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Te construiré un hogar por yui_shirogane

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Notas del fanfic:

Buenas madrugadas perecederas y padecedoras mis queridos lectores y lectoras. 

 

En primera, una disculpa por desaparecerme más de lo normal aun habiendo prometido pasarme por aquí al ser vacaciones. Debo contarles que son casi las 5 de la mañana aquí en mi país y ando con un fuerte dolor de cabeza y más melancólico que nunca. ¿Por qué?, en primer lugar mi maestro de diseño me reprobó, así que tendré que volver a llevar la materia el curso siguiente. Trato de no pensarlo mucho porque nuevamente entro en un estado pos-enojo encarecido contra ese maldito hdp... 

 

Como segunda noticia, mi novia me dejó, por ende ando con el rabo entre las patas, dolido y apesadumbrado. Y no la odio, pero tampoco la entiendo. He pensado incluso en cambiarme de cuenta o cerrarla en definitivo, puesto que ella fue quien en un principio me animara a hacer todo esto. Ya se imaginarán cuántos años de mi vida le dediqué a ella...

 

Como tercera y última noticia no tan importante, al fin dejé de escuchar a Birdy. Pero fui de mal en peor, porque rescaté los álbumes de Carlos Sadness,  que tenían kilos de polvo, y casi me suicido con escuchar sus fábulas celestes... (Si tienen oportunidad de escucharlo, áganlo, no se van a arrepentir) 

 

 

 

 

 

Ahora bien, dejando mis notas tristes de lado, que seguramente nadie lee pero que no me importa compartir porque nada me cuesta esciribir en este espacio, le quiero dedicar esta historia a mis tres ángeles, porque precisamente me llamo Charlie -a que soy ingenioso- JAJA 

 

FANNY -por ser la primera en decirme algo bonito-

 

Sweet Quenn y

 

Samadhy78

 

Preciosas, gracias por animarme y por dedicar parte de su tiempo a leerme. 

 

 

 

 

 

Por otra parte, también te la dedico a ti Margarita, porque sé desde lo más profundo de mi corazón, que probablemente lo estás leyendo, y siendo la hora que sea, te pido perdón si hice algo mal, pero yo trataba con todas mis fuerzas, al igual que Harry en esta historia, de construirte un hogar...

 

 

 

Con cariños, Charlie. x 

Notas del capitulo:

Cómo surge la idea de esta cosa. Desde hace tres días que la vengo escribiendo, lo que se me hace demasiado pesado porque tengo como 7 historias largas pendientes y 5 one-shots estancados, pero la inspiración en estos tiempos nomas no me llega. Solo quiero tirarme al vacío y dormir. 

 

 

 

Bueno, hace tres días, apenas me desperté, encendí la TV y pasaban Step Up 4 Revolution, cabe destacar que jamás en mi sucia vida había mirado estas películas puesto que no son de mi agrado, sin embargo, justo estaba la parte del último baile entre los chicos protagonistas. Y claramente me envolvió, pensando en cómo se verían Harry y Draco interpretando ese mismo baile, así que esa era la idea principal, que al final cambió al buscar la jodida canción que me terminó de matar. Es beunísima, se las recomiendo ampliamente. Se llama "To build a home" y es de Cinematic Orchestra. Busquenla e imaginénse el baile que traté de describir en un pedacito de esta popo. 

 

Lamento mucho si encuentran los errores y dedasos, pero lo acabo de terminar y se los quería compartir inmediatamente. 

 

Aclaro que es pos reliquias, como si J.K. nunca hubiese escrito ese sucio epílogo traidor... Todo lo demás sigue indemne

 

 

 

 

 

 

 

Los personajes son de J.K. yo solo hago y deshago con ellos lo que se me venga en gana.

 

Las canciones también corresponden a sus respectivos autores, no lucro con nada de esta mierda. 

 

 

 

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia...

 

 

Te construiré un hogar.

A Harry Potter fanfic.

 

 

 

 

“Él era una tormenta, la gente me advirtió que no jugara con él, pero a mí siempre me gustó la lluvia…”

http://unlocodeamor.tumblr.com/

 

 

 

 

 

 

 

I

 

There is a house built out of Stone…/Hay una casa hecha de piedra…

 

 

Cuando la segunda gran guerra mágica conoció su final en 1998, cuando Voldemort al fin pudo ser derrotado, cuando finalmente pudo descansar bastante después de la batalla de Hogwarts, después de recibir su sándwich por parte de Kreacher, después de retozar en esa cama de cuatro postes en la Torre de Gryffindor y después de todas las pesadillas y los sudores de media noche; Harry llegó a la conclusión de que Ginny no llegaría a ser –nunca– más que una buena amiga. Casi como una hermana menor.

Que lo que alguna vez pensó disfrazar como amor, no era más que un cariño sin mesura de un hermano mayor para con su pequeña hermanita, una hermana que jamás tuvo. Que cada beso y cada promesa de cariño perdurable se quedarían sólo en eso, en una pausa eterna, en un capítulo mal escrito, un simple rose, tan solo una promesa con sabor a traición.

Sin embargo, la mañana en que despertó queriendo saber el paradero de Draco Malfoy y con unas terribles ganas, loca ganas, de salir corriendo a buscarle como si ese fuese el último recurso y se le escapara la vida en ello, e incluso sin detenerse a pensar bien las cosas, lo tomaron por sorpresa, una mágica y extraña sorpresa.

