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Masterpiece por Amethys

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Notas del fanfic:

Este fanfic no me pertenece. Solo lo traduzco al español.

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La historia pertenece a ChiaKairi a quién agradezco por permitirme realizar la traducción. (Link del fanfic en italiano: http://www.efpfanfic.net/viewstory.php?sid=3020724&i=1 ) (Link del trailer https://www.youtube.com/watch?v=OuI0rrWBKv8 )

Notas del capitulo:

Primer capítulo traducido. Espero que disfruten este fanfic al igual que yo.

Las personas que ya han leído el oneshot de esta autora (Heart en AFF) sabrán que tiene una forma especial de narrar la historia asi que comprendan que es difícil darle el sentido y traducción correcta por lo que lleva mucho tiempo.

Mis traducciones las hice con 2 diccionarios, 5 traductores online (2 de ellos en inglés) , mi BFF que estudió italiano en el colegio y buscando informaciones diversas en internet.

Hay palabras que encontraran en italiano por dos razones:

1- No tenía una traducción exacta al español ni al inglés. Tal vez porque se trataba de una jerga italiana asi que busqué su significa en italiano y en las notas finales les explico.

2- Sonaba mejor en italiano por lo que lo dejé así.

En fin, disfruten~

Minho sabe que está haciendo la tarea, no hay que repetirlo una y otra vez. Por otro lado, no es una cosa fácil, separar lo que haces por obligación y lo que haces por pasión. La línea es fina, se podría desmoronar sin siquiera notarlo. Pues sí, esa es su pasión, siempre lo ha sido. Tal vez se ha convertido en una rutina diaria, tal vez ya no hay más emoción..

 

Es cierto que no hay ninguna emoción en sus fotos. Son hermosas, estudia las técnicas, la historia y los estilos. Él sabe cómo enmarcar, sabe cómo hacer los efectos que quiere... en teoría. Pero en la práctica deja mucho que desear. En realidad todavía disfruta de esto, la cámara permanece en su bolso, colgando de su cuello, en su mano. En fin, es una parte de él.

 

Mira a su alrededor, ve las cosas, sus ojos naturalmente están calibrados para detectar automáticamente el mejor ángulo.

 

Aunque...

 

Suspira.

 

Camina con un ritmo rápido en el aire acre de la tarde. Los pasillos continúan repletos de estudiantes, las clases se acababan de reanudar y las primeras semanas son cruciales. En realidad, al menos en las primeras horas de clases es bueno ser visto. Después ya no habrá tanta gente corriendo por las aulas, al menos no con libros en la mano. Minho está en el tercer año y sabe algo. Conoce a la gente, corren para ir a bares, librerías, tiendas alrededor de la Academia. Hay mil maneras de distraerse y uno puede “accidentalmente” olvidarse una o dos horas de clases. Vamos, hasta el estudiante más riguroso se saltó alguna clase al menos una vez.

 

 Minho es un tipo tranquilo, no le importa estar solo, fuera del montón. Digamos que es inmune a muchas atracciones de los alrededores, aunque todavía tiene 23 años.

 

Mira hacia arriba y el cielo está de un rojo fuego. Le gusta el otoño, por los colores y por el clima. Terminó su última lección hace una hora y algo, se encontraba en un aula en el tercer piso pero se había pasado todo el tiempo mirando las tejas de los diferentes edificios de la Academia desde arriba. Las ordenaba desde el naranja, luego al rojo, hasta el más oscuro. Con la barbilla apoyada en la mano y la mirada perdida por la ventana, escuchó la explicación.

 

Así que hay de todo en los libros y Minho afortunadamente tiene una buena memoria.

 

Avanza con la espalda recta con los estudiantes sentados en los bancos, la Academia es un hormiguero de calles y aceras cubiertas que conectan los diferentes edificios y departamentos. Al norte de la escuela se encuentra el departamento de danza, al este el de canto, detrás de Minho, las artes visuales. Al oeste hay residencias estudiantiles, canchas de tenis, canchas de baloncesto, piscina. Es un complejo amplio y moderno.

 

 A veces una ventana no se cierra bien, a veces no hay suficientes sillas para la clase o algún inodoro está obstruido, pero Minho no es como los viziatelli con el hedor debajo de la nariz que se quejan por todo.

 

Ciertamente, Minho no se queja.

