vive como nunca antes. Te amo, has que estos 7 años no hayan sido en vano.

                                                                                                                                                       Doll.

Fin Ciel POV

 

Los ojos del joven conde no podían estar más abiertos, solo pensaba en lo que acababa de leer. Había sido perdonado y engañado durante muchos años y al mismo tiempo

Corrió hacia la cocina, pero no encontró a Sebastian, ni en su habitación, ni en la sala, ni en ninguna parte. “mi habitación” pensó y fue directo hacia allá.

Lo encontró de pie mirando por la ventana, la luz que se colaba por los cristales lo hacía ver pálido y entristecía aún más su mirada. Volteó repentinamente y puso sus ojos en él.

-Sabías lo que decía la carta, ¿no es así?

-No sé lo que dice, pero puedo hacerme una idea.- respondió el mayordomo y decidió ser sincero, como no lo había sido en muchísimos años.- Es verdad, te amo, te he amado desde hace mucho.

El conde se dio un paso hacia atrás  y lo miro sin sorpresa, ¿por qué sin sorpresa? Estaba claro. Él ya lo sabía, lo sabía hace muchísimo tiempo, todo este tiempo lo único que había hecho era evitar una verdad que era irremediable, estaba jugando a las escondidas con un oponente igual de inexperto que él, eran injustas partidas todos los días, evitar el rostro del otro y sobretodo la pronunciación de algo que se pudiese malinterpretar. Trató de tomar un camino separado al de él para evitar sus ojos acusadores aun sabiendo que estaban unidos para siempre. Lo miró a los ojos, esos ojos a los que tanto temía y se vio caminando por ese infierno frio.

Se sentó en la cama dándole la espalda, no quería seguir viéndolo. Quería dormir, olvidarse de todo, quería que todo fuera una pesadilla.

-Sebastian…-pronunció levemente.

-¿Si?

- Déjame solo…por favor.

Sin ninguna respuesta ni sonido el demonio abandonó la habitación, aunque no tenía que seguir siguiendo sus órdenes, pero se dio cuenta de que era necesario que su amo se tomara un tiempo para pensar caminaba lento, casi pidiendo llegar a ninguna parte. Hace unos instantes sentía que tenía el control de todo, pero se  dio cuenta de que en realidad no tenía nada, no tenía un plan, no sabía si su amo estaba enamorado de él o si alguna vez siquiera le había gustado, se deprimió más al pensar que no tenía ni siquiera una oportunidad existía de enamorarlo en esas 24 horas.

Había sido un idiota presumido, ni siquiera parecía él, se preguntaba donde quedó aquel demonio burlón que lo tenía todo, se había quedado en el pasado…el pasado…sí, eso era. De repente se dio cuenta de que no lo había perdido todo, aún tenía un as bajo la manga, sonrió ante esto, por lo menos seguía siendo dueño de la astucia que lo caracterizaba.

A la mañana siguiente Ciel despertó por su cuenta, limpió sus ojos con sus manos y se sintió renovado. Ah nada mejor que una noche reparadora para calmar su corazón. Miró el reloj y se extrañó de que Sebastian no lo había ido a despertar era tardísimo, 11:30 am.  Se sentó en su cama y sintió algo extraño. No estaba usando pantalones y sus piernas parecían haberse acortado y enflaquecido; se tocó las piernas con las manos para cerciorarse de que de que no seguía soñando – y de que esas piernas eran suyas – pero notó enseguida que a sus brazos les había ocurrido lo mismo, “estas extremidades parecen las de un niño” pensó y su rostro se tensó.

Bajó de la cama y sacó la seda blanca que tapaba el espejo de cuerpo entero. La imagen que vio reflejada lo dejó perplejo, comenzó a tocarse el rostro con las manos, estiró sus mejillas hasta que le quedaron rojas. Era él, y no era un sueño.

-¿¡Por qué tengo 13 años!? ¡Soy un maldito mocoso otra vez!- gritó enojado y salió de la habitación hecho un rayo.

 Corrió pos los pasillos hasta que se encontró con Mei-rin, que estaba trapeando el piso afanosamente.

- ¿Necesita algo, Bocchan?- preguntó Mei-rin nerviosa.

-Sí, ¿Sabes dónde está Sebastian?- respondió el ahora más joven conde.

-Pues creo que debería estar en su habitación, yo tampoco lo he visto hoy.

-Gracias Mei-rin.

-¿Bo-bochan?-dijo Mei-rin algo nerviosa.

-¿Si?

- ¿Pi-piensa ir a la habitación de Sebastian vestido así?- preguntó a punto de tener un sangrado nasal.

El joven conde se sonrojo y frunció el ceño-¡por supuesto que no!- gritó y volvió a su habitación para cambiarse de ropa. Llevaba puesto un elegante traje color azul marino con detalles plateados, pero desafortunadamente gracias a su falta de practica al vestirse se veía desordenado y los cordones de sus zapatos estaban mal amarrados. Pareciera que todo el tiempo que había pasado hubiese sido en vano, no recordaba como ponerse correctamente sus trajes góticos y victorianos.

Al llegar a la habitación de Sebastian se preguntó si estaba haciendo lo correcto, ¿acaso era necesario estar siempre a su lado? Si lo pensaba bien, lo único que había hecho durante años era enojarse con Sebastian sin motivos, echarlo de la habitación y darle cachetadas como una chica en su periodo. No pudo evitar sentir vergüenza, pero se puso firme, tenía que saber que estaba pasando.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, lo escribí con todo mi corazón y por ello apreciaría mucho que dejaran un comentario o review, ya que me motivan a seguir escribiendo y no saben lo gratificante y alentador que es que a alguien le guste lo que has hecho.
Espero que estén bien, y les deseo un buen día, tarde o noche.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).