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Touch Me, Kyungsoo. por kaurii

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Notas del fanfic:

ACLARACIÓN: 

La antropofobia es una condición en la cual las personas experimentan dificultades inusuales y a menudo extremas al estar con otras personas.

Esta fobia particular va más allá del miedo más común de estar en situaciones sociales de hacinamiento y se extiende a la experiencia de una gran cantidad de molestias, incluso en el contacto con otra persona. 

 

 

 

Notas del capitulo:

Holo *_*

 

Aqui yo de nuevo trayendoles un fic en proceso, es un tanto corto solo seran maximo cinco capitulos, el fic ya esta fianlizado de por si, solo me  falta corregir y cambiar unas cositas. 

Denle una oportunidad por favor y espero les guste realmente. 

Puse en parte que era para mayores de 16 -lemonplis u.u-  porque  tiendo  a utilizar lenguaje obseno XD

Pasen a leer  mis unicornios. 

 Como el fic esta un tanto adelantado segun como vea en el paso del dia la aceptacion que tenga el fic, posiblemente mañana en la noche o madrugada XD tengan el siguiente capitulo. 

Con ustedes. 

El kaisoo *-* 

 

 

 

El tintineo sutil perfora la habitación de tono azul cielo con una pared al fono color blanco fuerte. Los rayos helados del sol se  filtran por la cortina cremosa de fina tela bamboleándose cuando la ventana no es correctamente cerrada y una rendija da paso a las brisas infernales que se desatan en estas épocas del año.

Jongin se tambalea cuando extiende sus brazos tomando su muñeca derecha y estirándose, arrojando un chillido un tanto vergonzoso de sus labios bulbosos y cuerpo fornido y bronceado.

El moreno  hunde sus yemas y rasca su cuero cabelludo mientras entre  sus ojos pesados observa el desorden que era su cama. La costumbre de revolcarse entre las sabanas y los edredones incluso arrojando fuera dos  de las cinco almohadas que el moreno  obtenía esparciéndola por su cama  tamaño matrimonial.

Toma su toalla color azul cielo y  conduce a su baño  donde los azulejos forman decoraciones de pájaros  con alas extendidas tono azul rey junto a retoques plateados.

El tiempo del trascurso de su  baño es corto, el agua caliente hace que sus músculos se sientan pesados y que la idea de ir a su instituto le parezca  cada vez menos indicada a cada paso de su jodida vida.

-          Cariño… el desayuno está  servido. – la mujer de sonrisa ligera se acerca, extiende sus dedos delgados y delicados  y la curva de aquellos labios  tambalean un poco cuando Jongin, ágilmente se aleja del contacto y se sienta en  el puesto apartado de su padre, mirándolo fijamente cuando logra quitar sus ojos del periódico sobre la mesa  y deja caer sus palillos después de masticar.

-          Jongin.

-          Buen día.

La mujer suspira, como usualmente hace y da la espalda mientras revuelve en la cacerola. El padre de Jongin mira al chico comer rápidamente y dar ojeadas a su bolsa de instituto colgada del perchero,  en la entrada.

El hombre baja su vista cuando Jongin trata de ojear a su padre  escaneándolo de nuevo, como si Jongin no  supiera que ha sido estudiando por sus tutores desde hace mucho tiempo. Incluso desde el comienzo de su estadía como parte de la familia Byun.

-          Ey señores. -  Jongin frunce sus labios cuando  Byun Baekhyun se desliza en pazos torpes y escandalosos por las escaleras, los  labios picoteando la mejilla de la mujer  frente a la hornilla, mientras esta suelta risitas acompasadas y Baekhyun choca su puño contra el hombre de aspecto sombrío en la mesa.- Jongin.

Baekhyun si apenas murmura, nunca dirigiendo sus ojos a su hermano. Jongin observa a Baekhyun por unos segundos y regresa su vista a los huevos revueltos y  a la tostada con la mantequilla derritiéndose en el pan,  aún caliente.

Cuando ambos terminan la clásica rutina de conversaciones amenas entre tres miembros de la familia y Jongin escuchando desde lejos, mientras mantiene su vista en su plato. Toman sus bolsas y se dirigen hacia el autobús sonando la bocina estruendosamente a las afueras de la casa Byun.

Es cuando los caminos se dividen, es cuando Jongin se aleja de Baekhyun y camina tres pasos en frente. Es cuando suben los peldaños del  medio de trasporte y es cuando Baekhyun deja caer su trasero en  el asiento justamente en la mitad. Riéndose a carcajadas de un chiste nuevo que ha soltado Park Chanyeol o codeándose con un Kim JongDae burlándose del color  azul electrizante del chico de trasferencia de origen chino.

