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El beso robado por Blacki

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Notas del capitulo:

Actualmente ando trabajando en dos historias, veré cuál de ellos les gusta más para darle continuación, ustedes decidirán, así que háganmelo saber! Aquí les dejo esta historia entre dos mejores amigas.

1

 

 

 

El trió de mejores amigos, todos en el colegio lo conocían por ser inseparable, donde fuesen estaban los tres juntos charlando de cualquier cosa que pudiese venirles a la cabeza en ese momento.

 

 La joven de diecisiete años llamada Rosshel Huttemann aseguraba el arnés a su cintura, dando los últimos ajustes a las cuerdas que se sujetaban a este.

 

-Señor Astigi.- Lo llamo al hombre de la tercera edad.

 

Este se acerco asegurando el equipo para luego dar una afirmativa con el pulgar para arriba, ella sonrió y miro a sus dos mejores amigos de quienes se despidió con un veloz saludo militar para luego saltar al vacío provocando un grito en ambos.

 

Se sujeto con fuerza de la cuerda, mientras que sus fuertes piernas soportaban el choque de la gran pared de aquella montaña con la plataforma de sus pies, sintiendo ligeras gotas de agua de la extraordinaria cascada que tenia a escasos metros de ella.

 

Había bajado una gran cantidad, encontrándose apenas a mitad del recorrido, se dejo suspender, siendo sostenida únicamente por el arnés que sujetaban las cuerdas de seguridad, llevo una mano a su cadera para destrabar así la cámara que mantenía en su arnés.

 

Extendió un brazo con la cámara sujeta, haciendo la señal de victoria con sus dedos, capturo ese momento, con la imponente cascada a su espalda.

 

Era una pena que sus amigos decidieron solo observar, hubiera sido realmente divertido si la acompañaban a esa verdadera aventura.

 

Volvió a asegurar su cámara al arnés para continuar descendiendo con su grupo de aventureros desconocidos.

 

Cuando llego a tierra firme busco a sus amigos, no tardo de encontrarlos esperando detrás de una valla de seguridad, ambos emocionados de haber visto a su amiga descender aquella gran montaña, la habían estado esperando por treinta minutos, uno con hambre, otra esperando que todo saliese bien.

 

Corrió hasta encontrarse con ellos, siendo abrazada por su mejor amiga y amor platónico, Julieta Van Humbeck.

 

-¡A ver si un día optamos solo por andar en bicicleta!- Hablo la pelinegra, estirando los cachetes de su amiga más alta.

 

Rosshel chillo, tratando de zafarse de ese doloroso agarre antes de que sus cachetes empezaran a colgar.

 

-¡No!- Exclamo.- Definitivamente esto es diversión.- Señalo detrás de su espalda.

 

La imponente cascada caía, provocando una explosión de burbujas en la superficie, creando una verdadera obra de arte.

 

-No lo sé.- Contesto su mejor amigo.- Yo optaría por autos de carrera, ¿se imaginan andar a 300km/h?- Levanto las manos, tratando de sentirlo en lo que su mirada se perdía.

 

-Hagamos como si no lo conociéramos.- Susurro Julieta, tomando de la mano a su amiga para alejarse de su extraño comportamiento.

 

Rosshel se rio con ganas, llevando un brazo detrás de Julieta para descansar así su brazo en sus hombros, el chico chillo para luego alcanzar a sus amigas, llamando la atención de todos los turistas.

 

-¿Creen que haya algo bueno para comer en este lugar?- Pregunto Román Martini, el único hombre de ese grupo.

 

-Pues espero que tengan comida vegetariana.- Comento Julieta, observando los locales.

 

-Demonios, no.- Respondió Rosshel, sin soltar a su amiga de su agarre.

 

Los dos amigos debatían donde comer, mientras que la más alta de las chicas observaba de reojo a su mejor amiga, sus labios rosáceos se veían igual de apetecibles que ayer y todos los días anteriores.

 

Volteo la mirada a otra dirección tratando de no levantar sospechas en su comportamiento.

 

¿Desde cuándo había empezado a verla de esa manera? Ni siquiera lo recordaba, sin darse cuenta empezó a desear besarla o tocarla todo el tiempo, una sofocante ansiedad la recorría si no podía.

 

Agradecía que su amiga fuera bastante cariñosa, así que no necesitaba buscar el contacto ella misma, se daban de formas en el que nadie debiese intentar nada.

 

La tarde había caído tan deprisa, el último recorrido se estaba llevando a cabo desde un gran mirador.

