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Boundless. (KaiSoo) por Anywayshidae

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Notas del fanfic:

Los personajes de la historia están totalmente desligados de la vida real, cada una de sus acciones y comportamientos son falsas y sin relación directa de manera verídica hacia su persona. Los escenarios, relaciones y lugares presentados son totalmente ficticios. La genial autora de esta joya es WatchingMeWatchingYou con perfil en Asianfanfics. Yo sólo me adjunto a traducirla con su autorización. Prohibida la reproducción de ésta traducción en otros sitios sin el consentimiento de su autora y traductora.

 

Notas del capitulo:

¡Feliz Día post-San Valentín! 

enjoy!

“¡J-joder!” Jongin exclamó asustado mientras presionaba las manos fuertemente contra sus orejas. El trueno había caído otra vez, la lluvia violenta golpeaba la ventana, el sonido le recordaba a Kyungsoo a millones de diminutas agujas siendo lanzadas contra el cristal conforme continuaba frotando los hombros anchos de Jongin, confortándolo mientras temblaba como un niño aterrorizado.

Kyungsoo miró afuera hacia los árboles, atacados por la terrible tormenta y agitados por el viento riguroso, perdidos y olvidados por todos. Contempló las nubes grises, persistentes en el cielo, ocultando egoístamente cada trazo del brillante azul. Estaba apático, desafectado por el clima, por el ruidoso trueno en auge o la lluvia que estrellaba la ventana con tal fuerza que parecía que se podría quebrar en cualquier segundo.

Simplemente estaba hosco por su mala suerte, su terrible, terrible karma.

Estaba pensando en tantas cosas que pudo haber hecho esas pasadas pocas semanas.

Sabía que debió de haber ayudado a esa chica de la escuela en ese día, la desprevenida víctima cuales libros fueron tirados de sus manos en pleno receso entre clases. Tirados por el chico que ahora él estaba confortando tan íntimamente, la clase élite, aquel que hacía lo que sea que quería y lastimaba a tanta gente, lloraba de miedo como un niñito a causa de un trueno.

Debió de haberla ayudado, pero en lugar de eso caminó lejos.

 

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Los pasillos estaban ruidosos como usualmente, los pasos contra los pisos de mármol y el cuchicheo de conversaciones de preparatoria llenaban la atmósfera, dando el sentido que cada cosa era como debía ser, una escuela ordinaria con estudiantes ordinarios hablando acerca de cosas adolescentes ordinarias.

“¿Pediste todos esos libros otra vez?” una chica con una diadema roja le dijo a su estudiosa amiga, cuales manos estaban ocupadas con una abundancia de libros. La amiga, con mucha dificultad empujó sus lentes arriba de la nariz y sonrió tímidamente, su retenedor dental brillaba a la luz del sol de la tarde saliendo de una de las enormes ventanas abatibles de las cuales la escuela parecía tener muchas.

La chica pasó a estar en la clase de Kyungsoo, aunque no recordaba su nombre, sabía que era una persona simpática, sin embargo tímida para hablar con otros.

Él cerró su casillero, y escuchando el chasquido de la puerta sacó su libro de Biología y lo metió en su mochila. Un lunes promedio, el aire estaba caliente y el olor de la escuela se adhería a sus ropas, quedaban unas pocas clases.*

El pasillo se volvió repentinamente silencioso, todas las chácharas se convirtieron en susurros y evidentemente todo ruido desapareció, como agua en la coladera. Kyungsoo levantó la mirada y vio el terror aproximándose.

Kim Jongin caminó en el corredor, con una mirada mezquina como siempre, seguido por un grupo de cinco o seis sujetos de apariencia tenebrosa. Avanzó en una confidente y presumida zancada, llevando un aire de absoluta maldad sobre él.

Mucha de la violencia ocurrida en la escuela estaba conectada con él; nadie nunca lo mencionaba, aparentemente, por su reputación terrible. Uno de los compañeros de clase de Kyungsoo fue golpeado tan rudamente – el chico no aceptó escribir un trabajo de investigación para la clase de Jongin – que regresó a la escuela, no obstante unas semanas después, con problemas de espalda. Compró almohadas para ponerlas en su asiento y los apoyos en las piernas.  

Él era el pináculo de miedo de cada persona, un criminal, sin embargo nunca quitaba esa estúpida sonrisita de su cara porque sabía exactamente cómo lograr que la gente haga lo que él quería.

