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Rutinas de la Mansión Phantomhive por yaoiana

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios, aquí traigo otro nuevo cap y espero sea de su agrado.

Rutina 2: Baile

 

Cuando el joven amo me ordenó hacer la lista de las personas con similitudes a Jack el destripador, supe de inmediato quién era el asesino.   Bien podría haberle dicho a mi amo, pero por dos razones fundamentales no lo hice: la primera, no había sido una orden y segunda, sabía que aquella experiencia le serviría y mancharía aún más su alma… sería aún más apetitosa.

Ante las suposiciones de mi amo sobre el Vizconde Druitt, sonreí y seguí la pantomima que él, Madame Red y Lau proponían; era una hipocresía bastante cómica para mí. 

Sin embargo, no voy a negar que participé con entusiasmo al saber que mi amo actuaria y se vestiría como una dama. Verlo humillado me divertía en ocasiones. 

 

Casi inmediatamente comenzamos el entrenamiento.  Vigilé con profesionalismo que realizara todas las tareas: caminar derecho  y elegante, ser más gesticuloso, ser más grácil con sus movimientos y la que más complejidad le dio… bailar. Fui muy estricto con mi amo en esta importante tarea.

 

Mientras se tomaban un tiempo para hablar ( Madame, Lau y mi lord), fui a la cocina a preparar una merienda, aunque no voy a negar que debía detenerme a momentos pues recordar a mi lord con corset, era exageradamente cómico. 

Terminada la merienda, salí a despacharla; también quería ver el barullo que armaban ya que había infinidad de trajes en el suelo.  Enfocando mi mirada, observé a mi amo con un vestido francés que resaltaban sus ojos océano… debía admitirlo, en todos mis años de demonio, jamás había conocido un humano tan polimorfo y bello como mi lord, fuese hombre o mujer, era realmente cautivador.

 

-       Sebastian¡ llevo rato llamándote

 

-       Lo siento joven amo, ¿me decía?

 

-       Tsk… si, te dije que estoy aburrido de estas cursilerías, me voy a mi despacho y llévame ahí la comida

 

-       Si amo

 

Despedí a los invitados y con puntualidad atendí a mi conde, se veía sumamente malhumorado y molesto.  Comprendía el porqué y me divertía aunque no se lo demostraba.

Finalmente llegó la hora del baile, preparé a mi lord para que físicamente luciera como una dama.  Ajusté su corset, su vestido, conseguí una peluca de igual tono que su cabello y finalmente un sombrero que permitiera esconder su parche.

 

Cuando bajamos del carruaje, ya Madame y Lau nos esperaban, ambos estaban sorprendidos por el cambio de mi amo y no iba a refutarles eso,  no se parecía al conde altanero que era. 

 

-       Bien, tienen que seguir mis instrucciones de forma obediente; Lau es mi amante, Ciel es mi sobrina, Sebastian es el tutor de mi sobrina – mencionó madame-

 

-       No sé por qué tengo que hacerlo

 

-       Amo, le recuerdo que usted mencionó que debíamos atrapar a Jack, sin importar que.

 

Su mirada de odio me divirtió y mucho más cuando le ofrecí mi mano y le dije: “Vamos mi señora”; sería una velada bastante entretenida para mí.

Pensé que sería una velada tranquila, pero realmente los humanos son seres sorpresivos y la señorita Elizabeth se encontraba allí.

 

-       ¿ Qué hace Elizabeht aquí?

 

-       No lo sé joven amo, lo mejor es mantenernos alejados de su vista

 

-       Si me descubre ya no podré investigar

 

-       Además, todos descubrirán que en realidad la joven dama, es el joven amo

 

-       Si esta gente descubre que voy vestido así, seré el hazmerreir  de la familia Phantomhive

 

-       Bueno, no tiene porque ser tan pesimista

 

En la multitud logramos divisar al Vizconde, animé a “mi lady” para que se acercara a saludarlo e investigar, pero la señorita Elizabeth nos hostigaba con su presencia.  Parecíamos un ratón escapando de un gato insistente, por lo cual, le pedí a un mesero que le ofreciera un trago, tal vez eso nos daría un tiempo.

Cuando nos encontramos fuera de la vista de la señorita, dio inicio el baile.

 

-       El salón está lleno de bailarines ahora mismo,  así no puedo aproximarme al vizconde

 

-       Entonces no hay otra solución, tendremos que unirnos al baile y así acercarnos al vizconde, ¿recuerda lo que le enseñé?

 

-       ¿Me estás diciendo que tengo que bailar en público contigo? ¿ con un mayordomo?

 

-       ¿ ya lo ha olvidado?, ahora mismo soy su tutor   y este estatus me permite bailar con mi señora solo por hoy… no como un mayordomo, sino como un tutor de  los más altos escalones de la sociedad.