 

 

 

 

II

 

This is a place where I don't feel alone…/Es un lugar en donde no me siento solo…

 

 

El día que Potter se apareció en la puerta de la mansión, fue el día en que todo comenzó a cambiar.

Habían pasado tres años exactos, largos y tranquilos años, en los que nadie había vuelto a Hogwarts a terminar el séptimo año, a excepción de Granger claro está. Draco, por su parte, más por su miedo desmesurado al repudio y rechazo que a otra cosa en particular, simplemente se había dedicado a atender los negocios familiares.

Los Malfoy no habían pisado Azkaban, todo gracias a la intercesión de San Potter, el niño de oro, y aun así habían procurado mantenerse en un bajo régimen; asegurándose de recobrar su fortuna y su estatus, todo conforme a todas las de la ley. Era una segunda oportunidad que no desaprovecharían.

Para nadie era un secreto que ellos aún vivían en su bien amada mansión en Wiltshire. Para nadie excepto seguro para un, nada disimulado,  sorprendido y despistado Harry Potter que de la noche a la mañana se había aparecido frente a las inmediaciones del hogar, seguramente sin esperar la presencia de nadie en particular, y había sido invitado a pasar por el mismo Draco después de ser anunciado por un elfo.

Igualmente, para ninguno de los Malfoy ahí presentes pasó desapercibido su “peculiar” estado. Parecía que se había levantado recién y lo primero que había decidido en el día era hacer una visita cordial a sus antes enemigos. Lucía como como si el mismísimo Colacuerno húngaro le hubiese arrollado en venganza después de lo sucedido en el torneo de los tres magos. Llevaba el cabello más despeinado que nunca y sus ropas de auror a medio vestir. Con el rostro sonrojado y con la lengua trabada no encontró escusa, válida o suficientemente creible, después de que la familia en pleno le preguntara la razón de su vista.

Lucius con cara de constante pasmo, renuente; Narcissa cordial y amable, y un Draco con expresión hastiada pero comprensiva, externaron su agradecimiento por su anterior intervención en favor suyo ante el Wizengamot al completo. Se lamentaron de no haber encontrado una oportunidad anterior para hacerlo y se disculparon por todas las situaciones adversas del pasado.

Draco sonrió honestamente por primera vez en aquella mañana de primavera del 2001 y nuevamente, rememorando una escena de hace diez años, extendió la mano a Potter y este, a diferencia de la primera vez, gustoso la aceptó con una sonrisa deslumbrante y de expresión feliz.

 

 

 

 

III

 

This is a place where I feel at home…/Es un lugar en donde me siento como en casa…

 

 

Desde el primer encuentro en el que se había aparecido a sus puertas como un mago recién arrollado por un dragón, habían pasado varios meses en los que, de manera inesperada para la familia Malfoy, Harry visitaba asiduamente la mansión. En un principio todo era una escena bizarra, sobre todo a la hora de la comida, en la que la tensión en el ambiente se podía notar claramente como si fuera un perfecto patronus corpóreo. Y es que Harry no era el mayor platicador del mundo, mucho menos teniendo a Lucius como anfitrión. Sobre todo, por las razones ocultas detrás de sus muy cordiales visitas. Claro está.

Narcissa por el contrario, como buena madre que era y con el pasar de los días, había leído claramente entre las líneas de todo ese entrecruce de constantes visitas a su hogar, y a Draco en específico. Y de las largas charlas que Potter mantenía con su hijo en la sala de su hogar. Había sabido interpretar las aceleradas y aún crecientes sonrisas que Draco no se molestaba en esconder, no como antes, y esas miraditas cómplices que se escapaban como los duendecillos de Lockhart en aquella clase en su segundo año en Hogwarts.

Pero también había sabido interpretar la duda, la melancolía y el constante pesar que azotaba a su pequeño dragón, porque para ella Draco seguiría siendo ese pequeño que abordó ese rojo tren en la plataforma 9 3/4 de antaño, y su corazón de madre no pudo más que hacerse pequeñito ante el inminente sufrimiento del rubio. Lucius podría parecer indiferente y renuente, ocupado en sus mil negocios, pero no era un mago tonto, y mucho menos, ajeno a la visible felicidad de su hijo y contante preocupación de su esposa, ese Potter había llegado a sacarlo de su tranquila vida, sin embargo, ambos, Lucius y Narcissa, habían aceptado la muda relación que comenzaba a entretejerse en ese par de jóvenes de cabezas duras.

Draco se lo merecía, después de todo el sufrimiento que tuvo que pasar, él se lo merecía. Ambos se le merecían, Potter también, eran chicos con decisiones a cuestas sobre sus hombros. No tenían que elegir por ellos en esos asuntos, no en el amor.

 

 

 

 

IV

 

And I built a home…/Y construí un hogar…

 

 

Para Harry las cosas no habían sido menos difíciles, muy por el contrario, Ron se había enfadado tanto de que hubiese dejado ir a su hermana para emparejarse con la comadreja, que no le había hablado durante todos los meses que Harry se dedicó a ir a la mansión Malfoy. Ginny por su parte, en un principio se sintió ofendida al ser reemplazada por un chico, sin importar que este fuese o no Draco, pero más allá de esa ofensa minúscula, lo aceptó con gustosa hermandad al ver la felicidad creciente en las verdes esmeraldas de Harry.

