Sin saludos.
14 de agosto del año 2011.
Exterior. Edificios Gold Cat. Tarde-noche. Lloviendo.
Un muchacho pálido de 19 años corre apresuradamente evitando la lluvia con un paraguas.
Interior. Local de estudios Terraza Azúl. Tarde-noche.
Se observan dos personas trabajando en asuntos artísticos.
Narración de Vegeta.
Agarre parte de mi labio inferior presionándolo contra mis dientes.
– Está quedando de primera calidad, – menciono mi padre – igual sigo creyendo que deberías añadir un poco de rosado en esta parte de la mejilla.
– Ñe, la idea es algo estúpida, estoy seguro que se correrá por la extensión de la barbilla.
– Considéralo Vegeta.
– Tal vez una técnica muy fina ayudaría en algo – acaricie mis pómulos sintiendo su escaso grosor – sí, eso es, ¿Puedes pasarme el pincel 567C por favor? Voy a difuminar con café.
– Que genio.
– Lo soy, por cierto, agradecería qu-
Campanadas y de más se hicieron presentes en la sala. De la puerta se encamino un joven de melena desordenada acomodándose sus lentes. Otoño nos regalaba climas fríos y con mucha brisa, me percate del muy lindo sweater que encajaba perfectamente con la personalidad de Kaka; color morado con varios escritos en alemán.
Le quedaba tan deleitante a la vista.
– Yo agradecería que compraras otra marca de acuarelas – continúe – porque se gastan rápido.
– Buenas tardes Kakaroto – saludo mi progenitor con cordialidad.
– Ho-hola Sr. Saiyan siento mu-mucho la demora.
– Hey, el pincel, rápido.
Maldita actitud de abusivo.
14 de agosto del año 2011.
Interior. Local de estudios Terraza Azúl. Noche.
Un señor canoso trata de alcanzar un objeto y dos chicos pelean silenciosamente.
Narración de Vegeta.
– ¿Qué esperas Ki? Anda, mezcla los pigmentos para que yo pueda terminar con esto, mi trabajo se atrasa por tu estupidez.
– Nunca te aburrirás con esa actitud tan tuya.
– Tú sabes que con alguien como tú no me aburriría nunca
– Mi respeto hacia ti se desvaneció tan rápido, odio el hecho de que te encante jugar conmigo – refunfuño – idiota.
– ¿Ah? – reí apropósito de una manera ofensiva – No vales la pena para gastar mis tácticas de ligar.
– L-l-lo sé, lo mismo decías en la escuela – musitó.
Los diálogos son tan predecibles, Kami, estoy tan enamorado de este muchacho al punto de que su rechazo se convirtió en mi temor del momento los últimos 4 años. Nunca jugaría con tu maravillosa inocencia Kakoroto, me gustaría que lo supieras.
– Basta de charla – exclamo el señor de barba – uy, van a terminar como zorras los dos.
Entrego el pincel en mi mano como si nada, sin un regaño o un consejo ya como era de su costumbre.
– Bien, – prosiguió mi viejo – ¿Puedo decirte Goku cierto? Digo, tienes un apodo bastante…
Ridículo, lo tiene.
Deje de prestarle atención a su introducción para principiantes sobre lo analizable en una pintura, era demasiado veterano para seguir escuchando esas explicaciones pasadas.
– ¿Tu qué piensas hijo?
– Que está bien, está bien – respondí al azar.
– ¡Ves! ¡Le parece bien dibujar pijas negras! – unas carcajadas resonaron por el lugar.
La risa de Ki era linda, al escucharla por un par de meses se vuelve contagiosa y amigable.
Después de todo, proseguiré con mi dibujo, se trata de un autorretrato al estilo contemporáneo, mi decisión no es clara en la parte derecha de la mandíbula, supongo que difuminar con un color cobre marcara mi piel con tonos morenos, el café quedaría mejor pero es muy arriesgado.
– Prueba con este dorado – canturreo la voz melosa del pelinegro – ya que la mejor parte de todo es que va a remarcar el contorno, ew, cobre no.
– ¿Es tu problema?
Dorado, demasiado brilloso para acompaña- ¡Dorado! Cogí una pequeña caja de aguadas con el color y matando mi orgullo comprobé que la cría tenía razón.
– Gracias – susurre.
Una sonrisa muy tierna apareció en su precioso rostro.