-          ¡¡Oye Zi Tao!!  No vayas a perderte  con la llamarada azul que traes en el pelo.  – pero el nombrado Zi Tao, sentado  en la primera fila  nunca se voltea  ya acostumbrado a que aquel trio lo tomen como punto importante para su comedia matutina y por ende a su cabello,  rebuscando nuevas palabras ingeniosas y burlescas para enviar, el simplemente opta por levantar su dedo medio  y es cuando se escuchan las carcajadas de  casi todos los estudiantes repartiéndose por los asientos y llenando espacios.

Jongin  siempre es observado, disimuladamente, entre ojeadas perdidas por libros abiertos cuando las horas de estudios son cortas o cuando todo se toma en minutos antes de entrada. Cuando personas desvían sus ojos de sus móviles  o de las conversaciones amenas y detienen sus bocas parlanchinas solo para examinar a  Jongin una vez más. Dirigiéndose a los últimos asientos, justamente a la sección final donde  nadie toma aquella sillas acolchadas  desde que el chico se hizo  cargo de plantar su presencia en el lugar y encogerse  demasiado a la ventanilla por si alguien, alguna vez, quería invadir su espacio. Cosa, que claramente nunca sucedía.

Baekhyun observo a Jongin estrangular sus  su bolsa entre sus brazos delgados pero tonificados y pegarla a su pecho mientras desvía su atención de miradas y  murmullos con su nombre entre belfos pintados en todos extravagantes o brillantes o simples labios cuarteados y resecos. 

-          Tu hermano sigue siendo el jodido fenómeno de clase. – y Baekhyun se tensa cuando escucha las palabras de JongDae y deja salir una aparente  risa  burlesca, aquella que siempre tiembla en sus comisuras porque  es un destello de una  reacción mecánica, Baekhyun nunca le encuentra el sentido bufón y cómico cuando JongDae comenta aquello.

-          No jodas al hermano de Baekhyun, JongDae. Estas pisando fuera de nuestros límites. – JongDae bufa.

-          ¿Quién puede estar tan jodido en sus 18 años? – Baekhyun observa a Jongin  de nueva cuenta. El moreno aprieta sus labios  de manera nerviosa atascándose en sus pensamientos de nuevo y su bolsa es como si fuera  el arma contundente que lo aleja de los demás,  su barrera  como advertencia para que nadie  pase tierras minadas  e inestables de Jongin.

-          JongDae… - Baekhyun  suelta un resoplido imitando a una carcajada baja y retorcida,  sonando como  algo demasiado enmascarado entre sus impulsos.

-          No lo sé.  Pero Jongin está bien jodido. – apunta  Baekhyun desviando sus ojos hasta dar con la parte trasera del cabello de Zi Tao.  Chanyeol mira a Baekhyun atentamente.

-          Fíjate en  que Zi Tao siempre se peina su flequillo hacia la izquierda… es tan jodidamente frentón    que su cabello parece una bombilla señalando a su frente amplia de mil hectáreas.

Y Chanyeol siempre nota como Baekhyun cambia el tema de Jongin.

-          Eres una mierda hermano. – y JongDae se carcajea desviando su punto de crítica y burla de nuevo a un Zi Tao des complicado de su vida.

 

 

----O----

 

El instituto siempre era demasiado amplio y congestionado para los gustos de Jongin. A pesar de su altura un tanto envidiable y su figura delgada pero torneada, esté pasaba entre los cuerpos estudiantiles entre zancadas largas y apresuradas, sus hombros siempre encogidos sobre sí mismo mientras se encorvaba un poco y sus manos cerradas en puños fuertes, oídos sordos  ante el ruido fastidioso matutino, ante las miradas indiscretas cuando estaba más que claro quién era Jongin  desde que el chico piso el  instituto y la enfermedad que traía consigo.  

 

Pero Jongin nunca devolvía miradas y sus pasos siempre carecían de seguridad y prepotencia. Se escabullía, como si quisiera siempre habitar en un maldito hueco oscuro y profundo que nadie sea capaz de alcanzarlo, donde nadie jamás puede encontrarlo, donde simplemente las voces apenas sean murmullos demasiado lejanos  e inentendibles.