Hermione se mostró reacia en un principio, después de todo no se iba mostrar feliz de que su mejor amigo se enamorara de quien por años la había llamado “sangre sucia inmunda”, pero al igual que la menor de los Weasley, ver la felicidad resumida a miradas y sonrisas en Harry para con Draco fueron el incentivo necesario para aceptarlo poco a poco.

Para el resto de los Weasley fue peor aún, sobre todo para George, en cuya lista de invitados a su enlace con Angelina, no figuraba el nombre de Harry, mucho menos acompañado de Draco como su pareja. Lo mismo sucedía del lado de Neville y su boda con Hannah y con el resto de sus amigos que decidieron enlazarse por esos años. El primer año en que Draco y Harry fueron una pareja como tal.

Lo más doloroso para Harry fue el día en que Ron y Hermione figuraron en la portada de “El Profeta” como la nueva y perfecta familia feliz, teniendo a Rita Skeeter especulando sobre la ausencia del niño dorado a la celebración y de su reciente y desaprobada relación con un ex mortífago aun repudiado por gran parte del mundo mágico.

Tanto Harry, como Draco, lloraron en silencio uno junto al otro. El primero porque a pesar de haberlo hecho todo por ellos, sus amigos parecían darle la espalda; el segundo porque ver a Harry derrumbarse en frente de sí, solo podía atribuirlo como culpa suya.

 

 

 

 

V

 

For you, For me…/Para ti, Para mi…

 

 

Con el tiempo, Ron se recobró de su autoimpuesto silencio y volvió al lado de Harry como su hermano. Le pidió disculpas por lo de su boda con Hermione. Harry como siempre, gryffindor de corazón, solo sonrió y recibió a Ron con los brazos abiertos. El trío de oro volvía al ataque.

Todos pensaban que lo de Harry con Draco sería pasajero, esperaban que fuera pasajero. Pero para ese entonces habían transcurrido un par de años más, y para las navidades del 2005 Harry le había pedido a Draco irse a vivir con él al número 12 de Grimmauld Place, aceptando Draco, y Narcissa de paso, gustosos. “Más que encantado de vivir en la honorable casa de los Black” diría Lucius a su favor. Un año hacía de eso ya, y Ronald Weasley había llegado anunciando una muy buena noticia. Iba a ser padre.

A mediados del verano del 2006, Rose Weasley se sumaba a la familia y Ron exudando felicidad, le había pedido a Harry ser el padrino, insinuando que esto lo hiciera junto a Draco. La sonrisa de Draco era más que felicidad.

Ahora eran una familia realmente, Harry había construido un hogar para Draco.

A finales de ese mismo año, Luna decidió volver de su viaje de exploración y anunciar su próximo enlace con Rolf Scamander a principios del año siguiente.

A finales de ese mismo año, Draco y Harry recibieron una invitación a su boda, la primera boda mágica a la que asistirían como pareja. La invitación venía acompañada de una pequeña nota que decía “Siempre supe que tu obsesión por Draco en el sexto año de Hogwarts era más que eso, lamento no haber estado aquí cuando el mundo mágico te dio la espalda. Quiero que asistas a mi boda Harry, de la mano de la persona que más amas. Ah, y ten cuidado con los nargles. Hola Draco.”

A finales de ese año, un par de meses antes de la celebración del enlace entre Luna y Rolf, a Draco le sucedía algo extraño.

 

 

 

 

VI

 

Until it disappeared…/Hasta que desapareció…

 

 

Harry se había dado cuenta de que Draco lucía cada vez más cansado, ese invierno usó toda la ropa posible, pues estaba más sensible al frío.

Harry se había dado cuenta de que Draco había dejado de hacer magia hacía un par de meses, pues su varita se había mantenido relegada en el primer cajón del buró de noche.

Harry se había dado cuenta de que Draco había dejado de beber cualquier tipo de alcohol, desde sus predilectos vinos añejos, hasta una simple cerveza.

Harry se había dado cuenta de que Draco había comenzado a tomar ciertas pociones extrañas que él no podía identificar de nada.

Harry estaba preocupado…

Draco disimulaba muy bien…

 

Cierto día en diciembre, días antes de la fiesta de navidad, Draco se miraba aún peor que en ocasiones anteriores, de repente y sin previo aviso, se desplomó de camino a llevar los platos del desayuno a la mesa. Harry muy asustado y sin pensarlo mucho se aparicionó en San Mungo con Draco en los brazos, no pensó en avisarle a Narcissa o a Lucius, ni refugiarse en Ron o Hermione, simplemente pensaba en Draco y en que había sido demasiado indulgente en cuanto a su estado de salud.

El primer sanador en ver a Harry y el estado en que se encontraba Draco, ordenó inmediatamente que lo trasladaran a la cuarta planta del hospital, “Daños provocados por hechizos” pensó un preocupado y confundido moreno.

Minuto después, ni bien dicho, aparecieron unos preocupados Lucius y Narcissa, mientras el sanador regresaba haciendo un maravilloso anunció para Harry, y uno devastador para el matrimonio Malfoy.

