Durante el tiempo que estuve en América me di cuenta de dos cosas:
La primera las cosas que dices y haces siempre te perseguirán, sin importar nada, siempre estarán ahí para recordarte lo que hiciste, lo que perdiste. Todo.
La segunda si no tienes personas a las cuales perder no pierdes nada.
Por esa razón decidí que no quería tener nada que perder. No quería tener nada que perder. No quería para a pensar en las consecuencias y solo hacerlo. Eso era lo que quería. Solo tenia dos personas a las que perder, así que me decidí por alejarlos. A ellos y a la persona que podía convertirse en otra debilidad.
La primera fue Alex.
-creo que deberías quedarte un poco más y pensar-en su voz podía oír la tristeza. Una tristeza que tarde o temprano podría olvidar,
-lo siento, ya tome mi decisión. Por esa razón, te pido que te alejes de mí en lo que me queda de vida.
-ya te dije que no lo hare, le prometí a tu madre que te cuidaría.
Y ella me prometió que no me dejaría solo, las promesas se rompen. La que tu le hisite debería romperse de una vez.
-Tatsuya…
-es todo, me voy.
Después de eso tome un avión directo a Japón, solo me quedaba alejar a dos personas más. Ambas difíciles.
-Muro-chin…-al escuchar su voz me gire y lo vi, su cara era una mezcla de preocupación y alegría-… ¿Dónde has estado?
-América, pero eso no importa, ven conmigo-lo tome del brazo y lo guie entre la gente sin soltarlo, llegamos a un laboratorio desocupado y lo obligue a entrar-bien..Atsu-me detuve y respire-Murasakibara-kun, quiero pedirte que te alejes de mí.
-¿Cómo?
-en lo que me queda de instituto quiero que te alejes de mi, que me trates como un extraño o lo que sea, solo aléjate-justo cuando iba a salir, sentí su mano retenerme.
-¿hice algo malo, Muro-chin?-su voz me rompió el corazón.
-no…
-entonces…¿Por qué?
-porque no te quiero a mi lado, eres infantil, un idiota por los dulces, torpe, y creo que también eres explosivo y posesivo. No quiero involucrarme con más gente como tú.
Al salir y dejarlo solo supe que no sería el fin, no se iba a rendir tan fácilmente. No lo haría.
-¡Muro-chin! ¡Abre la puerta!-después de una semana el había ido a mi habitación todos los días, dormía a fuera y no se iba hasta que alguien venia por él. No sabía quién era, pero siempre se lo llevaba.
-¡Muro-chin!
-¡YA BASTA!-la rabia por que una persona como él continuara cerca de mi me invadió, era demasiado bueno-¡te dije que te alejes! ¡hazlo!
-pero…
-¡no me importa! ¡largo!-oí como su cabeza se recargaba en la puerta y luego sus pasos. Sus pasos alejándose. Quería gritar que no me dejara solo, pero no lo hice, lo único que pude hacer fue quedarme en silencio, espere y espere. Cuando por fin ---después de horas--- las lagrimas bajaron, al igual que gemidos de dolor, escondí mi cara en las sabanas. Donde nadie pudiera oírme gritar o llorar. Donde nadie pudiera escuchar como mi corazón se rompía en pedazos. Pedazos que nadie podría recoger jamás.
Después de la llamada de Taiga supe que era hora de decirle adiós a el también. El hermano menor que siempre me protegió. El que nunca me abandono. El que salvo mi vida más veces de las cree. Recordé su sonrisa y su forma tan peculiar de llamarme. Lo recordé todo. Y todo me rompió el corazón. Era hora de sepultar todo.
Cite a Taiga en un parque, un lugar en el que, tal vez, no haría el escándalo más grande en la historia de Tokyo.
-¡oye Tatsuya!-al oírlo mi corazón se detuvo, pero lo tenía que hacer. Me gire y sonreí.
-¡yo, Taiga!, cuanto tiempo, ¿Cómo te va?
-bien, y ¿adónde vamos?
-en realidad tengo algo que decir.
¿Qué? ¿Por fin te salió bien y tienes novio?
-no, idiota. Renuncie al chico, era muy infantil, es otra cosa…
-¿te embarazaste?
-¡NO!
-¿entonces qué?
-…quiero que…-me odies-te alejes de mí…te agradezco todo lo que has hecho hasta ahora, pero ya no te necesito-puse la cara de hipócrita que mejor me salía- ya no quiero saber nada de ti, lo siento Kagami…
-¿Qué dices?
-lo que oíste, gracias por todo, nos vemos.
-alto…-el corazón se rompió y esta vez…para siempre-¡¿te obligaron a hacer esto?! Lo hicieron ¡¿verdad?!
-deja de ser tan patético Taiga…das pena… pronto se acercan las vacaciones así que ve a divertirte con tu lindo cachorro y olvídate de hacer tantas escenas… te podrían dejar algún dia por eso.
Escuche como me llamaba, pero no dije nada, todo estaba bien, yo estaba bien.
-¡Tatsu-nii!-cuando oí la única forma de llamarme que nunca olvidaría me detuve-¡no me dejes!-eran las mismas palabras que había usado cuando pensé en alejarme de él por una amenaza de su padre.
Pero esta vez no fue así, esta vez no voltee y corrí a abrazarlo, esta vez solo continué con mi camino, mientras oía sus gritos. Me equivoque. Sin importar el lugar que fuera, Kagami Taiga siempre haría una escena. Siempre.
Las vacaciones de verano empezaron la semana siguiente. Yo había conseguido un trabajo de medio tiempo y por lo que sabía tanto Kagami-kun como Murasakibara-kun había ido de vacaciones. Estaban continuando con su vida al igual que yo. Todo estaría bien. Todo.
Incluso si me quedaba solo mi vida seguiría, incluso si todos se olvidaban de mi de alguna forma podría ser feliz.
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