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The Mad Proffesor por algodon Sibyl

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Notas del capitulo:

CASI

Llegó a la preparatoria más temprano de lo usual debido a que no quería toparse con Tadashi cuando llegara a casa, quería evitarse una plática innecesaria con su hermano.

 Dobló hacia el aula correspondiente y entró sin muchos ánimos.

—Espero que esto se arregle, pronto entraremos a la universidad y no quiero que nos separen… —Pensó mientras dibujaba un robot blanco en su cuaderno. —…Tengo que hablar con él lo más pronto posible...

— ¡Hiro! —La voz de Honey Lemon lo sacó de sus pensamientos. — ¡Qué bueno que llegas! —La chica y su grupo de amigos se dirigieron hacia él. Gogo discutía con Wasabi y Fred se burlaba sonoramente.

— ¡Muchachos! —Sonrió. —Buenos días.

—Hey, ¿Qué tienes ahí? —Preguntó Wasabi tomando el cuaderno y observando el dibujo. — ¡Vaya! Es el robot con el que estabas trabajando con Tadashi, ¿Verdad?

—Así es. —Respondió con un hilo de voz, bajó su mirada y se rascó la cabeza.

—Por cierto, ¿Dónde está? —Dijo Fred viendo a todos lados.

— ¿No había llegado ya? —Hiro se sorprendió, en el momento en que Tadashi salió de su casa creyó que fue rumbo a la preparatoria.

— ¿Tenía que haber llegado? —Por alguna razón, Honey Lemon tenía un presentimiento desde que miró a Hiro, era como si estuviera pensando en algo.

—Pues sí, discutió con mi tía y… —Diablos, había dicho más de lo que debía, en estos momentos lo menos que quería era ser bombardeado  con  preguntas incómodas.

— ¿Discutieron? —Primera pregunta, hecha por Gogo mientras alzaba una ceja.

—Al parecer, bueno, no fue una discusión en sí, lo que pasa es que Tadashi rompió un jarrón que a la tía Cass le gustaba mucho, Tadashi se sintió mal por ello y por esto decidió llegar más temprano. —Todos se miraron entre ellos sin saber qué decir, sabían de antemano el comportamiento que  había tomado el mayor de los Hamada últimamente, pero no preguntaron.

En cambio. Honey Lemon no se había tragado esa excusa, decidió interrogar más adelante.

:D

Se escuchaban ruidos fuertes provenientes de la habitación: golpes, gritos, maldiciones, cosas rompiéndose aquí  y allá. La música estaba a todo volumen y el joven dentro de la casa no hacía más que lanzar palabras altisonantes al aire mientras que el pobre felino se mantenía escondido en el hueco de una de las paredes para evitar ser lastimado.

— ¿¡Robarle la inocencia dices vieja puta!? —Lanzó un grito mientras pateaba una silla. —¡¡¡Eso es estúpido!!! —Uno de los pequeños vecinos asomó su cabeza por la ventana, virando el espectáculo lúgubre que salía a escena.

— ¡Las personas como tú me cagan la puta madre! ¡Mierda!

—Cariño, entra ya. —La madre del pequeño cerró las ventanas.

Estaba exhausto. La habitación era un completo desastre, al parecer no había tenido ninguna consideración con los objetos que cruzaban su campo de visión. Suspiró y se recargó en una de las mesas sobrevivientes que salió ilesa luego del espectáculo dándose el placer de un trago de whisky sintiendo como el amargo líquido viajó por su garganta y la quemó levemente. Se limpió los labios luego de sentir unas pequeñas gotas viajando hacia su barbilla y contempló con ojos intensos su “obra de arte”; la sala de su casa estaba por completo destruida ¡Uy! Seguramente a la perra le va a dar cólera observar su preciada sala en aquél estado. Sonrió con satisfacción y dio otro trago, como un pintor contemplando con saciedad su propio esfuerzo reflejado en unas pinceladas. 

En eso, la puerta se abrió mostrando al chico menor.

— ¡Ya estoy en ca-!—Las palabras quedaron en su diafragma cuando vio la escena frente a él, con su hermano en medio de ésta sonriendo maliciosamente. —T-Tadashi, ¿Qué pasó? —Preguntó exaltado.

— ¿Te gusta? —Su voz no era la misma, ésta tenía un teje pervertido y burlesco, como de un depravado.

— ¿Por qué? —Se percató de la botella detrás del cuerpo mayor. — ¡Tadashi! ¡Pero si tú no bebes! —Su rostro estaba por completo horrorizado, mientras que el otro de mantenía impertérrito.

—Hiro, es sólo una muestra… —Hiro no se percató en qué momento su hermano había comenzado a arrastrar las palabras –seguro por el alcohol­– seguido de unos pasos dibujados  con parsimoniosa lentitud hacia el otro, como un loco sacado de una novela de Stephen King.

—T-Tadashi… —La voz de Hiro temblaba, dio unos pasos hacia atrás antes de que el mayor lo tomara de los hombros y lo besara, haciendo que dejara de tocar el piso. —N-no…

—Vamos… …yo sé que lo deseas Hiro… —Ahí estaba la voz de violador otra vez, tenía miedo, algo estaba pasando. Comenzó a forcejear intentando escapar del agarre del más alto pero éste se lo impidió y volvió a besarlo apasionadamente, Hiro quería zafarse pero la fuerza del más grande era por obviedad mucho mayor que la suya.

— ¡Tadashi! ¡Déjame!

— ¿No me deseas? —Las palabras fueron dichas directamente en el oído del otro, donde unas lágrimas asomaban por sus ojos al momento en que los cerraba fuertemente.

