— ¡HoSeok vas a tener que explicarme esa mierda que hay en nuestra cama matrimonial!— Se empezó a fastidiar a medida que escuchaba los gritos de esa mujer, no podía creer que antes esa persona era el amor de su vida, bueno, aún lo es, aunque ya no quiera aceptarlo.
La mujer, su mujer, había regresado y lo peor es que se había olvidado, no se preparó mentalmente para verla…
—Es un gato, SuJin—. Dijo con simpleza mientras terminaba de comer su plato de fideos comprado. La pelinegra estaba que apretaba sus hermosos dientes relucientes.
— ¡Esa cosa no es un gato!—Gritó histérica. — ¡Es un Híbrido! ¡¿Te has dado cuenta del bicho que trajiste a nuestro departamento?!
— ¿Y a ti que te importa? No es como si estuvieras aquí las veinticuatro horas.
— Por suerte tengo trabajos que me impiden volver a casa—. HoSeok se rio apenas, trabajo, sí claro. —Bueno…al menos el lugar está limpio ¿Llamaste a servicios de limpieza?
— No…ese “bicho” como tú le llamaste fue el que limpió la mayoría del lugar. —Jimin era testarudo, valla que Suga lo entreno bien, ordenó lo más que pudo hasta que se le abrieron las heridas…por un lado le molestaba tener que volver a cerrarlas, pero al menos tenía algo para hacer y eso ahuyentaba la soledad que vivía por un buen rato.
— Bueno…al menos sirve para algo ¿Dónde lo encontraste?
— No te lo diré, no es de tu incumbencia.
— ¡¿Que no qué?! ¡Si soy tu esposa!
— Dentro de poco no serás más mi mujer, me tienes cansado—. Le mostró a la pelinegra los papeles que tenía en mano, SuJin quedó más pálida de lo que su blanca piel le permitía. —Los papeles de divorcio.
—Sabía que esto pasaría—. SuJin furiosa fue hacia el cuarto donde se encontraba Jimin y entro haciendo un fuerte ruido con la puerta, más Jimin no se despertó, o eso era lo que creía. — ¡Me largo! ¡¿Sabes?! ¡Nunca debí haberme casado contigo!— Gritaba mientras sacaba la maleta del closet grande y empezaba a empacar las pocas cosas que tenía—.
— ¿No vas a firmarme el papel antes de irte?— La pelinegra lo ignoró mundialmente. —Mínimo puedes hacerme este favor—. Ahí fue cuando se volteó y lo miró con esos ojos destellantes…se levantó para sin miedo acercarse y verlo a los ojos con su maleta terminada.
— Y tú como mínimo me podrías ayudar a ser mamá— Dijo con un tono lleno de rencor, HoSeok trago grueso. — ¡Oh cierto! Me olvidé que eres un maldito estéril…— Ese tono venenoso casi provoca que el mayor caiga en lo más profundo de la tristeza, pero él es fuerte.
—Me quedaré con la mitad de todo— HoSeok no dijo nada, simplemente la dejo marcharse, aún con esas palabras incrustadas en su cabeza como si de pegamento se tratara, demasiado afectado como para notar a esa pequeña figura en su lecho. Jimin había despertado…o quizás no durmió en ningún momento.
—H-Ho…—. El menor no termino la frase, HoSeok le mando una de sus miradas tratando de lucir frío, indiferente, pero no lo logró…Jimin sólo vio dolor en esos ojos. —No llores…—. Y enseguida limpió sus lágrimas, ni siquiera las había notado de no ser por él, era vergonzoso. Jimin hizo un gran esfuerzo por levantarse… y lo logró, sin dudarlo y a pasos firmes se posó al lado de HoSeok para tratar de consolarlo un poco.
—Y ahí la tienes…esa es la mujer de la que me enamoré—. Habló con rencor y arrepentimiento.
—E-es bonita…—. Jimin no sabía que decir, nunca estuvo frente a ese tipo de situaciones, siempre creyó que las parejas eran como se las describió su hermano…felices hasta que la muerte los separe, pero al parecer no era tan así. HoSeok se rio un poco.