Manipulador, bastardo confabulador, Kyungsoo pensó venenosamente mientras continuaba manteniendo su mano abajo, deseando evadir su mirada mientras pasaba por ahí.

La chica estudiosa tosió, el penoso sonido hizo eco en las paredes del corredor, volteando cabezas hacia ella mientras que la persona en cuestión levantaba la mirada en terror puro a Kim Jongin, quien la miró con una ceja alzada; aparentemente ella tosió sobre él.

Se alejó lentamente, temerosa. Jongin tiró brutalmente los libros fuera de sus manos, algunos salieron volando a medio corredor, algunos aterrizaron en su propio pie, chilló en sufrimiento.

Kyungsoo la miró con ojos bien abiertos. “¿Estás bien?”, quería preguntar, pero sabía que eso sólo podría hacer las cosas peor. Lo que sea que quisiera intentar, ayudar, lo haría peor.

Pero en un impulso, tomó unos pasos adelante, extendiendo un brazo. Sintió súbitamente los ojos de todo el mundo sobre él. Volvió en sí* y vio a todos con las cabezas giradas, su atención centrada en Kyungsoo, incluyendo a Jongin.

Tragó en seco, pero el nudo en su garganta no desapareció. Jongin caminó lejos de la chica estudiosa. Kyungsoo apretó la mandíbula, esperando alguna forma de dolor, pero Jongin pasó meramente de él, abriendo la puerta del final del corredor y desapareciendo a través de ella, junto con sus compinches. Lentamente todos volvieron a moverse, comenzaron a hablar otra vez aunque de manera aparente más silenciosa que antes, como si el temor los hubiera drenado de su energía.

Kyungsoo relajó la quijada y expulsó un suspiro tembloroso. Miro directamente a los ojos de la chica estudiosa, sus miradas se bloquearon por su amiga, que la ayudó a levantarse. Una lágrima descendió de su ojo y corrió al baño, rompiendo dentro de él en sollozos. Su amiga corrió tras ella, azotando la puerta del baño para cerrarla, todos las ignoraron. Los libros aún yacían en el suelo, abatidos y olvidados. Kyungsoo levantó uno.

Wonder” de R.J. Palacio.

Recogió todos los libros y los puso en una pila neta, en frente del casillero de la chica antes de desaparecer en el bullicio de los estudiantes, sucumbiendo dentro de la oscuridad una vez más*, como si el momento de absoluto terror que tomó lugar en ese día nunca hubiera ocurrido.

 

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Otro golpe de trueno sonó a través de la casa, Jongin gritó y se aferró a Kyungsoo. Kyungsoo permaneció estoico, su mano corría por la suavidad del cabello de Jongin, frotando delicadamente la espalda con la otra. Sintió su hombro volverse húmedo, Jongin estaba lagrimeando, y no quería que nadie lo viera.

Pero el único que puede verlas soy yo, Kyungsoo pensó, y yo soy nadie, así que ¿por qué te estás ocultando?

El cuerpo de Jongin continuó convulsionando, dejando salir sollozos por accidente y entonces los callaba con fuerza de voluntad.

Kyungsoo nunca ayudó, pero aquel era el menor de sus arrepentimientos después de ese día. Tal vez nunca debió de haber seguido a Jongin cuando se lo pidió, arriesgándose a ser terriblemente agredido en lugar de ello, eso pudo haberlo parado todo, y esa situación pudo no haber sido como lo era.

Tal vez si fuera un poco más fuerte.

 

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“Él quiere verte.”  Dijo uno de sus compinches a Kyungsoo un día, en medio de un pasillo vacío, mientras estaba en pleno receso entre clases; iba tarde ese día, se recalca.

Recuerda acceder, por miedo, a pesar de su tardanza a la clase de matemáticas.

Recuerda la caminata volverse muy larga, aunque fuera sólo al baño de los chicos.

Recuerda ser empujado dentro de él y escuchar la puerta ser bloqueada. Surcó las cejas, ¿cómo pudieron bloquearla desde afuera?

“Las llaves del conserje,”

Kyungsoo brincó, girándose alrededor para ver al agente del caos recargado en la tapa del inodoro, fríamente con soltura.

Lucía más amenazante con sus ojos oscuros bajo el brillo de la fluorescencia blanca. Los círculos oscuros más prominentes, su cabello negro parecía más negro.

Kyungsoo estaba confundido y asustado, pero se tragó su miedo por un momento. “¿Qué es todo esto?”

