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Please don't take away my sunshine por Yuusei Suzuki

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Notas del capitulo:

¡Hey! *estornudo salvaje aparece* Ya vine con la actualización de su MidoAka favorito (?) *se suena la nariz* como han notado,estoy enferma de la gripe y es horrible porque tengo que hacer tarea y moriré lentamente siendo la incubadora de un virus (?) pero no~ porque si no ¿Quién actualiza?

En fin /o/ ¡Gracias por sus Rw's! Son geniales y me alegra que les esté gustando el fic.Solo para aclarar.Este fic no lo hice con fines de que odien a Bakao o Muro-chin (?) solo quise hacerlo,está bien que es medio OoC porque Takao no es así pero venga ¿Quién no ha querido matar al novio de su amado/a? (???) No,ya,en serio.Entiendan a Takao,estaba muy feliz en Shutoku con Shin-chan hasta que la nación del fuego atacó y se llevó a su amado con él además fue el ex que le hizo daño y tenía complejo de emperador y para colmo se casan y tienen un bebé.Yo estaría con el hígado volteado de coraje aunque no llegaría a lo de Takao...Además ver a Takao de malo como que pega porque generalmente lo ponen como el príncipe azul que rescata a Shin-chan del malvado dragón de ojos heterócromes (?) o como el que siempre se queda con Shin-chan y es feliz mientras Akashi se queda solo y triste y es el malo de la historia y pues no *carita enojada* por eso hice así este fic (?) (Ay,me acabo de sentir Kawahara cuando grita a todo Seirin su historia en el basketball xD (?))

Ahora sí,terminado mi discurso de que no odio a Takao y al contrario,lo amo mucho y del porqué hice así este fic,les dejo la actualización de este capi.

¡Gracias por leer!

Akashi suspiró y se sentó en el sillón junto a su hijo, agarrando un libro para distraerse un poco en lo que los encargados de la casa adornaban, de acuerdo a sus órdenes, el gran salón familiar para el festejo del señorito Akashi pero no le duró mucho la paz ya que su celular sonó un par de minutos después.

— ¿Bueno? Akashi Seijuurou al habla.

— ¿Akashicchi? ¡Soy Kise!—Exclamó felizmente el rubio al otro lado de la línea—Solo era para confirmar la hora del cumplemeses de Hanabicchi—Seijuurou rió al escuchar la palabra inventada por el rubio y habló.

—Lleguen como a las seis o seis y media, Shintarou llegará a esa hora aproximadamente —Contestó el pelirrojo—Por cierto ¿Kagami y tú no se volverán a perder?—El rubio al otro lado de la línea hizo un puchero gracioso, cosa que desató una carcajada en su pelirrojo novio.

— ¡Kagamicchi, no te rías! Y no. Ya le compré un GPS al carro así que no me volveré a perder.

—Bien, bien. De todas maneras quiero que Kagami maneje, no los iré a recoger al otro lado de la ciudad, de nuevo ¿Entendido? Además con tu embarazo de cuatro meses no creo que seas muy hábil conduciendo—Tras esa oración dicha por el emperador se escuchó de fondo al otro lado del teléfono un "Nunca lo ha sido" haciendo reír a Akashi y al mismo Kise.

—Moo~ Kagamicchi y Akashicchi son muy malos conmigo—Lloriqueó el rubio dramáticamente—Pero bueno, nos vemos en un rato Akashicchi—Y de esta manera colgó el estrepitoso rubio, dejando al de ojo rojo riendo un poco.

— ¿Sabes? Tus amigos serán muy...Especiales, Hanabi—Dijo el pelirrojo a su bebé, acariciando mientras le veía dormir apaciblemente con su chupón verde con una imagen de un balón de baloncesto. 

Todo era perfecto para Akashi Seijuurou. Después de luchar un par de años contra su padre e intolerancia con su relación, por fin pudo vencerlo y heredar como se debía las empresas Akashi. Se había casado con el amor de su vida en el atardecer de una playa francesa y ahora tenía a su pequeño retoño que tanto quería.