—Pues claro, es modelo después de todo—Volvió a sonreír forzado, luego su rostro se ensombreció. Jimin pegó más sus orejas a su cabello, triste por HoSeok— Ella me amaba…pero apenas descubrimos que no podía darle hijos…el amor que sentía por mí se fue de la noche a la mañana—.
—Entonces nunca te amo—. Jimin quiso decirle eso, pero no quería lastimarlo, además que era imposible que alguien cambie de la noche a la mañana…su cuerpo tembló al pensar que su hermano nunca lo había amado.
—Apuesto a que estás pensando “entonces nunca te quiso” o cosas así—. Dijo con ironía sin quitar esa sonrisa dolida que tenía en el rostro. Jimin quería reconfortarlo, como hacía YoonMin antes de que lo maltrate, pero no sabía si eso fuera lo correcto…era un híbrido después de todo. Poco le importo que haya adivinado sus pensamientos. —Pues sí, nunca me amo, todo fue una puta fachada y yo caí redondito en su juego, ahora se acuesta con cualquier chico bueno que vea—.
—Eres…una persona fuerte…v-vas a lograr salir de esta—. La cola gatuna del menor se enrosco en el tobillo de HoSeok, demostrándole que podía desahogarse, llorar, le ayudaría mucho.
—Si me divorcio…volveré a estar solo—. La garganta se le empezaba a bloquear, no quería llorar frente a un híbrido, no quería demostrar debilidad…él era fuerte...o eso creía. Sus piernas se empezaron a tambalear apenas, al parecer Jimin lo notó y enseguida lo llevo a la cama. Ambos se sentaron. —No quiero estar solo—.
— ¡No estarás solo! M-me tienes a mí… a tu hermano Jungkook…y — Trago grueso y agarro su estómago con fuerza, evitando arcadas a toda costa. —A YoonGi…—. Lo que menos quería ahora era pronunciar su nombre, pero por HoSeok es lo mínimo que podía hacer.
—Sí, te tengo a ti por ahora, luego te irás cuando estés mejor, mi hermano seguirá con sus conciertos de piano y YoonGi…nunca lo volveré a ver—.
— ¿Eh? Pe-pero…lo ves en la oficina…ustedes pasan el mayor tiempo del día ahí—.
—No lo entiendes Jimin…YoonGi no va a volver.
—Pe-pero…entiendo que haya cambiado conmigo—. Jimin no sabía a lo que se refería… ¿YoonGi no volverá nunca? Pero si lo veía todos los días. —Pero tú eres su mejor amigo, debe ser la misma persona…—.
—No Jimin, ese ya no es YoonGi—. Tomo una bocanada de aire, Suga tendría que perdonarlo si se lo cuenta… ¿no?— Bueno…es normal que no sepas nada sobre daños psicológicos, viviste en una jaula de oro—.
— ¿YoonGi está enfermo?—. Ahora sí se había preocupado, necesitaba saber que le pasaba a su hermano, odiaba ser tan ignorante para estos casos, y eso que le pidió libros de medicina…—¿M-mal de la ca-cabeza?—. Él miedo en el menor iban creciendo al igual que los nervios, su piel había palidecido y un mal presentimiento le atormentaba la cabeza.
—Él siempre fue muy…sensible—. Todo lo contrario a Suga, Suga era fuerte y sin sentimientos, frío como hielo. YoonGi carecía de esas cualidades. —Bah…ya no importa quiero dormir—.
—Pe-pero… ¡Yo quiero saber!—. Levanto la voz lleno de intriga, claro que se cohibió de inmediato cuando HoSeok lo miró con el ceño fruncido. —L-lo siento…—. HoSeok suspiró cansado.
—Jimin, más vale que empieces a reconocer tu posición si no quieres que descargas eléctricas recorran tu cuerpo—. Dicho esto se levantó con un gran dolor de cabeza dispuesto a irse, sólo por hoy dejaba al menor dormir en su cama.
—Si…— Dijo por fin cuando HoSeok se fue, aún le costaba asimilar su realidad, nunca imagino que los híbridos serían tratados así…sinceramente no podía dormir, a pesar de que su cuerpo le pedía a gritos descanso este se negaba, quería saber que le sucedía a su hermano ¿será en verdad un problema mental? ¿Eso quiere decir que podía recuperar a su verdadero hermano una vez que se recupere?
