Sus manos sujetaban fuertemente las mantas con las que estaba cubierto, quizás pensaba que así podría protegerse de aquella persona que tanto lo había herido.
Aun recordaba lo que había pasado la noche anterior, provocando que de nuevo de sus ojos cayeran aquellas gotas saladas, ¿Cómo no? Si lo que paso lo había dejado impactado. Esa sensación de dolor, porque alguien rompió su corazón.
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-Hola, ¿JinKi Hyung?- la voz al otro lado de la línea preguntaba junto al ruido fuerte de la música y los gritos de adolescentes alocados por un poco de alcohol.
-¿Sucede algo Key?- se dispuso a contestar.
-Necesito que vengas a buscar a Tae, vinimos a una fiesta y de tanto alcohol se está cayendo solo- reía Key al otro lado, por lo que se podía percibir que este también andaba en las mismas.
-Está bien, dime la dirección y voy enseguida-
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Se había estacionado al frente de aquella ruidosa casa, en la cual se podía apreciar por las ventanas un montón de luces parpadeantes y música que hacía retumbar a esos pobres rectángulos de vidrio. Decidido camino hasta la entrada principal y golpeo, la puerta se abrió dejando ver al amigo de su novio.
-Llegaste- Key grito a la vez en que tomaba su brazo y lo arrastraba a los interiores de ese hogar.
Ahí se podía ver un montón de chicos rodeando a alguien, al parecer aquella persona estaba bailando, se oían gritos alentando al baile de quien era el espectáculo.
-ahí está- apunto Key al tumulto de gente –en el centro-
-E-espera, es él quien baila, ¿por el que todos gritan?- pregunto el mayor a lo que el peli-rubio asintió –esta b-bien-
Como preparándose para la guerra, arreglo sus ropas y se aventuró a entrar a esa multitud para buscar al menor, empujones iban y venían, pero al fin logro llegar al centro donde comprobó con sus propios ojos que el que tenía a todos locos era su pequeño, por los puros celos de ver como todos querían tocar su delgado cuerpo se acercó y al lograr tomarlo de la muñeca lo jalo un poco hacia sí mismo, el menor parecía sorprendido al verlo ahí.
-¿Qué se supone que haces?- grita el menor soltándose de un tirón el agarre que ejercía el más grande.
-E-es que Key me llamo- trato de justificarse JinKi, pero antes de continuar TaeMin lo interrumpió.
-Déjame en paz, no deberías estar aquí, esto es mucho para ti- dijo TaeMin sonriendo desafiante, el mayor se sorprendió, a simple vista el pequeño podía parecer cualquier niño bonito, el cual consigue todo con su encanto, pero este era totalmente diferente a lo que parecía.
JinKi podía sentir todos esos pares de ojos mirándolos atentos, más de algún susurro se hacía escuchar entre los jóvenes.
-N-no y-yo sólo- el mayor se quedó pasmado, aunque hace dos meses habían comenzado su relación nunca sintió que el más bajo le demostrara amor, nunca fue afectuoso con él y mucho menos delante de sus amigos.
-Para de balbucear tanto, aprende a hablar bien- Taemin golpeó el brazo de JinKi el cual trató de alcanzarlo nuevamente –Vete, estorbas - los ojos del más grande comenzaron a cristalizarse, nunca espero estas palabras de quien había sido su centro de atención por tanto tiempo –acaso lloraras- el más bajo comenzó a hacer gestos de burla y esto fue lo que acabo con la paciencia del más viejo, quien salió corriendo.
"TaeMin está ebrio... bueno, eso dijo Key"
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-Oye Tae ¿de nuevo esperando?- Key se acercó y se sentó junto a TaeMin, quien sólo miraba las puertas principales de su escuela, era el cuarto día en que se quedaba hasta tarde esperando a que alguien llegara, pero nunca pero ni la sombra de él se aparecía.
-No espero a nadie- como siempre el menor se mostraba sin emociones.
-Vamos, todos sabemos qué esperas al dubu- Key decía mientras acariciaba el cabello del menor, pero este se apartó.
-¡Quien dijo que lo espero a él!- grito TaeMin levantándose, agarro su mochila y salió corriendo.
-Enano, ¿Cuándo te darás cuenta de que lo que hiciste estuvo mal?- suspiro el rubio para luego caminar tranquilamente en dirección al centro de la ciudad.
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-¡Vamos oppa! Salgamos un momento, hace más de una semana te la has pasado encerrado, la casa comienza a oler extraño, además, eso peludo que se mueve comienzo a pensar que es un… ¡UN RATON!- gritaba la chica sobre la primera silla que encontró.
-¿Me tratas de cochino? Es obvio que aquí no hay ningún… ¡UN RATON!- JinKi se unió a los gritos de la menor, corrió hasta subirse al sofá y por fin sentirse a salvo.
-¡OPPA! TU ERES EL HOMBRE, HAS ALGO- los aullidos desesperados de la chica asustaban aún más al mayor.
-CALLATE SULLI, QUE SEA HOMBRE NO SIGNIFICA QUE NO TENGA MIEDO- JinKi chillo.
-E-está bien, yo abro la puerta y tú lo persigues con la escoba, de seguro saldrá corriendo fuera- tartamudeo la menor bajándose lentamente de la silla, a pasos lentos se posiciono detrás de la hoja de madera.
-Está bien- Jinki hizo lo mismo hasta llegar hasta la escoba, se acercó hasta aquella cosa peluda color marrón y sin querer lastimar al animal, mas por miedo, a cierta distancia pego la extremidad peluda del objeto entre sus manos contra el suelo haciendo que resonara un ruido sordo en toda la casa, aquel afelpado animal salió lo más rápido hasta la entrada y justamente cuando se hallaba fuera de la residencia se cerró la puerta.
-Bien- gritaron los dos levantando los puños en signo de triunfo.
-y bien oppa, vamos, aunque sea a tomar un helado- seguía insistiendo la chica de coletas.
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-A qué diablos me traes Key- TaeMin reclamaba con su ánimo de mil demonios, toda esa semana se había comportado de una forma irritante, tanto así que nadie de su grupo de amigos se animaba a estar un momento con él.
-Vamos despéjate un poco, deberías agradecer de que soy el único que te soporta de entre todos nuestros amigos- comentaba la diva con varias bolsas entre sus manos, pero la actitud de su amigo no le quitaba las ganas de seguir con su día de compras, claro que no, aún faltaban un millón de tiendas por recorrer.
-Al demonio con los amigos, no los necesito- ahí estaba de nuevo, aquel comportamiento del menor que a todos tenía más arriba de la coronilla.
-Está bien, cállate un rato- Key reía al ver al menor enojado.
-JinKi oppa, ¡aquí! Estos helados son mis favoritos- ¿JinKi? ¿Cuantas personas llamadas JinKi podían estar en ese mismo momento ahí?
-Ok, cálmate Sulli la tienda por más que quiera no se irá- esa voz, claro que sí, era su voz. Los ojos de TaeMin se abrieron más de lo normal, ahí estaba JinKi, el mismísimo JinKi, quien no se había aparecido en su escuela por una semana completa.