La oración salió temblorosa, nervioso como un niño cuando sus padres descubren un vaso que ha roto o una pared rayada.

Jongin sonrió con superioridad ante su pregunta intimidada.

Se acercó una pulgada, poniendo a Kyungsoo contra la pared. Estaba demasiado cerca para ser cómodo, Kyungsoo respiró entrecortadamente.

Miró hacia él, apartando el cabello de los ojos de Kyungsoo, con dedos largos y sorpresivamente lindos.

“¿Cómo te llamas?” Jongin preguntó, monótonamente.

Kyungsoo parpadeó, mirando fijamente hacia adelante y no directo a la cara de Jongin. “Kyungsoo,” replicó, estoico. “Do Kyungsoo.”

“Kyungsoo, Kyungsoo…” Jongin cantó, con voz baja y silenciosa, mientras jugueteaba con la corbata de Kyungsoo.

“Dime, Kyungsoo.” Preguntó Jongin. “¿Alguna vez has tenido novio?”

Tomó una bocanada de aire. “No soy-”

“Sí, sí eres.” Jongin sonrió arrogante, petrificándolo. “Es demasiado obvio, por lo menos para mí. Pobre pequeño chico gay Kyungsoo, asustado de sus propios impulsos.”

Los ojos de Kyungsoo se hicieron más grandes. ¿Cómo lo supo?

“Tienes miedo de que la gente lo sepa, tienes miedo de que la gente vaya a estar asqueada.”

“Por favor no.” Kyungsoo dijo, rápidamente, interrumpiendo a Jongin. “Por favor, no se lo digas a nadie.”

Jongin lo observó perezosamente mientras se colocó por encima de él antes de que sus labios se tornaran en una sonrisa traviesa. “No se lo diré a nadie.” Dijo, astutamente.

Kyungsoo dejó salir un suspiro de alivio. Repentinamente su boca fue cubierta con los propios labios de Jongin. Los lamió, ahogando sus labios, cubriéndolos de saliva. Las manos de Jongin agarraron el cuello de Kyungsoo, forzándolo a abrir su boca.

Kyungsoo tosió de dolor, pero la lengua de Jongin se hizo paso dentro de la boca y se incrustó, giró y danzó con la suya en un caliente y lioso ritual. Kyungsoo luchó, pero Jongin meramente lo restringió con su estatura más grande.

Lágrimas gotearon por la mejilla de Kyungsoo, mezclándose con la saliva de las lenguas y los besos. Kyungsoo estaba encontrando el respirar algo dificultoso, se estaba poniendo mareado y tenía temor de desmayarse.

Después Jongin lo empujó lejos, dejando un hilo de baba colgando entre sus labios y recorriendo hasta la barbilla de Kyungsoo. Kyungsoo estaba aturdido, el mundo le giraba, respiraba pesada, entrecortadamente tratando de tomar tanto oxígeno como le fuera posible. Giró su cuello completo, sabiendo inclusive sin mirar al espejo que el punto estaba rojo.

“Imbécil…” Kyungsoo dijo con voz áspera, mientras Jongin bajaba la mirada hacia él metafórica y literalmente.

Otra sonrisita; Kyungsoo había aprendido a despreciarlas, ellas siempre predecían algo terrible.

“¿Lo soy?” preguntó, inteligentemente. Puso su mano tras la cabeza de Kyungsoo y empujó el cabello, sin rudeza, pero lo suficientemente para jalar su cabeza hacia atrás. “¿Entonces por qué la tienes dura, chico gay?”

Los pantalones escolares de Kyungsoo en efecto estaban abultados. Kyungsoo, sin razón aparente pero de pura impotencia y vergüenza, comenzó a llorar. El agua salada bajó por sus mejillas.

Jongin puso su pierna entre las de Kyungsoo y lamió las lágrimas en su rostro, su lengua caliente se incrustó en el rostro de Kyungsoo.

Los ojos de Kyungsoo se cerraron apretadamente conforme su erección se restregaba al muslo de Jongin, ganándose otra asquerosa sonrisa.

“¿Quieres que te ayude con eso?”

Esas fueron las últimas palabras que Kyungsoo escuchó de él ese día antes de que corriera fuera del baño, con la cara roja y lágrimas de miedo y bochorno descendiendo de sus mejillas.

No supo qué cara puso Jongin mientras corría fuera del baño causando jaleo, pero era lo último que le importaba.

Lo odiaba. Lo odiaba.

