El viento era apacible esa noche y el olor a rosas llenaba la habitación iluminadas por las lámparas de queroseno. Hannibal escribía los nuevos textos para la tutoría de Will. Habían pasado un par de días desde que Hannibal hubiera tocado a Will de forma intima.
El aire se volvió pesado y espeso, por la ventana una sombra se deslizo; negra como la noche, se deslizo por las losas del suelo, se detuvo y cobro la forma de una mujer que miraba con sus ojos amarillos a Hannibal.
-Buenas noches- respondió él sin dejar de escribir en su pergamino. Las facciones de la mujer se aclararon más. Delgada, piel blanca como la leche, ojos cafés oscuros y rasgados, labios rojos como la sangre, y su cabello negro y liso- hace tiempo que no tenía tu presencia en mis aposentos, Eris – la Diosa curvo sus labios y camino hasta Hannibal, lentamente y seductoramente, al llegar a él lo rodeo acariciando su brazo con sus largos y finos dedos. Poso ambas manos en los anchos hombres del maestro y se inclinó para susurrarle.
-Oh, Hannibal sabes que odio que me llames Eris, tutéame, llámame Murasaki. Sabes bien a lo que he venido, he venido a que le des calor humano a este cuerpo frío y odiado por todos. Que me calientes nuevamente, hace tiempo que no estamos juntos Hannibal la miro por el rabillo de sus ojos y sonrió. Cruzo su mano para posarla sobre la mano de Eris.
-Inadecuado para alguien quien tiene una historia de orígenes orientales y vive en occidente, entre dioses y diosas. Eris, lo siento querida, no puedo darte ese calor que anhelas. Mi vida está unida a mi erómeno por un juramento ante los ojos de los hombres- Murasaki quito su mano de un golpe.
-¿QUIÉN ES ÉL?- Hannibal giro para enfrentar la cara roja y rabiosa de su amiga.
-Shhh, lo despertaras. Él está en mi cama, durmiendo ahora mismo, ahí- por entre las cortinas de seda blanca Murasaki pudo ver la figura del humano que calentaba la cama de Hannibal. Se apresuró a ir y ver quien era. Su boca se abrió en un suspiro al ver la belleza del hombre. No tenía muchas posibilidades de pelear por Hannibal pero aún así lo haría.
-Humano, un vil e insignificante humano, Hannibal- gruño esas palabras con veneno- es una asquerosa copia. Buscas alguien quien lo reemplace- el rubio se acercó a ella por detrás y le susurro.
-Solo se puede reemplazar sangre con sangre, Eris- los ojos de la diosa se abrieron de par en par.
-No…no puede ser él, no puede. ¿De nuevo? Infiernos, Hannibal-
-Por favor, te pido que no seas grosera y menos en mi casa. Cuidado con lo que tengas planeado hacer Eris, sabes que no soy un enemigo fácil- la diosa sonrió y se encontró cara a cara con él.
-Ni yo, querido- se acercó a él y lo beso en la mejillas- un humano no me vencerá. Hasta pronto, Hannibal- así como la sombra había llegado, desapareció por la ventana haciendo que el aire volviera a estar impregnado de rosas.
Hannibal siguió contemplando a su alumno durante un rato más para luego unirse con él en los sueños que Morfeo les daba.
Will rodó por la cama, estaba solo. Después de su primera masturbación con ayuda de su maestro, Will había pedido permiso para dormir con él de ahora en adelante sin ninguna otra intención que la compañía del uno y del otro. Tocaron a la puerta y era Hesper con la bandeja del desayuno. Will se lavaba la cara.
-Buenos días señor, mi Amo lo espera en el estudio una vez que termine de comer y alistarse- Will se terminó de secar su cara.
-Claro Hesper, estaré ahí en unos instantes, gracias- la chica salió con una reverencia y Will tomo asiento para comer su desayuno.
Will entro en el estudio y pudo ver a su maestro quien leía unos pergaminos a la luz del sol en la ventana.
