Esclavo y Amo del Universo
IV
Esclavo
Sin quitar la mirada del niño que vivió, más de un par de resplandores aparecieron en el atrio, eran miembros de la Orden del Fénix. Se concentraron en ‘liberar’ a los alumnos de los Mortfagos, luego, se quedaron sorprendidos por la presencia de los viajeros, el que Harry no contestara a Sirius como debió haber contestado volvió a descolocar a los presentes y el que pareciera que conocía los viajeros... fue más que sorprendente.
Varios Mortífagos aprovecharon la distracción de los de le Orden obligándose a sí mismos a despertar del estupor al que estaban sometidos… la cacería inició.
Los viajeros seguían evaluando sus alrededores, esquivaba uno que otro hechizo lanzado al azar por Mortífagos y por miembros de la Orden, prestaban mayor a tención a Harry Potter, a ese chiquillo que por el momento les recordaba al Alquimista de Acero.
Sirius parecía escéptico, los ojos de su ahijado lucían diferentes. Algo andaba mal.
--¡Al!... ¡Coronel!... ¡Sellen el atrio! Eviten que sigan escapando. –ordenaba el de ojos esmeralda con una leve alteración en su voz.
Sin prestar atención a las miradas inquisitivas de Sirius y de los más allegados, Ed/Harry inició a aturdir a los Mortífagos que aún seguían en dicho atrio.
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Los magos de la Orden del Fenix habían llegado a ‘rescatar’ a Harry y sus fieles compañeros, aún eran muy chicos para pelear, mucho más para participar en las batallas de lo que es la guerra… que el vínculo con el que no debe ser nombrado se descubriera, y que funcionara, ya era una desventaja que se debía reparar pronto.
Tantos Mortífagos, era una suerte que todos los chicos siguieran con vida. No debían temer más, ya estaban aquí para ayudarles.
Sin embargo, el éxito que tuvieron en el rescate de los chicos se lo debían a la distracción que los viajeros habían causado, no evitaron preguntarse ¿De qué lado estaban? Otro detalle que les tomó por sorpresa fue, que Harry pareciera conocerlos. Pero, ¿De dónde? Los viajeros nuca mencionaron haber conocido a la esperanza del Mundo Mágico. Ningún miembro de la Orden tenía permitido habar de ellos fuera del Cuartel… ni siquiera Dumbledore dio a conocer que le hablaría a Harry de los extraños visitantes.
La actitud que Harry mostró hacia Sirius, el caso omiso hacia las ordenes-sugerencias-advertencias de todos y la absoluta confianza en saber lo que estaba haciendo, lo que había ordenado a los viajeros… y, que los viajeros obedecieran sin cuestionar… demostró tanto a los magos de la Orden, los amigos de Hogwarts y a los Mortífagos que… sucedía algo más. Algo hacía falta, algo, demasiado importante, algo que acababa de demostrar la lealtad de los viajeros en la guerra.
Por el momento, había que capturar a los Mortífagos, ya preguntarían luego.
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Los viajeros hicieron lo que Harry Potter les dijo, usaron alquimia para sellar las posibles rutas de escape, la magia y la alquimia eran diferentes, la alquimia no podía ser modificada por la magia con tanta facilidad, era un repelente natural.
Varios Mortífagos cayeron, miembros de la Orden vigilaban a los alumnos, Sirius peleaba junto a su ahijado, aunque éste actuara como alguien totalmente desconocido para todo aquel que lo había llegado a conocer. En pocos minutos los Mortífagos estaban atados y desarmados, los magos de la Orden estaban por pedir explicaciones cuando una explosión hizo que todos se pusieran en guardia.
La figura de Acero fue lo que quedó cuando el humo de la explosión se disolvió.
El último recurso del mago obscuro hacía su aparición.
Venía por los fieles seguidores de Voldemort.
Sin darse cuenta, los miembros de la Orden se estremecieron, el chico rubio que pocas veces hacía acto de presencia era porque aquellos que lograban verlo… jamás volvían a ver la luz del sol otra vez. Se obligaron a que su prioridad no fuera sobrevivir como les gritaba su instinto sino proteger a Harry y sus amigos, sacarlos de ahí lo antes posible.
Loa viajeros lo miraban lo más serenos que podían, era extraño, ver a Ed pero, sentir que Ed estaba en otro lugar… en ese mismo atrio. ¿Podría ser posible lo que sus instintos les decía?... Tratándose de Ed, era afirmativo. El Alquimista de Acero siempre estaba envuelto en cosas fuera de lo común. Ahora, solo debían seguir su instinto, seguir a Harry Potter. Mentalmente se prepararon, se aproximaba una batalla contra un gran guerrero que además había logrado manipular a magia. Alquimia y magia… esto sería interesante.
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Por su parte, Ed/Harry por fin tenían frente a ellos al cuerpo de Ed.
Harry se permitió observar cara a cara a Ed, era tal como lo veía en su mente… lo que no cuadraba con la imagen de Ed, eran sus ojos: los del cuerpo de Ed, eran un reflejo, parecían un reflejo de lo que los verdaderos ojos de Ed demostraban, lo que provocaban.