 

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“¿Te odio ahora?” Kyungsoo dijo, mientras acariciaba las mejillas de Jongin. Las palabras no fueron escuchadas por el sonido de la lluvia, los llantos y el aullante viento mezclados juntos en una sinfonía de tragedia.

No lo supo. Sólo miró al rostro de Jongin y sintió que los latidos de su corazón se volvían diez veces más rápidos, le tenía miedo y lo abrumaba a veces, sin embargo continuaba sintiendo la rapidez de los latidos.

No sabía si eso significaba tanto que lo odiaba o que lo amaba, pero sentía algo apasionado por él. Era confuso decirlo, pero algo en su mente lo acechaba y reaccionaba tan fuerte a él.

Se volvió un esclavo suyo; aunque haría cualquier cosa que su patético y gran dictador quisiera que hiciera, a cambio de intimidad, de un cumplido.

Después de que me lastimas tanto, pensó, todavía te las ingenias para hacerme ver como un puto idiota.

 

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Los incidentes en el baño se volvieron constantes; Kyungsoo nunca sabía por qué, sólo les temía cuando el día llegaba, añadiéndolos a su lista de arrepentimientos.

La lista comenzó a ser interminable ahora; parecía que moriría como una ramera arrepentida.

Empezó a tener sentimientos por un chico de su clase, ahora, pero jamás lo mira a los ojos.

Su nombre era Baekhyun, y era hermoso. Tenía una sonrisa que hacía de las cosas malas, buenas; era difícil de explicar qué hacía sentir a Kyungsoo así. Aunque no era amor; Baekhyun era la pequeña luz al final del pasillo que no podías esperar a tener. Era la única cosa que avizoraba en el día.

Tenía unas manos asombrosas, ahora que Kyungsoo lo pensaba, manos muy asombrosas.

Se sentaba al lado de Kyungsoo afortunadamente, y solían hablar un montón. Baekhyun era el que más hablaba, Kyungsoo ofrecía una opinión o dos, pero nunca era con la intención de adentrarse en un conversación completa. No merecía que Baekhyun estuviera ahí para hacerlo feliz, pero estaba ahí y eso hacía sentir a Kyungsoo un poco más merecedor.

Baekhyun comenzó a pasar el rato con Kyungsoo durante los recesos también, pero a veces podía sentir los cabellos de su nuca erizarse, sintiendo a alguien observarlo y sabía que su pequeño pedazo de cielo en su infierno personal no duraría mucho.

El último día en el que Kyungsoo vio el rostro sonriente de Baekhyun fue en un miércoles, recordó. Baekhyun le ofreció ir con él y jugar algunos videojuegos, pero Kyungsoo se negó educadamente, como usualmente, sintiendo ganas de hacer nada en absoluto.

Después de eso, Baekhyun desapareció.

A dónde fue era un misterio para todos, no se sabía en absoluto qué había pasado. Sus zapatos seguían en su caja y sus libros permanecían en su escritorio, pero él no regresó jamás.

La gente quizás pensó que solamente estaba enfermo, pero lucía demasiado sano, demasiado feliz el día antes de aquello que simplemente se parecía incorrecto.

Kyungsoo sabía. Sabía que Baekhyun ya no iba a regresar; era precisamente ese tipo de aire.*

Kyungsoo recordó haber visto una sombra de Baekhyun, tal vez una entidad, o su espíritu, pero tuvo un sentimiento, una sensación, de que eso era él. Fue después de las horas de la escuela mientras Kyungsoo caminaba en los pasillos; no tenía ganas de volver a casa. Sus padres lo desgastaban, preguntándole por qué sus estudios habían decaído. El cielo tenía un tinte naranja, estaba a mitad de la puesta del sol*, cerca de las cinco treinta.

Miró fuera de la ventana, antes de finalmente tener suficiente del sol. Retornó a su clase a buscar su mochila e ir a casa.

Vio a una persona, con el abundante cabello castaño que le recordó al de Baekhyun. Cargaba la mochila de Baekhyun y llevaba los zapatos escolares de Baekhyun que yacían en su caja. Desapareció por la puerta trasera y Kyungsoo no lo siguió.

Ni siquiera miró su cara; no quería hacerlo, sabía que hacerlo lo lastimaría. No estaba claro que había sido Baekhyun, pero Kyungsoo sabía que lo era.

Los libros de Baekhyun desaparecieron del escritorio, las calcomanías que había pegado a la mesa aún permanecían ahí, llevando a Kyungsoo la conclusión que de hecho Baekhyun había sido una persona real y no era un producto de su imaginación designado a hacerle frente a su soledad.