 

Gira a la izquierda en los adoquines del camino. Distraídamente continúa mirando al cielo. Hay nubes rosas en la distancia, pequeñas… pequeñas. Tiene una mano alrededor de los apoyabrazos de la mochila, y la otra en el bolsillo de su abrigo. Todavía no hace mucho frío pero el aire agresivo de la noche está cerca. Se acomoda el cabello castaño con un movimiento de la cabeza.

 

¿Dónde él dijo que deben encontrarse...?

 

No lo sabe, todavía tiene en su cabeza el recuerdo de la mirada titubeante de Jinki y la fatiga para concentrarse. El muchacho se desperezaba en la cama por la mañana, mientras que Minho le mostraba sus últimas fotos. Tenía las piernas cruzadas y la mirada fija en ellas por  un rato. Ya lo conocía desde hace tiempo como para tener dudas.

 

"Mierda"

 

"No he abierto mi boca Minho-ssi"

 

"Precisamente".

 

Precisamente, eh. No jodan, Minho lo sabe, no es estúpido. El problema es que ya no viven más. Las fotos de Minho han muerto de tres a cuatro años. Y no encuentra el revitalizante. Se siente que está cerca, pero se había convencido de que es una ilusión.

 

Incluso sus maestros le dieron a entender eso.

 

Es un buen estudiante, tiene buenas notas, pero nunca se distinguió por sus obras. Algunos de sus compañeros ya han sido contactados para trabajar alrededor del mundo, mientras él sigue haciendo los deberes.

 

“Ya llegará Minho, ya llegará”

 

Sí, bueno. Pero, ¿Qué es lo que tiene que llegar?

 

Minho está nervioso. Él odia perder, y sobre todo odia la mediocridad. El permanecer dentro del montón y no sobresalir en nada. Tal vez Minho no diga, pero él pretende mucho.

 

Logros, satisfacciones.

 

Las calificaciones no son suficientes. Se siente vacío y está cansado de ver sus fotos y pensar 'mh'.

 

"Esto es una mierda." resopla, sacudiendo de la cabeza el recuerdo de la expresión de Jinki. Como si fuera fácil. Ojos que te dicen "lo siento” porque realmente no pueden decir 'wow, eso es genial” cuando en realidad es sólo una imagen. La obra de arte se escapa del objetivo, está detrás de esas nubes de color rosa, distante. Quien sabe sin con zoom la puede capturar.

 

La cámara la tiene colgando del cuello, y hace el intento. Click, sin parar de caminar.

 

¿Dónde le había dicho que tenían que verse? Mira a su alrededor y ni siquiera sabe por dónde está caminando.

 

Bufa.

 

Este es un buen año, se promete. Aunque era la misma promesa del año anterior y el anterior a ese. Este es un buen mes, un buen día…

 

En fin, ya son cuatro años que la había perdido y ya no sabía dónde buscarla.

 

_______________________________________________________________________

 

Pasa por una puerta, sube las escaleras. Este era el edificio correcto. Él tiene una memoria excelente, pero este no era su departamento, sólo había estado ahí  un par de veces el año anterior y no lo recuerda bien. La llamada de Kibum la había escuchado a medias y no había seguido con especial atención las instrucciones que le dio su amigo. Se gira un poco, por lo visto aún era horario de clases porque hay poco movimiento en el tercer piso - estaba en el tercer piso, ¿no? -.  

Merodea a lo largo del corredor principal, las aulas están cerradas, una está vacía. Kibum dijo 'aula 325 bis’, entonces lee las placas sobre las puertas. Está en el 300, no debe estar muy lejos. Sigue caminando, ve hacia el final del corredor. Más allá ve a dos niñas con el pelo recogido, susurrando entre sí.

 

Tendría que pedir indicaciones.

 

Procede a hacerlo cuando nota  que la luz cambia abruptamente en el pasillo y se detiene tan pronto como se da cuenta de la razón.

 

La última clase del piso, la 325, no es como cualquier otra aula. Es genial, no hay escritorios o mesas o proyectores. Minho ahora lo recuerda, en ese departamento en cada piso hay una sala de baile donde los estudiantes no están con los libros, sino con la práctica. Kibum le habla a menudo de las horas de duros entrenamientos sobre el suelo de parquet, pero Minho está tan acostumbrado a sus salones de clase que no lo había pensado. Se oye una música rítmica proveniente de más allá de un grueso vidrio, el ruido se amortigua de manera que no hay ruido en las aulas adyacentes.

