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Del vacío a la muerte en vida por Beaz kwon cho

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Notas del fanfic:

Bueno, yo sé que este fanfic es de historia antigua, pero pues no había superado la boda x3 hasta hace una semana. Me senté a escribir con la canción

At Gwanghwamun

jeje... así que la recomiendo. :3 amen el Kyumin yo sé que existe 

Notas del capitulo:

Es un One Shoot... los quiero :3 desde ya... y pues bueno disfruten y dejen comentarios que me motivan y si son malo igual.. 

A leer

 

 

POV Kyuhyun

Todo lo que quisiera inventar no resultaría para sentirme mejor. Ni siquiera yo me creía. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, rebuscando algo que era tan obvio, pero que no quería aceptar. Miles de cuchillos amenazaban con atacar mi corazón, miles de cuchillos que fueron transformados en palabras. El mundo comenzó a caerse poco a poco y luego todo se desplomo a mis pies.

Entró con esa risa armónica que siempre cargaba en los labios, una de las muchas cosas que adoro de él. Su piel parecía estar brillando más hoy, se colocó más perfume de lo normal, y no cualquiera, su favorito. Olía a la maravillosa brisa de una mañana. Esa curvatura fina de su cintura había estado en mis manos hace tiempo, y esos cabellos negros, el viento los mecía mientras tocaba el piano cantándole una canción.

Lo perdí hace un año en medio de una de las discusiones que se habían vuelto rutina entre nosotros, si es que había un nosotros todavía en ese tiempo.  El trabajo, la comida, el tiempo, los celos… todos eran lindas excusas para ocultar que algo estaba mal. Él ya no me amaba como en el principio, todo pareció esfumarse como vino, como la suave pasión de un embriagante veneno paralizante, de aquellos que te hacen dormir sin darte cuenta. Sus sonrisas fueron en disminución como si de una montaña rusa se tratase. Ya no era feliz, al menos no conmigo. Me di cuenta que  por más que caminara no podía arrastrarlo conmigo. No muy convencido deje que se fuera, que tomáramos un respiro de la agobiadora situación. Por supuesto que no volvió.

La vida pareció jugar conmigo y mis sentimientos, y no pareció importarle lo que sentía, me sorprendía como reía en el escenario y trataba de acercarse a mí, solo para que las fans gritaran y pudiéramos regocijarnos por su alegría. La oportunidad de un musical se presentó como un oasis, hermosamente engañoso. Creí que estando juntos podría reanudar lo que, según yo, no debió terminar.  Hice todo para llegar a él, pero parecía invisible. Una simple respuesta para eso, había alguien más.

Trate de negármelo a mí mismo, pero nada conseguí. Cada día se acercaba más a ella y parecía feliz, esa luz volvió, y esa sonrisa recobro vida. Le dedique mi vida, y ella un par de semanas, para conseguir lo que yo nunca tuve completamente. Su corazón.

Me aleje de ellos. Y nadie sabrá cuánto dolió eso. Ya no lo miraba, y los saludos clandestinos pasaron a ser risitas entre conversaciones con ella en el móvil. Nadie imaginará que es tener al amor de tu vida a dos pasos, sentir su aliento, verlo mientras duerme, y notar como su mente viaja seguramente imaginándola a ella. Jamás nadie sabrá lo que pase, vivir en la misma casa y verlo en la noche si la suerte estaba de mi lado, las salidas eran cosas del pasado, todo por lo que luché o algún día creí que podía terminar en un final feliz secreto, se murió en cuanto ella tomo en sus manos algo que jamás me perteneció.

Cuando dijo que se casaría, lo único que salió de mí fue una sonrisa, que ni siquiera yo sé cómo pude mostrarla. Él me miro mordiéndose el labio inferior del nerviosismo tratando de contener su felicidad.

-Me casaré Kyuhyun, y tendré hijos, y seré feliz… y la haré feliz a ella también porque es un ángel- Si vieran visto el brillo en su mirada hubieran salido corriendo- no quisieras algo así…. Algo real, y para siempre.

