Definitivamente lo había arruinado anoche, pero no fue su culpa, Zim no entendía cómo es que la gente pagaba por comer esa asquerosidad llamada “pizza”. Al igual que hace años, actuó muy extraño por su característica paranoia hacia esos muñecos robóticos que en lugar de entretener solo daban miedo, imagínense, un muchacho de dieciséis y poco más, gritando aterrado solo porque se le acercó uno de ellos repentinamente. Estaba seguro de que probablemente la familia de Dib se había percatado de su anormal comportamiento.
-¡despreciables humanos y sus estúpidos muñecos!-se quejó aun temblando recordando esas cosas, bajó la voz porque, de otro modo, llamaría la atención-esto tiene que solucionarse pronto, en cuanto reanude mi misión, esas cosas serán las primeras en ser destruidas por el grandioso Zim-abrió su ahora casillero, del cual cayó un sobre que tenía un sticker de corazón-¿Qué es esto?-se preguntó, tomando entre sus manos la carta que estaba algo perfumada.
En todos estos años que llevaba en la Tierra, en su intensa investigación, sabía que esta era una muestra de cariño y por extraña razón sintió algo de enfado-¿Quién se fijaría en el mono-Dib?-se preguntó, buscó al final de la carta donde estaba aquel nombre… “Gretchen”, ¿así que se suponía que esa apestosa fémina inferior quería quitarle a su némesis?, porque hasta donde sabia, cuando los humanos tenían esa clase de relación le dedicaban todo su tiempo a sus parejas y esta chica lo alejaría de él…estrujó la carta recordando…No, ya lo perdió una vez y fue por la ciencia real, sobre su cadáver sería esta vez por una humana inferior y mucho menos para siempre-tengo que hacer algo-pensó, hasta que finalmente se le ocurrió algo y sonrió malicioso como siempre lo hizo.
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Más tarde…
Había llegado a la base después de otro día tormentoso, literalmente, hoy llovió demasiado, se quemó tanto por no usar el pegamento, tanto que se arrepintió por la vez en la que le jugó esa broma a Zim. Dejando eso de lado, le extrañó no haber visto al alíen el resto del día, se supone que solucionarían el problema hoy, aunque debió admitir que se había acostumbrado, quizás un poco, al cuerpo del irken.
Toc Toc Toc… Escuchó el sonido de la puerta siendo golpeada.
-debe ser él-abrió la puerta, pero en cuanto lo hizo.
-¡hola mejor amigo, mucho tiempo sin vernos, bueno, prometiste que si dejaba de acercarme a ti responderías a mis mensajes del celular, pero creo que tu celular se averió porque no respondiste ninguno de los que te envié, en fin, quería invitarte a salir a algún lado!-gritó sonriente, nada más y nada menos que...
-¿Keef?-apenas trataba de interpretar tantas palabras dichas por aquel pelirrojo parlanchín- así que por eso Zim no tiene celular-pensó, seguramente el pelirrojo seguía atosigando al invasor cuando él no estaba cerca, se enfadó por alguna razón, quizás porque si este seguía insistiendo le quitaría la atención del irken, quien era la razón de su cordura y por sobre todo, el responsable de afirmar que no estaba loco…de solo imaginar y recordar a esos dos tan cerca como aquella vez en la que fueron amigos.
-¡¿y qué dices, Zim?, mira compré boletos para ir al circo y esta vez sí iremos, ¿verdad?!-siguió insistiendo.
-…-no, definitivamente no dejaría que Keef siguiera molestando a Zim, no después de saber que tan…extraño podía llegar a ser- ¡no, estoy muy ocupado como para perder mi tiempo contigo!
-¡no te hagas del rogar, vamos, será divertido, Zim!-siguió insistiendo tomando esta vez su mano-¡te lo prometo!
-¡¿oye quien te crees que eres para tomar la mano de Zim?!-lo apartó de un manotazo-¡déjame explicarte Keef, preferiría salir con cualquiera que contigo, al parecer eres tan tonto que no puedes notarlo, solo fui tu amigo aquella vez por lástima, ¿quién sería amigo de alguien tan extraño como tú?!-sonrió malicioso-¡es más, prefiero mucho más a Dib antes que a ti!
-…-se quedó sin palabras-pero…
- ¡largo de mi casa!-gritó molesto para sacarlo a empujones-ojalá que eso haya bastado para que se aleje para siempre...-abrió los ojos sorprendido, ¿de dónde salió eso?- ¡¿por Saturno?, ¿por qué dije eso?!
-¡Mary esta celosa!-canturreó G.I.R., quien había estado mirando todo como si fuera una telenovela o una película romántica, sentado y comiendo palomitas, por supuesto, en su disfraz de perro.
-¡por supuesto que no, ¿por qué habría de estarlo?!
-¡porque te preocupas por mi amo, también le importas y mucho más de lo que crees!-sonrió bobamente tras lo dicho.
-¡eso no es cierto, él me odia!
-¡no es cierto!-negó el robotito, seguramente diría más de lo debido.
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-Bueno, creo que fui bastante claro con ella-dijo arrogantemente, mirando como aquella peli morada con frenillos se alejaba llorando a mares y, por supuesto, él sonriente por su maligna hazaña- ¡así es, ve a llorar humana!, ¡victoria para Zim!, ¡yo soy Zim!-levantó los brazos en señal de triunfo.
-así que eras tú todo este tiempo-dijo una chica detrás de él, jugando sin despegar la vista de su consola.
-…-que mala suerte, sabía que se trataba de la aterradora hermana de Dib, Gaz. Tenía que inventar algo y ya…
-mira, mejor no digas nada porque ya lo sabía, el modo en el que actuabas era extraño pero de otro modo, aquella forma en la que rechazaste a esa chica, es obvio que mi patético hermano no la rechazaría de esa manera y es más ni siquiera la rechazaría porque esa seguramente sería la única persona que querría a Dib en todo el mundo, así que…-guardó su videojuego y se acercó peligrosamente encarándole su puño-¡me vas a decir cómo pasó y me lo vas a decir ahora, Zim!
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Continuará…