-Oh Will, buenos días ¿estás bien?- Will se sonrojo. Hannibal siempre le preguntaba eso para saber si no ocupaba nada más y para recordarle que dormían juntos.
-No maestro, gracias ¿podemos empezar?- Hannibal enrollo el documento y lo dejo en la estantería junto a los miles más.
-Sí, pero antes tengo que decirte algo- tomo asiento en el kline- sé que no te gusta la caza y que prefieres la pesca por…diversión no es la palabra adecuada, para liberar tu energía y tener paz. A unos cuantos kilómetros de Cytera hay un pequeño grupo de islotes más ese grupo es de mi propiedad y en medio de ellos hay un islote casi con las proporciones de una isla. Es viernes y quería saber si te gustaría pasar el fin de semana en ellas, conmigo- Will casi se desmaya por la palabras de su maestro. Ellos dos solos en una isla, un fin de semana…dioses ¡sí!.
-¡SI!- Hannibal arqueo las cejas por la pronta respuesta y la emoción de su alumno- lo siento, sí. Sí maestro, me encantaría, claro- Hannibal sonrió mientras tocaba una campanilla de cristal,
-¿Me llamo? Amo- Hesper tenía la mirada agachada como siempre. Hannibal se puso de pie y se acercó a ella.
-Sí, ve y prepara mi barco. Iré a las Islas con Will el fin de semana, prepara todo- Will pudo ver como una sonrisa se dibujaba en los labios de la joven. Una sonrisa de satisfacción.
-Si, como ordene- Hesper hizo una reverencia y salió para atender la orden dada. Hannibal regreso con Will.
-Bien, terminemos tus deberes Will. Hoy toca un examen de evaluación- toda la felicidad de Will desapareció de su cara.
Mason hecho su cabeza hacía atrás mientras gemía, montaba a su amante sin parar, movía sus caderas de arriba abajo.
-¡CÉFIRO!- grito mientras sentía la liberación el semen caliente de su amante en su interior.
-Aun no estoy satisfecho, Mason- Mason bajo y se puso en cuatro y con sus dos manos abrió sus nalgas para dejar a la vista su rosado ano, goteando el semen de su compañero y contrayéndose por más.
-Lléname Matthew, lléname por favor…llena mi culo travieso con tu gran y gruesa polla- Matthew alineo su polla y lo penetro con una sola estocada- ¡oh! Dioses, que…bueno-una sombra se deslizo por el piso y se materializo al lado de ellos.
-¡Céfiro!- grito la mujer
-¿QUE QUIERES MURASAKI? ¿NO PUEDES OIR Y VER QUE ESTOY OCUPADO FOLLANDOME A MI DISCIPULO?- la mujer bajo la mirada y se dio la media vuelta
-Qué asco…necesito tu ayuda- Matthew no dejaba de penetrar sin piedad a Mason quien pedía por más, un par de nalgadas resonaron por el lugar- es Hannibal, necesito que lo separes de su alumno o lo mates, lo que sea pero Hannibal solo es mío- Matthew no respondió, mordía sus labios y segundos después volvió a correrse.
-Mason, chúpala y limpia todo, que quede limpio- Matthew se recostó entre los grandes cojines de su cama con Mason entre sus piernas, dándole una mamada.
-Sí, ya lo sé, aquí mi pequeño cachorro desea lo mismo que tú y digamos que ya le di una visita a Will. Es hermoso, inteligente, quiero tenerlo sobre mí y gimiendo mi nombre- Murasaki torció su cara en una mueca de asco.
-¡AH ¿SI?! PUES QUE VENGA Y TE LA CHUPE ÉL, QUE VENGA Y SEA TU PUTA- Mason se levantó y dejo la habitación.
-¿Ves lo que ocasiona una visita no programada? No te preocupes, déjalo en mis manos, ese culo tiene que ser mío- Murasaki sonrió
-Espero que así sea Céfiro, sino el infierno caerá sobre ti y tu alumno- la sombra se desvaneció. Ahora Céfiro tenía que ir a recuperar a Mason para terminar lo que dejaron pendiente.