¿Algo real y para siempre? Sí, creí que lo tenía hasta que me entere que se casaba. Qué fui yo… nada. No es su culpa, el amor no es algo que yo pueda manejar a mi antojo. No había nadie en la habitación solo él y su felicidad, yo ya no existía. Me reí, tal vez de mi dolor, tal vez de mi tontería, tal vez de mi sufrimiento, tal vez para no llorar en ese momento sino después. Lo nuestro siempre fue un hermoso y enorme “Tal vez” tal vez funcione, tal vez no nos descubran. Tal vez, Tal vez, se repetía en mi mente una y otra vez… Tal vez. Tal vez y así tenía que ser.

Cómo pasaron los días, no lo sé. La relación tiempo y espacio ya no era algo que me importara. Cuando me vi ya estaba arreglándome la corbata para asistir a su boda. Todo se estaba terminando y pensé. Tal vez es porque somos hombres, y me decía Kyuhyun no te mientas. Jamas te vio cómo la ve a ella. Tal vez es porque alguien se enteró. Y volvía a repetirlo, Kyuhyun no te mientas,  nadie nunca lo supo y así se quedara.  Y si lo rapto, tal vez así podamos vivir juntos, y otra vez diciendo una estupidez más en el día.

-Escuche lo de la presentación- entro Sungmin- ¿Podrás asistir? Quiero que vayas. Es muy importante para mí… ammm… Siempre  el corbatín torcido.

Enderezó el corbatín y sentía su cálida presencia y quería lanzarme a sus brazos y rogarle que no lo hiciera. Pero qué derecho tenía yo. Él sonrió y me miro con duda.

-Sí, estaré a tiempo-dije.

El asintió y se retiró, caí en mi cama y después de esos meses torturadores comencé a llorar, una, dos, tres, cuatro y otras lágrimas que deje de contar. El aliento se me contuvo en la garganta y golpeé el colchón repetidas veces hasta que caí al suelo. Me levante y me vi en el espejo. Sin duda una completa pena.

-Kyuhyun, como pensaste que alguien como él se quedaría con alguien como tú.- me dije en voz baja.

Me puse de pie, directo al baño, había sido mi escondite todo este tiempo, para que los demás no vieran mi tristeza. Mojé mi rostro y arreglé mi ropa. Bajé la vista al corbatín y acaricie con el dedo índice el espacio que Sungmin había corregido. Siempre fue tan atento, no se le escapaba ni un solo detalle. Un sonido me hizo reaccionar. Alguien estaba tocando mi puerta.

-Kyuhyun. Se hace tarde, recuerda que la presentación se corrió a tu petición y es una hora más temprano, para que no te perdieras la boda de tu amigo.

Boda, una palabra que siempre me pareció imposible al lado de Sungmin. Siempre fue una tortuosa palabra, pero hoy más que nunca, hoy quemaba, hoy ardía. Hoy, hoy, el día más amargo que pudieron probar mis labios.

-Salgo en seguida.

No tarde mucho en bajar y subirme al auto. Las calles de Seúl estaban vacías, o no miraba a la gente. Todo estaba preparado para que cantara la primera canción de mi fabuloso álbum como solista. Que por supuesto lo había hecho pensando en él. Debí haberme desgarrado la garganta, pero lo que se rompió fu mi corazón. Cada vez que la letra de esa triste canción salía de mi boca era un golpe a los recuerdos que construimos algún día. Entonces te vi, te vi mi amado Sungmin, te vi en el parque, te vi en mis brazos, te vi en mi cama, sonriendo, y entonces te vi con ella.

Baje del escenario y me encerré en mi auto. Era un día muy hermoso como para odiarlo, hubiera querido morir ahí mismo, ahogado en mi soledad mientras movía los labios tarareando la canción que siempre será tuya. Pero tuve que arrancar y secar mis ojos.

Había mucha gente ahí, era el gran día del señor Lee Sungmin, hoy se casaba y tendría una vida, ojalá fuera una de esas fan que decidió suicidarse, pero es que era tan cobarde, incluso para eso. Avancé y me pesaban los pies. Me senté en un lugar prudente, ni muy cerca, ni muy lejos. Te mirabas tan guapo, eras el instrumento perfecto para la sonata más romántica, con esos pasos delicados parecías flotar, y es que ese rubor de felicidad y bochorno siempre estaba en tus mejillas. Y la maravillosa sonrisa. Ella entró, con un pomposo vestido blanco, también se miraba radiante, sería pecado no meritarla. Aunque fuera la competencia de una carrera que ya había perdido yo. Era como ver la premiación cuando has quedado en último lugar.