 

Jongin odiaba cada tramo del instituto. Cada rincón, cada pedazo inhabitado o a reventar de estudiantes y  la cafetería en receso era un caso jodidamente imposible para que Jongin entre en ella. Simplemente no. Estaba totalmente descartada, por eso el chico traía en su mochila un  sándwich empacado en aluminio  junto a una cajita de jugo de manzana. Siempre se escabullía al segundo piso, subiendo por las escaleras destartaladas hasta asomarse a la brisa iracunda  azotando su cabello. Donde el ruido era impenetrado por tan alta ubicación, donde solo era Jongin y los rayos de sol deslizándose entre la copa de los árboles y descansando cálidamente en las mejillas y rostro del moreno.

 

El regreso a casa era el momento donde evitaba de sobre manera el autobús, porque se abarrotaba tanto de estudiantes que incluso   la parte trasera estaba totalmente ocupada, cada asiento y en ocasiones habían estudiantes  de pie, sosteniéndose  del espaldar de las sillas,  bromeando con  sus amigos que alcanzaron a tomar asientos libres por entrar de primeros.

 

Jongin regresaba a pie, esquivando los roses momentáneos de hombros o  brazos contra su cuerpo. Evitando de sobre manera los lugares concurridos en horas intermedias cuando todo el mundo estaba apurado en llegar a cierto lugar determinado, donde las calles se llenaban de pasos desacompasados y trotes desesperados donde  las personas chocaban entre sí con pocos cuidados que no daba tiempo para formular un lo siento apenas discreto.

 

Jongin tomaba los caminos largos. Vacíos, a pesar de que el peligro este golpeándole y la señora Byun le chille cada  tarde cuando llegaba treinta minutos después de Baekhyun, recalcando que podría pasarle algo malo tomando   los caminos más desolados.

 

Pero Jongin le ignora, habitualmente, como su rutina le ha indicado.

 

-          Jongin por favor…

-          No me toque.

Y siempre era la misma respuesta cuando los dedos delgados y femeninos ansiaban con  rozar si apenas los pliegues del saco del instituto de Jongin.

Y las esperanzas decaían aún más.

 

---o----

 

-          Jongin, buenos días. – los fines de semana era un suspiro largo y liberador  para el moreno. No había instituto, no habían ocasiones en que tenía que presionar sus cuerdas vocales para hablar y dar una respuesta al hijo de puta de literatura exigiéndole al moreno que leyese la pagina 204 o tendría un trabajo demasiado largo para llevar a casa. Es entonces cuando Jongin se envuelve en tartamudeos desesperados y su respiración es tensa y acelerada. Es cuando se burlan de él, porque las palabras salen atropelladas de sus labios bulbosos y son demasiado inentendibles, optando por, a la tercera línea del primer párrafo, su maestro ya este mandándole a tomar asiento con ceños fruncidos y murmullos de…¿no sabes leer acaso?

Jongin sabe leer maldito imbécil. Demasiado  bien, pero solo en los confines de su cabeza cuando sus palabras son claras y  firmes. Nunca fuera de sus labios.

 

-          ¿Cómo has llevado esta semana? – Jongin se encoge de hombros mientras se ubica  en el mueble habitual, reclinando su espalda y mirando al techo de la oficina con colores cálidos entre las paredes y libros en repisas,  con dos plantas  en la puerta de entrada y cuadros colgados uniformemente sobre la pared de tono cremoso. – ¿nada fuera de lo común?

-          JoonMyun, no es como si mi  maldito problema fuera a cambiar tomando pastillas cada vez que hiperventile. – señala Jongin. – estoy en esto desde hace tiempo, simplemente no puedo. Es todo.

JoonMyun no ha escrito nada en su planilla donde guarda sus apuntes sobre  el  avance de Jongin. El hombre mira fijamente al moreno.

-          Te he mencionado varias veces que debemos tener …

-          Voluntad si queremos lograr un objetivo- finaliza Jongin en un resoplido agotador, sus dedos jugueteando desesperadamente contra sus  botones firmemente abrochados de su camiseta. – pero lo que pasa JoonMyun, es que en esto no puedo simplemente tener voluntad, cuando ni yo mismo se cómo salir  de tanta mierda hasta el cuello.

 

 

Jongin tiene 13 años cuando los psicólogos declaran que sufre de antropofobia. No es  nada de que alarmarse, no es como si acabaran de detectarle alguna enfermedad terminal. Pero de igual manera,  era un tema delicado.

 

Su psicólogo Kim JoonMyun se preocupaba de que el pequeño no pudiese entablar  relaciones con los demás. Jongin llegaba a casos extremos de temer dar la mano a una persona así sea cercana a él, no soportaba que alguien este extremadamente  cerca o si quiera a unos cuantos centímetros, no podía incluso soportar conversaciones largas o ser el objeto de atención de alguien.

