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Dreams por ChanRoaar

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por leer. Este no es uno de mis mejores trabajos, pero hay algo en el que me tramiste paz y una sensación ligera de felicidad, así que he decidido que sería una buena idea compartirlo con ustedes. 

Muchas gracias por su atención y gracias por leer. Se agradecen cualquier tipo de comentarios. Nuevamente gracias por su tiempo.

Disfruten la lectura.

Te sientes adormecido, estas luchando con el sueño, llevas semanas sin dormir de manera adecuada y hoy no será la excepción, porqué mientras tus ojos se cierran y cada vez te sientes más agotado, tu mente idea alguna forma de hacer tus planes realidad y sin saberlo caes en aquel letargo al que solemos referirnos como los cómodos brazos de Morfeo.

Sabes dónde estás, es tu típico salón de clases de la universidad, estudias el quinto semestre de Traducción de Textos Antiguos y cada día aquello se hace más pesado debido a los interminables libros y deberes que debes tener listos y aprendidos de memoria para la siguiente clase. Pero siempre hay algo que te indica que aquello valdrá la pena, que tantas noches de insomnio serán recompensadas en la medida que el tiempo siga avanzando. Tus compañeros entran de apoco al aula, todos con caras parecidas, de cansancio, apenas se encuentran a mitad de semana y ya todos se  hayan en el deseo de un pacífico descanso de fin de semana.

Huang ZiTao se sienta a tu lado como siempre. Es alto, esbelto, rubio de cabellos desteñidos, extranjero, inteligente y por sobre todo una buena vista para tus cansados ojos. El chico rubio te saluda con una sonrisa amable, la misma de siempre, antes de sacar sus libros y leer antes de la clase, como siempre hace, como si se tratase de un ritual. No te extrañas de verle con aquel marco fino de metal reposando sobre el delicado tabique de su nariz, le da un perfil más masculino, opinas para ti mismo, detallando cada facción del chico a tu lado con detenimiento. Es miércoles apenas y las ojeras de ZiTao se notan claramente, ha de haber pasado la noche estudiando, al igual que todos, pero aun así no deja de verse atractivo, ya te has acostumbrado a aquel notable y adorable relieve bajo los ojos de este, puesto que siempre aparecen entre semanas pesadas, como aquellas que están cursando ahora mismo, donde a cada bloque pareciese haber un nuevo quiz o un nuevo parcial al que atender diligentemente si querían aprobar el semestre.

Sacas tus libros y empiezas a leer como siempre, algo ligero, antes de la clase, aunque no sabrías si para alguien más leer a Cícero durante el tiempo libre sea algo ligero a ciencia cierta. Miras de a cada tanto a ZiTao, el profesor está tardando en llegar y no hay nada más entretenido que ver al joven rubio a tu lado acomodar aquellas ligeras gafas sobre su tabique cada tanto que estas se resbalaban por el liso tabique. Cícero nunca sería tan entretenido como ver a ZiTao gesticular con sus labios de forma muda palabras a las que aún no se acostumbraba, o verle jugar con las orillas de las hojas del libro cada que debía pasar la página pero tardaba demasiado en llegar al final de esta. Cícero nunca te sonreiría apenado y con un leve sonrojo siempre que se percatara de tu mirada, no de la forma en que lo hacía ZiTao, haciendo notar levemente las zonas de su cara que se contraían involuntariamente, dejando entre ver pequeña arrugas.

Les llego el comunicado de que el profesor de la catedra estaría ausente por la siguiente semana y todos respiran con calma nuevamente, dejando los libros de lado por un rato y saliendo del salón por algo de aire fresco. Te apresuras a guardar lo poco que sacaste de tu mochila para aquel momento y la subes por sobre tu hombro, antes de interrumpir el camino del joven rubio hacia la salida.

“Hey, ZiTao, te invito un café a las afueras de la universidad ¿quieres?” Sonríes cálidamente y recibes un asentimiento de parte del muchacho de cabellos rubios, eso ha sido mucho más fácil de lo que creías después de todo.

Caminan ligeramente hacia la salida de la universidad, conversando animadamente de todo y nada, como solían hacer para liberar la tensión de aquellas agitadas semanas, cargadas de estudios y ni un solo respiro. Tomas la mano del chico más alto, por pocos centímetros, a mitad del recorrido y al no ver objeción de parte ajena, no interrumpes el agradable contacto de sus manos, las de ZiTao están frías y supones que se debe al reciente clima helado de la primavera, en la que cabe destacar, aún está nevando como si recién hubiese sido navidad.

Al adentrarse en la calefacción del café al que han ingresado ZiTao desprende un poco su bufanda, revelando lo rojiza que se encuentra su cara para ese momento y te preguntas si se debe al leve contacto que habían estado manteniendo o al frío primaveral nuevamente. Sin embargo, te abstienes de hacer comentarios al respecto. Le dejas escoger la mesa mientras compras las bebidas para ambos, a ZiTao le gustaba el café con caramelo y chocolate, porque dice no tolerar demasiado lo amargo, así que pides su favorito y pides otro con solo chocolate para ti. Al estar los pedidos buscas a ZiTao con la mirada, encontrándolo no muy lejos, sentado junto al ventanal de la cafetería, donde siempre solían sentarse a conversar, el mayor se encuentra revisando algo en su teléfono de forma distraída. Te acercas a él y dejas ambas bebidas en la mesa, sonriéndole al chico de cabellos rubios cuando este encuentra su mirada con la tuya.