En cambio Ed, él estaba extrañamente calmado… miraba a su cuerpo, podría decirse que estaba en forma, aunque conociéndose, sabía que su cuerpo no se había ejercitado como él solía hacerlo, sabía que su brazo y pierna antes metálicos no habían recibido la terapia necesaria… sabía que su pelo estaba mal peinado, que la ropa que usaba restringían movimientos, era incomoda y era inservible para una batalla.
También observó esas marcas en su cuello, apretó los puños del cuerpo que tenía prestado, pidió a Harry que le tuviera confianza y en un leve movimiento en clave típico de la milicia les comunicó a los viajeros su plan. Después les explicaría todo, bueno, la mayoría. Claro que, primero ellos tendrían que explicarle cómo es que llegaron, cómo pasaron a Verdad, por qué habían cruzado la puerta… cómo es que no los había visto antes. Ya habría tiempo, en cinco horas volverían a hablar, después de haber recuperado su cuerpo y luego de haber matado a Riddle.
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Al primer movimiento de Acero los viajeros juntaron a los de la Orden, a los Mortífagos y a los alumnos, les indicaron no alejarse ni intervenir en la pelea entre Acero y Harry Potter. Ante la necedad de algunos, les advirtieron que hicieran lo que decían o los dormirían al igual que los Mortífagos… Sirius se empeñaba en ir a proteger a su ahijado, fue el más joven de los viajeros quien le quitó el conocimiento con un simple golpe. Fue en ese momento que los demás vieron que no era una broma, ni nada para tomarse a la ligera. Se convirtieron en espectadores.
Las barreras que el joven viajero levantó y las llamas del mayor bloqueaban los hechizos que Acero repelía, hechizos que Harry mandaba sin tregua. Acero no usaba magia pero sí la repelía, él usaba más ataques físicos: patadas, golpes, rodillazos. Usaba ese sable que sobre salía de su mano derecha para repeler los hechizos de su contrincante.
En un descuido de Harry, Acero lo rodeó, con su mano izquierda sujetaba la mano y barita del moreno mientras que la mano derecha la tenía a una distancia milimétrica del cuello del de ojos esmeralda. Como si el tiempo se hubiera detenido, así de súbito los movimientos cesaron.
Los de la Orden estaban por salir en ayuda de la esperanza del Mundo Mágico cuando los viajeros volvieron a advertirles no hacer movimiento alguno. Cinco cuerpo cayeron inconscientes después de la advertencia, los demás se obligaron a quedarse quietos.
Una tenebrosa risa hizo eco en el atrio, nadie movió un solo músculo, una presencia llena de magia negra hacía acto de presencia en el atrio del Velo. Lord Voldemort estaba frente a su fiel mano derecha y frente al rehén, Harry Potter.
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--Valla, valla. Pero qué sorpresa… –el discurso inicial de Voldemort se vio interrumpido al observar los ojos de Potter, esos ojos, aunque esmeraldas, le recordaban a alguien más. Quitó su mirada carmesí del chico Potter para mirar a quien lo tenía aprisionado, el rubio de ojos dorados, esos ojos dorados sin voluntad.
--¿Qué pasa Riddle? ¿Acaso viste un fantasma? –preguntaba de lo más casual Ed/Harry.
En una serie de ágiles movimientos, un par de golpes en partes vitales y sensibles en el cuerpo del rubio, Ed/Harry se liberó de Acero, con tres hechizos más lo dejó fuera de combate. Con leves movimientos clave volvió a comunicarse con los viajeros, les indicó que apresaran a Acero; una mano salida de la tierra cubrió el cuerpo de Ed dejándolo fuera del alcance de Voldemort. Mientras tanto, Ed/Harry había tomado con fuerza la túnica de Voldemort quien seguía en shock.
--Mírame Riddle, mírame bien que serán lo último que veas antes de hacerte vivir el infierno mismo. –decía Harry con un odio ajeno a él pensaban sus conocidos, era Ed quien hablaba se dieron cuenta los viajeros, Harry y el mismo Voldemort.
--Tú… –medio decía Voldemort –tú… eres…
--Tu pero pesadilla, Riddle. –dijo Ed/Harry con una sonrisa escalofriante.
Sin embargo, antes algo, otro resplandor reveló a Albus Dumbledore quien miraba atónito a un Lord Obscuro siendo sostenido por el cuello de la túnica por un furioso Harry Potter. Abrió la boca para decir algo, con su barita apuntó al Lord e iba a avanzar pero una voz lo detuvo.
--No te metas viejo. –la voz provenía de Harry, pero no era de él, no le pertenecía.
--Harry… –iniciaba Dumbledore.
--Quieto viejo, hablo enserio, no te acerques. –hablaba entre dientes Harry, apenas conteniendo su rencor.
Dumbledore iba a acercarse a las personas que sus ojos se negaban a reconocer, otro más y un moreno ya estaba frente a él bloqueándole el camino. Era uno de los viajeros. Iba a ignorarlo y a seguir avanzando, de pronto se vio de rodillas, sin varita y bajo la amenazante mirada del viajero mayor.
--No se mueva. –ordenó el viajero, Roy Mustang si no se equivocaba.
Una tétrica risa reclamó la atención de todos aquellos en el atrio, aquellos que seguían conscientes, provenía de Lord Voldemort.
>>Continuará...