—Prometo hacerte el niño más feliz del mundo, cariño. Siempre te protegeré, lindura; quiero verte crecer feliz junto a nosotros y ver como papá golpeará con el balón a Hikaru cuando te pida una cita y muchas cosas más—El pelirrojo sonrió dulcemente y acarició los cabellos de su bebé—Te amo, Hanabi—Le dio un beso en su frente a su hijo antes de depositarlo nuevamente en el sillón con suavidad, como si fuera una preciosa muñeca de porcelana, viéndolo solo a él, siendo su último y peor error.

Akashi volvió a su lectura como si nada, leyendo ávidamente hoja con hoja mientras desplazaba su separador regalado por su esposo en su primera cita porque era el lucky ítem de sagitario ese día. El pelirrojo siguió ensimismado en su lectura hasta casi acabar el libro, extrañándose por el súbito silencio que había, generalmente a esa hora hacían la comida así que debían escucharse los utensilios o debería olerse la comida pero nada. Cuando se iba a levantar, escuchó su celular sonar.

— ¿Bueno? Akashi Seijuurou al habla. 

— ¿Akashi?—Preguntó la voz sollozante del otro lado del teléfono. El pelirrojo frunció el ceño porque esa persona lo irritaba demasiado—Es Shin-chan... ¡Shin-chan se desmayó! L-Lo vine a ver y-y ¡Y se desmayó!—Gritó Takao con la voz resquebrajada. Seijuurou sintió como su corazón se frenó y volvió a latir en segundos—Ven pronto porque... ¡No te mueras, Shin-chan! ¡Akashi, apúrate! ¡Shin-chan se está muriendo!—Y con esa frase la llamada se cortó. Seijuurou agarró sus llaves y gritó a los encargados de la casa para que alguien cuidara de su hijo pero nadie venía así que dio una mirada a su bebé que seguía dormido y se levantó colérico para ir a la cocina, quizá seguían adornado el gran salón o arreglando el jardín y por eso nadie atendía su llamado. Se dirigió a la puerta para ver si estaban afuera pero grande fue su sorpresa al ver que dos patrullas se detenían frente a su casa.

— ¿Qué sucede, oficiales?—Preguntó pero lo único que recibió fue el golpe de uno de ellos en su rostro, cosa que lo molestó—¿Puedo preguntar el porqué la—Pero no pudo terminar porque un certero rodillazo le fue dado en el estómago, haciéndolo caer mientras trataba de tomar aire.

—Akashi Seijuurou, hemos recibido una denuncia de maltrato infantil contra su hijo, Akashi Hanabi. Hemos venido por él—El pelirrojo se levantó lo más rápido que pudo y con el ceño fruncido corrió hacia la puerta para cerrarla.

—No entrarán. La denuncia es errada, puedo traer a mi bebé para que lo vean y preguntar a los empleados—Pero nuevamente calló con el golpe más fuerte en su estómago, haciéndolo temblar e ir directo al piso del dolor.

—Odio a las mierdas riquillas como tú que creen que por tener dinero pueden maltratar a quien se les pegue la gana—El oficial que lucía como mastodonte, y que lo había golpeado, junto a otro oficial de la complexión de su compañero lo patearon para que el policía que le había dicho su denuncia entrara a la casa.

—Oficial Himuro, aquí está el niño—Dijo el policía al abrir la casa. Akashi abrió los ojos de sopetón al escuchar ese nombre. Miró hacia la patrulla y vio como el azabache con una feliz sonrisa golpeaba en la nuca al par de mastodontes con su macana, paralizando al que estaba en la puerta con una máquina de shocks antes de entrar. Akashi se trató de levantar pero antes de poder siquiera ponerse en pie, un shock eléctrico lo hizo desvanecerse en el pavimento.

