Salió, demasiado molesto de aquel departamento, odiaba a todos, al mundo, a él mismo y a su querido amante que lo hizo enfurecer esa tarde. No recordaba porque ocurrió esa discusión, perdía la cabeza cada vez que pasaba algo así.
El más bajito, solo se quedó contemplando la puerta por unos minutos –Maldito Akira, a veces eres tan idiota.- Maldecía en su mente pateando todo lo que se cruzaba en su camino –excepto a Koron, ni su propio novio podía tocarle un miserable pelo.-
A las dos semanas aquellos seguían peleados, no podían ni siquiera verse a los ojos. - ¿Seguirás enojado con él? Ya llevan bastante tiempo así, yo diría que…- No pudo terminar con lo que decía ya que el pelinegro interrumpió –No, déjale así, tengo una apuesta con Kai para ver cuánto tiempo seguirán peleados y voy ganando.- Dio una sonrisa orgullosa, haciendo fruncir el ceño al líder.
-Por favor chicos, esto es tema serio.- Todo mundo quedo callado al escuchar al vocalista entrar a la sala, saludando a los 4, pero quedo mirando al bajista, agachando la vista al suelo saliendo y dirigiéndose hacia otro lugar. –Bien, ya llevo 20 yenes.- Dijo Aoi recibiendo una mirada asesina de parte Uruha.
Pasaron varias horas y las cosas no mejoraban entre la pareja, eran más que obvios, todos se daban cuenta que querían arreglar las cosas pero el maldito orgullo que se cargaban les ganaba y más al bajista. Llego el anochecer y yendo al estacionamiento, el más bajito caminaba hacía su coche, topándose con su amante. El ambiente se puso tenso, solo estaban ellos, aquellos dos que se morían por tener a su lado. –Taka… Yo.- No pudo terminar ya que sintió que unos pequeños brazos le rodeaban dulcemente su cintura y una carita se apegaba a su pecho, Akira sonrío a sus adentros correspondiendo al abrazo –Lo siento.- Dijo en un tono casi inaudible el más bajito, en cambio, el más alto se separó del abrazo y coloco uno de sus dedos en su boca, a manera de que guardara silencio, acercándose lentamente, tomando sus mejillas con ambas manos, besando con ganas y deseo aquellos labios que tanto le encantaban.
El beso fue correspondido de inmediato, sintiéndose amado, por aquella persona que movía su mundo, quien podía sacarle un mil de emociones. Reita no espero más y metió a Ruki al auto yendo hacia el departamento del bajista. Al entrar, entre pasos torpes lograron entrar a la habitación, el bajista acostando al pequeño, besando su cuello, oliendo el aroma que desprendía de su blanca y tersa piel, se escuchaban los suspiros de Takanori y eso hacía que Akira se prendiera cada vez más.
Despojo al menor de sus ropas dejándolo solo con su ropa interior, acariciando cada centímetro de su cuerpo, fue directo al pezón de este y lo mordió y jaloneo con los dientes mientras que al otro lo consentía con sus manos, logrando que Ruki soltara el primer gemido en esa noche.
Con la poca fuerza de voluntad que tenía, el menor comenzó a quitar la playera estorbosa que llevaba puesta su amante, siendo ayudado por este, al terminar con su labor, acaricio lentamente el abdomen y brazos bastante formados, sintiendo un leve sonrojo, acercándose a besar su pecho, Akira lo volvió a recostar, bajando hasta las piernas del menor tirando de la última prenda que cubría al menor. Era hermoso, todo lo que tenía todo su ser, para él era perfecto, jamás se arrepentiría de haberlo conocido, ni de ser su amante. Nada.
Con esos pensamientos beso su abdomen hasta llegar a sus piernas donde las separó un poco para comenzar a lamer el miembro del menor, escuchando los gemidos que este le daba, era música para los oídos del mayor, comenzó a lamer y jugar con su miembro cada vez más rápido, en un hábil movimiento con su mano, desabrocho sus pantalones bajándolos junto con su ropa interior, ahora, acercando dos de sus dedos a la boca del menor –Hazlo…- le dijo el mayor, mientras que Ruki obedeció metiéndose los dedos a su boca para lamerlos perfectamente. Pasaron varios minutos hasta que Akira quito los dedos yendo directo a la entrada del menor, penetrándolo de inmediato, pero sin ser tan brusco –Ahh…- Un quejido de placer y un mínimo de dolor de parte de Ruki. Moviendo sus dedos encontró el punto donde Ruki se sintió en el cielo, comenzó a estimular aquel lugar mientras que con la otra mano masturbaba al menor.
Acto seguido, retiró los dedos del interior para reemplazarlos con algo más grande, no sin antes dejar un beso y un “Te amo” en sus labios y comenzar a moverse, en un lento vaivén, mientras que el menor se aferraba a la espalda y caderas del mayor, gimiendo, volviendo a dar en aquel punto, embistiendo con más ganas –Aki…Akira… Te amo… ahh.- decía entre gemidos, besando y mordiendo lo que llegará alcanzar del cuerpo del mayor, este estaba cegado por el placer y con varías embestidas, logro correrse en el interior de Ruki mientras que él, dejaba su esencia sobre sus vientres.
Reita besaba los labios del menor como si fuese el último día de sus vidas. En cambio Ruki sonreía ante aquellas acciones. Lo amaba tanto, era la persona que más apreciaba en su vida, aquella persona que lo apoyo en todo, quien le ofreció ver las maravillas que el mundo les pudiera dar.
-Reita te amo…-
Este al escuchar eso de los labios del menor, le respondió.
-Yo también Ruki, yo también.-
Llegaron al estudio el día siguiente –Vaya, al parecer ya están contentos otra vez y alguien perdió una apuesta.- Dijo el primero en guitarra, señalando con la mirada al pelinegro, recibiendo un quejido de molestia. La pareja solo sonrió y el menor se sonrojo leve al recordar la noche anterior.
Y esa misma tarde Akira y Ruki al terminar con los ensayos decidieron salir a caminar un rato y al caer la noche, el rubio llevo al vocal a un parque donde se lograba admirar un lindo paisaje con luces. Se quedaron ahí, contemplando lo que les regalaba aquella noche friolenta.
–Ruki.- Dijo el más alto, haciendo que este levantara la vista, siendo besado por el rubio. –Te amo, nunca me cansaré de decírtelo.- Takanori al escuchar eso sonrío y volvió a fijar su mirada en el paisaje tomando delicadamente la mano del mayor estrechándola con su mano, ahora quien sonreía era Akira. Y así se quedaron. Toda la noche juntos, sin soltar la mano del otro.
Y si con un beso, sello mi fin…
Me da igual…
Pues sé que ese beso es para mí…
La razón de mi vida…