–El joven Draco está embarazado de nueve semanas aproximadamente –había dicho el sanador emocionado.

–Pero cómo –habría de responder Harry con un zumbido creciente en los oídos.

–La magia es maravillosa, señor Potter –contestaría el mismo sanador. Sin Harry escucharlo había saltado a abrazar a Narcissa que lloraba una mar de lágrimas.

Dentro de los brazos y aplastante cuerpo de Harry, Narcissa se había dejado ir en un llanto aún más fuerte, habría de tomar la cara de su ahora niño y habría de mirarlo con la preocupación desbordando en cada lagrima.

–Draco no puede tener ese bebé, Harry. –Diría con inquietud y desasosiego. Harry habría de soltarse de su agarre volteándose a mirar a Lucius, que en sus largos años de conocerlo, por primera vez tenía una mirada cansada, una mirada llena de preocupación, llena de dolor e impotencia.

Desde ese momento, el mundo de Harry se vendría abajo. El hogar de Draco se desmoronaría y la felicidad se les escaparía de a poco.

 

 

 

 

VII

 

From me, from you…/De mí, de ti…

 

 

Esa misma tarde, en la sala de espera del cuarto piso en San Mungo, Narcissa y Lucius le contaron la historia completa a Harry:

–Durante los últimos momentos de la batalla de Hogwarts, cuando pensamos que tú habías muerto a manos de Voldemort, Draco se encontraba indeciso de a qué lado pertenecer. El Lord lo invitó a unirse a su lado, en donde conocidamente, nos encontrábamos nosotros. Después de eso y de que el chico Longbottom realizara toda su diatriba moralizadora y que tú recobraras la vida, la mayoría de los mortífagos huyeron al ver la batalla perdida. Nos contamos entre los que huían claro, sin embargo, hubo otros quienes a pesar de ver la victoria perdida, decidieron quedarse a la batalla final. Tú no viste, porque te fuiste tras el Lord, el momento en el que un mortífago nos cerró el paso y nos atacó, nos llamó traidores, e igualmente nos enfrascamos en un duelo. Draco obviamente no contaba con una varita, porque esa la tenías tú, Harry. Nosotros simplemente tratábamos de protegerlo, pero nos descuidamos y un hechizo lo golpeó.

Para ese momento Narcissa tenía la mirada perdida en algún punto del recuerdo, mientras su rostro se llenaba de lágrimas y sus ojos se empañaban de vulnerabilidad. Lucius no estaba mejor, su expresión totalmente vacía indicaba más de lo que quería demostrar.

–Lucius enfadado lo atacó con la maldición mortal, con la expresión más enojada que le había visto nunca, y enseguida corrimos al lado de nuestro dragón. Debiste de haberlo visto Harry, se miraba tan indefenso, como nunca lo vimos ni su padre ni yo. No sabíamos qué hacer, si íbamos a San Mungo nos echarían a patadas como viles perros sarnosos, y no podíamos aparecernos en otro país. Aun así, Lucius se arriesgó y llegamos aquí, con un Draco destrozado y con nuestras almas vueltas trizas. Un sanador nos divisó y dio parte a las autoridades, no tardaron ni dos segundos en cerrarnos el paso, estábamos tan desesperados, que Lucius sin previo aviso se arrodilló con Draco en brazos, y lloró, y suplicó, puedes no creerme cariño, pero es la verdad, Lucius imploró hasta que un sanador de buen corazón atendió a Draco. Es obvio que nos arrestaron, no podíamos pedir más nada que curaran a nuestro Dragón. –La voz de Narcissa se quebró y fue el patriarca quien retomó el relato:

–Desde nuestra celda, esperábamos noticias sobre Draco, cada día que pasaba era insufrible, nadie nos daba razón de nada, todos se regodeaban de nuestro sufrimiento. Supongo que era bien merecido. Después de tres terribles noches, nos avisaron que Draco había recuperado la conciencia y nos fue permitida una corta visita. En dicha visita el sanador nos explicó todos los destalles de la situación de nuestro hijo, Potter. –Lucius hizo una pausa, y suspiró profundamente mientras su semblante cambiaba a uno muy cansado, como si estuviese recibiendo la misma noticia otra vez.

–El amable sanador que había decidido recibir a Draco, es el mismo que te dio la noticia de que van a ser padres, y es el mismo que nos dio la noticia de que algún día nosotros dejaríamos de serlo. –El semblante de dolor se Lucius se hizo presente.

–No lo entiendo –externó preocupado Harry.

–Ese día Potter, el sanador nos explicó que a Draco lo había alcanzado una maldición terrible, y extraña. Magia oscura claro está, esta consume su magia lentamente. Sabrás que para mí fue preocupante pensar que mi hijo de a poco se convertiría en un squib, pero preferiría mil veces que me hubiese dicho que Draco llegaría a ser un squib, a que me dijera que él moriría paulatinamente junto a su magia. –Lucius se quebró finalmente y se abrazó a Narcissa para compartir su llanto. Pasados unos minutos, en los que Harry permaneció con la mirada perdida en algún punto de la blanca pared al frente suyo, Narcissa agregó:

–Harry, cariño, si Draco decide tener ese bebé se irá pronto. Esa criatura absorberá toda su magia, toda su energía vital, toda la que le queda. No creas que no nos hace felices saber que seremos abuelos, pero no así cariño, a expensas de nuestro hijo no. Tienes que convencerlo Harry querido, convéncelo de que desista de esta idea. –Harry seguía pasmado, no concebía que una noticia como esa le fuera ocultada, sin embargo entendía al rubio testarudo que tenía como pareja. Sabía perfectamente que si Draco no le había dicho nada antes, era porque no quería causarle más daño. No a Harry, no a él.

