—H-hoSeok… —En esos momentos, el agujero del mayor de los Jung era como un paraíso para él, le hacía ver las estrellas, a pesar de que su mente se resistía, su cuerpo caliente hacía que HoSeok gimiera como perra en celo, HoSeok subía y bajaba causándole espasmos, sentía como su miembro era apretado con suma calidez de una manera deliciosa, pero no le gustaba por un lado, le hacía recordar que después de todo, era un simple animal con extrema calentura, el sólo quería cuidar a Jungkook, no le gustaba hacer estas cosas con nadie, le hacía recordar a su pasado, pero su cuerpo no le respondía como él quería y se comportaba como el animal que era. Odiaba a su cuerpo por ser así.
—J-jin… ¡Mnh!— Por otro lado, HoSeok sentía todo lo contrario, su cuerpo se hacía gelatina con tener a Jin dentro suyo, era un calor indescifrable, se sentía bien, las manos temblorosas y dudosas del mayor acariciaban sus caderas, HoSeok aprovechó para succionar y lamer el cuello del perruno mientras movía sus caderas con fuerza, el ambiente estaba lleno de feromonas, HoSeok amaba ese aroma, ambos cuerpos sudaban del calor que sentían, Jin ya no podía aguantarse mucho—Amo cuan-cuando… ¡Ah! Te p-pones así. —HoSeok salió y entró con fuerza, provocando que ambos vean estrellas, el miembro del mayor le había dado justo en ese punto. Ahí fue cuando Jin explotó.
Intercambiaron posiciones en un segundo, HoSeok ahora estaba siendo aplastado en la cama mientras Jin lo mordía, lamía y succionaba cada parte de su cuello, bajando hacia sus clavículas y pecho, dejando severas marcas en el menor, empezó a recibir estocadas demasiado fuertes y bruscas, pero no podía dejar de gemir enloquecido, y es que le encantaba como lo embestía, tocando su límite, no le importaba sangrar, escuchar los gruñidos de Jin en su oído lo llenaba, Jin se había convertido en la máquina de sexo que HoSeok ama. Sus cuerpos danzaban buscando mas de ese placer carnal que se daban ambos, hasta que sintió algo extraño de parte de jin… el mayor estaba llorando. HoSeok frunció el ceño, quizás eran lagrimas de placer, pero algo muy escondido dentro de él le decía que no.
*
—¿Estás bien? —Ambos se encontraban exhaustos en esa cama matrimonial, en una habitación simple que parecía un sótano a la noche, Jin se encontraba abrazando a HoSeok por la cintura mientras que el menor descansaba en el pecho del otro, pero Jin no se encontraba así porque quería, fue una orden, y no podía desobedecer, se sentía arrepentido, a pesar de que ya paso esto varias veces, no podía evitar sentirse la peor mierda, ahora lo único que quería era ver las marcas que le dejo a HoSeok, y es que le había dejado morado en ambas muñecas, sinceramente, no entendía como HoSeok podía seguir estando con él. Rogaba que en un futuro lo deje en paz y el pueda hacer su vida normal cuidando a Jungkook.
—Sí ¿Sabes? Después de esa noche no voy a molestarte por un buen rato, me has complacido muy bien— Admitió con una sonrisa de oreja a oreja, le gustaba estar así con Jin, se sentía querido, amado, a pesar de que el mayor no lo quiera ni un poco. Se hundió en el pecho de Jin dispuesto a dormir un poco más, por hoy se permitiría un descanso. —Por suerte ya estas mejor, ahora podrás seguir cuidando a mi hermano.
—Jin… tengo algo que decirte —HoSeok levanto la cabeza para mirarlo con ambas cejas levantadas, pero no se separaba de Jin —C-creo… que deberíamos parar de hacer esto —El rostro de HoSeok cambió por completo, frunció el ceño enojado, sin duda no estaba de acuerdo. Se levanto y a pesar del dolor en su cadera empezó a cambiarse, ya se le había ido el buen humor que pocas veces tiene.
—Escúchame bien Jin —El mayor trago grueso, HoSeok empezó a ponerse los pantalones, Jin no le tenía miedo, pero HoSeok tenía mucho poder en todos los sentidos, y ser un híbrido no le ayudaba en nada, sólo le quedaba obedecer, pero ya no podía aguantar el tener sexo con alguien más—A mi me debes la vida, gracias a mi tienes un buen techo, buena comida, buena ropa, no te trato mal ¿o es que alguna vez te levante la mano? —Jin negó, escuchando el sermón que no acostumbraba a oír, y es que HoSeok siempre fue muy tranquilo con él. —Sólo te pido dos cosas, que cuides a mi hermano y me des placer, no es difícil.
