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Lo que Nigou sabe por Solyom Feher

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Notas del fanfic:

No sé qué mierdas pasa conmigo, pero este fic se me hizo aburrido hasta a mí. Whatever, disfruta tu lectura.


Pd: Alejáis las drogas de mi. 

Notas del capitulo:

Ninguno de los personajes me pertenece, todo es obra de  Tadatoshi Fujimaki.

Nigou observa, con sus grandes y azules ojos de perro hacia la cancha que se encuentra debajo de él. Otra vez su dueño lo ah traído a otro partido de básquet, esta vez entre ese chico gritón de pelo rubio y el moreno con cara de amargado, no entiende mucho (después de todo es un perro), solo recuerda tenues palabras de su dueño como “partido”, “revancha”, “amistoso”. O algo así, a fin de cuentas él se estaba rascando las orejas cuando Kuroko hablaba. Bah, a él que le importa, el es un perro, pero como todo buen perro Nigou tiene los sentidos muy bien desarrollados. Y observa, Nigou observa cosas que son bastante obvias pero aun así nadie se da cuenta.

Pero, ¿Cuáles son las cosas que Nigou puede notar? Fácil, el nota TODO. Aromas, sabores, colores, sentimientos, si, sobre todo los sentimientos. Después de todo es un animal, uno demasiado inteligente.

El sabe que esos dos que ahora mismo están peleando por el balón, se rozan en cada oportunidad que tienen con la patética excusa de tratar de quitarle el balón al otro. Patrañas, solo se traen ganas.

No lo entiende, si tanto Kise como Aomine quieren aparearse deberían de hacerlo. Es algo normal en los animales, si, apuesta que después de eso el moreno le hará pipi encima al rubio y por fin dirán con toda sinceridad que son pareja. Todo el mundo sabe que cuando meas algo es porque es tuyo, mueve la cola orgulloso de su descubrimiento, en cuanto pueda le hará pipi encima al pie de Kagami.

El partido llega a medio tiempo, lo sabe porque escucha ese pitido infernal que le taladra las orejas, se queja bajito, escondiendo su cabeza entre sus patitas peludas.

Siente como es alzado del suelo, alguien lo está cargando y está casi seguro de que no es su dueño.

-¿Qué pasa pequeñín?, ¿te molesta el ruido?- Takao le habla al can como si este le fuera a responder. Hace señas a Kuroko, al parecer el pelinegro tiene intenciones de sacar un momento al perrito a que tome aire fresco y su dueño le da la autorización. Nigou mueve la cola gustoso, tiene ganas de hacer de sus necesidades y Takao a llegado en un gran momento. Le cae bien ese tipo, aunque le caería aun mejor si le rascara la panza.

Camina hacia la salida acompañado de ese buen tipo que huele a mentitas, lo escucha tararear una canción, canta bonito.

Y entonces Nigou lo sabe, más bien sabe muchas cosas.

Como que ese olor a mentitas no le pertenece a Takao, sino más bien a cierta persona con la cual estuvo compartiendo esencia.

También sabe como esa cierta persona los sigue un poco alejados, pero sin dudas con las intenciones de ir con ellos.

Sabe que esa canción que el pelinegro canta va dirigida hacia esa misma persona.

Y por ultimo sabe que si no apresura sus pasos se hará pipi en cualquier momento.

Obviamente para él, la más importante es la última.

Takao le abre la puerta y Nigou sale corriendo a buscar el primer poste que encuentre enfrente, levantar su pata parece ser la única cosa que necesita en estos momentos.

Acaba su misión de “vaciar el tanque” y regresa al lado de Takao que solo lo mira de manera dulce.

- Takao. - voltea a ver a Midorima a pesar de que no fue su nombre el que nombro, pero le importa un bledo ya que su atención se dirige hacia la pelota de goma que el más alto tiene en sus manos. Juraría haber escuchado música de ángeles.

- Oh Shin.chan, ¿nos estabas siguiendo? - Nigou hubiera rodado los ojos por la obviedad de la pregunta, pero su atención sigue en la pelota, tan redondita, tan masticable, tan bella.

 No escucha más de la conversación, todo está en mute. La pelota llamándolo es todo lo que juraría escuchar.

Pero no es exactamente la pelota quien lo llama, sino más bien Kuroko.

Es una lástima, su amor por aquella redonda pelota jamás podrá ser, peor tragedia que romeo y Julieta.

Kuroko lo toma en brazos, según entiende el partido a terminado, es hora de irse a casa.

Adiós amada mía, algún día nos volveremos a ver y tal vez, solo tal vez te haga pipi encima. Esos son los últimos pensamientos que el perro tiene sobre la pelota, que se fue en manos del grandote de pelo verde y el que huele a mentitas.

Suspira, otro día que se va. Subido en el autobús para ir rumbo a casa, haría una lista de las cosas que vivió hoy.

Aomine y Kise con su frustración sexual.

Midorima con su complejo de acosador hacia Takao.

Su amor no vivido con la señorita pelota.

Si descartara la ultima diría que las dos anteriores no tienen nada de novedoso para el.

Su dueño le acaricia la cabeza, Nigou se acurruca en su pecho.

Ah sí, Nigou también sabe que justo en estos momentos Kagami está tomando la mano de Kuroko con la cara roja como su cabello. Pobre idiota, apuesto que ya a empezado a sudar como puerco.

- Kagami-kun – la voz suave de su sueño resuena en sus orejas.

- Hm.. –

- ¿Tú crees que Nigou sepa que somos pareja? – alza ligeramente las orejas, el hecho de escuchar su nombre le llama la atención.

- No lo creo, solo es un perro, apuesto que solo a de pensar el hacer hoyos en la tierra y en perseguir gatos. –

-Puede que tengas razón Kagami-kun. –

Lanza un bufido, aparte de sordo también lo creía un tonto, pero ni se molestaría en afligirse, solo dejaría que Kagami pensara que es indefenso para cuando menos se dé cuenta hacerle pipi encima.

Después de todo Nigou sabe que eso pasara, Nigou sabe mucho. Si Nigou hablara más de una terminaría con la cara roja, pero eso ya era otra historia. 

Notas finales:

¿Review? :,c


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