Era una noche bastante oscura en el Thousand Sunny, Luego de tantas cosas ocurridas en Punk Hazard, en ese barco ahora se encontraba un aliado, un hombre de grandes méritos, pero de una tripulación totalmente diferente, líder de una llamada “Tripulación del Corazón” y el apodado como el temido Cirujano de la muerte, ocupando un alto rango ahora mismo, Y gracias a sus nuevos aliados, los Mugiwaras, había logrado su primer objetivo, capturar al científico Caesar Clown.
Su nombre es Law, Trafalgar Law para ser más exactos, pero él prefiere ser simplemente llamado por su primer nombre, por alguna razón aborrece el nombre completo, un hombre alto, bastante delgado pero bien formado, vistiendo siempre prendas con su logo pirata en algún lugar de la misma, que curiosamente parece una bacteria, ha de ser por su puesto de medicina, Law en aspecto físico es muy relevante y hasta atractivo para algunos, tez un tanto oscura, ojos serios y profundos de color gris, aunque siempre lleva un suave gorro blanco con motas, su cabello es bastante alborotado y largo, con patillas y una barba, haciéndolo lucir como todo un hombre maduro, y en sus ambas orejas hay 2 aretes dorados, aunque en su rostro hay unas amplias ojeras, lucen muy bien con su gran aspecto serio, dominante y seguro de sí mismo.
Este hombre de 26 años actualmente se encontraba en un barco cuyo dueño hace mucho declaro su enemigo, Monkey D Luffy, alias “Mugiwara-Ya” o “Niñato ingenuo” era su nombre, Luego de entablar una gran alianza con él, la cual resulto en gran parte bien, ya que bajo su poder ya tenían a un rehén, Caesar Clown, que para ese momento se encontraba en el suelo del barco, con una clara mirada confundida.
Volviendo a sus pensamientos, Trafalgar, ya se preguntaba que seguía haciendo sentado en la parte “Verde” del barco, viendo la gran vista a las estrellas, al parecer no quería entrar a dormir, por algo tenia esas largas y extensas ojeras, prefería quedarse afuera y admirar el infinito, hasta que una chirriante y odiosa voz lo saco de sus pensamientos propios.
-Shurorororo…¿Te encuentras bien, Law? -
Era Caesar, al parecer aun estando encadenado se atrevió a hablarlo al doctor, el que no estaba muy lejos, solo se hacia el que ignoraba al científico, pero al escuchar esas palabras, volteo directamente al mismo, dibujando un claro rostro de rabia al mirar ese maquillado hombre.
- ¡Cierra tu boca, Caesar! ¿No tienes nada mejor que hacer? - Casi gritando le respondió al científico, el que inmediatamente le volteo los ojos en señal de no seguir hablando, ser tan antipático a veces sirve, y volviendo a su apacible tranquilidad, cerró los ojos y recostó levemente su rostro a su gran espada kikoku, tal vez para intentar conciliar el sueño.
Mala idea.
A los pocos minutos otra insoportable voz lo despertó, solo frunció el ceño aun con los ojos cerrados, realmente quería dormir un poco, mirar a las estrellas perdido en sus pensamientos lo había hecho perder mucho tiempo, solo acomodo más su rostro en la espada. Pero su tranquilidad no duro mucho, sintió un peso extraño en sus piernas, lo que hizo despertarlo inmediatamente, y mira lo que estaba causando aquella insoportable molestia.
-¡¡Torao!! ¿Estas durmiendo? ¡Tengo hambre y eres el único presente! -
Era el, el hombre con ambiciones demasiado grandes para su tamaño, con una chaqueta abierta color rojo, dejando ver su delgado pero marcado pecho, con una cicatriz bastante grande, la cual el doctor había curado hace exactamente 2 años, pantalones cortos de color azul finalizando en una tela suave color blanco, y unas sandalias, cabello bastante alborotado y despeinado de fuerte color negro, y un rostro que demostraba gran felicidad, con una pequeña cicatriz bajo uno de sus ojos, estaba extrañamente posado en las piernas de hombre contrario, parecía un mono como se encontraba allí, Law estaba con cara estupefacta viéndole directamente, se había asustado de haber sido despertado de una manera tan brusca.
- ¿Mugiwara-Ya? ¡Bájate de mis piernas! ¡Si tanta hambre tienes ve y díselo a tu cocinero, no me interesa en lo más mínimo! - Replico con antipatía, aunque ver a ese hombre tan cerca le ponía nervioso, tal vez el hecho de que no aguantaba su forma de ser, esa manera de ser tan despreocupada y tan alterada lo ponía infinitamente nervioso, sin contar….