–Tiene que haber algo que podamos hacer –agregó Harry finalmente–. Visitar otros medimagos, hay otros hospitales, en el extranjero podría haber alguien… –se notaba la desesperación en su voz, desesperación por salvar a dos de sus seres amados, porque, a pesar de que la criaturita que Draco llevaba dentro era nada más que pequeña, ya formaba parte de su pequeña familia.

–Lo hemos intentado todo, visitado a todos, consultado a todos; y todos nos dicen lo mismo. Solo nos queda esperar… –dijo Lucius azorado y con cierto grado de enojo en la voz, como si a él le doliera más el perder a Draco, como si Harry no sintiera que el igual moriría cuando el rubiales se llegara a marchar.

–Harry, sabrás que mi pequeño es incluso más testarudo que Lucius, él nos pidió que no te dijéramos absolutamente nada, y nosotros respetamos su decisión –Narcissa se sorbió la nariz y continúo.– Nos causa mucha pena ser quienes te demos esta terrible noticia, sobre todo, poniendo sobre tus hombros una vez más, una responsabilidad muy grande. Pero el día que tú llegaste a la mansión, fue el peor de todos los nuestros. El peor día de Lucius y mío porque sabíamos que eventualmente te llevarías al dragón de nuestro lado. Pero fue el mejor día en la vida de Draco, porque pudo darse la oportunidad de amar, sobre todo a alguien tan bueno como tú, cariño. Te estaremos eternamente agradecidos por eso.– Narcissa se limpió los ojos con un pañuelo y seguidamente besó la coronilla de Harry para después abrazarlo en una muda demostración de su desmesurado agradecimiento.

–No hables de él como si ya no estuviera más por favor… –pidió Harry con la voz pausada y amortiguada por el pecho de Cissy, mientras llenaba de lágrimas el fino vestido que ella portaba con la misma elegancia de antaño.

–Potter, tú has sido prácticamente un milagro en nuestras vidas. Hace seis años, este mismo sanador nos dijo que Draco no viviría más de tres años, quizá cuatro, pero henos aquí hoy, después de ocho, casi nueve años y Draco aun viviendo felizmente, y todo gracias a ti. –Agregó Lucius parsimoniosamente.

Y Harry, aún abrazado de Narcissa, se dejó ir. Se quebró y lloró hasta que se cansó, hasta que la última lágrima brotó de sus verdes cascadas terrenales; mientras Draco se despedazaba en soledad del otro lado de la puerta, no pudiendo soportar que Harry llorara tanto por su culpa, no otra vez…

 

 

 

 

VIII

 

And now, it’s time to leave…/Y ahora, es tiempo de partir…

 

 

Después de haber llorado todas las lágrimas de su vida actual y de la siguiente también, se decidió entrar a la habitación del rubio y este lo recibió aún dormido. Dentro todo era terriblemente blanco, sabanas, paredes, baldosas, cortinas, Draco. Se veía más delgado, más paliducho, más frágil, y Harry se reprendió mentalmente por no haberlo notado antes.

Transcurridos unos quince minutos en donde el moreno no despegó los ojos de la calma figura sobre la cama de hospital, los pálidos parpados de venas moradas antes invisibles, finalmente dieron paso al iris de un infinito gris que Harry conocía de memoria. En un viaje de astronauta fugaz, cada vez que se dejaba ir al hacerle el amor.

–Hola –dijo Draco con voz cansina, miró los ojos hinchados de Harry y le dieron ganas de soltarse a llorar nuevamente.

–Hola –respondió el moreno impávido.

–Lo he fastidiado todo, ¿eh Harry? –Decía mientras los ojos se le aguaban rápidamente– te has cansado de mi –susurraba tratando de que su voz no se quebrara aun.

–Me he cansado de ti desde Hogwarts –respondió el moreno mientras soltaba una risilla cómplice. Draco lloró aún más fuerte y crudo–. Me cansé de ti desde Hogwarts, y aun así salí a buscarte como un loco enamorado aquella mañana de primavera de hace casi nueve años. –Dicho esto último, besó al rubio con todo el amor que su corazón le permitió demostrar. Un beso con sabor a vainilla, a nostalgia, a dolor, a cariño, y a gelatina de cereza.

Cinco días después, justo antes de navidad, a Draco le dieron el alta y marchó de regreso al número 12 de Grimmauld Place junto a Harry.

Durante la cena de noche buena, Draco anunció a sus padres que serían abuelos. Ambos se sorprendieron tanto que se olvidaron de los tan denotados modales y se levantaron apresurados a felicitar, no tan conformes, a sus hijos. Harry explicó mudamente a ambos, que la decisión la había tomado Draco, y que él no era quien para decidir por sobre el cuerpo del rubio y mucho menos sobre la vida de su hijo.