Baekhyun era un chico real y quizás Kyungsoo lo amó.

Una lágrima solitaria descendió por el rostro de Kyungsoo y aterrizó en el escritorio de una persona que una vez fue un rayo de luz en una, por el contrario triste existencia, ahora sólo era un escritorio libre que sería tomado por algún otro, su insignificante dueño antiguo.**

Nunca volvió a ver a Baekhyun otra vez.

 

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A veces Kyungsoo se preguntaba a dónde había ido Baekhyun.

Sabía que Jongin tenía algo que ver con eso, pero nunca preguntó. Estaba aterrorizado, aterrorizado de que lo que sea que le haya pasado a Baekhyun ocurriera con él.

Jongin estaba dormido ahora, con su cabeza en el regazo de Kyungsoo. Kyungsoo miró al frente, con ojos cansados, examinando su propio cuarto. Ese cuarto ya no se sentía como suyo, sintió que estaba en la casa de un extraño.

La cama, el escritorio, las lámparas, inclusive los libros se sentían desconocidos.

¿Quién soy realmente? Pensó para sí. Aunque era una pregunta que sentía que necesitaba preguntarla a Jongin.

Jongin lo rompió de adentro hacia afuera. Jongin lo hizo darse cuenta de cuán poco conocía de sí mismo. Ese era uno de los muchos pasos que conducían a Kyungsoo a ser oficialmente marcado como su propiedad, su propio pequeño objeto.

Él sabía qué hacía a Kyungsoo lo que era,* él sabía cómo reaccionaría a las cosas, qué lo ponía triste, feliz, enojado, lo que sea.*

Hizo que Kyungsoo dependiera de él, hizo a Kyungsoo suyo.

Las gotas de lluvia, pensó Kyungsoo, las gotas de lluvia.

Cuando mostró su cara, el mundo estaría vacío, todo en sus pequeñas casas, ocultándoseles; temerosas de mojarse.

Parecía como si ahora esa fuera su vida diaria.

Los rumores de lo que ocurría en el baño se empezaron a esparcir, bueno, técnicamente no eran rumores, pero aun así seguían rondando. Todos en la escuela lo sabían y nadie le volvió a hablar de nuevo.

Lo evadían como a la lepra, casi se escabullían de su camino en los corredores. Se sintió como un monstruo, sintió como si tuviera un poder que no podía controlar, podía hacer desaparecer a quien sea.

Desaparecer como Baekhyun, pensó, nunca he querido desaparecer a alguien.

Las lágrimas se escurrieron por su cara.

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El día después que vio a Baekhyun por última vez, fue cuando Jongin lo tomó por primera vez.

En lugar de los baños, los compinches de Jongin le vendaron los ojos y lo dirigieron a un lugar que aparentemente requería el uso de un vehículo para llegar. El auto al que entró apestaba a tabaco y comida para llevar vieja.

Cuando llegaron al sitio, sintió una corriente de aire, olía a humedad y almizcle. Podía oír las pipas y agua goteando, el piso era de baldosas.

Una puerta fue abierta; lo empujaron ligeramente dentro de un cuarto. La puerta detrás de él se cerró con un amenazante golpe, causado por el metal**

Aquella habitación era más cálida pero seguía habiendo corrientes de aire, el piso estaba alfombrado con fieltro de aguja; percibía la sensación acolchada bajo sus zapatos.

No tenía ningún olor, sólo añejo y aburrido.

“Puedes quitártelo, ya.”

Su rostro se drenó de color mientras escuchaba las palabras, se sintió repentinamente cansado. Sin decir palabra alguna se quitó la venda y abrió los ojos en la habitación oscura. Era más como un cuarto comunitario de lavado, como los que hay en los lugares de trabajo nocturno. El techo era alto, ahí había hileras de duchas, toallas con varias manchas adornaban las paredes, y algunas de las bisagras de los soportes estaban oxidadas. El cuarto estaba pobremente iluminado; el único vestigio de luz venía del resplandor solar de la tarde entrando a través de las ventanas de la tolva, en lo alto de las paredes, y las velas encendidas en la mesa maltrecha en la que Jongin descansaba un pie.

Kyungsoo dio un paso hacia atrás y miró confusamente el panorama. Un viejo sofá doble de cuero, con rasgaduras en la tela sobre las que Jongin estaba sentado, con otros dos sillones mal unidos que parecían baratos y latas de cerveza, algunas abiertas y otras cerradas, esparcidas a lo largo de la mesa y otros muebles.