 

-Apresuren el paso chicos.- Ordeno la profesora, observando a  los últimos de la fila.

 

-¡Vamos!- Grito un compañero siendo regañado por otro.

 

Las largas escaleras hasta el mirador había terminado, los tres llegaron a la cima, logrando observar el rojizo cielo pero más que eso, fue la extraordinaria vista, si antes pensaban que era una obra de arte la anterior cascada, esto no tenia palabras.

 

El sonido ensordecedor, a pesar de que nos encontrábamos tan lejos, era la unión de varias cascadas que caían en donde parecía que hubiera sucedió un desmoronamiento de tierra.

 

-Así que esta es una de las maravillas del mundo.- Dijo Román, observando hipnotizado.

 

Ambas chicas se acercaron hasta donde aquel barandal las permitiese, observando aquella obra de la naturaleza, sin duda este viaje había valido la pena.

 

-Esto es increíble.- Dijo Rosshel.- Imagina volar sobre ello.- Sonrió sin pestañear.

 

Julieta la miro con terror para luego negar con la cabeza.

 

-No seas aburrida.- Sonrió.- Escuche que en grupo de tres personas puedes subir en uno de sus helicópteros o incluso puedes ir en un mini barco, ¡¿te imaginas?!- Chillo de la emoción, levantando las manos.

 

Ambos chicos la observaron.

 

-Yo que tú me alejaría de ella.- Dijo Román a Julieta, observando cómo estaba en éxtasis.

 

Ambos rieron, sin duda los gustos de estos tres chicos no coincidían.

 

-También oí que algunos turistas no pudieron sobrevivir.- Escucharon una voz detrás de ellos.- Si haces un mal movimiento en el agua, te tragara, y en el aire, el viento que hay en el centro desestabiliza bastante.

 

Rosshel desvió la mirada, dando con un chico ligeramente más alto que ella, sabía que estaban en el mismo año pero era de otro salón, no recordaba su nombre.

 

-Es el precio de la aventura.- Contesto Rosshel, volviendo a mirar aquella maravilla, apoyándose en el barandal.

 

-Si tu vida peligra, no creo que realmente valga la pena.- Contra ataco Julieta, frunciendo ligeramente las cejas.

 

Rosshel la miro pero opto por no decir más nada, sabía que su amiga detestaba todo tipo de deporte extremo en el que un error pudiese cobrarse su vida.

 

-Por cierto, ¿tú eres Jonathan, del salón D?- Pregunto Román, en lo que el otro asentía con la cabeza para luego sonreírle a Julieta.

 

-“Que demonios”- Pensó Rosshel.

 

Desvió con cautela la mirada hacia Julieta quien giro el rostro en otra dirección devolviendo la sonrisa.

 

Sus ojos se abrieron grande, acaso estaba presenciando un maldito cruce de miradas, presiono su mandíbula con fuerza tratando de mantener la mente fría.

 

-Así que Jonathan.- Hablo la más alta.- ¿Dónde está tu grupo? –Pregunto, tratando de disimular su intención.- ¿No te regañara el profesor si te alejas?

 

Los tres jóvenes la miraron para luego mirar al nuevo integrante, quien volvió a sonreír, levantando los hombros.

 

-Quizás, mejor me regreso.- Aunque nadie lo noto, ambos chicos se fulminaron con la mirada.

 

En lo que se volteaba fue levantando una mano en señal de despedida, para terminar por alejarse.

 

-¿Que te sucede?- Pregunto Julieta de forma inmediata.- Eso fue muy grosero, ¿lo sabías?

 

-¿What?- Contesto, haciéndose la desentendida.- Acabo de preocuparme por él, para que no lo regañen y me dices grosera.- Llevo ambas manos detrás de la cabeza, apoyándose de vuelta en el barandal.

 

-¡El grupo A y B vengan a formarse!- Ordeno la profesora al grupo de los jóvenes amigos.

 

Julieta no tuvo más de otra que acatar las órdenes de la profesora y dejar aquella discusión.

 

Las chicas y los chicos habían tomado rumbos distintos, Román con dolor tuvo que distanciarse de sus amigas para ir a tener una noche de chicos.

 

Las habitaciones iban en pareja de dos personas, con suerte habían convencido a la maestra de que aquellas dos amigas pudiesen compartir la misma habitación.

 

Ingresaron a la habitación, Julieta sin decir ni una sola palabra y Rosshel sin poder creérselo que por aquella estupidez siguiera molesta.