 

Echa un vistazo, tal vez vea a Kibum practicando. Sonríe ante la idea. A veces, su amigo practica la coreografía en la habitación o en el parque, pero en general Minho no lo mira a menudo bailar. Kibum es bueno, es un verdadero artista y no hay nada más que discutir. Una vez en primer año, lo había pillado haciendo un movimiento sinuoso con la pelvis ante el espejo del baño, con un cepillo de dientes en la boca.

 

 Vuelve a reír al recordarlo. Más o menos así nació su amistad, después de meses de odio perpetuo y miradas con recelo.

 

La academia también te obligada a  la convivencia, pero no siempre resulta mal.

 

Se inclina hacia las ventanas de las aulas, con miedo de que alguien conocido lo viera ya que sería un poco incómodo. Puede distinguir a un hombre alto, bien situado en el centro de la sala de baile, tiene los brazos cruzados y con un movimiento de cabeza observa a todos los bailarines. Sigue el ritmo con un pie, dando direcciones. Debe ser el maestro. Hay una treintena de estudiantes que se sientan en el suelo a cada lado de la sala de clases, no puede verlos a todos muy bien.

 

Una chica se levanta para tomar el lugar de un compañero, se alternan frente al maestro para llevar a cabo las partes de la coreografía. El hombre del movimiento con los pies le da un golpecito en la espalda para una postura correcta.

 

 Por lo que Minho escucha vibrar desde los parlantes colocados en la parte inferior de la clase, nota que es una lección de hip-hop. Nada de tutús ni mallas, afortunadamente. Claro que los estudiantes deben de aprender todos los estilos, pero pueden optar por especializarse en uno en particular. Ya había visto a Kibum en mallas cuando regresaba de las lecciones obligatorias de ballet y la cosa no había sido del todo placentera para ninguno de ellos.

 

Minho trata de centrarse mejor en las caras de los estudiantes pero no nota ninguna cabeza rubia, ni nadie con la mirada  felina. Frunce el ceño. Mientras tanto la música se siente silenciosa, le gustaría poder escuchar mejor. Mueve la cabeza junto a los pies del maestro.

 

La muchacha terminó su parte, pero la música continúa, alguien tiene que tomar su lugar. En el centro del círculo se para esta vez un muchacho, pelo negro y esbelta figura. Minho ve los movimientos precisos del niño, la coordinación de brazos y piernas, la cabeza que gira antes del cuerpo durante el giro.

 

“¡Aish! aún con esa costumbre" Es capaz de distinguir las palabras del maestro que sacude su cabeza.

 

"Más adelante. Te estás equivocando otra vez."

 

El bailarín se muestra frustrado, perdió el ritmo.

 

El profesor se da vuelta y dice algo pero  Minho no entiende, una bailarina se levanta y va a apagar la música. En el silencio, Minho retrocede ligeramente hacia las sombras del corredor. En realidad nadie le presta atención a él, la gente va y viene detrás de él, pero en el aula todos están concentrados en el maestro y el muchacho.

 

"Sin cabeza, sin intención. No veo cambios, y ya van dos semanas". El profesor dice algo más solo que habla rápidamente y Minho no lo puede entender. El muchacho coloca sus manos sobre sus caderas, sacudiendo su cabello de su frente sudorosa.

 

Mira sus pies mientras dobla el tobillo como una señal de impaciencia. Minho puede captar alguna que otra palabra del sermón.

 

"... como un autómata. Esto no es bailar".

 

"No, no es y esto ni siquiera es una lección." Es el comentario seco del muchacho el cual oye bien. Los bailarines sentados parecen sorprendidos.

 

"¿Adónde vas?”

 

Lee las palabras en los labios del profesor. El muchacho ha dado unos pasos, decidido, pero el profesor le tomó del flaco brazo. Se suelta y va a buscar un bolso oscuro que esta contra la pared en el fondo de la sala, junto a un montón de otros bolsos y abrigos.

 

"Son tres minutos antes del final de la hora. Yo soy el primero en ir” El chico se inclina ante el maestro brevemente, seguidamente, gira sobre sus talones y sale de la habitación. Minho retrocede sorprendido y mientras las puertas de cristal se abren escucha al maestro que exclama: "Vamos a empezar el año bien, ¿Eh?"