—Es difícil… volver a hacerlo con alguien… no me gusta —Hablaba comprensivo, rogando que HoSeok entienda, sin embargo, los ojos del pelicastaño le decían otra cosa, parecía que no le importaba nada y no iba a parar con su egoísmo hacia él.
—Escúchame bien, Jin —HoSeok tenía la voz firme, llena de aires de grandeza —Tú naciste para dar placer a nosotros, los humanos, eres una maquina del sexo, no sé cuantas veces te lo tengo que recordar, no naciste para otra cosa, sólo sirves para eso —Dolió, un dolor profundo se estaba instalando en el corazón de Jin subiendo hacia su garganta —Sabes, NamJoon está cuidando muy bien a Jungkook últimamente, podría llevarte conmigo, ahora estoy soltero de nuevo —Jin lo miro con ojos desesperados, no quería, le tenía mucho cariño, pero la sonrisa del menor le daba a entender que lo cumpliría —Oh quizás llevarte con tu antiguo dueño, así te recuerda lo que eres —Ahí fue cuando Jin empalideció.
—N-no…—Las piernas de Jin empezaron a temblar, un repentino mareo lo inundó y recuerdos de su pasado empezaron a llegar como metralletas a su mente —Llévame donde sea…p-pero no con esa persona, por… favor —Tuvo que volver a sentarse, no quería recordar ese lugar. A pesar de todo, los ojos de HoSeok no demostraban ni un rastro de piedad, se veía firme, ya vestido y cruzado de brazos, Jin le dio a entender que no le gustaba estar con él, y eso sin duda le molestó.
—Pues entonces… —HoSeok se acercó y sujeto el mentón de Jin, obligándolo a que le mire —Vas a seguir teniendo sexo conmigo hasta que me canse de ti, total, me importa que tu polla este feliz, no tus sentimientos, perro. —Le dijo con una sonrisa llena de falsedad, HoSeok era malo cuando quería, y Jin lo sabía, esas palabras le dolieron mucho. Lo soltó con brusquedad y luego de mirarlo un par de segundos, sin quitar ese lado superior suyo, se fue, dejando a Jin sólo con su dolor, y es que en verdad no le importaba.
*
—¿No vas a tomar algo, Jimin? — El menor negó precavido, sin duda esta mañana está siendo muy extraña para el gatuno.
Cuando se despertó, estaba en una cama cálida, cubierto por gruesas mantas y en una habitación completamente nueva y hermosa, parecía la habitación de huéspedes, pero lo que más le impresiono, y es que casi pega un grito al verlo, fue a Suga durmiendo al lado suyo como si nada, después de haberlo castigado severamente, había dormido como un bebe muy apegado a el. Fue muy raro, desde que invadió el cuerpo de su hermano, esa es la primera vez que lo acariciaba con tanto… cariño.
—Jimin, necesito que te alimentes —Le habló sacándolo de sus pensamientos ¿desde cuándo se preocupaba por él? Tenía miedo, desde hade rato lleva tratándolo como la peor mierda y ahora como si nada le invita a desayunar con él cuando siempre le tiraba las sobras al suelo, era raro, algo estaba tramando, y Jimin tenía mucho miedo.
—¿P-para qué? —Se animó a preguntar temblando como una hoja. Suga frunció el ceño, era de esperar que se comporte así, pero igual le molestaba. Suga tomo un sorbo de su café, sabiendo que Jimin observaba cada movimiento suyo, desconfiado, la mesa era muy grande en ese enorme comedor, quizás si lo mandaba más lejos desayunaría tranquilo
—No necesito darte explicaciones, sólo aliméntate, o me voy a enojar — Jimin volvió a sentir como el tic nervioso volvía en su cuello, Suga se arrepintió al decirle eso, pero es que ni siquiera le levanto la voz. Ni que sus palabras fueran una amenaza de muerte ¿O es que si lo eran para Jimin?
—L-leche… —Las dos sirvientas que estaban atrás tuvieron que acercarse al escuchar el murmuro de Jimin, lo había dicho demasiado bajito —P-por favor… quiero l-leche —Y en menos de dos minutos su vaso ya estaba lleno listo para ser tomado. La otra mujer le había preguntado cuantas cucharadas de azúcar quería, pero Jimin le negó amablemente, diciéndole que podía hacerlo el mismo, Suga observaba cada movimiento de Jimin, sus expresiones, cuantas cucharadas le ponía a su vaso, como metía el dedo para ver si estaba muy caliente, le gustaba la manera en cómo movía la punta de su cola, de un lado a otro arriba de la mesa, quizás el menor no se daba cuenta de eso.
—Tranquilo, no está envenenada —Le dijo, como leyendo los pensamientos del menor, y es que estaba dudando en tomarla o no, hasta que al fin se digno a tomar, pero algo impresiono a Suga. Jimin sonrió.