-¡MASON!- gritó mientras caminaba desnudo a buscar a su amante.
Will vio a lo lejos, a medida que se acercaba, el gran barco que le pertenecía a su erástes. Quien lo esperaba en la entrada del barco, junto a Hesper. Hannibal le había pedido a Hesper que dejara una presente para Will para que este lo usara en el viaje. Era una túnica especial, que solo se convertía en un faldellín (egipcio) cuando lo desmontabas, brazaletes y anillos de oro.
-Bienvenido Will, vamos a subir para partir y poder llegar a medio día-
El viaje fue de unas tres horas hasta llegar a la isla, anclaron en el muelle. Hesper recibió la orden de llevar todo a la casa mientras Will despertaba. Una hora después el alumno despertó.
-¿Hemos llegado?- Hannibal sonrió.
-Hace una hora-
-¿Por qué no hemos bajado? ¿Pasa algo?-
-No, pasa que no te quería despertar, parecías muy cansado- Will se sonrojo
-Eso no importa, me hubiera despertado maestro- Hannibal le tendió la mano para que saliera de la cama y poder bajar del barco.
Hannibal caminaba enfrente de él, lo ayudaron a bajar con cuidado, Will estaba anonadado por la belleza del lugar pero cuando trato de bajar tropezó y casi caía si Hannibal no lo hubiera atrapado en el momento.
-Will ¿estás bien? – pregunto con el corazón acelerado y los ojos muy abiertos. Ambos se miraron por un instante que parecía años para ellos, lentamente Will se enderezo sin perder la mirada de su maestro. El mundo no existía en ese momento. Por deseo e inercia Hannibal lo tomo de la barbilla.
-Hannibal…- susurro el moreno, esperando ansioso lo que estaba a punto de pasar, en ese momento el rubio se dio cuenta de que tenían público. Hesper y los sirvientes los miraban pero esperando órdenes. Hannibal la fulmino con la mirada y así todos desaparecieron, dejándolos solos en la isla.
-Esto no era parte del plan Will, no puedo contenerme más- su mano se deslizo por debajo del faldón al llegar hasta su polla ya erecta y esperando ese toque caliente. Comenzó a masajearla con lentitud y contemplación. Will gimió y se retorció, sonrojado miraba a su maestro.
-Hannibal…- pronunció de nuevo. Su maestro apretaba su polla, desde la base hasta la cabeza y jugando de vez en cuando con su dedo con la pequeña abertura- aquí no…no, hgnnn…ahhh- gimió cuando Hannibal comenzó a masturbarlo rápido.
-Shh, tranquilo, se han ido, estamos solos en esta isla. Si queremos podemos hacerlo al aire libre- esas palabras tuvieron efecto en la polla de Will, haciéndola más grande y más dura, concentrando toda la sangren en la ingle y volviendo cada terminación sensible casi al mil por ciento.
-Yo, me voy a correr, Hannibal…por favor- Hannibal aumento la velocidad y masajeaba la cabeza y con el pre semen hacia esto más fácil. Daría todo lo que fuera para poder usar su boca, estar entre las piernas de Will y verlo retorcer debajo de sabanas de seda roja. Will libero su semen en su mano, Hannibal lo recargo junto a él y miro su mano, bañada en semen caliente. Comenzó a lamerla lentamente – Maestro ¿qué hace? No…usted, no…- se sonrojo más y se puso nervioso. Hannibal solo lo miro y le sonrió para después darle un beso apasionad y posesivo, llegando a cada rincón de su boca, luchando con sus lenguas y la excitación que este les producía.
-Este es tu sabor Will, he cumplido una de tus fantasías no como la manera en la que ambos deseamos pero será casi igual- Will escondió su rostro en el pecho de su maestro.
-¿Podemos ir a la casa? Necesito un baño y despejar mi mente-
-Claro Will, tus deseos son órdenes-