 

"Al carajo"

 

Por un pelo el bailarín no termina tropezando con Minho y cierra la puerta detrás de él, camina por el pasillo con aire molesto. Lleva puesta una camiseta de talla ancha y rota en ciertas partes, unos pantalones negros de chándal junto con zapatillas de deporte. Tiene el bolso al hombro y el sudor en  las axilas.

 

Minho sale justo a tiempo para dejarlo pasar, el chico fija por un momento sus ojos en él, irritado. Alza sus ojos al cielo y desaparece. Minho le sigue por un momento con los ojos, todo el camino hasta las escaleras. Frunce el ceño.

 

Cuando vuelve a mirar hacia el salón de clases, se da cuenta de que un grupo de niños y niñas ahora lo están viendo.

 

"Mierda".

 

Pone sus manos en los bolsillos y se aleja, avergonzado. La música comienza de nuevo detrás de él, pero en ese momento también toca la campana del final de la lección.

Se pasa la mano por el cuello y luego por el pelo.

 

¿Dónde diablos está Kibum?

 

Toma el teléfono de un bolsillo, buscando entre las últimas llamadas. Aguarda por un rato hasta que se escucha un fuerte ruido y alguien que responde a la llamada. Mientras tanto, los bailarines se alborotan a su alrededor, ya fuera de las aulas.

 

"Yah! Estoy afuera del aula y no te veo. ¿Por qué estoy fuera del aula y no te veo? "

 

"No sé, explícamelo tú."

 

"¿Dónde estás?"

 

"¿En frente de la clase?"

 

"Pero si yo también estoy frente a la clase”

 

"Maldita sea Kibum. Tercer piso, clase 325."

 

"Bis".

 

Minho se gira un momento.

 

"No hay más. El corredor termina aquí. Estoy frente a la sala de ensayo".

 

"¿No será que te equivocaste de ala?"

 

"No sé"

 

"Mierda Minho, sí, te equivocaste en el ala. Debías de haber subido las escaleras a la derecha, ya lo habías hecho antes ¿No?

 

Minho hace una localización mental.

 

"Probablemente."

 

"¡Qué fastidio! Me voy abajo, nos vemos afuera”.

 

"Está bien."

 

Finaliza la llamada.

 

 

Ya son pasadas la una y Minho tiene mucha hambre. Ya había salido de la línea y ya cuenta con plato lleno afortunadamente. Jinki ha encontrado una mesa por un milagro en el centro del lugar y se mantuvo por los tres mientras que los otros llegaban para comer. El lugar es enorme, pero en hora pico, es difícil sentarse.

 

"Jinki hyung! Gracias" Minho le pasa el brazo por los hombros para luego lanzarse a su plato. Kibum se sienta frente a ellos, su bandeja es siempre la más ordenada.

 

"¿Cómo va el primer año del especialista?" se pregunta el bailarín.

 

"¿Eres envidioso?" Jinki sonríe.

 

"Para nada. Solo curioso. Básicamente tú ya tienes quienes pueden apoyarte para un disco ¿No? ¿Qué estás haciendo aquí todavía? "

 

Jinki se encoge de hombros y responde con la boca llena. Minho y su amigo tienen el mismo entusiasmo cuando se trata de comida.

 

"Me hacían falta” dice con su deslumbrante sonrisa y sus ojos almendrados se cierran.

 

"¡No seas tonto!" Kibum se irrita con facilidad cuando no consigue la respuesta de una vez, pero Jinki casi nunca responde a la primera pregunta en serio.

 

"Necesito más tiempo para estudiar bien, antes de empezar a grabar el disco. Todavía tengo que escribir… bueno, las cosas deben hacerse tranquilamente, ¿Verdad? “Sonríe a Minho.

 

"Estoy contento de que estés todavía alrededor hyung, estar solo en la habitación con la bestia me causa temor."

 

"Yah!" se queja Kibum.

 

"Bueno, hubieras pedido un nuevo compañero."

 

"Sí, pero nunca se sabe lo que puede suceder. Quizás otro como Kibum" Minho finge temblar. El bailarín lanza un bocado de arroz.

 

"Ya hace un tiempo que no comíamos juntos " apunta Kibum. Come despacio, se concentra en su bandeja.

 

"Sí. Tenemos que continuar haciéndolo. Ahora que conocemos los horarios." Apunta Jinki, Minho asiente con fervor.