Harry no anunció nada a sus amigos, el secreto se quedaría dentro de su pequeña familia. Los Malfoy y él. Ron y Hermione ya tenían demasiado con la pequeña Rose como para lidiar con los problemas externos a esta. Ya encontraría Harry la oportunidad de darles las buenas nuevas y las malas también. Solo esperaba que no se le escapara la vida demasiado rápido y lo dejara ir.

 

 

 

 

IX

 

…and turn to dust. /…y volverse polvo.

 

 

Fue un día de febrero en el que Rolf y Luna decidieron enlazarse. El mismo día en que Harry y Draco tenían una visita de rutina con el medimago y anunciaba el cumplimiento del cuarto mes de embarazo, así como también se anunciaba la llegada de un nuevo varoncito a la familia. Scorpius Hyperion sería el orgullo del abuelo Lucius, y por qué no, de la abuela Cissa también.

Draco cada día lucía un poco más cansado, con pociones regularizadas por el mismísimo Harry –dolor en el trasero– Potter, quien no permitía que al rubio se le pasara ni un minuto a cada dosis de la poción correspondiente del día, aun así, y según las aseveraciones del medimago, la pequeña criatura venía en perfecto estado, la maldición discernida sobre Draco no le había afectado en nada. A Merlín gracias.

Después de las indicaciones correspondientes, la pareja felizmente partió rumbo a la celebración. Harry vestía una preciosa túnica color malva acompañada de pequeños y bellos detalles en plateado, mientras Draco iba pulcramente vestido con una túnica color índigo en perfecta sincronía con Harry.

Al rubio se le notaba un poco la pancita, por lo que sin querer, fueron el agasajo de la noche, siendo la lunática Lovegood la maravillosa anunciante de la noticia y la predestinada, y más que gustosa, futura madrina de Scorpius. 

Hermione y Ron muy sorprendidos abrazaron a Malfoy y aceptaron, junto a sus demás contemporáneos de Hogwarts y la restante familia Weasley, que lo de Draco y Harry en verdad iba en serio. Dejando un momento a solas al rubio con Ginny, el trío de oro marchó rumbo al jardín a ponerse al día. La verdad era que Harry necesitaba decirle a los suyos sobre el desastroso futuro que le esperaba dentro de muy poco tiempo tal vez, necesitaba sentirse acompañado y fuerte, porque el cariño de Lucius y Narcissa no era suficiente, necesitaba de sus hermanos para poder sobreponerse a la adversidad.

Tras largos minutos de una charla interminable, el trío volvió a la recepción en donde Ginny hacía reír a un muy contento y sonrojado Draco, quien inconscientemente se acariciaba la panza con cariño. Al verles llegar, el rubio supo enseguida qué tanto había pasado en el jardín, se levantó y en dos pequeños besos limpió el resto de las lágrimas en los ojos del tonto y sentimental Potter, mientras que Granger lloraba concienzudamente en el hombro de la comadreja que tenía por esposo. Draco solo les sonrió y les pidió, de todo corazón, que nunca abandonaran a Harry, incluida Ginny en la mención.

 

 

 

 

X

 

And I built a home for you, for me…/Y construí un hogar para ti, para mí…

 

 

Al momento de realizar las alianzas entre Rolf Scamander y Luna Lovegood, Draco se aferró fuertemente a la mano de Harry y lloró en silencio mientras posaba su rubia cabeza en el hombro protector del moreno. Lloró, porque sabía que él y Harry nunca llegarían a hacer lo mismo que la lunática y su ahora esposo. Harry besó su coronilla y reprimió, son todas sus fuerzas, las propias ganas de soltarse a llorar.

Al momento del primer baile de la ahora nueva pareja de magos, Luna hizo algo maravilloso y concedió a Harry la oportunidad de ser él, junto a Draco, quienes realizaran la primera danza, como si fuese su propio casamiento, como si fueran ellos quienes acabaran de enlazarse. Draco, mudamente, se lo agradeció y tomó a Harry de la mano para hacerse paso a la amplia pista central.

Y la música empezó, y Harry torpe y preocupado, tomo a su chico de perfectos ojos grises por la cintura, procurando no lastimar ni interferir entre la movilidad de la pancita en la que yacía su futuro hijo.

Era una melodía lenta y melancólica, no era sensual ni erótica, pero aun así tarda y notada, solo Merlín sabía por qué Luna había elegido esa canción que quedaba perfecta para ambos. Piano, violín y la voz de un muggle desconocido. Y de repente Draco, más delgado y flexible, estaba en el aire siendo levantado por Harry, posando su pálido brazo por sobre su rígido cuello moreno, provocando un contraste de pieles.

Pies arriba y pies abajo, dejándose llevar por el ritmo, pero sobre todo, por el sentimiento.  Manos pálidas perdidas en la mata de cabellos morenos, espalda blanca contra un pecho fuerte, movimiento delicados en un baile contrastante de amor y despedida. De repente se acercaban tanto que se sus respiraciones se besaban en el aire. Las piernas del dragón alrededor de la cintura de ese león predador, y giraban y flotaban. Y se volvían a besar sin besarse. Y se separaban lentamente y nuevamente se acercaba la espalda blanca al pecho protector, hasta que lentamente descendieron en una muda promesa de amarse hasta la eternidad, y siguieron besándose sin besar mientras la melodía quedamente llegaba a su final.

