-¿Por qué será que a algunas personas les cuesta tanto reconocer su realidad?-Reflexionó un chico de cabellos castaños y ojos del mismo tono, mientras en su mente se formaba la imagen de aquella hermosa persona de cabellos negros y ojos verdes, su sonrisa y los momentos felices en los que lo había visto inmerso. Porque sólo era un espectador y él… sabía la verdad que nadie se imaginaba.
Ser gay no es tan malo… para nada.
Si lo reconocieras abiertamente me sería más fácil acercarme a ti… pero, sé que por tu cuenta jamás lo harás… Así que… -Sonrió ladinamente, mostrando en sus ojos un brillito extraño- Creo que tendré que ayudarte a mi modo… Evan.
Academia de Teatro Umbrella Act.
Un fuerte sonrojo apareció en su pálido y fino rostro después de haber hurgado dentro de su mochila en busca de un cuaderno. ¿Cuál no fue su sorpresa al encontrarse un pequeño papel de diseño algo femenino en el interior de su bolsa? Sin lugar a dudas aquello fue algo un poco desconcertante, sin embargo, lo peor llegó después de leer el contenido de cierta cartita de “amor”, y lo que le tiró a matar fue la perfecta caligrafía donde se podía leer el atentamente: Tomás.
-¿Pero qué…?
-¿Oh…Qué es eso, Evan?-El aludido pegó un gritito cuando su amiga y compañera de clases de actuación, Emily, le habló desde la espalda. Ni siquiera se había dado cuenta cuando ella se le había acercado.
-Na… nada… -Respondió ocultando el papel, tratando inútilmente de disimular su nerviosismo, sin embargo, el carmín de sus mejillas lo delataba sin lugar a dudas.
- Yo lo vi… -Dijo la chica con una sonrisilla pícara adornándole los labios.
-¿Ah?
-Vi a Tomás abrir tu mochila mientras ibas al baño… iba a decirle algo pero entonces vi que metió un papel de color rosa con ositos…-rió levemente, ocultando sus labios con la mano- en tu mochila.
-No es lo que… ¡Oye! ¡No lo leas!- Sin darle tiempo a reaccionar, ella ya le había arrebatado el papel, huyendo de él para leerlo con atención en una de las esquinas del aula.
- ¡Aja! Lo sabía… -Murmuró con una sonrisa y acusándolo con el dedo- ¡Quiere que seas su novio!
-Eso es… ¡eso es mentira!- Y como si fuera posible, el carmín de sus mejillas aumentó drásticamente, cubriéndole hasta la frente, notando la mirada de varios de sus compañeros sobre él.
Tierra… ¡ábrete y trágame!
Habían pasado varios días desde aquel incidente y Tomás no había dado ninguna buena o mala señal o siquiera indicios de los que decía el papel. Así que Evan prefirió tomar como una broma lo de la carta de su castaño compañero.
-Una broma de muy mal gusto, por cierto…-Susurró con la frente pegada al mesa banco, impidiendo que alguien más lo escuchara.
Los diez asientos de los que constaba el grupo se fueron llenando prontamente, anunciando la llegada del profesor, quien venía con dos actores desconocidos. Después de las presentaciones, uno de ellos les pidió levantarse y formar un círculo.
-Bien… la dinámica de hoy tratará de la improvisación y la concentración; haciendo preguntas a la persona con quien les toque pasar al frente y viceversa. El punto es que está prohibido contestar con Si y No, además de que tampoco pueden utilizar más de tres veces la misma frase. Emmm...- Buscó en su pequeña lista, nombrando a los primeros participantes que al pasar, perdieron casi al instante. Ya los segundos lograron hacer un mejor tiempo, pero al final perdieron también.
-Los siguientes en pasar son Evan y Tomás.
-¡¿Por qué con él?!- Lloriqueó para mismo, sin pronunciarlo en voz alta, pero si con un claro nerviosismo. Vio a Emily quien le sonrió pícaramente y posteriormente a Tomás quien le sonrió como si nada, saludándole con un “Hola” que fue contestado de la misma forma.
Y ahí comenzó la charla.
-¿Cómo estás?
-Bien ¿y tú?
-Bien, supongo…- Dijo Tomás encogiéndose de hombros.
-¿Por qué supones?-
-Me pones nervioso…-contestó como si aquellas palabras fueran ciertas, pero mostrando un rostro relajado que exponía todo lo contrario.
-¿Estas tratando de jugar conmigo, verdad?- Pensó pero no lo dijo en voz alta- Sé que soy guapo, pero es innecesario que te pongas nervioso por mi…- Dijo tratando de seguirle el juego. “A ver hasta dónde llega tu bromita”.
-Eso es mentira, jamás me había puesto tan nervioso por estar frente a un hombre…
-¿Y lo estás porque…?
-Ya te lo dije…-Se acercó a él, refiriéndose a la carta. El de cabellos negros se tensó un poco, tratando de alejarse, pero le era imposible. Su mirada verdosa chocó con la marrón de Tomás, poniéndolo aún más inquieto y con ganas de salir corriendo de ahí.
-¿Podrías hacerte para atrás? Me sofocas…-Rió nerviosamente, empujando su pecho con una de sus manos.
-Me pareces tan guapo…- Sonrió de lado y ambos notaron las risillas nerviosas de todos los demás que les rodeaban y que pensaban que lo hacían de maravilla, o al menos lo suficientemente bien como para soportar el terrible bochorno.
-Gracias, tú también eres guapo…-Dijo Evan agitando su mano, como restándole importancia al asunto, pero en realidad, sentía como si su corazón rebotara contra sus costillas, tratando de huir.
-¿Puedo acariciar tu mejilla? Es que luce tan suave… -“No” Evan quiso decirle pero en su lugar, un “adelante”salió de sus labios.
-Pensé que perderías con eso… Ummm, veamos…- Dijo Tomás palpando su mejilla con delicadeza, apreciando la suavidad y calidez de aquella pálida piel…-Ya sé...
-¿Qué es lo que sabes?- Preguntó en un hilo de voz al observar como el otro se acercaba demasiado a su rostro, sintiendo casi, casi la respiración de Tomás sobre su cara.
-¿Puedo besarte?- Y el grito y cuchicheo de las chicas que se reducían a 5 no se hizo de esperar: “No creo que lo haga…” “Por Dios, Evan ya ríndete…” “Vamos bésalo”. Y aquello último no sabía si era la voz de su conciencia o el gritito que había pegado Emily junto a ellos, teniendo una vista panorámica de la singular escena.
-Hazlo…- Y sus labios se juntaron sin poder dar marcha atrás al momento. Extendió los brazos y rodeo su cuello, mientras el otro le abrazaba por la cintura ante la atónita mirada de los instructores y compañeros que se habían quedado en un silencio sepulcral.
-Ejemh…-Carraspeó el titular, interrumpiendo aquel beso -No hacía falta que fueran tan explícitos en esta dinámica chicos… -Soltó una risilla con picardía mientras apuntaba la calificación de ambos en su lista.- Bien, regresen a su asiento y… Felicidades a ambos…-Todos rieron ante lo dicho por aquel profesor, haciendo sonrojar más si cabía la posibilidad a ambos chicos quienes en ese tiempo, se habían olvidado que estaban en público.
-Lo admito… Y también… -Mencionó refiriéndose a lo de la extraña carta que había recibido hacía días y que tanto había releído sin querer. -Admito que me gustas…-Susurró Evan, antes de salir corriendo del salón una vez el itinerario hubo concluido, siendo seguido por un sonriente castaño, quien entrelazó sus dedos con los contrarios tan abiertamente como siempre lo quiso hacer.