 

-¿Es en serio?- Dijo de golpe Rosshel, tirándose en la cama.- No puedes seguir molesta por aquello.

 

-Pues para que lo sepas, si puedo.- Contesto de forma directa.

 

De vuelta el silencio, la joven mas alta simplemente se dedico a observar a su amiga, quien se había sentado en su cama observando su cámara fotográfica, seguro seleccionando las mejores imágenes.

 

En silencio se levanto de su cama, mientras vio que por fin  se veía concentrada en las fotografías, la arrebato la cámara de las manos, sus miradas chocaron.

 

-¿Quieres que me moleste más?- Pregunto la más baja, sin moverse de su lugar.

 

-¡Uy!- Se rio, abrazándose a sí misma, provocando que la menor disimulara una sonrisa.-¡Ja! ¡Te reíste!- Grito, señalando a su amiga.

 

Julieta como respuesta tomo su almohada para golpear a su amiga, quien esquivo divertida tirándose a su lado, está la imito.

 

-A veces eres tan infantil.- Comento Julieta, aun divertida.

 

-Siempre y cuando pueda hacerte sonreír, no me importara.- Contesto.

 

Pronto sintió vergüenza, ¿había sonado algo cursi? Miro de reojo a su amiga a su lado, no pareció haberlo tomado mal, se veía feliz.

 

-Muy bien.- Dijo Rosshel, colocando su cabeza en la misma almohada que su amiga.- Veamos que tan buena fotógrafa eres.

 

-Mejor que tu, eso es seguro.- Respondió acercándose más, para observar la pantalla de la cámara.

 

Rosshel entro a la galería, tratando de concentrarse en la cámara y no en esa cercanía, en ese contacto, tratar de ignorar aquel delicioso aroma que respiraba cada vez que la tenía cerca.

 

-Nada mal.- Comento, cambiando a la siguiente foto.- En esta incluso salgo sexy.- Se rio.

 

-Eres sexy.- Se rio su amiga y esta sintió ardor en sus mejillas.

 

-¡Oh! Incluso me sacaste cuando iba bajando la montaña.- Se sorprendió, sintiéndose extremadamente feliz.

 

Todas las fotos que sacaba su amiga, eran únicamente momentos espontáneos, en los que ni ella ni Román sabían que estaban siendo capturados en el pequeño aparato.

 

Sin duda tenía su propio estilo, y sabía capturar ese momento.

 

Pasando y pasando de imagen se detuvo en una, abriendo grande los ojos, mientras que la otra se ponía nerviosa.

 

-¿Jonathan?- Dijo en voz alta sin darse cuenta, observo a su amiga quien se había sonrojado.

 

-Me pareció… que salió lindo… ¿no te parece?- Pregunto esta vez, tratando de alejar ese ambiente extraño.

 

La más alta volvió a observar a la fotografía, el muchacho del otro salón, no se había percatado de la cámara, se veía observando a los demás que descendían de la montaña, seguramente los compañeros que bajaban con Rosshel, iban al mismo salón que el.

 

-Si.- Fue su respuesta para luego cambiar a otra foto.

 

 Los cambiaba en silencio, a veces se detenía unos segundos sin prestar atención en la imagen, no quería verse extraña cambiando tan deprisa, pero no podía evitar sentir una fuerte opresión en el pecho, ¿le había parecido lindo? ¡Pero qué demonios tenia de lindo aquel sujeto! Los celos empezaban a correr por sus venas.

 

Se sentía traicionada, pero ¿Por qué? ¿Julieta se había fijado en alguien más que no fuera ella?

 

-“Es normal… ella es heterosexual” – Pensó, tratando de ser coherente.- “Nunca tuvo novio, está en la edad en la que empieza a tener curiosidad”- Hizo a un lado la cámara  y Julieta la miro extrañada.

 

-Aun hay mas, ¿ya no quieres verlo?- Pregunto aceptando la cámara.

 

-Sí, pero esta tarde.- Señalo el reloj colgado en la pared.- Tomare un baño.

 

Su amiga asintió, viendo que era cierto, tendría que organizar su equipaje y luego tomar un baño para irse a dormir.

 

Se levanto de la cama, buscando su pijama, tarareando distraída alguna canción.

 

Mientras que su amiga la observaba desde el marco del baño antes de ingresar en el, pensando en porque no hablaba con ella de aquel compañero.

 

-“Obviamente no es normal sacarle foto a alguien a escondidas si es que no son amigos”- Seguía carcomiéndose la cabeza con aquel pensamiento.

 

Cerró la puerta tras de sí.


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