Tuvo que sacudir su cabeza, quizás se lo imaginó, pero sus labios en verdad habían formado una mini sonrisa que duro menos de un segundo, pero Suga pudo verlo con claridad. Jimin se llenó de nervios al sentir esa penetrante mirada de su hermano, empezó a temblar un poco mientras trataba de alimentarse.
—¿Q-que?
—Nada, sólo que… no pensé que volverías a sonreír frente a mi —Jimin tragó grueso, volviendo a su semblante triste… era raro que le diga eso. Suga siempre le dijo que su sonrisa era lo peor que tenía, que no quería verlo, sólo recordar esos momentos le daban ganas de volver a llorar.
—E-es que… esta r-rico —No podía recriminarle, quizás se enojaría y en estos momentos lo que menos quería era eso —H-hace mucho que… no d-desayuno algo así —Habló con la mirada clavada en su tasa medio vacía, de seguro Suga se burlaría de él o peor, lo golpearía, después de todo era un híbrido… por eso se merecía cosas peores.
—Hmm… —Suga se quedó en silencio ¿Qué le iba a decir? No era bueno para estas clases de situaciones, Jimin se veía mal, y él no sabía qué hacer para remediarlo, no podía abrazarlo como si nada, no podía decirle que todo estará bien. No servía para esto. —Me voy, asegúrate de comer bien, le pediré a HoSeok que te examine y mande algunas vitaminas luego.
—G-gracias —Suga, quien ya se había levantado miro de reojo a Jimin ¿Gracias por qué? A veces Jimin es demasiado bueno, eso sólo lo hacía sentir peor, suspiró y sin más les dio unas cuantas indicaciones a las empleadas y se fue, soportando la punzada que aun tenía en el pecho.
Jimin se había quedado sólo en la mesa, por un momento pensó en la soledad que debe vivir Suga cada día, la casa era enorme, cansado y estresado, se levanto para juntar los cubiertos pero las sirvientas enseguida intervinieron, Jimin se extrañó, el siempre lo hacía ¿Ahora qué podía hacer? Las siguió hacia la cocina.
—¿P-puedo a-ayudar en algo? —Las tres mujeres, una más joven que otra, negaron amablemente y dijeron que vaya a jugar por ahí, Jimin se fue, ahora se encontraba solo en una casa enorme.
—Esto es raro ¿no? —luli se acercó y empezó a enrollarse en la pierna derecha del menor —¿Vamos afuera? —Le preguntó emocionada, Suga siempre ordenaba cerrar todas las puertas, y hoy de repente se encontraban abiertas. Jimin estaba ahí varado cerca de la cocina, se sentía cansado y sólo quería dormir—¡Jimin!
—¿Eh? Ah… lo siento… no me siento muy b-bien — Pero la siguió igual, quizás un poco de aire fresco le haga bien, al menos el ambiente tenso que sentía al lado de Suga se fue, aunque el miedo no se lo saca nadie, por ahora.
*
—Suga tienes que decirme que carajo estas tramando ¡Hombre, me inquietas! —Golpeó fuerte el escritorio con sus dos grandes manos, estaban en la oficina principal, en el último piso de ese edificio, el ventanal que estaba detrás de Suga estaba cerrado por esas grandes cortinas grises, HoSeok sentía un gran suspenso y a Suga no parecía importarle, se encontraba bastante tranquilo arreglando y firmando unos papeles en su mesa de trabajo negra, hasta que sus ojos fueron directo a la cara de HoSeok.
—Te vas —A HoSeok se le hizo un signo de interrogación en su cabeza —Para que nuestro plan salga perfecto, necesitamos invadir uno de los puertos que hay en Corea del Norte ¿no? —HoSeok asintió —Bueno… entonces necesitamos otros aliados con nosotros para poder cumplir ese objetivo.
HoSeok tenía un nudo en la garganta, se estaba haciendo una idea, y rogaba que no lo involucre a él, estaba sudando por las manos de los nervios, tuvo que sentarse para tratar de calmarse, sólo pensar en interactuar con los híbridos de ese país… le disgustaba. Pero no sabía que odiaba mas, o la sonrisa aterradora de Suga o tener que ayudarlo a cumplir sus planes.
—¿Quieres que mande a Jin y NamJoon a Corea del Norte? — Tenía sentido, aunque a Jin se le complicaría mucho el ambiente, le preocupa en cierto modo ¿Con quién se quedaría JungKook?
—Tú irás— Ahí fue cuando sus sospechas se hicieron ciertas y su rostro se volvió mas pálido que un muerto, empezó a temblar, si por un momento llegó a pensar que Suga estaba loco, ahora lo afirmaba.
—E-estás loco —HoSeok negaba sin poder creerlo aún— ¡No voy a ir a interactuar con esos salvajes! ¡Son bestias! ¡¿Acaso quieres volver mierda mi vida?!