Quería ir y tomarte en mis brazos, robarte, y llevarte muy lejos, donde solo estuviéramos los dos. Pero ni eso iba a hacer que me amaras. Entonces la pregunta del millón “Quién se opone a la boda, que hable ahora o que calle para siempre” mi razón había amarrado mis pies al suelo y mis lágrimas también. Postura Cho Kyuhyun, postura, me decía mentalmente mientras sonreía. Por supuesto nadie se levantó y eras feliz ¿Cómo? Dime cómo ser feliz mientras me estas rompiendo el alma en mil pedazos. Te odié, te amé, te di mi vida en un segundo y no te diste cuenta. Mientras divagaba en mi mente, la besaste, y ella te beso y rieron y juntaron sus frentes y todos aplaudimos, y así pasó en tiempo, todos felicitándolos, y muchos regalos, y comida, y abrazos… Y… Y me viste.

-Sí viniste al fin- Casi que gritaste, no se oía nada por el bullicio de la gente.

-Sí.

-Qué te parece la recepción.

-Muy linda- demasiado hermosa, pensé.

-Te sientes bien.

-Sí- no, en realidad no me sentía bien.

-Kyuhyun si tienes que hacer otras cosas y estás preocupado por algo dime.

-Sungmin…- Me detuve, quién era yo para arruinarle la fiesta. Un desgraciado, pensé- Te amo.

Bajo la vista y luego volvió a mirarme.

-En serio. Todo esto, y me dices “Te amo”.

-Sungmin yo…

-No Kyuhyun, escúchame tú a mí. Estoy en uno de los días más importantes de mi vida. No puedes decir que me amas. Me acaba de casar, no me hagas esto. –dijo mostrándome su anillo.

-Hacerte qué, acaso me amas, dímelo y el resto no importará.

-Ese fue el problema Kyuhyun, a ti el resto no te importa, solo mírate, dime que estás haciendo. No te importan los demás, no te importo yo. Si es que en realidad me amas. Déjame ser feliz, no sé qué tanto habrás pensado y que tantas conclusiones sacaste al respecto de esta boda, pero te seré franco. Si me caso es porque la amo. Y eso ni tú ni nadie va a cambiarlo. Por favor no te lastimes a ti mismo. Y si eso es todo lo que necesitas saber. No, no te amo.

-Lo hiciste alguna vez- mi garganta estaba fallándome.

-Sí, pero eso ahora es recuerdo. Tú me conoces, y yo a ti. Mírame a los ojos. La amo- hablo lento- la amo, y sí, te amé un día, pero no como llegue a amarla a ella. No sé qué tanto crees amarme, pero si es verdad, no eches a perder esto.

-Felicidades- tome una copa y la alcé como si no hubiéramos tenido esa conversación y apuñalándome muy profundamente- espero que seas muy feliz.

-Kyuhyun – susurró él.

-No- lo callé- Ella te merece, tienes razón, solo espero verte feliz, y ojalá algún día encuentre la felicidad como tú.

-Te deseo la mejor de la suerte.

Sonrió y yo me bebí esa copa de licor y unas cuantas palabras más. Todo como empieza se acaba. Se fue en un carro con ella, rumbo a su espectacular luna de miel, y yo me quede sentado en el sillón de mi apartamento pensando en él. Dios sabe cuánto bebí, pero dibujé su silueta en mi alfombra y lloré como un niño cuando pierde su cosa favorita en el mundo. Quizá besé la cama, y mojé la almohada. Amanecí con un dolor en la cabeza pero no mayor al de mi pecho.

No me di cuenta cuando fue que, de ese vacío que tenía la ruptura de nuestra relación, empecé a morir. Esto ya no era vida. Por supuesto que no. Llora, susurraba una voz en mi mente, revuélcate en el dolor, decía otra, jamás te amo, escuchaba a lo lejos de mi mente.

-No fuiste ni serás lo suficiente para él.- me dije.