—“En la oficina de HoSeok….”—. Su mente estaba pensando hacer algo arriesgado, quería averiguar, Jimin sólo quería a su antiguo hermano, el que le abrazaba, le hacía mimos cada vez que iba a verlo, le traía dulces y contaba historias…—“Si busco algo de información, quizás eso me ayude a recuperar a mi hermano”— Sinceramente, Jimin no sabía nada sobre daños psicológicos, sólo quería buscar una enfermedad con los mismos síntomas que padece YoonGi. Era una enfermedad, tenía que ser eso, no quería pensar que todo ese amor que le brindó su hermano había sido falso…no lo aguantaría.
*
—Juju…el ingenuo gatito queriendo recuperar a su antiguo amo— YoonGi, quien veía ahora divertido como Jimin iba sigiloso hacia la oficina de HoSeok desde su pequeño computador…— Cámara dos…mierda—. Y como lo suponía, el maldito amigo de YoonGi estaba dormido como tronco en uno de los cuartos de huéspedes. Volvió a la camara uno, donde estaba la oficina de HoSeok. Le pareció divertida la forma en la que Jimin observaba los libros, curioso y lleno de intriga, es normal que este así, nunca había visto uno y YoonGi se los había prohibido.
“Ji…min” Escuchó dentro de su cabeza, aunque no le dio importancia, la voz, ósea YoonGi, no le molestaba como antes, no le rompía la cabeza y le hacía perder los estribos, ya no tenía que batallar consigo mismo. Sin duda fue bastante efectivo usar a Jimin para quitar a YoonGi.
— ¿Sucede algo YoonGi?— Pregunto Suga entretenido.
“Lo vi…triste”
—Pff…obvio que esta triste, su querido hermano ha cambiado en todos los sentidos con él— Soltó una pequeña risa escalofriante, podría jugar que YoonGi lloraría si estuviera tomando el control.
“Por favor…no-no le hagas más daño” Suga giro los ojos desinteresado, pensando.
— Le aré lo que yo quiera, es mío ahora — Sinceramente ya no le divertía mucho golpear a su gatito, pero molestar a YoonGi sí era algo divertido— Voy a torturarlo hasta que se desangre, romperé todos sus huesos y lo tiraré al río—.
“¡NO!” Aguanto su risa como pudo, en verdad lo había asustado, YoonGi era tan influenciable que divertía.
—Pero por ahora no lo aré, esta con HoSeok—. Sintió como su cuerpo y mente se relajaban —Hey, hoy fui a ver a HoSeok, él está bien segurísimo de que tú me creaste, como si fuera un puto amigo imaginario o algo así— Le hablaba a YoonGi mientras observaba a su minino, en verdad le gustaban los libros. —Qué bueno que nunca le contaste la verdad sobre mí, me habría complicado las cosas.
“Yo te cree…para no sentirme tan agobiado frente a tanto trabajo”
— ¡Oh vamos YoonGi! Tú bien sabes que soy más que eso, no trates de negarlo, nacimos juntos— Recordó el pasado divertido, con melancolía— Mama…ella nos daba mucho amor.
“Más a ti que a mi” Escuchó dentro de su cabeza con un tono molesto. Suga rio. A YoonGi nunca le gusto hablar de su madre y el pasado.
—Sí, por eso no lloraste cuando se murió, ni dolor sentiste, meses después aceptaste de madre a una gata de mierda que sólo vino a traer más dolor en mi vida.
— ¿Señor Min?— Escuchó a una de las sirvientas por detrás de la puerta. Interrumpiendo la conversación que tenía con YoonGi —Tiene una llamada—.
— ¿Quién es a esta hora?—. Pregunto con su fría voz sin despegar ojo de la pantalla, al parecer Jimin encontró dos libros interesantes. En un pestañeo puso su mente en blanco y sacó a YoonGi de su cabeza.
—El investigador, señor—. Y en menos de dos segundos Suga ya había abierto la puerta y arrebatado el teléfono a la mujer.
— ¿Alguna novedad Kidoh?— Se apoyó en la mesa donde estaba su laptop.
—Buenas y malas—. Suga esperó en silencio, impaciente —Encontramos una de sus guaridas en Gimhae junto con las joyas y ropa de tu madre—.