 

-       Ya…

 

-       La llevaré con cuidado, de forma que no tropiece con los demás, allá vamos… siga la música con atención,  mientras siga la música podré cubrirle.

 

Tomé a mi señor de la cintura, y comencé a moverme grácilmente con él; su cintura ahora era más delgada debido al corset y sus ojos más profundos debido al maquillaje; era mágico ver su momentáneo cambio.

 

-       No habrá una segunda vez

 

-       Mmm, si, este tipo de cosas solo serán esta noche, amo

 

Mi lady se sentó en el suelo agotada, al parecer los zapatos de tacón le incomodaban más de lo que creí.  Ofrecí traerle agua a mi amo, pero fuimos interceptados por el vizconde, quien aplaudía y alagaba a mi lady.

 

-       Disculpe mi lady, voy por unos refrigerios

 

Fue la excusa que retomé para darle espacio a mi señor de dialogar con el vizconde, no obstante la mirada de este humano a mi amo me desagradó.   Aunque mi maestro no lo supiera, me enojaba que alguien más apreciara con deseo el alma que me pertenecía.

Observé alejado, pendiente de lo que acontecía entre mi amo y el Vizconde. Mis ojos brillaron al ver como aquel hombre posaba su mano en la cintura de mi lord, podría matarlo con facilidad, pero si mi amo no me lo ordenaba, no podía hacerlo.

Vi de nuevo como la señorita Elizabeth se acercaba para amenazar la escena, así que tuve que intervenir.

 

-       Hemos llegado ya a lo mejor de la fiesta  - dije mientras exponía un armario-  pido a todas las damas y caballeros que presten atención  al truco de magia que realizaré en este armario, caballero, ¿podría ayudarme? 

Lau aceptó el ofrecimiento, aunque creo que mejor hubiera pedido la ayuda de otra persona.  – Este es un armario normal, voy a entrar adentro y luego lo atarás con estas cadenas y usarás estas espadas para atravesar el armario… Después de esto saldré con vida para que todos puedan verlo, no hay trucos ni trampas.   Por favor, disfruten de este raro espectáculo de magia  - terminé de indicarle a Lau para luego ingresar-

 

Jamás esperé que me atacara por la cabeza, ni tampoco con ferocidad; tales acciones me demostraban que aquel humano tenía un instinto y astucia particular.   Mi amo lo sabía también, puesto que en más de una ocasión me pidió que lo mantuviera vigilado…  era un humano bastante peculiar.

Salí del armario para sorpresa de todos, Madame y Lau querían saber que truco había utilizado, pero fui reiterativo al decir que no había trucos ni trampas.   Cuando mire en todas direcciones, no vi a mi joven amo… al parecer se había marchado con el Vizconde a otro sitio.

 

Seguí a mi señor por el contrato y llegué a una habitación subterránea en la cual, había varias personas apreciando a mi lady.   Me quedé en el techo mirando entretenido pero mi amo me llamó.  Apagué las luces y privé de toda consciencia a los asistentes.

 

-       Sebastian, estoy aquí

 

-       Realmente… a parte de dejarse capturar, no ha conseguido averiguar nada… ¿realmente es usted pensó en venir a esta subasta? ¿podría ser tan descuidado?

 

-       Mientras tenga este contrato, vendrás hasta donde esté, ¿verdad?

 

-       Bueno, por supuesto, le seguiré a donde quiere que vaya, hasta el final…  He llamado a la policía, lo mejor es que nos marchemos.

 

-       Si, serían un problema si nos ven

 

Cargué a mi joven dama en brazos y escapé con ella por el tejado.  Salté de techo en techo hasta finalmente llegar con rapidez a la mansión; suponía que mi amo debía estar muy agotado, no solía pasarse de  su hora de dormir y hoy había roto esa costumbre.

Lo instalé en la habitación y comencé a desnudarlo.

 

-       Creo que el caso de Jack ha llegado a su fin

 

-       …  - no dije nada, no solía mentir a mi amo y sabía con seguridad que aún no atrapábamos al verdadero asesino.   Comencé a desatar sus botas de tacón bajo su atenta mirada.

 

-       ¿ Pasa algo mi lord?

 

-       No, solo pensaba que te luce mejor el traje de mayordomo 

 

-       ¿Siente que pierde control sobre mí si no tengo ese traje?

 

-       No dije eso

 

-       Pero lo pensó 

 

-       Tsk, idiota… termina que estoy cansado

 

-       Si amo… aunque debo de admitir, que le luce ese atuendo femenino, parece un pequeño petirrojo

 

-       No lo menciones, ese desgraciado vizconde me las pagará

 

-       Creo que a ambos, mi lord  - dije mientras tocaba las piernas de mi amo- debe aprender a no tocar lo que ansía un demonio.

