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es complicado, y si, sigue siendo amor. por Kagami Dennise

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A la mañana siguiente estaba tan nervioso que no me decidía por lo que llevaría, me pase horas decidiendo y al final todo salió bien. Playera blanca con manga larga y “escote” en V, el escote era demasiado grande por lo que me coloque una remera negra de Taiga, jeans azul rey y tenis negros.

Tome mi mochila y las llaves del deportivo de Taiga. De camino a la residencia revise mi mochila por tercera vez. Tenía que asegurarme de llevar el pijama, un cambio de ropa ---después de todo pasaría esa noche en mi residencia---, teléfono, y los artículos de limpieza. También compre los ingredientes para el Pastel éclair y unos cuantos postres más.

Al llegar a la residencia e ir a la habitación de Atsushi los nervios se esfumaron y dieron paso a la ansiedad de ver a el gigante amante de los dulces. Cuando las puertas del elevador se abrieron pude ver a Atsushi con alguien más, era una persona mucho más baja que nosotros, su cabello era de un rojo cereza y la forma en la que lo veía Atsushi me hiso entristecer. Su sonrisa despreocupada y el resplandor en sus ojos era algo que había visto muchas veces en los míos, ese chico era la persona de la que estaba enamorada.

Me escondí tras un muro y tape mis oídos mientras hablaban, no querían escuchar su conversación, ni sus voces. Después de unos minutos vi al chico subir al elevador que yo había usado, el chico me miro ---sus ojos, un rojo y el otro color miel me hipnotizaron--- y sonrió, pero yo no vi su sonrisa sino sus ojos, esos extraños ojos afilados y llenos de oscuridad, pero…aun así con un poco de resplandor. Un pequeño resplandor que luchaba por no ser absorbido por toda esa oscuridad.

Cuando las puertas se cerraron tome mi espejo para ver si Atsushi seguía en la puerta, pero no estaba ahí y aun así espere unos minutos para poder ir hacia su puerta. Al estar frente a su puerta me toque y oculte mi tristeza en mi interior.

-¿Muro-chin?-la abrir la puerta pude ver mejor el atuendo de Atsushi: una playera blanca sin mangas y con un oso polar en el centro, jeans de color negro y el cabello atado en una coleta.

-h-hola, Atsushi-baje la mirada y me sentí un poco avergonzado, aunque no sabía el por qué.

Mientras hablábamos de lo qe haríamos comenzamos a contar los ingredientes, para saber si alcanzaría para todo.

-entonces, ¿vamos? Ya quiero probar los postres~

-primero debemos cocinarlos.

-oh, cierto, que aburrido-mientras nos levantamos y nos dirigíamos a la puerta Atsushi comenzó a mirarme, que una persona me mirara de esa forma siempre me hacía sentir incomodo, pero con el era más que el sentimiento de incomodidad.

Mientras nos dirigíamos a la cocina de la residencia note su mirada taladrando mi nuca. Era una sensación molesta y emocionante, no sabía describirla. Al llegar a la cocina nos pusimos un delantal, yo uno lila y el uno blanco. Durante todo el rato que cocinábamos bromeamos y coqueteamos. Nos manchábamos con harina y comíamos el glaseado de los postres y el pastel, al terminar ambos estábamos sucios y note la presencia de Atsushi más cerca de mí.

-Muro-chin-al voltear note la cara de mi “amigo” demasiado cerca a la mía-¿Cuánto tiempo tardara en cocinarse?

-¿eh? Unas horas supongo…-desvíe mi cara al sentir la cercanía.

-bueno ~ supongo que no habrá más opción que conformarme con Muro-chin

-¿Cómo?

Cuando gire la cara por su comentario sentí su boca devorando mi cuello, forcé a que los gemidos se quedaran en mi garganta, pero era difícil.

-A-atsu…shi….detente...-intente alejarlo, pero al sentir su fuerza y su lengua recorrer cada centímetro de mi cuello, sentía que las rodillas me fallaban y cuando por fin mi fuerza desapareció y caí al frio suelo, el me miro.

-lo siento Muro-chin pero el chocolate en tu garganta era demasiada tentación para mí-cubrí mi cuello con una mano y después la aleje para mirarla, era cierto en mi cuello había restos de chocolate batido.

-¿Cómo llego eso ahí?

-lo ha estado todo este tiempo, bueno vamos a bañarnos no podemos permanecer así.

Lo vi salir por la puerta y me sentí morir, me moría de vergüenza.

-Muro-chin~

Al escuchar su voz me levante y me dispuse a seguirlo hasta las duchas. Al entrar en las duchas me alegre de que estuvieran separadas por cubículos con puerta y todo. Atsushi había entrado primero y yo lo había hecho después, con un cubículo de separación del de él. Porque con la altura de Atsushi seguro podría verme desnudo si estuviera a su lado.