No había nadie que se salvara. No es como si su problema radicara solo en adultos, iba tan al punto que temía  incluso de los niños, ancianos y bebes prematuros.

Después de pisar los 14 años alimentó aun más  la idea de negarse a alguien si quiera con indicios de que querer rosara su piel.  Sus latidos se incrementaban de manera desbocada e impaciente y es cando Jongin  se alejaba como si el contacto fuese a quemarlo profundamente y a dejar su piel chamuscada.

Fue ante su reacción como se ganó miradas extrañas e incluso exclamaciones que permanecieron fuera de la discreción, chillidos altos preguntando ¿qué mierda te pasa jodido enfermo?

Jongin siempre reaccionaba de manera alterada.  JoonMyun incluso llego a un tiempo en que se obligó a mantenerle medicado cuando sus reacciones sobrepasaban los límites y Jongin golpeaba con fuerza desmedida a quien si quiera fuese capaz de tocarle  sin contemplaciones,  así fuera de manera inocente.

 JoonMyun incluso recuerda la ocasión en que golpeo a  un hombre de seguridad simplemente por tocarle  el hombreo, queriendo detenerlo y que le mostrara la factura de su compra para dejarlo salir sin problemas del pequeño supermercado.  Jongin entonces dio rienda suelta a sus nervios, golpeando, empujando  e incluso arañando, no  fue una sorpresa cuando Jongin  fue llevado a un reformatorio para menores de edad  hasta que JoonMyun presento pruebas de que   un Jongin de 15 años, no era culpable de sus reacciones, puesto que era síntomas de su fobia.

Y las cosas simplemente se iban aplacando poco a poco,  había pasado mucho tiempo y JoonMyun había tenido la falsa esperanza de que Jongin al menos hubiese  avanzado un poco, JoonMyun estuviera jodidamente feliz de su  profesión con tal de que a estas alturas, Jongin pudiese sostener la mano de una persona, tan siquiera,  por dos escasos  minutos, sin hiperventilar  o gritar rompiendo varias octavas de un volumen habitual, señalando que se alejen de él.

No me toques…

Y aquellas palabras fueron las más utilizadas de Jongin en este plazo de tiempo.  Al menos JoonMyun había logrado detener las reacciones agresivas de Jongin, si al menos. Además de eso Jongin a veces tenia claras intenciones de cambiar, pero el moreno siempre terminaba agotándose cuando no veía resultados a pesar de que JoonMyun le asegure que debe tomárselo con calma.

JoonMyun habita tenido casos serios donde pensaba realmente que nunca podría salir adelante con el paciente, porque estaba tan hundido y el  daño, el temor, la fobia como tal,  estaba comenzando  a rasgar   su interior  y en el momento que llegase a ser uno con la persona, era donde todo estaba llegando a su límite. Cuando las personas no podían simplemente controlarlo. Cuando se convertían impulsos necesarios de su sistema y que su cabeza lo comprendiera como un escudo demasiado factible.

Y aquello paso con Jongin. 

Aferrándose tanto a alejarse del mundo social como fuera posible. Amarrándose  y distanciándose de cualquier contacto humano.

JoonMyun apunta en su block que el paciente  Byun Jongin no ha presentado cambios favorables.

-          Tengo entendido que  estuviste en una presentación cultural de tu instituto. – aclara JoonMyun con su  voz habitualmente pausada y suave.

Jongin asiente distraídamente observando los rascacielos de edificios más bajos, fuera del ventanal,  en la oficina de JoonMyun.

-          ¿Cómo estuvo eso? – JoonMyun quiere sonar alegre, espera si quiera una mínima buena noticia.

-          Tome dos píldoras antes de entrar al salón. – responde Jongin secamente. – me senté al lado de una chica e incluso roso mi hombro…

JoonMyun sube su mirada atentamente, sus ojos desbordándose  cuando las descargas emotivas comienzas a deslizarse por su cuerpo, atentando sus nervios y crispando sus nudillos para detener el salto que quiere pegar de su silla y bailar una canción pop que resuena de  manera ligera en el pequeño estéreo que tiene al costado. JoonMyun aprendió que Jongin se relaja aún más cuando las secciones se acompañaban de música  con ritmo  entusiasta y JoonMyun nota como, en algunas ocasiones los dedos del moreno danzan sobre su abdomen firme, como si dibujara coreografías  incompletas sobre su vientre,  acorde a la armonía musical.