El lugar completo quedó en un silencio sepulcral por un brevísimo instante, instante que Harry aprovechó para tomar a Draco en brazos y llevarlo de nuevo a una silla cómoda para su descanso. Mientras que Draco se acomodaba y dedicaba una sonrisa de agradecimiento a Luna y Rolf, los invitados por entero aplaudieron a la pareja que los había deleitado con tan parsimoniosa expresión de amor.

–Realmente se aman –diría Hermione perdiendo perecederas lágrimas mientras aplaudía y observaba la mirada de profundo amor en los ojos de Harry e igualmente en los ojos de Malfoy.

–Ajá –sería toda la respuesta por parte de Luna.

–Me arrepiento de no haber tenido un espectáculo como este en mi boda –agregaría Ron y recibiría un certero golpe de parte de su esposa por tan idónea respuesta a la situación, sin embargo esto serviría para sacarle una sonrisa a ambos.

 

 

 

 

XI

 

Until it disappeared from me, from you…/Hasta que desapareció de ti, de mí…

 

 

Los meses pasaron y Draco cada vez estaba más débil y con la piel más mortecina que Harry le había visto jamás. Se cansaba tan solo al subir las escaleras a su habitación, Harry no confiaba siquiera en dejarle bañarse por sí solo.

Se habían mudado a la mansión para facilitar lo mejor posible la inminente situación, Draco se había mostrado renuente en un principio puesto que no quería ser una carga ni para Harry ni para sus padres. Con el tiempo, se había abnegado a aceptar la situación venidera.

Le dolía tanto en el alma ver el sufrimiento en los ojos de Harry a diario, cuando lo observaba por las mañanas mientras fingía dormir, o cuando se acostaban todas las noches y este le daba un beso que se postergaba tanto como una despedida, o los constantes llantos nocturnos después de acostarse, cuando él pensaba que Draco ya dormía; o cuando le dedicaba esas sonrisas nostálgicas antes de partir al trabajo con miedo de que al regresar su rubio ya no anduviera más por ahí.

Draco no quería morir, por supuesto que no. Maldecía la hora en que aquel mortífago de mierda le había arrebatado su futuro. Maldecía la hora en que el estúpido de Potter se había aparecido en su casa hace seis años. Maldecía el momento en que se permitió la oportunidad de amar a alguien que no fuera el mismo. Maldecía la hora en que sus padres no lo dejaron morir antes que consumirse poco a poco. Pero no maldecía en ningún instante, el hecho de llevar una nueva vida en su interior, muy por el contrario, siempre le pedía a Scorpius que cuidara de su descuidado padre.

Para Harry la luz de Draco se apagaba continuamente. Olvidaba el lugar en dónde dejaba las cosas, o las horas correspondientes a las comidas, o el momento preciso en que Harry llegaba a casa después de una extenuante sesión de trabajo en el cuartel de aurores, inclusive había olvidado la fecha de su propio cumpleaños.

El peor episodio lo había vivido unos días atrás, cuando al despertarse una madrugada había notado el terror en los irises grises y el rubio sin la menor de las malicias le había dicho que no recordaba su nombre ni quien era Harry. Que recordaba que lo amaba, su corazón se lo decía, pero no recordaba su nombre. Tranquilamente Harry se había levantado, más roto que otros días, y había trepado de nueva cuenta a la cama posándose detrás del rubio, lo había envuelto en un suave abrazo acompañado de un acompasado vaivén adormecedor, en el que repitió hasta el cansancio “Me llamo Harry y tú eres Draco Lucius Malfoy. Este Harry te ama infinitamente y el muy tonto lo descubrió una mañana de hace siete años ya. Tus padres son Narcissa y Lucius Malfoy, quien en un principio quería matarme por haberle robado al sol de sus días…” y la historia se postergó hasta que Draco nuevamente se había quedado dormido y Harry había estallado en un llanto angustioso y mudo.

El día en que Harry cumpliría veintisiete años, se convertiría en el peor día de su vida y el peor día en las vidas de Lucius y Narcissa.

 

 

 

 

XII

 

And now, it’s time to leave…/Y ahora, es tiempo de partir…

 

 

La mañana del 31 de julio del año 2007, Harry cumplía 27 años.

Draco se había levantado muy temprano al sentir una fuerte patada por cortesía de Scorpius, ese día se sentía feliz porque había despertado totalmente lúcido. Se desperezó totalmente y se refregó los ojos en el acto. Sin pensarlo besó cálidamente los labios de Harry para despertarlo. El moreno sonrió a sabiendas de su acompañante de cama y abrió los ojos lentamente.

–Buenos días cumpleañero –habría de soltar felizmente el rubiales, antes de percibir el profundo terror en los pozos verdes de Harry.

–Draco, demonios, tienes la cara cubierta de sangre –y se levantaría como alma que se lleva el diablo a mirar las sabanas claras de la cama que compartían, y vería con pánico como Draco se encontraba perdiendo la mayoría de su líquido vital.

Llamaría a gritos a Lucius y Narcissa que entrarían con las varitas en mano a la habitación, y se echaría a llorar sobre el cuerpo de Draco a cuestas, listo para partir a San Mungo.