- ¡Por favor! Estoy muy aburrido…-…Vaya, interrumpió sus pensamientos y respondió de la nada, ¿Insoportable? Eso estaba pensando el hombre de las notorias ojeras, solo dio un suspiro resignado y empujo al pirata rojo, dejándolo tirado en el suelo, sin interesarle en lo más mínimo se levantó, y dejo levemente su espada en esa silla redonda. -De acuerdo, no es que me caigas bien, pero bueno, te acompañare a comer algo. - Dijo el gran medico casi sin pensarlo, pero no se había dado cuenta de algo, solo cuando bajo su mirada lo noto, deseaba con toda profundidad, nunca haber bajado la mirada y haber seguido con su vida.
El joven pirata estaba en el suelo, tomándose la cabeza por caer de repente y con un gesto de dolor pero ciertamente chistoso, aunque eso no era lo relevante la verdad…Law lo detallo totalmente, aquel suave cuello que bajaba a un pecho marcado, el cual se encontraba ligeramente más notorio por la pose, su chaqueta se había abierto más…Era delgado…pero muy atractivo, siguió bajando la mirada hasta dejarla clavada en una zona específica, sin darse cuenta por su mente pasaba cualquier tipo de obscenidad, hasta que aquella voz lo saco de su trance.
-¡Auch! Dolió… ¡No vuelvas a hacer eso! …¡Torao, vamos entonces, tengo mucha hambre!- Sin esperar a “Torao” emprendió carrera a la cocina, usando sus brazos de goma para llegar más lejos, era un usuario de la Akuma No Mi, no era problema para él.
Mientras todo eso pasaba, el espadachín usuario se dio cuenta de lo que estaba pensando, ¿Había estado pensando en cosas obscenas sobre su pirata contrario? ¿Qué le paso? ¿Está sintiendo algún tipo de atracción hacia él? ¿Por qué? ¿Cuándo? Tantas preguntas inundaban su mente, su rostro estaba bastante alterado, pero volvió en si al momento, decidió ignorar aquella cosa por ahora, y solo camino por las escaleras hacia la cocina, entrando inmediatamente a la misma…Pero tal vez no se dio cuenta, aquel científico se había dado cuenta de lo que había pasado y la mirada que el doctor le había dado al cuerpo entero del joven de goma, solo soltando una risa y volviendo a lo que hacía, estar triste por estar encadenado.
-¡La carne que cocina Sanji es la mejor! ¡Me encanta como lo hace! -El entusiasmado había sacado una reserva de la cocina, la cual el cocinero confiaba que nunca la encontraría, la puso en la mesa en la cual al otro extremo estaba el pensativo doctor, aun asimilando lo que había pasado hace rato, y entusiasmado se sentó con su gran plato de carne, el cual una persona normal seguro no podría digerir fácilmente, y solo concentrado en comer y solo comer, devoraba todo lo que el plato tenia para ofrecer, mientras tanto, el doctor lentamente se dignó a voltear hacia él, viendo como devoraba todo tan rápidamente, le hacía gracia, esbozo una suave sonrisa la cual volvió casi inmediatamente a su rostro serio, quería romper la tensión, acomodo su postura estando más erecto en la silla, tal vez como una manera de buscar la atención del hambriento.
-Mugiwara-ya, ¿Estás listo para la siguiente isla? Espero que tus provisiones alcancen para lo que viene. - Intento decir en un gran tono serio. -; ¡Eso no es problema!- Dijo el hambriento mientras mordía de forma exagerada uno de los trozos de carne, el doctor solo puso un gesto aburrido, y de nuevo suspiro resignado a la respuesta, de nuevo solo se dignó a míralo, pero llamaba su atención cierto detalle, ¿Por ser de goma podía comer tanto? Empuño su mano, estaba pensando en hacer un movimiento para poder afirmar sus extraños sentimientos, o si solo era una tontería que por la hora y el sueño la había cegado, acerco suavemente su mano hacia el rostro del hambriento, el cual no lo noto en el momento, aquella fría mano toco la mejilla del joven pirata, Luffy al momento se detuvo de comer, miro directamente aquella mano, con unos tatuajes y letras que decían “Death” para subir su mirada por el brazo llegado al rostro del cansado y confundido doctor, terminando de tragar, lo miro fijamente, esperando algún tipo de reacción por parte del mismo ¿Por qué lo había hecho?.
Pasaron varios segundos así, mirándose directamente a los ojos, Law se dio cuenta enseguida de lo que había hecho, alterado solo jalo de la mejilla del joven de goma, para disimular lo que sin darse cuenta había hecho. - ¿Cómo puedes comer tanto? - Intento dirigir alguna palabra para explicar aquel incomodo silencio. - ¡Ah! Pues es mi habilidad ¡Creo que ya lo sabes luego de que le patee el trasero a Caesar , Shishishi! - El simpático pirata rio, tal vez pensaba que todo era un chiste y que esa situación no tenía ningún tipo de sentido, el doctor quito su mano de allí para volverla a poner en la mesa, mirando en otra dirección.