-          Pero… - y JoonMyun siente como sus emociones y ataques de felicidad decaen ante un baldado de agua realista, poniendo sus pies sobre la tierra, fuera de danzas ridículas  y extrovertidas.

-          ¿Pero?

-          Por poco llego a hiperventilar. – JoonMyun suspira pesadamente y quiere detenerse a tiempo pero es demasiado tarde. Jongin nota desde hace mucho que el suspiro de JoonMyun solo significa decepción y el moreno acumula  ira en sus puños,  cuando últimamente es lo que más escucha provenir de su mayor.

-          Jongin.

-          Quiero irme ahora. – señala el moreno desviando su atención de JoonMyun. Inclusive JoonMyun en sus secciones si apenas se daba el lujo de detallar las expresiones de Jongin por minutos cortos. El  moreno tendía a devolverles las miradas y revolverse en su puesto totalmente incomodo ante  ser el centro de atención de JoonMyun,  cosa  que es jodidamente  razonable cuando es su paciente. Pero JoonMyun entonces mira hacia el suelo cuando habla con  Jongin  u ojea sus apuntes descuidadamente para hacer sentir mejor a su paciente.

-          Sé que no hiperventile solo por las píldoras, JoonMyun. No tengo progresos.

JoonMyun apunta de manera rápida el detalle de las píldoras y  la anécdota de Jongin.

-          ¿Has tomado el camino frente al parque  que te he recomendado? – Jongin asiente brevemente y desvía su mirada hacia sus dedos. – ¿cómo te has sentido? – Jongin suspira, observa de nuevo los rascacielos pintando varios pisos sobre ellos, pintando paredes cubiertas por espejos desde el suelo hasta el techo, un lustrado piso de madera y barandas de hierro en la parte inferior del salón,  un estéreo de tamaño considerado en un rincón y un mueble en el costado con   una habitación pequeño   donde este acodiciando el baño  y otra para guardar implementos de aseo. Un estudio de baile… se vería bien…

-          Había una pareja.- recalca Jongin recordando ligeramente, presionado a su cabeza para traer incluso la sensación que tenía revoloteando en su interior. JoonMyun espero silenciosamente. – estaban tomándose de las manos y ella lo abrazo. – JoonMyun asiente.

 

Jongin se queda en silencio y JoonMyun incluso espera pacientemente a pesar de que  van cinco minutos entre las palabras mudas del moreno y si apenas una extraña expresión brillando en los pozos chocolates, reflejando sus ansias ocultas. Jongin da una ojeada nerviosa a JoonMyun y el psicólogo baja su vista de manera apresurada hacia  su bolígrafo, había tomado  tiempo de más en  reparar a Jongin – Hyung… ¿qué se siente que alguien te toque de esa manera? – pregunta Jongin  apresuradamente, si apenas sus labios murmurando de manera coherente. – ¿qué se siente, Hyung?

Y JoonMyun deja que el aliento escape entre sus labios mientras toma apuntes de manera  apresurada, su letra se dibuja casi amorfa sobre el papel, pero esta tan ensimismado en copiar exactamente las palabras de Jongin  y no retocarlas o descomponerlas en algún sentido. Las necesita así. Intactas.

----O----

 

Kyungsoo es preciso en las  decisiones que toma. Es un tanto estricto, ordenado  y preocupado porque su departamento huela a flores y sus ropas a lavanda   fresca. Las baldosas brillantes contra la luz en el techo  y el cómo incluso, el juego de negro  y blanco contrastan perfectamente.

Kyungsoo mide el tiempo.  Tiene veinte minutos para terminar de  reparar unos planos que han sido enviados, luego cinco minutos para doblar las prendas  ubicadas en el cesto de ropa limpia y cinco minutos  más para que sus camisas importantes y elegantes, junto a sus abrigos costosos y sacos  de trajes, estén colgados en su ropero, veinte minutos para tomar el baño y dos minutos para hacer una llamada a El Gran Dragón Rojo y pedir una porción de tallarines, arroz y pollo en salsa.

Le gustan los relojes, porque le configura y lo hace sentir tan jodidamente exacto al momento  en que las 24 horas del día han sido ubicadas por Kyungsoo en sus quehaceres diarios. Siente que tiene todo bajo control y nada está deslizándose fuera de sus manos.

