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Can you feel my heart? por SoulKarasu

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Notas del capitulo:

Como lo prometí aqui la segunda parte. Ojalá les guste. Y esto ya es lemon.

Un saludo para Himeko Kuroyume, porque me dejo un review.

De todas formas gracias a los proximos que me dejen review.

¡A leer!

Reita, no quería corresponder, pero su instinto pudo más así que se dejó hacer, correspondió aquel beso, intensificándose cada vez más, salieron de la cocina, después de tantos golpes y choques con las paredes llegaron a la sala donde, el rubio fue acostado por el mayor y este encima aun siguiendo el beso, Aoi metió la lengua en la boca ajena comenzando un juego para ver quien llevaba el control. Succionaba, lamía y jugaba con la lengua de Reita, mientras que este último aun no lograba procesar todo.

Sin desaprovechar el momento, el pelinegro comenzó a despojar su playera, acariciando cada rastro de piel que comenzaba a notarse, Reita quitó la mano del contrario – ¿Sucede algo?- preguntó –Aquí… Aquí no.- lo volvió a tomar de la mano y se paró junto con él yéndose hacía la habitación principal –que era la del rubio- al entrar, el rubio se acostó en la cama, jalando al pelinegro de la playera y así volver a besar sus labios.

Se guiaba por el placer, si, solo era eso, pero quizá no… Aoi al quitar por completo su playera, dirigió sus labios hacia los pezones del rubio comenzando a lamerlos lentamente mientras escuchaba como el menor suspiraba. Con más confianza volvió a dar caricias en el miembro semi-despierto del menor, quien ya daba gemidos, de placer.

Para Aoi, verlo así, gimiendo, debajo de él, era demasiado tentador. Recordaba todavía bastante bien, el último encuentro sexual que tuvieron, volviéndolo a revivir, justamente, hoy. Con un poco de sentimentalismo, Aoi adoraba y adora al rubio, para él, Reita era un chico tierno, aunque un poco testarudo, con ganas de consentirlo, protegerlo y estar todo el día con él. Era como un niño grande.

Al quitar por completo la playera, se levantó un poco para ver el cuerpo casi descubierto del rubio.

Perfecto, simplemente era perfecto. Aquel cuerpo marcado, daban ganas de apoderarse y hacerlo suyo completamente. El rubio al sentir la mirada de él mayor, deseosa, cubrió su pecho –una acción un tanto estúpida para aquel chico- Aoi, bufó una risa mientras se acercaba al oído de este susurrando –“Te haré gemir hasta que quedes afónico”- Reita, al escuchar esto, dio un gemido alto provocando que su miembro comenzará a crecer hasta el punto de doler.

El pelinegro desabrochó lentamente el pantalón de Reita –mientras que apropósito rosaba con los dedos su miembro, provocando al rubio gruñir- Akira para que Aoi quedará en iguales condiciones, comenzó a desabrochar la playera y después el pantalón. Al terminar dicha tarea, el pelinegro volteo el cuerpo del menor quedando este con el pecho en el colchón y soportando su peso con los codos, el rubio levantó un poco sus caderas haciendo un roce contra la entrepierna ajena, para provocar tanto al mayor como una erección. Para Aoi, era demasiado excitante verlo moverse así, comenzó a moverse a la par que el rubio, metiendo una mano en el bóxer ajeno y volver a dar caricias en su miembro haciendo gemir al empresario.

Bajó por completo la ropa interior del rubio, dando –sin resistirse– un azote en sus nalgas, provocando que Reita gimiera –Cuidado imbécil.-  Aoi comenzó a reír –Tentador…-  Abrió más sus piernas hasta el punto donde le costaba mantener un buen equilibrio el empresario, colocó su pecho encima de la espalda ajena y comenzó a entrar en él.

–Espera… ¡Espera, duele maldita sea!-  Aoi cubrió con una mano la boca del rubio susurrando un “shh…” en su oído, moviéndose lentamente, recibiendo quejidos de parte del empresario. Mierda, dolía horrores, Reita pensaba que con un poco de lubricación estaría bien, pero no, así, sin nada.

Estúpido Aoi.

Estúpido Aoi

Estúpido Aoi.

Ya estarías gritando como niñata si estuvieras en mi lugar.

Pensaba y sintió como el pelinegro dio en su punto erógeno provocando un sensual y placentero gemido, haciendo sonreír maliciosamente al mayor. Lo encontró, comenzó a dar embestidas seguidas en esa parte, Reita alzaba las caderas pidiendo por más y ya no dolía como al principio se sentía bien, bastante bien. Saliva escurría de su boca y de los dedos del mayor. Se movía cada vez más rápido hasta el punto donde la cama comenzó a moverse y Reita alzaba cada vez más las caderas. Bajó su mano para tocar su miembro pero recibió un azote en sus nalgas nuevamente.