— ¿Y la mala?— Preguntó con una mezcla de emociones dentro suyo, intriga, emoción y rabia.
—Ella escapó—.
Lo único que pudo sentir Suga en ese momento fue un enorme dolor en el pecho y un fuerte latigazo en la cabeza.
— ¿Q-que?— Sólo pudo sentir un pequeño mareo debido al enojo que le carcomía la mente — ¡¿POR QUE MIERDA LA DEJASTE IR?! —Grito eufórico tirando todo lo que había en la mesa incluyendo la notebook.
— L-lo lamento YoonGi, pero ella tiene una fuerza y velocidad sobrehumana, recuerda que es un hibrido— Cierto, ella era la única hibrido femenina que quedaba en Corea y además de fuerza tenía ingenio.
—Tsk…está bien, al menos conseguimos lo principal— Apenas termine de hablar iba a mandar a buscar unos calmantes— Tráeme las cosas de mi madre lo más pronto posible —Ordeno y sin más corto la llamada, no quería cabrearse más.
*
*
Ya había amanecido en la mansión Jeon, los dos perrunos se levantaron enseguida al notar que estaban aplastando al pequeño cuerpo que se hacía bolita en medio de la cama. Bueno, NamJoon se separó apenas. Hipnotizado por ese rostro de porcelana.
— ¿Qué hora es?— Preguntó NamJoon sacudiendo su pelo desordenado. Largo un bostezo.
—Nueve y media— Jin se levantó enseguida y se dirigió a la salida de la habitación— Encárgate de levantar a Jungkook, tiene clases de piano a las once— Dijo desde el umbral de la puerta y sin más se dirigió a la cocina.
—Siempre el trabajo pesado a mí…— Se quejó molesto con notorias ojeras, sus músculos se tensaron apenas sintió la mano del menor en su pecho y la pierna izquierda tocando sus muslos. Mierda…hoy sí que la tendría difícil.
*
*
— ¡Hermano!— Jungkook corrió hacia donde oía la voz de HoSeok, y no se equivocó, siguió derecho y a ciegas consiguió que su querido hermano mayor lo abrazara de manera cariñosa y protectora como a él le gustaba.
—Oh Jungkook, ¿Recién te levantas?— Sacudió el pelo desordenado del menor, el pelirrojo sonrió dejándose hacer, amaba que su hermano le acaricie el cabello.
—Sip, estaba por ir a desayunar ¿Me acompañas? Por favor~— Hizo un puchero con los ojos cerrados, como siempre, HoSeok sonrió ¿Quién podría resistirse a esa carita?
—Si me lo pides así no puedo negarme— Agarró la mano de su hermano y juntos fueron a la cocina, Jin y NamJoon estaban apoyados en el umbral de la puerta, con esos ojos profundos, calculadores observando cada movimiento de Jungkook.
—Estoy tan feliz~ Por suerte aún no me encontré con papá— Dijo mientras entraban para sentarse, Jin preparó dos platos, ya sabía que venía HoSeok. Los dos guardaespaldas perrunos se fueron de la cocina, ya no hacía falta que estén ahí.
—Hoy vienen a llevarlo de vuelta al hogar para enfermos mentales, sinceramente no sé cómo pudo escaparse— Apenas se sentó empezó a comer las tostadas con mermelada.
—Yo tenía miedo… ¡Pero ya no! Porque Jin y NamJoon me protegen— Contestó lleno de seguridad tomando su vaso de leche. HoSeok igual seguía preocupado, no quería que su padre le ponga un pelo a Jungkook…ni que lo mire, ya no quería ver sufrir a su hermano por culpa de ese monstruo.
—Me alegro— Dijo sincero y segundos después le llegó un mensaje al celular.
— Voy a tu departamento— Un mensaje corto de Suga, HoSeok frunció el ceño ¿Tan rápido iría a ver a Jimin? ¿Qué le haría ahora? No quería saberlo, lo único que rogaba era que no le abra las heridas. Aunque las cortadas en su abdomen y piernas habían sanado casi por completo…aún quedaba su espalda, seguía delicada, y los moretones no desaparecían del todo. Suspiro, era Suga, obviamente le haría daño.