Los días pasaron y por fin el día deseado llego, pero… aun así esas palabras no paraban de aparecer en su cabeza. Le atormentaba que algún día su novio se alejara y lo dejara solo, que se llevara su amor y el cariño que tanto le había dado. Que lo dejara solo con un hijo o algo mucho peor. Pero aun así no dijo nada, porque si eso llagara a pasar él estaría preparado.
-Furihata-kun… ¿en qué piensas?-le pregunto el peliceleste que se encontraba a sentado a su lado, haciéndole compañía hasta que llegara la hora en que tendría que pasar a la iglesia.
-¿eh?...nada…
-si no fuera nada no estarías tan pálido… ¿paso algo con Akashi-kun?
-no…yo…-por un momento el castaño pensó si podría decirle sobre eso a su amigo-…Kuroko… ¿puedo decirte algo?
-¿eh?...claro-el peliceleste se extraño de que le llamaran por su pasado apellido, pero se le hiso normal pues aun no habían dicho nada sobre su boda.
--¿tu…no has sentido que no eres suficiente para Kagami?
-… ¿ser suficiente?... pues…al principio sí, pero ahora no lo he pensado…¿te sientes de esa forma con Akashi-kun?
-yo…sí…no paro de pensar en eso…
-no tienes que preocuparte por cosas como esas-le aconsejo el peliceleste-si Akashi-kun se preocupara por eso no estaría contigo en primer lugar…ni con nosotros.
-es verdad…-a pesar de su respuesta aun no se encontraba del todo convencido sobre eso, pero era mejor no preocuparse por eso-…por cierto… tu traje es muy elegante-dijo el castaño con una sonrisa enorme.
-digo lo mismo sobre tu kimono, Furi-kun-ambos sonreían ante el comentario del otro.
Debido a la petición de Akashi la boda seria tradicional, pero no era obligatorio para los invitados por lo que cada quien elegía que llevar. En el caso de los novios los trajes serian tradicionales, pero el pelirrojo había hecho algunas modificaciones al Kimono de su prometido.
El Haori que Furi usaría era completamente de encaje con adornos de flores de Sakura de color plateado, y su kimono tenía pequeñas copos de nieve de color dorado, todo lo demás era perfectamente blanco, y a pesar de esos pequeños cambios, era único y especial. Algo que era simplemente perfecto para todos.
Cuando por fin la hora llego Kuroko tuvo que dejarlo para poder ocupar su lugar junto a los demás.
-entonces Furihata-kun, dentro de cinco minutos alguien vendrá por ti, ¿de acuerdo?
-claro.
En cuanto la puerta se cerró el castaño lo único que hiso fue pensar. No podía dejar de imaginarse un horrible futuro, su sufrimiento, sus llantos, todo lo molo que podía sucederle sin su pelirrojo. Los minutos parecían horas e incluso se atrevería a decir que años, y cuando por fin alguien al otro lado de la puerta comenzó a tocar Kouki se dio cuenta de que estaba llorando, de que aun se encontraba en el momento perfecto para decir que no se casaría, ¡podía salvarse!...pero…¿Cómo se lo diría a Seijuro?
-¡Furihata-sama!…voy a entrar
-¡no!-grito Furi mientras cerraba la puerta y se recargada en ella-solo…solo necesito unos segundos…-su respiración comenzó a alterarse-…solo unos segundos…-susurro…algo que solo el logro escuchar.
Los murmullos se extendían por todo el ligar, algo que irrito al gran emperador.
-me pregunto por qué Fur-chan no sale aun…-dijo Takao un poco preocupado, ya habían pasado unos minutos desde la hora en la que se suponía la ceremonia debía comenzar, y “la novia” no había hecho su aparición.
-…sí, yo también estoy un poco preocupado…-dijo Tetsuya recordando las palabras que le había dicho el castaño.
Los nervios del emperador estaban más que alterados, ¿Qué estaba pasando?¿le había sucedido algo a su pequeño y lindo Chihuahua?¿por qué no salía?¡¿por qué mierda no se callaban todos?!