—Oh, por favor —Chasqueo la lengua desinteresado —Tu vida ya es una mierda, Jung HoSeok, sólo quiero brindarle un poco de emoción —Eso le dolió, pero su enojo no desaparecía, no podía. Suga abrió uno de los cajones de su escritorio y saco un disco azul—Tienes que encontrar a los híbridos y hacerles ver este vídeo, ahí está toda la explicación.
—Me mataran si me ven indefenso, de por si soy un flacucho, me usarán de comida para ellos…no puedo hacer esto, Suga —El mayor apoyó ambos codos en el escritorio, entrelazando sus dedos y apoyando su barbilla arriba de estos, mirando a HoSeok, sin dudas esos son los ojos más fríos que ha visto.
—¿Es que no quieres salvar a estos pobres híbridos? No puedo enviar a Jin, Jungkook se sentiría muy triste, y NamJoon no podrá sólo, son demasiados, aunque él se mesclaría muy bien a ese ambiente, te sería de utilidad — HoSeok trago grueso, tenía muchas ganas de ayudarlos, pero nunca pensó en arriesgarse tanto, siempre rogaba porque cada híbrido estuviera bien viviendo bajo tierra, les enviaba comida las veces que podía, o hasta enviaba a NamJoon a la guarida. —No podrán vivir bajo tierra mucho tiempo mas, los van a encontrar, siempre quisiste hacer algo bien en tu miserable vida, y bueno, aquí tienes una oportunidad.
—¿Por qué yo? No sirvo para estas cosas, soy sólo un puto ex-medico oculto en este puesto de trabajo.
—Exacto —Afirmó Suga sonriendo, HoSeok frunció el ceño —Un medico es lo que más precisan en esa tierra llena de guerra y caos, apuesto a que viven en un ambiente mucho peor —Dijo refiriéndose a los híbridos de su país, ellos al menos les enviaban medicamentos y cosas así ¿pero haya? ¿En ese lugar? Deben vivir en condiciones deplorables llenas de virus y cosas infecciosas, HoSeok serviría mucho. —Escucha, tienes que darle el disco personalmente al líder, no puedes confiar en nadie. Vamos HoSeok, has esto por los híbridos, para que puedan vivir en paz.
—M-mierda… voy a morir… pero no sé que es peor, o morir por ti, o ser despedazado y devorado por esos híbridos salvajes —Después de todo, sabía que Suga lo mataría apenas intente algo en su contra, apretó los puños en sus rodillas y luego de un pensamiento muy profundo, aceptó.
—El mundo te lo va a agradecer —Dijo Suga con un toque de sarcasmo, riéndose, HoSeok sabía que lo llevaba a morir, que después de entregar ese disco lo comerían vivo, pero bueno, su vida ya estaba acabada de todos modos.
—NamJoon irá conmigo, y… quiero la mitad del dinero —Miró a Suga con ojos desafiantes, la sonrisa del mayor se esfumo.
—¿Desde cuándo estas interesado por dinero? —Le dijo con un toque de rabia.
—Desde ahora, al menos necesito un motivo para vivir ¿no? Si los dos estamos en esto, quiero mi parte, es todo o nada, Suga. —Por estas cosas Suga odiaba trabajar en equipo, pero no tenía opción, odiaba compartir sus recompensas, pero se odiaría mas si no hiciera nada para que los híbridos tuvieran una vida mejor, además, también perdería a su mejor amigo Matt, y no quería eso.
—Está bien…entonces, partidas dentro de dos días ¿Entendido? —¿Dos días? ¿Por qué no dentro de una semana? Pero para Suga, mientras más pronto se hagan las cosas mejor, como odiaba ese pensamiento de él. Tenía poco tiempo para inventarle una buena mentira a Jungkook. —¿Tienes todos los papeles de NamJoon?
—Sí, no tendré problemas con él, es legal.
—Perfecto, HoSeok —el menor, quien se había levantado dispuesto a irse, volteó a verlo, quería salir de ahí enseguida y pensar en qué diablos se había metido, dios, porque YoonGi no aparece ahora cuando más lo necesitaba—Yo soy muy perfeccionista, quiero un buen trabajo ¿entendiste?
—Sí, entiendo.
—Bueno, ahora sí, puedes traerme unas magdalenas y luego irte a hacer tus cosas tranquilo.
—Se le dicen Muffins ahora —Encaró a Suga, este bajo su rostro dispuesto a terminar el papeleo.
—Tú eres una puta y sin embargo te sigo diciendo HoSeok, ahora tráeme una Magdalena —HoSeok bufó molesto, hoy Suga estaba demasiado difícil, mierda, iba a avisarle a la secretaria que le llevara su maldito postre, ya no quería verle la cara más tiempo.