Jongin tenía un cigarro colgando de su boca, mientras observaba con frialdad a nada en particular; le dio una calada y lo alejó de su boca, exhalando una nube de humo. Ladeó la cabeza al espacio vacío a su lado, indicando a Kyungsoo para que se sentara, ni siquiera lo miró.

Kyungsoo se dirigió lentamente al sofá, sintiendo un terrible dolor en su estómago. Se sentó, el cuero hacía ruidos chirriantes mientras se ajustaba a él, Jongin continuó fumando su cigarro, su brazo yacía en la parte superior del sofá, detrás de la cabeza de Kyungsoo.

El humo hizo que los ojos de Kyungsoo se aguaran y comenzara a toser. Retuvo su puño en la boca mientras tosía.* Jongin lo miró, prosiguió a levantar su brazo y empujar el rostro de Kyungsoo cerca del suyo, besando la parte lateral de su cuello y lamiendo su mejilla íntimamente. Con una vuelta rápida de su muñeca, giró la cara de Kyungsoo a la suya y devoró sus labios, abriendo ampliamente la boca, atacándola, como un león a su presa.

Mordió el labio inferior de Kyungsoo, y después les dio un beso pequeño delicadamente, para sorpresa de Kyungsoo antes de alejarse y apagando su cigarro.

“Disculpa.”

Kyungsoo no dijo nada en respuesta. Jongin agarró dos latas de cerveza y le ofreció una a Kyungsoo quien levantó una mano en señal de rechazo.

Se encogió de hombros y la lanzó al otro sillón para después abrir la suya, el contenido crepitó. Se la bebió de golpe y miró al espacio, su otra mano jugaba con los vellitos de la nuca de Kyungsoo.

Abrió otras dos latas después de eso y se las tomó, hasta las últimas gotas antes de aplastarlas y aventarlas a través de la habitación.

Bajó la cabeza, sus ojos se enfocaban y desenfocaban. Kyungsoo notó que se estaba haciendo tarde. Miró por la ventana y parecía que el crepúsculo estaba cerca, pero no se quería mover. Sentía que estaba congelado en su lugar.

En lugar de ello miró a la penumbra exterior, sintiéndose en la deriva dentro de otro mundo.

Súbitamente sintió el delicado, aunque poco atrayente toque de los labios de Jongin sobre su cuello. Dejaron marcas húmedas, haciéndole temblar en la sala ventosa. Jongin sostuvo el rostro de Kyungsoo y le dio un beso aburrido en los labios, suavemente, lentamente, recargándolo en el sillón.

Kyungsoo miró arriba al techo, observando a las varias lámparas fluorescentes apagadas. Repentinamente cayó en la cuenta de que nunca preguntó en dónde estaba o para qué.

¿Esto era algún tipo de huida? Una zona segura elaborada para estar lejos del mundo exterior, eso parecía. Era decente, fría y húmeda, sin embargo encajaba en ese momento en el agujero de su corazón. Sintió la soledad que nunca había sentido, se sintió vacío, desechado por el mundo.

¿Por qué nadie puede encontrarme aquí? ¿Por qué no puede alguien simplemente venir y jodidamente ayudarme?

Se le escapó un sollozo causando que Jongin lo mirara. Se cernía sobre el pequeño cuerpo de Kyungsoo; su collar roscado se rozó con la arrugada camisa escolar de Kyungsoo. Sus ojos estaban perdidos, como si estuviera mirándolo desde otro planeta. Eran amables, y se atrevería a decir que amorosos.

Besó el pecho de Kyungsoo antes de descansar su barbilla en él, mirando hacia él con grandes ojos cafés.

Pestañas largas, Kyungsoo pensó, tiene pestañas largas.

Besó el pecho de Kyungsoo otra vez, dejando un camino de besos desde los pectorales hasta la quijada. En lugares donde las marcas que dejaban hacían sentir a Kyungsoo como si pequeñas mariposas crecieran ahí, bateó sus pestañas, sintiendo la avalancha de ellas en su estómago.

Jongin se cernió sobre él otra vez, apartando el cabello de los ojos de Kyungsoo.

“Eres hermoso.”  Susurró en su oído, antes de besar sus mejillas y arrastrarse hacia abajo una vez más.

Kyungsoo cerró los ojos y sintió que los besos ponían a su cuerpo cálido, como si estuviera cerca de una chimenea mientras escuchaba su música favorita.