— ¡No! ¡Tadashi! ¡Por favor! —En eso la puerta se abrió de golpe mostrando a un hombre de aproximadamente treinta años, miró la escena con los ojos como platos, —Al parecer, por el escándalo, la señora Keller que vivía en la casa de al lado llamó a su esposo para indagar si todo estaba en orden con los vecinos.

— ¿Qué sucede? —La tía Cass llegó a toda velocidad luego de ver la figura del hombre entrar a su casa después de un grito de ayuda.

Tadashi se separó de Hiro y les lanzó una mirada asesina a ambos, por su parte, Hiro fue a esconderse tras su tía y el hombre, quién miraba al joven con repulsión.

—Disculpe el atrevimiento señora Hamada, escuché ruidos provenientes de aquí y tanto mi esposa y yo quisimos saber si todo estaba bien. —Explicó Keller mientras miraba al pequeño que tenía los ojos vidriosos. —No llamé a la policía porque no creí que fuera algo tan grave hasta que escuché el grito.

—No sabe cómo se lo agradezco señor Keller. —Agradeció Cass mientras abrazaba al pequeño que estaba congelado. —Y es un alivio que no haya llamado a la policía, es un asunto que debemos tratar mi sobrino y yo. —Miró al susodicho.

—Para lo que se le ofrezca señora Cass. —Dio un último vistazo atrás. —Con permiso. —Se retiró.

El silencio que ambos chicos creyeron se alargaría por minutos fue roto por la mujer.

—Hiro a tu cuarto. — Lo encaminó a las escaleras y éste fue como alma que lleva el diablo hacia su habitación, mientras Cass miró a Tadashi con el ceño fruncido.

— ¿Por qué la cara? —El otro tenía una sonrisa burlesca en el rostro. Hasta podría decirse que un tanto sádica. Cass lo miró con cierta desconfianza y observó su alrededor.

—Tadashi, vamos al comedor. —Caminó hacia aquél lugar con su sobrino siguiéndole de cerca. — ¿Cuál es tu problema? ¡Ya habíamos hablado de esto antes! —No pudo evitar levantar la voz.

—Vamos… —Tadashi aún arrastraba las palabras de una forma en la que Cass lo creyó un depravado sexual. —… ¿De qué quieres hablar? ¿De qué casi me follo a mi propio hermano? —Se sentó y colocó sus brazos sobre la mesa. La mayor lo miraba con el ceño fruncido. — ¡Bien ya entendí! Pero déjame decirte algo… —Ahora puso las dos manos sobre la mesa y sonrió de lado. —Cualquier persona se lo follaría con ese culo…

—Tadashi, ¡Deja de hablar tan despectivamente delante de mí! —Alzó de nuevo la voz. — ¡No permitiré que te expreses así de un niño. —El otro río con sorna.

— ¿Sabes? Eres estúpida, me divierte ver cómo tratas a Hiro como si fuera un retrasado. —La miró desafiante. —No me interesa quién seas, Hiro es mío y eso ni siquiera tú me lo puedes negar perra. —La otra se quedó en silencio apretando los puños y frunciendo el ceño, aquél joven de veintiún años sentado frente a ella no era aquél chico amoroso y gentil que por tanto tiempo había visto crecer.  Ahora parecía un pederasta morboso en un interrogatorio.

Dejó a Tadashi en la sala mientras éste seguía diciendo palabras altisonantes y cogió el teléfono, marcó y contestaron.

— ¿Hola?

—Disculpa Wasabi, ¿Podrías dejar que Hiro se quede a dormir en tu casa esta noche?

—Claro, pero… … ¿Pasó algo? —El muchacho sonaba preocupado. Cass notó esto.

—Perdona Wasabi, luego te cuento, por el momento dejaré a Hiro en tu casa. —El susodicho contestó con una afirmación y colgó.

Tadashi escuchó todo desde la sala y se mantuvo quieto. En eso la mujer regresó.

—Tú vendrás conmigo.

—Estás loca si crees que  lo haré. —La miró de arriba abajo. — ¿Sabes? No sé por qué no tienes a un hombre, si ofrecieras mejor las teclas y el culo todo sería más fácil, ¿No crees?

Un golpe como el de la mañana volvió a resonar, aún más fuerte. Hiro no pudo evitar haber bajado minutos antes y encontrarse con la escena mientras un rostro de terror adornaba su rostro.

La mujer se dirigió de nuevo al teléfono y esta vez no pudo escuchar muy bien la conversación. En cuanto su tía colgó subió de nuevo a su habitación y se encerró.

—Hiro pasará la noche con Wasabi, tú te quedarás con un amigo mío. —Anunció la tía.

—Oblígame maldita zorra… —Tadashi la miraba con repulsión, su mejilla estaba roja por el golpe.

Cass se sentía nerviosa por el comportamiento pasivo que estaba teniendo Tadashi en esos momentos, tal vez en algún momento esto cambiara y pudiera atacarla en algún tipo de ataque de ira. Caminó despacio hacia atrás y sin que éste lo viera tomó un cuchillo para guardarlo en la parte trasera de su pantalón; ninguno de los dos rompía el asesino contacto visual.

—Te propongo un trato. —Habló Cass luego de unos minutos. —Si tu vienes con Axel y conmigo te prometo que no haré nada en tu contra y podrás ver a Hiro.

— ¿Y si no? —Tadashi fruncía el ceño más que molesto.

—Lo alejaré y no lo verás por lo que queda de tu existencia. —Sabía que se estaba pasando a los extremos, pero sabía que era necesario para no destruir a su sobrino mayor.

—Hecho. —Aceptó el mayor de los hermanos sin dejar de lado su mirada asesina…


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