Después de un tiempo de ver todo negro Akashi parpadeó comenzando a buscar un indicio de lo sucedido, solo recordaba que unos policías querían llevarse a su hijo por una denuncia falsa, que su esposo moría… ¡Eso era! Por eso salió tan frenético de su casa. Aún atontado, el de cabellos rojos se levantó de donde estaba pero por raro que fuera, no estaba en el pavimento sino en el sillón.

Comenzó a parpadear con mayor rapidez para tener más claridad y miró que su hijo ya no estaba en el sillón, quizá solo había tenido un mal sueño porque hasta el despreciable rostro de Himuro apareció, del maldito de Himuro del que no había vuelto a saber de él desde aquel día que quiso ir a arrancarle la sonrisa a navajazos pero ahora no era el momento que divagara; tenía que ir al hospital para ver a su esposo.

Cuando el pelirrojo se sentó y llevó una mano a su adolorida cabeza que sentía retumbar por algún motivo, vio que no era el único en el sillón.

—Akashi…—Dijo el joven que se encontraba sentado junto al amo de la casa—Shin-chan ha…—Pero no pudo terminar la frase porque rompió en llanto. Akashi sentía la cabeza explotar y más con ese llanto tan frenético, suspiró tratando de calmarse y tomar las riendas de todo ordenando los sucesos. Su esposo estaba en el hospital. Sufrió alguna alucinación o pesadilla al quedarse dormido leyendo su libro. Alguien a su lado balbuceaba en un tono irritante de voz.

El de ojo rojo sobó un poco sus sienes antes de tomar el mando nuevamente de todo; volteó su cabeza y miró a un desolado Takao haciendo un río de llanto en su casa…En primera ¿Qué hacía en su casa? ¿Cómo había pasado las rejas? Y peor ¿Por qué demonios lloraba? Sin tiempo que desperdiciar, el pelirrojo habló.

—Takao ¿Qué te sucede? Habla bien y cálmate—Dijo el joven mientras le daba un pañuelo al desamparado azabache que se deshacía en lágrimas.

— ¡Shin-chan! ¡Shin-chan ha…—Nuevamente dejó la frase en el aire por el explosivo llanto que se apoderó de él de un segundo a otro, paralizando al pelirrojo que abrió levemente la boca por la noticia.

— ¿Qué? —Preguntó Akashi aturdido, seguramente seguía en su raro sueño; sí, era eso.

—Que Shin-chan murió—Recalcó el azabache— ¡Está muerto! ¡Lo vi morir! ¡Se murió! ¡No existe! ¡Se fue! —Exclamó Kazunari al tiempo que zarandeaba al pelirrojo en estado de shock—Vi-Vine a avisarte…—Susurró el de ojo azul de nuevo llorando un mar; Akashi solo escuchaba internamente esa frase infernal resonar y resonar y resonar, restándole importancia a porque estaba acostado y donde se encontraba su hijo. Ahora su mundo se caía a pedazos.

—No es cierto…É-Él no ha muerto. Me estás mintiendo—El azabache le dio una bofetada al pelirrojo que lo hizo reaccionar.

— ¡Shin-chan ha muerto! —Y con ese grito una parte de Akashi también murió.

—No es cierto… ¡Cállate! —Gritó Akashi con verdadera molestia—S-Si me voy ahora aún alcanzaré a ver a Shintarou—Agarró las llaves de su auto y fue corriendo a la puerta pero unas tijeras que volaron a centímetros de su cabeza se clavaron en la puerta justo antes de abrirla.

—No lo hagas…Tengo una foto…—El pelirrojo volteó a ver a Takao y miró las imágenes. Su esposo yacía con los ojos cerrados y pálido en una cama de hospital junto a unas máquinas que tenían una línea recta horizontal que no marcaba ningún signo de vida— ¿Sabes lo que me dijo antes de morir? —Akashi negó con su cabeza sin dejar de ver la foto tan impactante e inverosímil—Que se quería separar de ti…—El pelirrojo que estaba al borde del llanto miró a Takao con miedo, no quería seguir escuchando pero a la vez sí, necesitaba saber las últimas peticiones de su marido—Ya no era feliz contigo y se iba a ir de la casa conmigo…Por eso aceptó el verme—Akashi observó con sorpresa al azabache que miraba fijamente la imagen.