“¿Qué me está pasando? ¿Qué estoy pensando? Él es solo mi aliado, no puedo enamorarme, ¡Y de paso es un hombre! No... ¿O sí? Maldición…”
Estaba totalmente confundido, sin saber qué hacer, por instinto se apoyó más de la mesa, estando más cerca del hambriento, de nuevo tomo su rostro, pero esta vez con ambas manos, y miro directamente a los ojos alegres….Mientras tanto el pirata terminaba de tragar un gran trozo de carne, también miro a los ojos grises y repletos de ojeras del doctor, sin poder decir mucho, solo mantuvo una sonrisa, como era tan costumbre en él.
De nuevo habían pasado una cierta cantidad de segundos, Law estaba perdido en esos ojos, tan llenos de vida y tan esperanzados, se dio cuenta de otro detalle…Luffy emanaba cierto olor a tropical, tal vez un mínimo detalle, pero por alguna razón le gustaba sentir ese olor.
-Mugiwara-Ya…- Se iba acercando lentamente hacia esos labios, teniendo claras intenciones de plantar un beso, el primero que podría dar, pero lo estaba haciendo sin darse cuenta, estaba siguiendo su instinto, pero parecía seguro de lo que hacía.
- ¿Torao? ¿Te sientes bien…?- El pirata no sabía muy bien que estaba pasando, miraba como se acercaba, pero no hacía nada para evitarlo.
Casi estando tan cerca de un beso, la puerta, la maldita puerta se había abierto de un golpe, el doctor maldecía hasta el cansancio aquello, y velozmente se alejó del joven de goma, el cual aún seguía bastante confundido de lo que había pasado hace un santiamén, y de aquella puerta entro gran parte de su tripulación, el hombre de cabellos verdes, Zoro, recordaba bien su nombre, y el pequeño… ¿Mapache? Llamado Chopper, decía que era un reno, pero lo veía más como un Mapache bastante desarrollado. Todos entraron eufóricos por comer algo ¿Qué hora era? ¿Cuánto tiempo había pasado?
- ¿Dónde está el inútil cocinero? Son las 7 de la mañana, muero de hambre. - Dijo aquel gran hombre de prendas y cabello verde.
Al parecer las preguntas del doctor se respondieron, demonios, ¿Las 7 de la mañana? ¿Tanto había pasado? De inmediato se levantó, y luego de simplemente saludar con un gesto de su mano, se retiró de allí, dando un último vistazo a donde estaba el pirata, alegre se encontraba saludando a sus recién llegados tripulantes, por suerte lo que hace un rato estaba a punto de hacer no había tenido mucha importancia, sin más abrió la puerta y salió de allí.
Al salir recostó su cuerpo de la misma puerta que ahora estaba cerrada, llevo sus ambas manos a su rostro, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, de inmediato vio como los demás tripulantes, la mujer oscura, la otra de cabello naranja, el cocinero, el increíble robot, el esqueleto parlante y el francotirador venían eufóricos a comer algo, entro en razón y con aspecto serio bajo la escaleras, mientras los tripulantes pasaban lo saludaban. -”¡Ey!” “¡Torao!” “¡Hola!” “¡yohohohoho!” “¿Estas súper esta mañana?” - y más saludos de los que estaba yendo a la cocina, solo respondía con una sonrisa y seguía caminando, se encontraba perdido en sus pensamientos, no podía creer nada de lo que estaba pasando, quería tener algo por el capitán contrario, ya lo asimilo, pero no sabía qué hacer, no sabía que debía sentir o como continuar. Frustrado se sentó donde en un principio estaba, realmente cansado por tanto problema mental, respiro resignado y frustrado como antes se dijo, a intentar retomar un poco el sueño.
-Shurororo….Lo vi todo….Law. - Aquella voz estruendosa de nuevo sonó a orejas del doctor, el cual de inmediato se despertó y dirigió una mirada fulminante al científico encadenado, preguntándose a que se refería, y antes de poder justificar su pregunta, el contrario ya había leído su mente, y continuo hablando. -¿Por qué mirabas de esa manera a Mugiwara? - Estas palabras le helaron la sangre a Law, empezó a sudar frio a través de su suave gorro, ¿lo había visto? ¡Claro! Se le olvido por completo que ese científico estaba presente cuando ese desastre ocurrió. - ¿Qué? - fue lo único que el doctor pudo decir en su defensa, esperando alguna respuesta por parte del encadenado, cada segundo se volvía un siglo para él.