Kyungsoo está frente a su cocina observando el reloj plantado justo sobre la nevera de dos piezas, color plateado. Mueve sus dedos y corre un pocillo ubicándolo en una línea perfecta justo en el gabinete donde se organizaban en el primer estante los platos de porcelana   de manera uniforme, y en el segundo estante los pocillos organizados por tamaños.

Se siente frustrado porque jamás había pensado que el  familiar sonido del segundero atravesando la circunferencia completa en parsimoniosos movimientos, llegase a taladrarle los oídos y  las imágenes de salas de operaciones estén titilando en su cabeza como bombillo inservible en tiempos de humedad cuando las conexiones eléctricas se atrofian ante el agua colándose  por las vigas o cuando el imbécil arrendador del pequeño hogar haya olvidado mencionar casualmente que  fuera posible que Kyungsoo fuese hostigado por pequeños agujeros en el techo perforando y el agua goteando. Goteras. El sonido contra los baldes y pocos utensilios que tenía Kyungsoo en su hogar evitando que las gotas se estrellen contra sus adoradas baldosas y emparar todo el piso. Como  las delicadas figuras rompen contra  la superficie dura y el sonido parece mofarse y hacer las paces con el tic tac del reloj. Oh si, vamos a joder a un nervioso Kyungsoo ahora.

-          Oye Kyung, ¿estás listo? – Luhan sostiene entre esas falanges delicadas y largas que posee, la bolsa de mano de Kyungsoo.

-          Eso creo. – asiente el de ojos grandes  mientras sigue a su amigo fuera de las puertas cálidas de su hogar. La lluvia comienza a golpear contra las ventanas con fuerzas  y Kyungsoo odia como  la brisa fuerte le sirve de consuelo y hay ocasiones que siente como sus pantalones comienzan a humedecerse por las gotas a punto de traspasar la tela.

Corre con Luhan hacia el auto de Kyungsoo, refugiados bajo un paraguas, mientras el primero toma posesión de las llaves de Kyungsoo y después de meter a su amigo a salvo en los confines del asiento del  copiloto, da una carrera rápida al asiento contiguo  y los dedos de Luhan acariciar el volante.

-          No toques a mi bebé con tus dedos deseosos. Maldito pecador. – Luhan rueda sus ojos y enciende la radio.

-          Anda Kyung. Los malos modales harán daño a tu vista. – Kyungsoo ignora a Luhan y su humor negro cuando lo único que puede  vislumbrar es si apenas números borrosos igual que letras distorsionadas y rostros con poca nitidez. Su campo de visión está siendo una mierda jodida y Kyungsoo…lo odia.

-          La tengo jodida desde hace dos meses.-  Luhan asiente al parar cuando un semáforo en rojo, le obliga. Kyungsoo  sobre esfuerza a que su retina sea capaz de  mandar indicaciones y todas las mierdas del proceso que haga su cerebro para identificar  las letras, componiendo el nombre de un restaurante a las afueras de ventana. Kyungsoo gimotea porque sabe que las letras son grandes y el letrero es de neón. Es un claro aviso jodidamente contaminado y jodidamente visible  incluso para un pobre diablo padeciendo miopía severa.

Kyungsoo ama  la arquitectura. El cómo los números se unen y las líneas forman columnas y pisos inalcanzables y crea calles  y edificios en planos   amplios tanto como su estatura. Ama ese juego de su profesión de ser  quien cree centros comerciales junto a los ingenieros y demás arquitectos de la constructora para quien trabajaba.  Le hace sentir que sus  ideas son mágicas, que él puede plasmar en papel   y luego ver en la venida principal el edificio que aun tenía en un plano guardado en los archivos finalizados. Como se alza majestuoso, como  los ojos de Kyungsoo brillan cuando su vista fastidia al hacer contacto con los rayos del sol y no le  permite terminar de vislumbrar hasta el último de los veinte pisos. Porque es tan alto, tan inalcanzable.

Kyungsoo se siente temblar hasta el último centímetro de piel cuando cambia sus ropas y entra al quirófano. Kyungsoo había tenido molestias desde hace unos meses, al principio si apenas eran puntos blancos bailoteando  pegados en su  campo visual. El chico pálido parpadeaba fuertemente hasta que las molestias pasaban por completo y su vista se restablecía, fue entonces cuando sus ojos comenzaron a  empañarse de  a ratos, como si su vista fuese un par de lentes con vidrios  rayados y molestos. Kyungsoo uso gotas entonces, porque tenía demasiado trabajo por terminar y no podía simplemente darse el lujo de sacar una cita médica e interrumpir sus planos por problemas llevaderos.