Cuando salí no me quedo de otra que ponerme la ramera negra de Taiga y los jeans de mezclilla para el día siguiente. Cuando Atsushi salió lo hiso solo con una toalla alrededor de la cintura, sentí un liquido escurrir por la nariz y desvíe la vista. Con la tentación de mirar, pero no lo hice, ¡si lo hacía me tomaría como un pervertido!

Al salir de la ducha recibí una llamada de Taiga, preguntándome acerca de la hora en la que recogería mis cosas, le dije que iría cerca de las 12. Una vez en la cocina sacamos los postres que tardarían menos y los comimos con un poco de café instantáneo.

-esta delicioso~

-gracias, Atsushi.

-sin duda alguna me casare con Muro-chin~

-¡¿EH?!

-¿Qué tiene?

-¡apenas nos conocemos! ¡Eso tiene!

-¿Qué importa? Muro-chin cocina delicioso, así que algún día lo hare mi esposa.

-no sabes el significado de esas palabras-dije susurrando.

Durante las siguientes horas nos la pasamos comiendo hasta que los postres se acabaron, aunque la mayoría se los comió Atsushi. Una vez que terminamos de limpiar todo la luz se fue y en las ventanas resonaron las gotas de una tormenta.

El miedo me invadió mientras un rayo retumbo en las ventanas, ¡eso no podía estar pasando! Tape mis oídos y coloque mi cabeza sobre mis piernas y me quede ahí.

-Muro-chin ¿Qué pasa?-sentí como la mano de Atsushi se acerco a mí con cuidado, pero yo lo aleje bruscamente, alce mi mirada inundada de lagrimas y cuando iba a levantarme para pedir disculpas otro trueno hiso que volviera a la misma pose vergonzosa, apreté mi cabeza para que ningún ruido entrara, pero fue inútil. Completamente inútil.

Cuando los sonidos cesaron y abrí los ojos me di cuenta de que no estaba en la cocina, me encontraba en los brazos de Atsushi, y él estaba subiendo las escaleras.

-¡¿Qué demo-?! ¡Bájame!-grite y patalee, pero el lo único que hiso fue pegarme más a su cuerpo.

-Muro-chin, no pasa nada, tranquilo, no dejare de los truenos te alcancen- coloco sus labios en mi frente y dijo una palabras que no pude oír, solo vi sus labios moverse .

Al llegar a su habitación Atsushi se quito los tenis y me quito a mi mis sandalias, me coloco en la cama y él se acostó a mi lado. Tomo una manta y nos tapo a ambos. Paso toda la noche entreteniéndome para que no pensara en los rayos, me conto muchas cosas sobre él y sobre los dulces, sobre la música y sus metas para el futuro. Cuando un trueno se volvía tan fuerte que no podíamos ignorarlo me abrazaba y me susurraba que todo estaría bien. Su voz en mis oídos y su cuerpo pegado al mío me hacía sentir seguro. Toda la noche fue de esa forma hasta que me quede completamente dormido.



Al despertar, me encontraba envuelto en los brazos de Atsushi, mire la hora, casi las 12, mierda, “si llego tarde Taiga se molestara”, después de muchas incontables maniobras logre salir de la cama, me cambie la playera y escribí una carta donde decía que nos viéramos en la tarde para comer.

Al llegar a la casa de mi tierno hermano menor y encontrarme con una linda sorpresa. Después de jugarle unas cuantas bromas a Taiga, nos encontrábamos en mi habitación le agradecí a Taiga por traerme y comencé a desempacar. Cuando termine de desempacar y estaba empezando a arreglarme para mi cita, se escucharon unos golpes en la puerta de mi habitación. Al abrirla me encontré con Alex, mi tutora ---debido a que según unos idiotas, mi madre no era capaz de mantenerse a si misma--- la abrace al instante y la deje pasar.

-cuanto tiempo, Alex, ¿Cómo estás? Y ¿mi madre?

-bueno…veras Tatsuya… no lo que sucede es que…

Cuando termino de explicarme lo que había pasado, sentí que las fuerzas me abandonaban, las lagrimas en mis ojos no se detuvieron y con cada segundo que pasaba sentía que mi vida se destrozaba poco a poco.

“ de nuevo”-grite en silencio, en mis adentros “¡de nuevo! ¿¡por que siempre la vida me quita lo que amo?! ¿Por qué siempre soy yo…?¿ahorra quien sigue? ¿a quién más me piensan quitar?” la voz de Alex diciendo que me calmara solo hacía que me alterara más “¿Alex? O…tal vez….¿Taiga?...no….NO…. ¡no dejare que me quiten a nadie más….!”



Cuando regrese de la mansión y vi la carta de Muro-chin no pude evitar sonreír, si tal vez lo conocía de solo unos días, pero en verdad lo amaba, lo amaba más que a cualquier persona, y tenía que decírselo. Lo diré esta noche


Pero esa noche nunca llego, ya que esa noche Tatsuya desapareció por semanas.

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