 

Los cursos ya son tomados desde hace dos semanas, pero sólo ahora empiezan a tener unos días de calma. Ellos no se han visto mucho, a pesar de estar en la misma habitación. Jinki es el mayor de los tres, ha estudiado canto. Minho y Kibum tienen la misma edad.

 

Jinki y Minho son amigos de la infancia, se encontraron en la misma academia mientras seguían sus pasiones. Se instalaron en la misma pieza una vez que Minho había alcanzado a su amigo, que aceptó de buen grado su compañía. Kibum se había registrado el mismo año que Minho y fue asignado a su habitación no se sabe por qué, no se sabe por quién. No es habitual que tres estudiantes de tres departamentos diferentes compartan una habitación, pero nadie de la secretaría nunca ha planteado la cuestión y ese fue el final de la historia.

 

"¿Tienen lecciones después de comer?", pregunta Minho. Control de agenda, solo para estar seguro.

 

"Dos horas de historia musical... una de solfeo..."

 

"Cuatro horas de contemporáneo, lo suficiente para estar muerto esta noche".

 

"Nunca estás cansado Kibum."

 

"Si estoy cansado, solo que me recupero rápid-" la voz de Kibum es interrumpida por un estallido de risa detrás de él, el chico rubio parece irritado. Hay una mesa de siete u ocho personas en unas filas hacia atrás, hacían un lío tremendo.

 

Algunos estudiantes volteaban a ver. Se vuelca un vaso y más risas. Alguien colocó una música rap desde el teléfono móvil.

 

"Pero, ¿quiénes son?" pregunta Minho, masticando y curioso.

 

"Adivina".

 

"Son siempre los del departamento de danza..." dice Jinki.

 

"Hey... no generalices”

 

"Tú eres especial Kim Kibum".

 

El bailarín le da una mirada.

 

“Primer año…” De esa sola palabra pronunciada por los dientes apretados de Kibum se desprende desprecio.

 

Jinki y Minho sonríen.

 

"El odio hacia los estudiantes de primer año es un poco absurdo. ¿No estábamos hace unos pocos años en ese lugar?” dice Minho.

 

"Estábamos, gracias a Dios."

 

"Sin duda son frenéticos." comenta Jinki, un momento antes de que la tabla vuelva a reanudar su alboroto. Una chica sube sobre la mesa, entre los platos. Poco después, de un salto sube un muchacho de pelo negro y con aire festivo.

 

"¡Yah! ¡YAH! ¡Bájenle a las drogas!" Kibum se para y se une a los gritos de reprobación de otros estudiantes.

 

Jinki y Minho se echan a reír silenciosamente.

 

Los dos novatos bailan girando en círculos sobre la mesa con las manos entrelazadas. Luego se molestan por las quejas y se bajan de la mesa, no sin antes mostrar un gesto obsceno a su alrededor.

 

"Increíble..." dice Minho, todavía divertido por la situación.

 

"Pero ¿has visto? ¡Se han vuelto locos! Están aquí por tres días y ya están bailando sobre las mesas".

 

"Es la emoción de la Academia. Sin padres, todo nuevo... ellos creen que están aquí para divertirse y saltar todo el día como cabras en primavera." los tres ríen. "Oh, cómo voy a disfrutar verlos trabajar como  esclavos... en unos meses me reiré."

 

"¿Tú habías dicho que fuiste elegido como tutor de este año?" pregunta Jinki, con la boca medio llena.

 

"No me lo recuerdes..."responde el bailarín cabizbajo

 

"¿Por qué? Eso significa que estás entre las mejores." Lo alienta Minho.

 

"Sí, ya sé que es estar entre los mejores. El problema es que voy a tener que sentarme y aguantar a esos animales." Indica con un pulgar hacia atrás.

 

"Oh".

 

"No te preocupes Kibummie, quién mejor que tú." el cantante le da una caricia en la mano.

 

"¿Qué quieres decir?" Jinki sonríe y todo mal humor se esfuma del bailarín.

 

 

 

"Minho está tumbado en su cama mientras juega con un mini balón de básquetbol, lo lanza casi hasta el techo y luego lo vuelve a tomar entre sus manos.

 

Kibum está sentado en el escritorio de la habitación de al lado, está organizando algunas notas desde hace ya un rato.

 

"¿No controlaras las fotos de hoy?" pregunta en voz queda, la habitación está bastante silenciosa sin Jinki ahí.

 

"No lo he hecho hoy”

 

"¿Por qué?"