Pero las cosas empeoraron y su vista le cobro factura.

Y la manera en que Kyungsoo se recostaba en la silla inclinada,  recordándole vagamente a las ocasiones en que visitaba  al dentista. Kyungsoo observo el aparto iluminado toda su cara y por ende su vista, de manera fastidiosa.

-          ¿Estás listo Do Kyungsoo?

Kyungsoo trago saliva y asintió vagamente. Como si aún cuestionara su presencia delante de dos hombres en bata y tapabocas blancos, observándole rigurosamente.

Luhan fue quien le obligo a tomar los  exámenes cuando un ardor insoportable en su visión comenzó a darle punzadas fuertes en su cabeza y a impedir que progresara en su trabajo cuando ni siquiera podía vislumbrar bien los números y plantear las mediadas correctamente.

-          ¿Sabes los riesgos?- pregunta el hombre a su izquierda y Kyungsoo asiente. – quedaras privado de tu visión por dos  semanas. Mientras la estabilizamos, el contacto  directo con la  luz puede dañar la operación.

Kyungsoo toma una bocanada de aire porque leyó los riesgos cuando la enfermera  se lo pidió con urgencias antes de que firmara la autorización, para la operación en cuestión.

Kyungsoo no sabe cómo vivirá aquellas dos semanas puesto que su trabajo era su vida completa y puesto que su vista era una de las cosas que es apenas hacían su vida soportable y estable, mas ahora, justo después del acontecimiento con Yi Fan.

Pero Kyungsoo no podía arriesgarse a que los peligros suban y quede potencialmente expuesto a una ceguera permanente, si eso llegase si quiera a pasar, Kyungsoo aun conoce la ubicación de los cuchillos en su cocina, con o sin visión y sabe muy bien el lugar exacto en su muñeca para perforar y desangrarse.

Bizarro. Pero cierto. Kyungsoo simplemente no sería capaz de vivir así.

Luhan descansa en un asiento acolchado con sus brazos cruzados sobre su pecho de manera relajada cuando reconoce que Kyungsoo está en las mejores  manos de   un Oftalmólogo y un Retinólogo en la sala.  Extiende sus piernas y suspira ante el ajetreo de aquella mañana.

A su lado. Un hombre con ceño fruncido y cabello tinturado color rubio brillante, toma asiento con un suspiro alto. Observa la pequeña pantalla donde trascurre la cirugía y el hombre frunce el ceño cuando son demasiado explícitos en pasar directamente la situación llevada en la sala.

-          No fuiste un poco…severo en esto de pedir observar la cirugía.

-          Dijeron que podía hacerlo si quería. – Luhan se encogió de hombros. – soy ingeniero pero puedo soportar estas mierdas de viseras afuera y sangre.

-          Es un ojo, Luhan. No creo que hayan viseras. – Luhan vuelve a encogerse de hombros y el más viejo de los dos repite la acción del chico despreocupado a su lado y extiende sus piernas mientras su cuello reposa en el final del respaldo acolchado.

-          Te vez… cansando. Digo eres psicólogo y eso pero hermano a veces parece que el diablo te estuviera llevando de la mano.  – se burla Luhan  en un resoplido,  porque no es como si su trabajo lo dejara respirar de igual manera.

-          Problemas. – suelta- no sé cómo solucionar ciertas cosas.

-          JoonMyun…- murmura Luhan- tu hermano estará sin visión por una semana- explica  observando el perfil del  JoonMyun un tanto ido,  observando sus zapatos porque simplemente no es capaz de vislumbrar la operación de Kyungsoo. Es ridículo, pero no quería ver  como cortaban o hacían  esas cosas quirúrgicas en  los ojos de su hermano.

-          Lo sé. Él lo comento hace unos días.

-          ¿Qué planeas hacer? Sabes que puede hacer estupideces si no  hay alguien vigilándole. – Suho asiente un tanto perdido.

-          No puedo encargarme de él.  Tengo demasiado trabajo jodiendome y demasiadas sesiones  por atender- murmura JoonMyun-  quiero a Kyungsoo, es mi hermano pero…  yo terminaría volviéndome loco si dejo represar tantas cosas. – JoonMyun suspira. – no he podido salir de   tres casos en que los tengo desde meses  e incluso uno de años y tengo que hacer algo rápido porque no puedo durar tanto tiempo con un paciente.