–Te dije que te haría gemir hasta quedar afónico, no hagas nada a menos que yo te lo pida. –

Diciendo esto volvió a con las embestidas lamiendo lentamente la nuca del empresario y este sintiendo un cosquilleo en la parta baja de sus caderas. Aoi desesperado por la posición volteo al menor quedando este con la espalda en el colchón –como al principio– Y ahora dando embestidas cada vez más fuertes.

–Te amo… Reita, como nunca lo había imaginado–  El rubio quedó paralizado al oír eso, no pudo evitar cubrirse la boca para aguantar sollozos que comenzaban a salir ¿Acaso también lo amaba? , ¿Volvía sentir algo por el Yuu?

Quizá. No ya no hay ningún quizá. Lo amaba, todavía lo amaba, después de haberlo lastimado, su corazón todavía sentía algo por aquel hombre.

Mierda.

Estúpido amor.

Estúpido, eres un estúpido. Akira Suzuki, eres un niño aún atrapado y aferrado a una persona.

Estúpido Aoi.

Estúpido Aoi, no me importa si vuelves a romper mi corazón, te quiero conmigo siempre.

 

 

Y vuelves sigiloso

Sin hacer ruido

Con el rostro más amable del mundo.

Y yo sabiendo.

Vuelvo a caer…

 

–Yuu… Maldita sea, te amo–  Reita besó los labios ajenos, ese beso cargado de amor, odio, ¿Por qué odio? Porque aquel hombre de pelo negro, ojos cafés, provocaba un mil de sensaciones para el empresario, no lo iba a reconocer, no lo quería hacer, pero mierda. Fue imposible.

Aoi sonriendo satisfactoriamente, volviendo a la tarea de complacer aquel chico, embestía con fuerza, besaba, mordía aquel cuerpo que era suyo, que es suyo, que lo volvía loco. Se le ocurrió una idea un tanto rara –por así decirlo– pero a la vez provocativa. Se acercó al oído del menor volviendo a susurrar, que al rubio le hizo dudar de hacerlo o no.

–Mastúrbate… Para mí–

–Pero… ¿No que me harías gemir? – Dijo en un tono un tanto nervioso  –Si, pero ahora que lo recuerdo lo último que te dije, era que a menos que yo te lo pidiera, hicieras algo, así que hazlo– 

–Eres un maldito enfermo–

–Sino me provocaras sería muy distinto–

– ¡Ja! Supongo que eso de que te provoco también es fetiche tuyo–

–La verdad es que si–

–Quieres que cumpla tus fetiches ¿Cierto, Yuu? –

–No te puedo mentir–

–Como te dije, eres un enfermo–

Sin más que hacer, Reita –aun con el miembro de Aoi en su interior– logró recargase en la cabecera de la cama, tomando su miembro, dando un suspiro profundo comenzó dar caricias en la punta, luego de un rato así por toda la extensión comenzó a masturbarse rápidamente. El pelinegro se relamía los labios al ver estas escenas, dio una ligera embestida y comenzó acariciar los pezones del menor, provocando en este un gemido y que hiciera sus movimientos más rápidos, volvió a embestir ahora seguido.

A los minutos después se corrió en el interior de Akira y este en su vientre, Aoi tomó un poco de la esencia del rubio y lamió sus dedos, saboreándolos, mientras que Reita respiraba hondo y con espasmo del reciente orgasmo, el mayor penetró la entrada del rubio con tres de sus dedos y sintió su esencia tomó un poco y los dirigió a la boca ajena.

–Lámelos bien, princesa– Reita al principio se negó, pero Yuu lo tomo por el mentón y metió los dedos a su boca, los movió y el empresario –más que por obligación, era provocarlo– hacía sonidos de succión y movía su lengua alrededor de los dedos. Aoi los retiró de su boca, se acostó a lado de él abrazándolo por la cintura, cubriendo ambos cuerpos con las sabanas, Reita recargando su cabeza en el pecho ajeno comenzó a respirar tranquilamente.

– ¿Todavía me amas?, vaya, no lo esperaba–  Dijo Aoi para romper el silencio que se volvía incómodo.

–Cállate ¿Si? Lo dije por el momento, no por otra cosa– Replicó dulcemente el rubio.

–Hagamos de cuenta que te creo–  Suspiró

–No sé porque lo preguntas, sabes que te amo, tonto– Dijo Reita, provocando una sonrisa en el pelinegro.

– ¿Le darás a la vecina una oportunidad? – Dijo por ultimo Aoi.

–Nope, la verdad es que no tengo cosas en común con ella, además tiene hábitos muy extraños, siempre revisa la basura de todos y a veces no limpia su casa–

–Eso es… Extraño y anti higiénico–

–Anti higiénico y lo dice el hombre con fetiches–

–Pero soy limpio, además tú sabes que los fetiches siempre han sido mi debilidad–

–Hagamos de cuenta que te creo– Lo dijo en el mismo tono que el pelinegro, provocando una risa de parte de este.

Se dieron un último beso y un te amo antes de que Morfeo se apoderara de ellos. 

Notas finales:

Ya saben.

Un review me ayuda mehehe.

 

Nos vemos.


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