Abrace mi rodillas y escuché que tocaban la puerta, pero jamás tuve intención de abrir. Tenía licor, tenía pastillas. Que fácil solución me mordió el dolor. Pero no iba a seguir siendo egoísta. Ahora él era esas finas estatuas de mármol de los museos. Algo antiguo, y tan preciado que no puedes tener en tu casa. Esa chispa de fuegos artificiales que no puedes tocar, solo ver. Era el fondo de un pozo que no me pertenecía. Algo se quebró. Mi alma completa. Sequé mi cara, me bañé y en el espejo sonreí y me dije que era un perfecto actor. Tenía la agenda llena. Tenía que trabajar. No estaba para pensar en él. Pero siempre coloqué un pañuelo por si acaso.

 

Pov Sungmin.

Sí, quería tirarme a sus brazos, sí quería decirle te amo y aventar todo al diablo. Pero cómo. Volteé a la cama, y ahí estaba mi esposa. Me dieron ganas de reírme y comenzar a llorar. Mi esposa. Que estúpida palabra, pensé. Su cuerpo cubierto por una fina sábana blanca. Claro que la hice mía anoche. Mía, alguien a quien no le pertenecía. Ardió. Todo empezó para tratar de quitarme su voz y sus besos de la cabeza. Teníamos muchos problemas, y las discusiones aumentaban más y más. Y ahora era mi turno de llorar todas las noches mientras él jugaba en su consola y bebía vino. Me pregunté si ya no le importaba. Creo que en todas las parejas llega ese momento donde no se sabe si aún hay algo. Necesitaba alejarme de él. Y todo se esfumo, terminamos y sufrí, y llore. Y ella llego llena de felicidad y atenciones, se había enamorado de mí y yo la quería. Comenzamos a salir, pero jamás creí que llegara tan lejos. Entre más tiempo de distancia, menos dolían los recuerdos de Kyuhyun. Ella hacía que se me olvidará un poco todo lo que pasé al lado de él. Ella me hacía reír y disfrutar, ella era un ángel. Y a él no le importaba que ya tuviera a alguien más. Pronto me iría a servicio militar y tal vez la oportunidad de ser feliz se desvaneciera para siempre. Mi vida pendía de una mirada de él, pero nunca me la dio. Y yo le pedí matrimonio a ella. Pero a él no le importó. Me mentalicé a mí mismo que nunca me amo. Y todo iba tan bien, hasta me tentaba la idea de formar una familia, hasta me creía  la mentira de que la amaría más a ella. Ya no lo miraba, estaba muy ocupado y yo también. Ya no salíamos, y ya no nos sonreíamos. Había dado por muerta la situación entre nosotros.  Me emocionaban los arreglos y la comida que se serviría en la boda. Y los besos de ella comenzaban a saberme dulces. Y hasta me sentí nervioso cuando camine al altar y me pareció hermosa vestida de novia. Sí, estaba feliz. Y él llegó a decirme que me amaba. Aun me rió de nuestra situación. Jamás le había mentido hasta ayer, cuando le dije que la amaba más a ella, mentira, que se acabó lo nuestro, mentira, que eran solo recuerdos, mentira, que no hiciera esto, mentira. Me fui y cuando me vi desvistiéndola tuve que pensar en él. Y ahora estaba en mi luna de miel. Ella dormía y yo seguía pensando en él. Qué era esto. Qué era yo.

-Kyuhyun qué somos nosotros- me dije mientras lavaba mi rostro, pensé un momento y me respondí- Nada. No somos nada.

Me vestí y ella también, estaba tan feliz. Me abrazó por la espalda y sonreía y me sorprendí de lo bien que podía actuar, mentira, me dije otra vez. Ella está tan feliz que no se da cuenta. Y si tal vez con el tiempo, la amaba más que a él.  Tengo la esperanza, también tengo una esposa y una agenda llena. No tenía tiempo para pensar en él. Pero siempre coloqué un pañuelo por si acaso.

Pov escritora.

-Por si acaso me dan ganas de llorar al recordarte- susurraron los dos en diferentes lugares, mientras doblaban la suave tela del pañuelo y los colocaban en las bolsas de sus pantalones.

 

 

 

Notas finales:

Está de más que pida reviews jeejej... saben que les debo todo :) diganme que les pareció y si algo está mal.. o algo que no entiendan una luna de inspiración...

Tengo dos proyectos grandes.... pero esos serán para después.

Una luna de inspiración :3 sean felices y amen el kyumin -se va antes de que le tiren tomates-


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