Y todo pasaría muy rápido, Draco le regalaría sus últimas fuerzas a una sonrisa dedicada a Harry y a un beso tierno en su mejilla, seguidos de un brevísimo “Te amo” susurrado, mientras escuchaba como el llanto de un saludable Scorpius Hyperion Potter Malfoy inundaba aquella habitación horriblemente blanca del hospital.

 

 

 

 

XIII

 

…and turn to dust. /…y volverse polvo.

 

 

Que difícil separarse de esos ojos magnéticos, de esas pupilas de alto voltaje. Que difícil cuando miras con los ojos del huracán. No caeré en tu violenta ventolera. A ti la calma nunca te espera, tú siempre delante, hijo de la tormenta…

¿Qué más daba lo que dijeras, mientras estuvieras? Prefería verte vibrar, a preguntar porque vibrabas. El tiempo que se tarda en dar una explicación podría ser el que se emplea en un último baile, sobre todo si es el día que te tenía más cerca. Si el amanecer nos encuentra, que sea bailando el ritmo de la respiración de nuestros domingos. Podemos dormirnos en el jardín botánico, donde siempre llueve en un bosque de aspersores, como jugando en los campos de trigo, esos que abrazan las carreteras secundarias del lugar al que no fuimos. Será un amanecer presumido, que estrene colores calientes y fríos. Te voy a prometer que nunca más se hará de día, mientras tu tiempo sea el mío.[1]

 

 

–Papi, me pone muy alegre que cumplamos años el mismo día –decía un pequeño Scorpius de siete años, mirando desde lo alto de los hombros de un Harry cansado y con algunas canas en el aún alborotado cabello.

–A mí también cariño… –contestaría Harry con la mirada perdida en aquella lapida blanca que tenía al frente.

–Pero me pone mucho más triste verlos tristes a ustedes. A los abuelitos y a ti, porque mi papi Draco haya decidido irse el mismo día… –aseguraría el pequeño rubio a Harry.

–Lo siento mucho cariño, deberíamos estar celebrando nuestros cumpleaños felices. A tu papi Draco tampoco le gustaría vernos tristes. –Dicho esto, tomó al pequeño que mantenía en sus hombros y lo posó a su costado. Era la viva imagen de Draco. De cabello rubísimo y de facciones delicadas, de piel blanca y lechosa, y de profundos ojos grises.

–No te preocupes papá Harry, sé que lo extrañas mucho… –le dedicó una sonrisa al mayor y abrazó sus piernas en muda simpatía–. Le he escrito una carta, se la dejaré aquí y me iré a jugar con los abuelitos. No la vayas a leer, que es para mi papá Draco, mi madrina Luna dice que seguramente ahí en el cielo las lechuzas son más rápidas. –al término de su diatriba, el pequeño se encaminó rumbo al lugar en donde Narcissa y Lucius lo esperaban con los brazos abiertos.

Al quedarse solo, Harry no hizo más que limpiarse un par de lágrimas que traicioneras escapaban de sus ojos.

–Siete años desde que te fuiste ya, Draco. ¿Cómo lo estoy haciendo con nuestro pequeño hijo?, Lucius asegura que es idéntico a como tú eras de pequeño. Honestamente espero que no sea igual de gruñón que tú. –Soltó una risita cómplice, de esas que se dedicaban cuando jóvenes–. Nuestro niño crece tan rápido, incluso el otro día me ha contado que ha besado a Rose, la hija de Ron. Casi puedo verte curvando la boca como en Hogwarts y casi puedo escucharte decir “Con una Weasley tenía que ser”… –se agachó a colocar la carta que Scorpius había escrito para Draco, a un lado de las hermosas flores blancas que había traído el día de hoy– Seguramente el pequeño diablillo te lo ha contado todo en su carta… Nos haces tanta falta dragón.

Scorpius llegó por detrás y sorprendió a un muy ensimismado Harry, quien dio un pequeño brinco al ver en la sonrisa de su hijo, la misma expresión de felicidad que Draco le dedicaba en las mañanas al despertar.

Y juntos dieron marcha, acompañados de Lucius y Narcissa, rumbo a la madriguera a celebrar el séptimo cumpleaños de Scorpius e igualmente el 34 cumpleaños de Harry.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


[1] Del EP “La fábula celeste” de Carlos Sadness, todos los derechos reservados. 

Notas finales:

Gracias por haber llegado hasta aquí, sobre todo porque es el primer shot Drarry que me queda tan largo. Como siempre la idea en un principio era vagamente diferente y Scorpius al final no figuraba, pero qué se le va a hacer a esta cabeza tonta que me cargo. 

 

Por otro lado, el final lo hice lago apresurado porque ya son las 5 con 15 y ya me tardé en subir esta cosa y ya tengo sueño, sin embargo, he pensado en un pequeño epílogo que seguremente escribiré como un shot aparte, basado en la carta que Scorpius le escribe a Draco, ya está pensada y todo, solo me falta escribirla. Dependiendo de cuáles sean sus reacciones me decidiré a publicarla aquí. Pero es más que seguro que la escribiré, solo para satisfacer mi hambre de diversión...

 

 

 

 

 

Estas más de  seis mil palabras te las dedico a ti, que lees con cariño las cosas horrorosas que uno escribe. No te olvides de dejarme un comentario, porque estos me animan y me ayudan a crecer día a día...

 

 

 

 

 

Cariños, Charile. x 


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