 

-       ¿Celos?  - comentó mientras sonreía altaneramente-

 

-       Posesividad  - espeté para luego ascender hasta su hombría cubierta y comenzar a tocarlo.

 

-       Se… Sebastian, estoy cansado

 

-       Debo inspeccionar que no le haya hecho nada malo mi lord, velar por el bienestar del amo es el deber de todo mayordomo.

 

Escuché su gruñido de inconformidad ante mi respuesta, pero supe que había aceptado a regañadientes la inspección.  Seguí moviendo mi mano sobre su intimidad mientras que con mi mano libre, retiraba su sombrero y peluca… aquel aspecto me gustaba más, no mi lady, sino, mi joven maestro. 

Sus jadeos comenzaban a subir de frecuencia debido a mis caricias; retiré su ropa interior y tomé su falo para comenzar a masturbarlo.

 

-       Quítate los guantes, odio sentir esa textura de caucho

 

-       Si amo

 

Retiré mis guantes ante su atenta y deseosa mirada, luego retomé la tarea de masturbar su miembro erecto. 

Era una imagen sumamente lujuriosa… ver a mi amo sonrojado  y jadeante aún luciendo ese pomposo vestido francés… realmente era una visión que me prendía. 

Me abrí paso entre aquella elegante indumentaria y acerqué mi boca a su erección.  Relamí mis labios y luego disfruté de aquella anatomía exquisita.  Enrosqué mi lengua en su glande, tan adherida como serpiente a un tronco y lo llené de mi saliva.

 

Succioné reiteradamente la punta de su miembro, sentía el sabor de su pre semen en mi boca… desconocía si por ser aún un niño, mi amo sabía tan dulce…  era todo un manjar. 

Continué con las felaciones, pero esta vez mi amo ayudó moviendo su pelvis y demandando el ritmo ya que movía mi cabeza con sus manos.

 

-       Más…más rápido Sebastian

Aún en estos momentos íntimos, mi lord no dejaba que yo olvidara que él era mi dueño; pero su convicción me complacía… todas eran facetas que hacían que su alma fuese tan exquisita a mis ojos.

Aumenté el ritmo de mis succiones, sus exclamaciones iban en incrementó y finalmente llegaron a la última nota, así como su clímax.  Estuve tentado a tragar su semilla, pero preferí lubricar con él su entrada.

La vertí en su ano y luego metí dos de mis dedos para abrir un poco más su interior.

 

-       Amo… estoy por terminar la inspección

 

-       Haz… hazlo pronto

 

-       Yes, my lord 

 

Retiré mis dedos, me acomodé en el respaldar de la cama y luego ubiqué a mi amo sobre mi pelvis.  Tomé mi falo y lentamente agredí su interior.  Esta vez había entrado con suma facilidad debido a aquel lubricante natural.  

Mis manos se ubicaron en su cintura, al igual que en el baile, y con ese agarre inicié las fieras embestidas.

Su cuerpo y la cama saltaban, la cama rechinaba y sus exclamaciones eran ahora gemidos guturales.

 

-       Ahh… ahh… Sebastian

 

Los sonidos de mis testículos golpeando sus glúteos era realmente perverso y provocativo, me complacía escuchar ese sonido pues indicaba cuánto me pertenecía esa alma soberbia.

Deslicé los tirantes del vestido, dejando la mitad de su pecho desnudo.  Busqué sus tetillas y luego comencé a palparlas y jalarlas con fuerza.

 

-       Termina ya… mgm… termina ya Sebastian

 

Asentí ante el mandato de mi amo, así que lo acomodé en forma de cuatro sobre la cama.  Jamás se lo diría pero… esa posición me atraía bastante, pues sentía que de cierta forma, ahora yo podía someterlo.

Llevé una de mis manos a su pene nuevamente erecto y al compás de mis embestidas lo masturbé.

Ingresé en su interior infinidad de veces, moviendo mi pene dentro de sus carnes, golpeando sus paredes y buscando su punto culminante.   Finalmente lo ubiqué y lo embestí rudamente, logrando que mi amo culminara en mi mano; ante su clímax su ano se estrechó alrededor de mi virilidad y fue inevitable no llegar en tan suculento cuerpo.

 

Salí de su interior y mi ego aumentó al ver como de su entrada fluían hilillos de mi semen.  Si bien podría poseerlo de nuevo, divisé que mi amo yacía plácidamente dormido.  

Con cuidado retiré sus ropas femeninas y lo vestí con el camisón.   Apagué las luces y salí de su cuarto.

 

-       Ahora, debo prepararme para el día de mañana

 

Notas finales:

Como anteriormente comenté, sus comentarios son muy valiosos y son mi recompensa.


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