Luhan asiente puesto que JoonMyun siempre le ha estado explicando sobre el caso con sus pacientes y sus citas. A veces esta  hasta el cuello y no hace falta mencionar las ocasiones en sus fines de semanas que  alguno de sus pacientes llamaban a JoonMyun cuando  justo en ese momento pasaban por un problema de ansiedad o estrés que no podían controlar o en una acción que no sabían cómo ejecutar.

JoonMyun suspira y Luhan frunce los labios.

-          Deberías contratar a alguien para que se quede con Kyungsoo. –

-          No sé quién podría. Sabes que Kyungsoo es complicado en muchos sentidos.

Luhan bufa y recuesta su cabeza imitando a JoonMyun puesto que ya su estómago comenzó a revolverse ante la visión en la pantalla.

-          No sé cómo apagar esa mierda.- declara un Luhan vencido  y JoonMyun asiente comprendiéndolo mientras ambos miran hacia el techo.- ¿cómo vas con el paciente de antropofobia?

JoonMyun resopla al recordar a Jongin.

-          No hay nada. No hay avances. Nada. – suelta ofuscado  y Luhan permanece en silencio por varios minutos.  Luhan es de esas personas perspicaces, de hecho muchas veces sus ideas son elogiadas por los creativas  e impulsivas que son. Luhan medita mucho las cosas,   y  a pesar de demorar un tanto en plantear una idea, esta siempre es una de las mejores cosas que la otra persona pueda haber escuchado en el ámbito. Por eso, el más  joven, era popular entre las relaciones porque siempre sabía que decir o al parecer sabía qué hacer. En su trabajo era reconocido por las mismas  circunstancias.

Pero también, era un bufón empedernido.

-          ¿Sabes que sería gracioso? – JoonMyun frunce sus labios en un amago de sonrisa dándole apoyo a Luhan  para que prosiguiera a pesar del destello agotado en los ojos del psicólogo.

-          ¿Uhm?

-          Que el chico con antropofobia se hiciera cargo de Kyungsoo.  Digo matarías dos pájaros de un tiro y solo le dirías al chico que es como algo parecido a una terapia mientras cuida de Kyungsoo, tendría que tocar a Kyungsoo o viceversa para ayudarle a caminar y esas cosas. Aunque bueno, si persiste con eso de ser violento no creo que…

Pero JoonMyun dejo de escuchar a Luhan cuando sus ojos se abrieron desmesuradamente.

Jongin había dejado la faceta de violencia desde hace mucho y ahora estaba ferrado a la fase de cautiverio  y timidez extrema. Como si fuese un pequeño buscando ocultarse detrás de su madre cuando esta habla con desconocidos

-          El tal Jongin podría ser los  ojos de Kyungsoo por dos semanas. – se burla Luhan- sería un chiste digno de ver…digo imagínalo… ¿JoonMyun?

Pero JoonMyun está riendo…demasiado, ampliamente.

-          Luhan…

-          ¿Sabes que solo fue bazofia lo que salió de mi boca verdad? Fue vomito verbal hermano- señalaba Luhan de manera nerviosa cuando reconoce la expresión de JoonMyun. – ¿Myun?

-          Deberías ser mi asistente o algo- declara JoonMyun sonriendo. – eres un genio, Hyung.

-          JoonMyun no iras a… - JoonMyun toma aire e infla el pecho con orgullo

-          Creo que tengo una nueva terapia para Jongin.

-          JoonMyun.

-          Debería llamarle para  informarle, de igual manera no puede negarse, soy su médico y aquello seria como una parte fundamental del progreso para el paciente- JoonMyun piensa de manera audible y Luhan siente un nudo en su garganta cuando intenta  preguntarle a su JoonMyun si es que está siendo gracioso porque joder vaya chiste al extremo.

-          Gracias Luhan Hyung.

Aunque bueno…Luhan comenzó a desistir de pensar que JoonMyun lo tomaba como broma.

-           Solo no me demandes si Kyungsoo muere.

JoonMyun se burla en carcajadas sutiles y elegantes mientras se  levanta con paciencia estirándose un poco ante sus músculos adormilados.  Y camina a hacer una llamada telefónica o a buscar un café de la maquina. Quién sabe. 

Notas finales:

Y bieeen?? les ha gustado?? 

regalenme rwcitos  si les ha gustado para darle amor a esta escritora y animos tambien!! 

Muchas gracias por tomarse su tiempo en leer, el fic sera coritito como ya dije pero sustancioso y besho *-* 

En este capitulo esta mas la explicacion de la vida de Jongin y Kyungsoo para proseguir con la situacion XD

Nos leemos pronto!

No olviden los rwcitos de amor. 

 


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