Cuando Jongin llegó a la cintura del pantalón del uniforme de Kyungsoo, lo desabotonó, íntimamente, revelando la ropa interior abultada. Besó la erección, ganando un escalofrío de Kyungsoo. Lentamente bajó los sofocados bóxers y despacio devoró el empalme,  sus labios seductores se deslizaban de arriba abajo sobre el eje.

Kyungsoo suspiró  y arqueó la espalda, doblando los dedos de sus pies. Sintió un hormigueo en su estómago mientras abrazaba la cabeza de Jongin con una mano, empujando la erección dentro de su boca más profundo.

La lengua de Jongin daba vueltas alrededor de la longitud en movimientos elocuentes como si estuviera dándole los toques finales a una obra de arte. Se dio cuenta de ello, con una chapa de saliva sobre los labios. La frotó y sacó completamente los pantalones de Kyungsoo.

Kyungsoo yacía en sumisión, sintiendo nada más que pasión mientras Jongin apartaba rudamente el cabello de su rostro, sentándolo en su regazo para hacerse cargo de la creciente erección en sus pantalones.

Kyungsoo sólo imitó sus movimientos; desabotonó los pantalones, le quitó la ropa interior y sobó el miembro con sus manos.

Jongin miró enérgicamente a Kyungsoo. Sacó algo de su bolsillo, un paquete cuadrado. Lo abrió con los dientes, extrayendo un condón.

Tomó la mano de Kyungsoo y juntos lo estrecharon sobre la longitud de su endurecido pene.

Jongin tembló y besó bruscamente a Kyungsoo.

Sentó a Kyungsoo sobre él, el cuerpo de su miembro se deslizó en su interior. Kyungsoo gimió en dolor, abrazando fuertemente a Jongin, deteniéndose por unos pocos minutos antes de que el dolor se volviera nulo. Jongin sujetó la cintura de Kyungsoo y lo guio, deslizando sus caderas arriba y abajo.

Kyungsoo arqueó la espalda, su cara daba al techo mientras aceleraba su ritmo, la polla de Jongin se movía dentro y fuera de él.

Jongin respiró entrecortadamente, gimiendo mientras enterraba la cabeza contra el sillón y Kyungsoo se movía rápidamente sobre su regazo.

Nunca he pertenecido a ninguna parte.

Oh, pero lo hacía, o eso parecía. Liado en una aventura con un chico que apenas conocía. No conocía mucho más que el nombre de Jongin, pero ahora parecía que sin él no sabría ni cómo respirar.

El vacío podría atacarlo una vez más y con eso se dio cuenta, mientras abrazaba a Jongin firmemente al mismo tiempo que su amante llegaba al orgasmo.

“Te necesito.”

Necesitaba ser pertenecido a él, necesitaba a alguien para vencer el silencio ensordecedor, y necesitaba a alguien para llenar los cráteres en su corazón.

Necesitaba a alguien que no desapareciera, como Baekhyun.

Kyungsoo gritó mientras su cuerpo se revolcaba en el clímax, su semen se disparó en el estómago de Jongin.

“A-ah…”

Tembló, conforme la euforia se esparcía, como si se estuviera muriendo y esos fueran sus últimos momentos de paz.

El pecho de Jongin jadeaba de arriba hacia abajo.

“Eres mío.”

Kyungsoo se agarraba de su camisa y asintió mientras se abrazaba.

Eres jodidamente mío.

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¿Qué había cambiado ese día? ¿Seguiría siendo suyo si él no me hubiera clavado la polla?

Kyungsoo sonrió cínicamente al hombre con perfil de Adonis que tenía en brazos, escondido de la lluvia.

Su sonrisa desapareció súbitamente mientras miraba el rostro durmiente de su dueño. A lo mucho era inocencia. Su cara ya no estaba tensa o seria, simplemente cansada y feliz de estar dormido.

Se preguntó qué es lo que realmente era él para Jongin. ¿Un objeto que podía ser comprado en cualquier tienda? ¿Era un diamante que debía ser apreciado o un simple novio*?

“No lo sé.” Kyungsoo dijo en voz alta, irritado.

Pero mientras observaba a quien sea que se aferraba a él,* sabía que, de alguna manera, aquello era amor, un amor tan malditamente fuerte, que sería imposible volver a encontrar en esta o cualquier otra vida.