 

"Kibum, no es sólo eso lo que hago en la vida."

 

"Sí, en realidad."

 

"Bueno, hoy no. Estoy empezando a acostumbrarme a todo y por eso no vi nada interesante".

 

"Puedes intentarlo conmigo." El bailarín descalzo se coloca frente a la cámara de Minho, sonríe estúpidamente.

 

"Posa” dice Minho, toma la cámara de la mesita de noche y  prepara la lente. Enfoca. Kibum está siempre listo.

 

"¿Ya?" El bailarín se aproxima a la cama y se sienta al lado de Minho con un ruido sordo. Le enseña la foto en alta definición en pequeña pantalla.

 

"Yah, demasiada sombra."

 

“No, la luz está bien. Luces como siempre”

 

En realidad Kibum ni siquiera se colocó en una pose, asumió su expresión neutral y miró hacia la cámara.

 

Sus rasgos sutiles lo hacen muy fotogénico. Minho, como fotógrafo, ama las cosas bellas y no se puede decir que Kibum no lo sea. Siempre admiró sus altos pómulos.

 

"Que aburrido... ¿un paseo?" El bailarín se estira y se dobla un poco  mientras Minho realiza algunos ajustes a la cámara.

"Mh... ya son las nueve..."

 

"Es temprano. Mañana es sábado"

 

"¿Vas a casa el fin de semana?"

 

"No sé, tengo que escuchar lo que hace Jinki."

 

"Por cierto, ¿dónde está?"

 

"Fuera, con unos compañeros creo. Vamos Minho, todavía no hemos estado afuera ni una sola vez”.

 

“¿Dónde quieres ir? ¿No estabas cansado?"

 

"No sé a dónde quiero ir...” dice vacilante “…han abierto un nuevo restaurante este verano"

 

"¿Dónde?"

 

"No demasiado lejos, diez minutos a pie."

 

"¿No tienes otros amigos para ir allí?"

 

"A ti te tengo a mano."

 

"Oportunista".

 

"Nerd".

 

"¿Qué?"

 

"Vamos… Una caminata. Veremos qué tal es…"

 

"Uff Kibum, que rompe..."

 

Aún no había aceptado la invitación y Kibum ya tenía el torso desnudo listo para cambiarse. Minho lo ve correr de un lado a otro sin una camisa.

 

"Ah, y para que conste, no deberías de ponerte mal por el tema de la fotografía. El hecho de no aparecer en la lista de los diez primeros en el ranking del año pasado, no significa que lo haces mal".

 

"Lo sé..."

 

"Me gustan tus fotos."

 

"Te gustas a ti mismo Kibum, es por eso que te gustan."

 

"No, idiota. No quise decir sólo las fotos que me haces a mí." Kibum se arregla el pelo. Se vuelve a la habitación y rápidamente toma la cámara de Minho. Desliza un poco las imágenes 'en la memoria y le muestra.

 

"¿Lo ves? Todavía eres tú".

 

"Mh... ¿Te gusta esto?" Es una foto de hace unos meses. Es el perro de Minho, un samoyedo de pelo blanco y espeso, con la nariz como un lobo. Un simple primer plano, en el césped de un parque.

 

"Estás siendo tú, Minho... lo tienes en la sangre. Sólo tienes que darle un toque especial ¿Sí?" Ya había vuelto a la otra habitación para vestirse. Minho se inclina hacia atrás en la cama, mirando los ojos de color ámbar del perro.

 

"El toque especial lo perdí hace tiempo"

 

Y no sólo eso.

 

"No son especiales porque no les das importancia. Dale más importancia."

 

Minho murmura un "voy a tratar".

 

"Ahora levanta tu trasero de la cama y vístete decentemente, no puedes ir así”

 

Minho mira hacia el techo. Apaga la cámara y espera no tener que traer a un Kibum medio borracho luego.

.

 

 

 

Notas finales:

Honestamente este capítulo no tiene mucha emoción, pero a partir del 2 sí... lo prometo lol

viziatelli: Se refiere a los jóvenes que se quejan de todo. Creo que en Italia se usa el término para aquellos que se la pasan quejando del gobierno y a todo le encuentra el punto negativo. Si conocen alguna traducción mejor a esa me lo dicen y la cambio porque en realidad no encontré una exacta ^^

bis: Es como decir "Aula 325 - 2" Por lo visto Minho estaba hacia el ala 1 lol


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