—No es cierto. É-Él era feliz conmigo y-

— ¡Mientes! —Exclamó Takao furibundo— ¡Él me dijo que te abandonaría! Que nunca dejó de amarme y fue un error regresar contigo! —Akashi apretó sus puños y una jaqueca terrible comenzó a aquejarlo.

—Takao, cállate. Eso no es cierto…—Susurró agarrándose la cabeza con una mano.

—Me dijo que...Aún no te perdonaba de todo ese daño que le hiciste en Teiko…—Akashi gimió de dolor una vez más antes de que un aura tétrica saliera de su pequeño cuerpo.

—Debes tener agallas para desafiarme, Kazunari—Esa voz sonaba tétricamente fría y autoritaria—Todo lo que digo es absoluto así que no puedes contradecirme—Takao retrocedió al ver al otro. Había vuelto el otro Akashi, ese Akashi que casi mata a Kagami, ese absoluto Akashi—Era obvio que Shintarou volvería a mi lado ¿Qué comparas a un pajarraco rastrero junto a un magno león? —Una pequeña sonrisa se dibujó en el pelirrojo mientras se acercaba lentamente al azabache que no tenía contemplada esa variable en su plan—Conoce tu lugar—Takao tuvo que moverse rápidamente para que esas tijeras que iban dirigidas a su cabeza no lo mataran.

— ¡Eres un puto psicótico! —Exclamó el azabache corriendo a las escaleras—Me llevaré a mini Shin-chan conmigo ¡No dejaré que tú lo tengas! ¡Loco! —Akashi sonrió y comenzó a cortarse un poco de su cabello en lo que subía a la habitación de su hijo.

Al entrar a la habitación de su bebé el pánico casi consumió a Akashi al ver como Takao lo tenía de cabeza contra el suelo. El pelirrojo tiró las tijeras y corrió hacia el azabache, ejecutando ágiles movimientos que dejaron perplejo al ojo de halcón que había perdido agilidad por los años.

—Hasta aquí llegaste, Kazunari—Akashi con su hijo en uno de sus brazos sacó su fiel navaja que comenzó a cargar en sus bolsillos desde segundo de secundaria en Rakuzan y la apuntó contra el azabache que trataba de quitarse el pie de Akashi de su cuello pero nuevamente su plan fue frustrado por un sordo golpe contra su cabeza que lo hizo caer directo al suelo, viendo una figura negra agarrar a su bebé antes de azotar contra el piso.

Al despertar, Akashi se sintió como una piedra, estaba demasiado mareado y su cabeza le atormentaba fuertemente, peor que cuando tenía migraña. Casi no recordaba mucho, solo algunos pedazos confusos y luego ver todo como si estuviera en el agua; confundido era poco comparado a como se sentía en ese instante.

Trató de moverse pero  no podía ni gatear de lo mal que se sentía, cayendo de nuevo al piso donde vio como su bebé era cargado por Takao, hasta ese entonces el recuerdo de su esposo y de las tijeras volvió a su mente.

—Takao…—Susurró dolido—Ayuda…—El azabache le sonrió y lo ayudó a sentarse en el piso— ¿Qué sucede? —Akashi entrecerró los ojos al sentir el impacto de la luz tan fuerte que se filtraba por el ventanal de la habitación de su bebé.

—Primero firma esto…Shin-chan dijo que…Cuando muriera quería que yo fuera el poseedor del imperio Akashi por completo…—El pelirrojo atolondrado agarró la pluma y miró el papel.

—Shintarou…—Murmuró automáticamente, firmando la carta poder donde dejaba todo el imperio Akashi a nombre del de ojo azul—Shintarou…Murió…—El pelirrojo miró los papeles y comenzó a llorar queriendo un abrazo como los que su marido le daba o un corto beso que lo avergonzaba pero nada. Ya no había nada.


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