No importa cuán destructivo, o cuán caótico, amaba a ese chico hasta la muerte y gustosamente terminaría su propia existencia por él.

¿Eso era bueno o malo?

Él… no lo supo. Pensó mientras enterraba con impotencia la cabeza entre sus manos, gritando internamente.

 

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“No sé nada sobre ti.” Kyungsoo dijo rápidamente, en medio de una exhalación después de un largo beso.

Jongin sonrió socarrón y lo besó otra vez, mientras estaba recargado a la pared del pasillo. “No tienes qué; todo lo que tienes que saber es que eres mío y de nadie más.”

Profundizó el beso, tan hondo como mil leguas bajo el mar. Mordió el labio de Kyungsoo.

Kyungsoo dejó salir un chillido de sorpresa y Jongin rió disimuladamente contra su cuello.

“Quiero saber más.”

Sonrió con superioridad y negó con la cabeza. “Lo sé todo sobre ti, ¿verdad?”

“Exactamente.”

Jongin tomó su mano y procedieron a caminar de vuelta a donde Kyungsoo, donde habían pasado múltiples noches. Nunca habían ido a la casa de Jongin, aunque Kyungsoo no sabía el por qué, añadiéndose a la lista de cosas que desconocía de Jongin.

“¿Lloverá?” Jongin dijo, levantando la mirada a la acumulación de nubes grises en el cielo.

“Supongo.” Replicó Kyungsoo.

No le dedicó ningún pensamiento, pero el más mínimo temblequeó se escuchó en la voz de Jongin conforme decía esa sola palabra. Casi sonó temeroso y Kyungsoo se preguntó por qué, pero intentó no pensar en ello, probablemente era sólo algo estúpido en qué divagar.

 

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“No sabía que le tenías miedo a los truenos.” Dijo Kyungsoo, mientras hojeaba un libro de bolsillo que había estado leyendo durante los pasados días.

El reloj marcaba las 12:49 a.m. cuando Jongin se movió*. La lluvia permanecía, pero los truenos y rayos cesaron desde cerca de dos horas antes.

Jongin parpadeó, tratando de enfocar su vista post-sueño. Balbuceó algo incoherente lo cual Kyungsoo no supo que era.

Jongin intentó ponerse derecho pero dio un trompicón. Kyungsoo se paró y ayudó a llevarlo a la cama.

Jongin descansó la cabeza sobre la almohada y de acomodó en una posición confortable.

“Le temo a los truenos.” Dijo, después de un momento de silencio.

Murmuró el nombre de Kyungsoo y palmeó el espacio continuo a él de la cama. Kyungsoo aceptó la oferta y recargó su espalda al cabecero. Jongin aferró su mano y dejó yacer su cabeza al lado de la cadera de Kyungsoo.

Cayó dormido, bastante rápido.

También eres un dormilón.

Se preguntó si se estaba ilusionando demasiado por identificar eso como el comienzo de un futuro hermoso. Si Jongin pudiera abrirse a él y decirle cosas de las que se arrepentía, amaba, odiaba o se aterraba.

Se preguntó si Jongin lo quería o simplemente necesitaba de él, o si había inclusive había alguna diferencia entre esas dos cosas.

Miró fuera de la ventana, a la lluvia contra el cristal.

“¿Me amas?”

Jongin respiró profundamente, saboreando su duermevela insondable. Obviamente, no había respuesta para cualquier pregunta, dicha o no dicha.

Pero los pequeños y delgados dedos que Jongin impregnó alrededor de la mano de Kyungsoo, se ciñeron ligeramente, dejando un trazo de lo que pudo ser una sonrisa en los labios tristes de Kyungsoo.

Notas finales:

¡Hola gente FAB de AY! 

Les traigo este One Shot como regalo del 14 de Febrero (con un día de atraso) xD Justamente ayer en la noche terminé, ya tenía desde Noviembre o Diciembre que había pedido el permiso para traducirlo, pero por falta de tiempo nunca pude terminar la primera parte TT^TT Y por fin está aquí :'D *sobs* 

Si hay algunas partes que les parecen fuera de contexto y así, es porque no está beteado, lo lamento, no pude resistirme a subirlo ya ajsdhdjd aunque en unos días más subiré la versión final de la primera parte. La segunda parte no sé cuando la tendré, espero que sea pronto :3 

Y finalmente, espero que les guste tanto como a mí, a partir de aquí las cosas se ponen buenas. Cuando lo leí la primera vez me enamoré <3

¡Esperen el siguiente! ;D 


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