-creo que iré a ver qué pasa…-dijo el león mientras empezaba a moverse.
-Akashi-dijo el peliverde llamándole-esp
-Akashi-sama tenemos un problema-dijo la mujer encargada de traer a Kouki.
-Tsk…sabía que algo no estaba bien…-el emperador comenzó a caminar en la dirección de la que provenía la mujer y volteo hacia sus amigos-ustedes no se muevan-advirtió el más pequeño, todos asintieron y lo miraron marcharse.
Al llegar a la habitación en la que esperaba el castaño había una mujer frente a la puerta, intentando negociar con el más bajo para que saliera.
-Akashi-sama-dijo la mujer, con un notorio miedo-...¡lo siento muchísimo!
-no te preocupes-dijo el hombre tocándole el hombro a la mujer-estas cosas pasan, no tienes de que preocuparte…ahora…¿tienen la llave?
-no…la llave la han dejado dentro…-el emperador resoplo.
-está bien, no importa…¿podrían dejarnos solos?
-¡Claro!-respondieron ambas, para después marcharse.
-Kouki…-le llamo el más alto detrás de la puerta-…¿podemos hablar?
-Sei-sama…yo…lo siento, solo necesito unos segundos…¿podría esperar solo unos minutos más?
-¿en verdad…quieres casarte conmigo…Kouki?-la amabilidad en las palabras de su novio lo hicieron entristecer.
-¡no!...yo…solo no lo sé…
-si quieres esperar podemos hacerlo…no es necesario casarnos aun…puedo esperar a que estés listo Kouki.
-¡no!...si esperamos demasiado…si esperamos demasiado…
-¿Qué sucederá entonces?
-…Sei-sama se cansara de mí…. Y me abandonara…
-…-la sinceridad en las palabras del pequeño le sorprendieron-yo jamás me cansare de ti, pequeño chihuahua.
-¿y si lo haces?
-esto es lo que te a tenido preocupado… ¿cierto?
-¿Cómo lo sabes?
-crees que no me doy cuenta de tus preocupaciones…yo sé todo sobre ti.
-¿Qué significa eso?
-que te amo…no importa cuánto tiempo pase siempre te amare…incluso cuando no sabía ni tu nombre te amaba…incluso cuando no sabía sobre tu existencia te amaba… aun lo hago.
-…¿prometes que no me dejaras…incluso si me embarazo o te provoco un dolor horrible?
-en primer lugar: te amaría más que ahora si me das hijos…y ya me has provocado un dolor horrible muchas veces…aunque no lo supieras siquiera…jamás dejare de amarte sin importar la situación…jamás-la puerta se abrió dejando ver a un pequeño y lloroso chihuahua.
-…Sei-sama…-dijo completamente sonrojado-…yo también te amo.
-no tienes ni que decírmelo-el emperador abrazo a su pequeño chihuahua y beso con un enorme cuidado sus labios y lagrimas.
Una vez terminada la ceremonia todos se habían dirigido a la fiesta que Akashi Seijuro había organizado en su enorme mansión…o más bien en la de su padre y le había prohibido la entrada hasta que el ultimo de los invitados se había marchado, ¡incluso los empleados habían sido invitados! Y por supuesto les había dado una semana de descanso pagada.
-¿Qué tal tu noche, Padre?-pregunto el pelirrojo desde el interior de una elegante limosina, mientras acariciaba los cabellos de su ahora esposo.
-…tu… ¡maldito demonio!-grito el hombre cubierto de pintura de colores-…¡tú hiciste esa estupidez en mi oficina también, ¿cierto?!-dijo el hombre completamente furioso.
-¿Quién más pudo haber sido?... pero tú sabes que te lo merecías-dijo el menor con tono serio-le metiste esas estupideces en la cabeza a Kouki a días de nuestra boda.
-¿lo sabías?
-por supuesto…si vuelves a hacer algo así…la próxima vez no será dolo pintura y retratos tontos y humillantes, iré con todo y no con niñeces ¿entiendes?-el hombre lo miro asombrado-nos veremos después.
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