“He pedido el que te gusta, el de caramelo con chocolate, así que no te preocupes por si sabe amargo o no, te aseguro que no será así aunque lo quisieras” Murmuras con una leve risa, tomando algo de tu humeante café mientras tomas asiento.

“Gracias, Hun” el chico de anteojos te sonríe de vuelta y toma algo de su café antes de cuestionar si podía tomar una foto de ambas bebidas, accedes antes la petición y dejas la tuya junto a la que ZiTao aun sostiene, mientras procede a tomar la foto, todo bajo tu atenta mirada.

La conversación de minutos atrás se reanuda, han dado el resto del día libre debido a inconvenientes dentro de la facultad según han anunciado, así que deciden pasar las siguientes horas conversando amenamente en el café, rodeados del delicioso olor a café recién hecho y postres de primera mano recién horneados. Aun no sabes qué es, pero ZiTao tiene algo distinto hoy, algo que te hace no querer dejar de mirarlo.

A la hora del almuerzo le invitas a ir a un restaurante de comida japonesa, ZiTao, apenado, cuestiona si eso no sería abusar de la confianza que se tienen, que no es demasiada aun, pero tampoco es nula. Niegas ante aquello y le convences de que por invitarle una vez no quedaras en la banca rota y con un sonrojo, el de anteojos accede.

En el almuerzo te sientas más cerca de lo habitual y te sorprendes coqueteándole al mayor durante el transcurso de los minutos. Sus manos han vuelto a encontrarse sobre la mesa del lugar, bajo la atenta mirada de la camarera que los observa de forma cómplice. ZiTao contiene aquel dichoso “no sé qué”, que te hace anhelar tenerlo entre tus brazos en aquel segundo y te preguntas porque has tardado tanto en darte cuenta si llevan alrededor de dos semestres compartiendo al menos dos clases e inclusive tres.

Cuando ZiTao se encuentra por degustar su postre, al final de la amena comida, una de tus manos se dirige hacía su rostro, guiada por meros instintos, y acercándole con cautela, terminas por besarle, siendo sorprendentemente correspondido por aquellos labios que saben al chocolate que el mayor solía degustar entre clases de forma casi permanente.

Te sorprendes a ti mismo acercándote más y rodeando su cintura con familiaridad, como si desde mucho antes supieras que aquella estrecha cintura encajaría perfectamente entre tus manos, haciendo estremecer al mayor de forma placentera. El postre ha quedado atrás a tu parecer, puesto que en unos cuantos segundos has quedado embriagado por esos labios que se harán tu perdición según crees y las manos de ZiTao se han situado familiarmente en tu rostro y en tu cuello, como si estuviesen destinadas a encontrarse allí desde un principio.

Algo retumba en tus oídos de un momento a otro y aquella agradable sensación de los cálidos labios ajenos desaparece por completo.

“¡Sehun! ¡Te he dicho ya que se nos hace tarde, levántate!” Una voz familiar retumba en tus oídos y aprietas los ojos, sin querer moverte de tu incómoda posición, te has quedado dormido sobre los libros de texto nuevamente. “Que te apures, JoonMyun se ha ofrecido a pasar a darnos un aventón hacia la universidad, ve a bañarte, se nos hace tarde” reconoces la voz de tu  compañero de piso, JongDae, que procede a mover tus cabellos y abres los ojos, cansado e incómodo.

“Ya te he oído, hyung. Ya voy” Murmuras con la voz ronca, y levantas la cabeza de sobre los libros de texto, bostezando con el pensamiento de que necesitas muchas horas más de sueño rondando por tu cabeza.

“Te espero abajo en 20 minutos o te dejaremos ir solo a la universidad de nuevo y se te hará tarde” Advierte el mayor antes de salir de la habitación, siempre de buen humor cuando se trataba de ver a Kim JoonMyun por las mañanas, en especial en el auto de este, yendo en el asiento del copiloto y con el muchacho de cabellos permanentemente rubios colocando su mano derecha sobre sus muslos estratégicamente envueltos en pantalones apretados o rotos en el área próxima a la rodilla.

Una vez te encuentras solo sacas tu teléfono móvil del bolsillo de tu chaqueta y mensajeas rápidamente a ZiTao, con una sonrisa a medias posándose en tus labios, tienes el presentimiento de que aquel será un buen día, a pesar de todo lo que se supone deben hacer. Esperas secretamente a que ZiTao lleve aquellos anteojos junto a la bufanda roja de sus sueños aquel día. Tal vez, si fuese así, podría encargarte de que aquel efímero sueño se hiciese realidad.


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